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Brasil, identidad perdida y la improbable redención de Ancelotti

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Ancelotti (Foto: Cordon Press)
Ancelotti (Foto: Cordon Press)

La Confederación Brasileña de Fútbol ha anunciado a Ancelotti, aún técnico del Real Madrid, como nuevo seleccionador nacional. Se trata de un acontecimiento porque es el primer europeo que dirigirá Brasil. Dada la ocasión, el presidente lo hizo con un mensaje rimbombante: «Es el mejor técnico de la historia y, ahora, está al frente de la mejor selección del planeta». 

Son malos momentos para el jogo bonito y por ello se entiende el tono de Ednaldo Rodrigues, quien trata de inyectar ilusión. No obstante, la sentencia es relativa porque un técnico se debe a la calidad de sus futbolistas y la actual Brasil no va sobrada de ella. Así que, para Ancelotti, ahora viene lo difícil: responder a tamañas expectativas.

Recuperar la identidad perdida

A fin de hablar sobre la llegada del italiano a la Verdeamarela, Jot Down Sport ha contactado con el mayor sabio del fútbol brasileño. Jozsef Bozsik, nombre del gran futbolista magiar de los cincuenta, es solo un seudónimo a la altura. El alias de alguien que mantiene el anonimato en tiempos de buscada sobreexposición. Él es, para los colegas, el Húngaro. En realidad, se trata de un Dalton Trevisan en tiempos de Twitter.

El Húngaro asegura que «el problema actual del fútbol brasileño es más amplio que los resultados de la selección nacional». Se trata de «una crisis de identidad tanto en el fútbol como en la propia selección».

En primer lugar, razona, «nuestra base ha perdido las enseñanzas técnicas y los trucos de los viejos maestros (como colocarse en diagonal, los dos pasos al lado del defensor antes de centrar, cómo no correr recto para centrar, etc). En su lugar, ha incorporado en exceso predicados tácticos contemporáneos, creando una ruptura con el fútbol callejero, que es empírico y oral. En otras palabras, su sabiduría se transmitió de generación en generación. Nuestros defensores ya no saben defender tan bien el área, nuestros laterales no saben pasar, los centrocampistas no saben marcar el ritmo del juego para pasar y recibir, etc». 

Esto es lo básico, pero el problema es integral.

Guardiola representa el mal de Brasil

En un proceso de asimilación europea, el fútbol brasileño aparece pervertido «desde la base hasta lo profesional». Ello se debe a la ignorancia de los entrenadores modernos, quienes desatendieron a sus verdaderos maestros para imitar postulados de los ganadores europeos. A partir de ellos todas las mentes, hasta la del jugador, han sido confundidas.

Sin ir más lejos, Romario ha dicho que Guardiola es el entrenador ideal para liderar el renacer de la Canarinha. Por su parte, el Húngaro explica que «en Brasil todavía hay una visión muy romántica de Guardiola. Se le considera un aficionado al juego bonito y estético, a la posesión del balón y a todo lo demás. Pero, en términos de principios de juego, Guardiola está más cerca de Van Gaal, que tuvo todos esos problemas táctico-culturales con Rivaldo y Giovanni, que de Luxemburgo, Zagallo o Telê Santana. Nuestro jogo bonito tiene características distintivas de pensamiento en el orden y la organización, en comparación con el juego posicional. Este es un tema poco discutido en Brasil y que he explorado ampliamente en mis textos».

Como buen pensador, Bozsik atiende a la ontología del fútbol del país y pasa de lo accesorio. Eso lo diferencia de los periodistas que hablan demasiado y los estamentos que le rodean. En el segundo nivel de profundidad del problema, de los tres que establece el Húngaro, explica que «Brasil desarrolló una cultura táctica basada en las características de su sociedad. Desde Flávio Costa hasta la última ola con Luxa y Felipão [Scolari], hemos desarrollado un fútbol basado en movimientos creativos, asimetrías, diagonales, aproximación al balón, pase y avance para recibir, jugadores a diferentes alturas en el campo, funciones, flexibilidad, valorización del talento individual y de la intuición, deseo de creatividad, plasticidad de forma y contenido. Esto ha sido abandonado. No continuamos desarrollando nuestra tecnología y adaptándola a los tiempos contemporáneos. En lugar de eso, lo tiramos a la basura y decidimos simplemente importar otro del extranjero».

Ronaldo (Foto: Cordon Press)
Ronaldo (Foto: Cordon Press)

La idea que representa Guardiola es, en efecto, el mal último que asoló el juego brasileño. Las consecuencias son que finalmente, «a nivel macro de selección», continúa el Húngaro, «existe una brecha de identificación entre el pueblo brasileño y los nuevos actores. En el pasado, Ronaldo iba a Europa con 18 años, pero era un ídolo indiscutible para todo el pueblo brasileño incluso antes del primer Mundial en 1998, porque su estilo de juego representaba nuestra forma de vivir e imaginar. Hoy en día, los jugadores brasileños reflejan poco de nuestra cultura. No sólo en estilo y entrevistas, sino también en el terreno de juego. El resultado de esto son dos entrenadores consecutivos que intentan jugar en el estilo posicional europeo, con la misma intensidad, juego de dos toques y prevalencia física, para complacer a estos jugadores».

Un europeo para recuperar lo brasileño

Las reflexiones de Bozsik se centran en la europeización del fútbol brasileño, lo que irremediablemente lleva a la cuestión de que si un técnico italiano puede ser el remedio. Si no es Guardiola, ¿por qué va a ser Ancelotti? Pero el seudónimo del pensador nos indica la realidad.

Bozsik no ve un problema en el mero hecho de que el elegido sea un entrenador extranjero, sino que ahonda más. Para ello recuerda que «Dori Kruschner fue fundamental en el inicio de la identidad de la selección brasileña. Sin él, Flávio Costa no habría sido el mismo. El problema no es la nacionalidad que figura en el pasaporte, sino si el técnico extranjero tiene afinidad cultural con lo que demanda la población de ese país. La selección brasileña no es un equipo cualquiera, sino uno muy identificado con su población, el mayor legado cultural del país en el exterior».

En este sentido, Ancelotti puede ser el adecuado porque «es un extranjero con muchas afinidades con nuestra cultura. Su sencillez, su gracia, el privilegio que se da a veces al talento por encima de las naciones del sistema y de la repetición, todo eso nos viene muy bien. Ancelotti es, en todo esto, más brasileño que la mayoría de los entrenadores brasileños actuales».

Ancelotti solo salvará la Canarinha

No cabe duda de que ganar otro Mundial a la manera brasileña aclararía la visión de muchos compatriotas. No obstante, cuesta imaginar que Ancelotti puede llegar al fondo de esa crisis identitaria expresada en el primer apartado. Es solo un seleccionador y ya tiene 65 años.

Según Bozsik, «Ancelotti no solucionará más problemas estructurales como la formación de nuestros jugadores o el problema de la actual generación de técnicos y jugadores brasileños, pero, concretamente en lo que concierne a la selección, puede avanzar en la dirección que necesitamos. Esa dirección es: 1) Crear una identidad entre la sociedad y la selección nacional desde el campo. 2) Crear una identidad de equipo que refleje al pueblo brasileño. 3) Esta identidad tendrá que surgir de un