Fútbol brasileño

Romario: «Yo gané USA94; Laudrup no fue, Koeman todavía me está buscando en el campo y a Stoichkov le dije que fue con una mierda de equipo»

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Romario en 'Charla Podcast'
Romario en ‘Charla Podcast’

1994, Romario acaba de ganar el Mundial y decide alargar sus vacaciones. A su vuelta a Barcelona, se reúne con todos sus compañeros. El extra de libranza es de nada menos que 45 días. Los compañeros le echan en cara lo que ha hecho, es una falta de respeto a toda la plantilla. Luis Cembranos ya dijo en esta revista que cuando le vio aparecer pensó «la que se va a liar» y ahora, en una entrevista en el espacio brasileño Charla, sabemos lo que dijo Romario en esa reunión: «Cuando llego al vestuario, los jugadores querían hacer una reunión conmigo inmediatamente. Yo dije: ‘Hermano, hagan la reunión que quieran, hablen lo que quieran, pero yo también voy a decir lo que quiero’».

En ese momento, se le atropellan las palabras e intervienen los presentadores, pero se distingue que dice que les dijo: «Nos quedamos solo los jugadores y ahí los tíos empezaron y les dije parad, parad, parad… a ver, Julio Salinas… y usted [a Laudrup] no fue ni a la puta Copa del Mundo, no sé si perdió contra España… y usted [a Koeman] ni me vio cuando jugamos, todavía me estás buscando en el campo [en los cuartos de final Holanda 2- Brasil 3] y usted [a Stoichkov] fue con un equipo que era una mierda… bueno, no era una mierda, obviamente, pero eso fue lo que le dije. Fui uno a uno diciéndoles que yo era el mejor».

Su explicación de todo: «Había jugadores que se habían quedado dolidos porque no habían ido al Mundial y yo llegué como campeón, hice lo que quise y volví cuando quise (…) Me vinieron a reclamar… ¿por qué? porque no habían ganado nada y yo sí. Entonces ¿Quién manda? Pues yo». Y zanja: «En Barcelona hice lo que tenía que hacer. Fui el mejor del mundo, gané títulos, metí goles y me fui cuando quise».

Romario (Foto: Cordon Press)
Romario (Foto: Cordon Press)

Valdano lo definió como un jugador de dibujos animados, pero su vertiente más recordada era la de personaje de una disparatada comedia. Romario de Souza Faria tenía tanto talento con el balón como para arreglárselas y eludir sus responsabilidades con el equipo. Engonga decía que le gustaría ver a Romario hoy, «sin que le pegasen patadas», pero que Luis Aragonés cambió el sistema solo para que él no tuviera que correr. Luego, según Otero, el míster tuvo que recordarle «la única diferencia que tiene con estos (señalando a los demás compañeros) es lo que cobra». E Iván Iglesias recordó que Bakero le enseñó un día la puerta del gimnasio y le informó, con ironía, de lo que había dentro.

El propio Hristo Stoichkov dijo de él: «Romario como persona era pa amb tomàquet. Bailando, descansado, cansado… siempre, el cabrón. Mejor jugador en el área no va a nacer en muchos años. Era el mejor del mundo, dos puntos, firmado Hristo Stoichkov».

Romario contra Cruyff

Otro aspecto que se trata, de vital importancia para los periodistas brasileños, es si la camiseta con el 10 se la dieron o la pidió él. Romario explica que fue cosa de Johan Cruyff: «Cuando llegué a Barcelona, Cruyff me dio el 10. Yo le dije: ‘Preferiría el 11, porque en el PSV jugaba con el 9 y en la selección me habían dado el 11 en aquel partido contra Uruguay en el que metí los dos goles [que clasificaron a Brasil para el Mundial]».

A Cruyff le contrarió, y le dijo: «¿Por qué no quieres el 10, en mi equipo el mejor juega con el 10». Y con eso le cautivó: «Opa, entonces voy a jugar con el 10. El tipo está diciendo que el mejor juega con el 10. Ahí me conquistó. No voy a discutir algo así».

Luego se entra en la cuestión que ha pasado a la historia ¿le daban días libres a cambio de goles? Romario cuenta toda su verdad: «Un día Cruyff dijo que iba a dar cuatro días de descanso a los jugadores europeos y yo pensé, eso a mí no me sirve, porque en dos días de viaje ya lo pierdo todo. Le dije a Cruyff ‘dame más’ y entonces él dijo ‘si haces dos goles, te doy más de tres días, si haces tres goles, te doy cinco días’ Le respondí ‘trato hecho’. Y en el primer tiempo, hice tres goles. Así que salí corriendo de ahí porque ya me había comprado los  billetes».

El encuentro fascinante se produjo en el descanso: «Entré en el vestuario, me estaba duchando y Cruyff me dijo: ‘oye ¿ya te estás duchando?’ y yo: ‘Sí, un trato es un trato, ya he comprado los billetes’». En resumen, sentencia: «Cruyff era un tipo muy inteligente. Me respetaba y confiaba en mí, sabía que dentro del campo resolvía».

Romario (Foto: Cordon Press)
Romario (Foto: Cordon Press)

Sin embargo, su luna de miel se acabó tan solo un año después. La razón principal estuvo motivada por el hecho de que alargara sus vacaciones y le pusieran a entrenar solo: «Sentí que ya había cumplido un ciclo en Barcelona, había ganado todo y quería otra cosa».

Lo que añoraba era Brasil y el cariño que recibía ahí, «cuando estuve de vacaciones, sentí que la gente me quería mucho». Kléber Leite, presidente del Flamengo hizo lo imposible, importar de Europa en lugar de al revés: «El Barcelona no creía que el Flamengo fuera a tener dinero para ficharme y Leite preguntó ‘¿cuánto cuesta?’ El Barcelona dio un valor, Kléber sacó el dinero y pagó. Ahí se jodieron».

El primer sorprendido fue Núñez: «Cuando vieron que el Flamengo iban en serio, me ofrecieron renovar por el doble de lo que ganaba. Lo pensé, lo analicé, hablé con mi familia, pero tomé una decisión. ‘iba a dejar de ser más rico para ser más feliz’». Estaba claro: «era campeón del mundo, había sido el mejor del mundo y sentía el calor de la gente, echaba de menos mi playa, mis amigos en Brasil, no se trataba de dinero, sino de ser feliz». Y no hubo marcha atrás: «Lo haría de nuevo sin ninguna duda, no me arrepiento en absoluto. En Barcelona fui feliz, pero en el Flamengo fui más feliz».

Romario en el Mundial del 94

Otro aspecto que surge en la entrevista es que la victoria mundialista del 94 no fue solo contra Italia, también contra la prensa de su país: «A mi generación le decían que no iba a ganar, pero ganamos. La generación anterior eran todos viudas de la selección del 82 y no aceptaban que nosotros éramos mejores».

Por eso Romario se sitúa a sí mismo en lo más alto, «fui campeón del mundo, fui el mejor del mundo y marqué más de mil goles ¿cómo no voy a haber sido influyente?» y también a su generación: «Después de 24 años, fuimos tetracampeones y aquella generación, seguro, fue histórica para todos los brasileños».

Lo que es un hecho también es que ese equipo de Parreira fue muy criticado por su fútbol conservador. Ahí Romario no es de la escuela estética: «La gente siempre habla del jogo bonito, pero lo que queda en la historia es ganar (…) Ganar una Copa del Mundo es la hostia de difícil».

También fue llamativo que él asumiera toda la responsabilidad de ese equipo, pero antes de disputar el torneo, cuando comentó en los medios que si no se ganaba la copa, era culpa suya. Romario sigue disparando a discreción: «Si tienes miedo de asumir la responsabilidad, entonces el fútbol no es para ti. Un campeón no puede escaquearse, tiene que ponerse delante».

Romario y Bebeto

De quien guarda un recuerdo entrañable es del ex delantero del Deportivo de la Coruña, Bebeto: «Fue mi mejor compañero de todos los tiempos». La sincronización entre ambos fue absoluta: «En un momento dado, ni necesitábamos mirarnos. Yo sabía dónde iba a estar él y él sabía dónde iba a dar yo el pase». Como dupla, funcionaron perfectamente: «Cuando tienes un socio que si tú no metes el gol, lo hace él, es más fácil jugar».

Bebeto y Romario (Foto: Cordon Press)
Bebeto y Romario (Foto: Cordon Press)

Aunque la clave de toda esa magia estuvo un año antes, en 1993, cuando Romario hizo los mencionados dos goles en el partido contra Uruguay. Sin esa actuación, quizá se hubiesen perdido el torneo. Romario no lo olvida: «Ese fue el mejor partido de mi vida. Si Brasil perdía, igual nos quedábamos fuera del Mundial, pero sabíamos que con mi regreso íbamos a ganar. Marqué dos goles, y el segundo de cabeza a pase de Bebeto. Ese partido lo fue todo para mí».

El culo de Romario en el penalti de la final

Aunque dice que no se esconde, admite que le costó tirar el penalti tras la prórroga en la final contra Italia. Reconoce que pasó un trago: «No estaba nervioso, pero sí tenso. No era un momento cualquiera. Nunca me gustó tirar penaltis, pero ahí no había otra opción, tenía que hacerlo. Cuando pateé, la bola pegó en el poste y entró. Mi culo hizo así [señala cómo se encogió]».

Lo que apena al delantero es que hoy ya no ve ni rastro de esa Brasil en la selección actual: «Hoy no hay hugadores con personalidad. En mi época eran todos cracks. No veo una Brasil que pueda ganar la próxima Copa del Mundo. Nos falta liderazgo. Hoy, solo Neymar marca la diferencia. Si Brasil gana en 2026, será porque él se ha echado el equipo a la espalda».

Como contrapunto, pone el ejemplo de Dunga en su generación: «Era un líder nato, dentro y fuera del campo. Tenía una determinación increíble. Después de lo que pasó en Italia 90, quería demostrare que la ‘Era Dunga’ no iba a ser de derrotas, sino de victorias».

Para equilibrar la selección, les pusieron de compañeros de habitación: «Decidieron que compartiéramos cuarto para el mundial, y fue lo mejor que nos pudo pasar». Pero no porque así Romario estuvo controlado, sino porque como Dunga, explica el delantero, se iba a la cama tan pronto, así se podía escapar e irse de fiesta: «Cuando estaba despierto me controlaba, pero dormía mucho y ahí yo me escapaba». Aguantaba hasta que le oía respirar soñoliento y sabía que era su momento: «Yo miraba la almohada y pensaba: ‘Duerme, duerme, que ahora salgo’».

Los amigos de Romario

Hablando de otros jugadores, cita su amistad con Edmundo, al que asegura que él llevó al Flamengo. Ahí es cuando fueron más amigos, aunque la cosa no funcionó: «El equipo tenía todo para hacerlo bien, pero no sé qué pasó: Todo el mundo me hace esa pregunta y no tengo respuesta. Algunos dicen que había mucha vanidad, pero eso existe en todos los equipos». Ahora, sin embargo, no se llevan bien desde que Romario dijo que era «bobo».

Romario en la final de la Champions League de 1994 (Foto: Cordon Press)
Romario en la final de la Champions League de 1994 (Foto: Cordon Press)

Fue tras un cruce de declaraciones sobre quién estaba feliz en el equipo y quién no, en el que Edmundo aludió a Romario indirectamente: «Él dijo lo que dijo y yo respondí con eso y la prensa hizo el resto». Ahora asegura que volvería a hablar con él, pero a su manera: «Es un vacilón, pero joder, nadie es perfecto. Si se diera la oportunidad, volveríamos hablar».

En el apartado de lo que pudo ser y no fue, ser pareja de Ronaldo Nazario: «Este fue un fenómeno, la verdad. Si hubiéramos tenido la oportunidad de jugar más juntos, habríamos ganado varias cosas. La selección de 1998 era Ronaldo-Romario, esa era la dupla».

Le rompió no poder estar junto a él en el Mundial de Francia: «Fue una tristeza muy grande, yo tenía que haber estado ahí. La comisión técnica no creyó en mi recuperación. Si hubieran confiado en lo que les dije, me habría quedado. Conmigo, esa Copa tal vez la hubiéramos ganado, pero la vida es así. No estuve y pasó lo que pasó».

Ciertamente, estaba enamorado del juego de Ronaldo: «Driblaba muy bien en corto, era muy rápido y muy fuerte. Los defensas intentaban pegarle, pero eran ellos los que caían. Tenía una velocidad de pensamiento increíble. Era un jugador completo».

Romario, el líder; Romario, el juerguista

Sobre sus capacidades de liderar los equipos, Romario tampoco anda sobrado de modestia: «Yo era el líder porque resolvía en la cancha, no hacía discursos largos, no necesitaba hablar mucho, había que ganar y yo ganaba. El fútbol no es para los débiles, si quieres ser un grande, tienes que asumir responsabilidades».

Eso sí, fuera del campo era otra historia. Ahí es legendario por sus fiestas: «A mí salir de fiesta nunca me hizo mal, al contrario. Algunos jugadores al día siguiente no se encontraban bien, no rendían, a mí siempre me sentó bien».

Romario con la camiseta del Flamengo en un partido de homenaje en 2024 (Foto: Cordon Press)
Romario con la camiseta del Flamengo en un partido de homenaje en 2024 (Foto: Cordon Press)

De ahí su famosa frase: «Lo dije y lo sigo creyendo, la noche y el gol siempre han estado en mi vida y nunca he tenido que elegir entre uno y otro».

En Río de Janeiro cerraba la discoteca Six y se iba directo al entrenamiento: «Lo hice varias veces, iba directo de la fiesta al entrenamiento. Llegaba al Vasco a las ocho de la mañana, directo del Six. A veces, algunos me preguntaban si estaba bien y yo les decía: ‘Tranquilos, en la cancha no hay problema’».

Lo gracioso fue cuando veía que de parranda no estaba solo: «Una vez estaba con mi mujer, jugando en el casino, y me encontré con Luis Aragonés. Al día siguiente me dijo ‘¿tú qué hacías en el casino?’ Le respondí, ‘lo mismo que tú, jugando’ y me contestó ‘eso te desconcentra para el partido’ y le tuve que decir: ‘tú necesitas más concentración que yo, que eres el entrenador’».

No obstante, más que la etiqueta, a él le iba la cultura de la calle: «Siempre me ha gustado mucho el hip-hop brasileño y estadounidense, siempre me ha gustado la ropa ancha, al actitud, siempre he escuchado a 50 Cent, Snoop Dogg, Dr. Dre, Ja Rule».

Romario, el político

Quizá por esa actitud gangsta iba totalmente despreocupado por las opiniones ajenas: «Nunca me importó lo que dijeran de mí, si tú eres feliz con lo que haces ¿qué importa lo que digan los demás? En el campo, respondía. Mientras hiciera goles, que hablaran lo que quisieran».

Con esa misma actitud, luego fue parlamentario y senador, donde destacó por sus enfrentamientos con la Federación Brasileña de Fútbol: «Denuncié a los ladrones de la CBF, si alguien tenía que decir las verdades era yo, la CBF siempre estuvo llena de ladrones».

Ahora es el presidente del America, el club de su familia y el de toda su vida, pero aún se encuentra en fase de invertir porque el club atravesaba serios problemas financieros y estructurales. Lo más gracioso, de todos modos, es que ha obligado a toda la plantilla a jugar con botas negras: «El fútbol es para pensar en la pelota, no en el color de las botas. Yo siempre usé botas negras y me fue bien, no es una imposición, es una seña de indentidad».

Y para concluir, deja su epitafio: «Todo lo que hice, lo volveríoa a hacer. Disfruté mi carrera, hice lo que quise, fui feliz y gané todo».

10 Comentarios

  1. En la vida hay que ser más humilde porque luego no te llevan a un mundial y te pones a llorar. Desmerecer a Laudrup cuando jugaba en una selección mucho peor que la suya tiene tela. Por lo demás, ganaron una final muy pobre por penaltis, no por goleada, contra un equipo que en ataque tenía al gran Baggio y muy poquito más.

  2. Además la del 94 no era una gran selección brasileña, ganaron siendo el menos malo, tuvieron la suerte de que a Maradona le cortaron las piernas porque sino ese mundial era para Argentina que fue equipo que mejor jugó por lejos durante las dos primeras jornadas

    • Hahahaha. Esa seleccion Argentina a puras penas aguanto el segundo partido. Maradona tuvo que doparse para aguantar correr con los Nigerianos. Nadie le corto las piernas, si no que solito se tomo un buen shot de juguito, hablador!. Y en las eliminatorias, Colombia los golio y fueron arrastrados por todos. Llegaron rodando. Puros osicones los Argentinos. Que hubiesen sido campeones..hahah, gente tramposa, dopadora. Romario golio y fue el mejor del mundo. Y ya. Llorona!

  3. Agustín Serrano

    La selección búlgara del mundial Usa’94 una mierda de equipo?? Llegó a semifinales, eliminando a Alemania en cuartos, con gente como Kostadinov, Ivanov, Lechtkov, el mismo Stoichtkov. Mamma mia, ábrete boca y di lo que quieras. A veces ponen a huevo los comentarios. El «jugador de dibujos animados», (era increíble) descarrila un poco.

  4. Laudrup ya estaba en el Madrid en el 94,así que poco le pudo decir…Un bocazas,pero vaya crack

  5. Jining2016

    Fijaos si es mentira lo que dice, que Laudrup ya estaba en el Madrid cuando él llega tarde tras el Mundial de USA’94.

    Romario era un futbolista tremendo, espectacular, de dibujos animados. Pero miente más que habla siempre; el ego le altera la percepción de la realidad y los recuerdos.

  6. – Gané todo.
    – No. Perdiste la final de la Copa de Europa 4 a 0. Y te «retiraste» meses después.
    Estoy cansado de futbolistas tipo Romario, Ronaldinho, Neymar… No puedes ser el mejor de la historia si has jugado bien dos temporadas. En España tenemos tíos que han ganado Mundial y Eurocopa y un carretillo de Champions: Xavi, Casillas, Ramos, Alonso, Iniesta, Busquets, Piqué, Villa… Han rendido a más nivel que ellos durante muchos más años. Y no van por ahí diciendo que son los mejores.

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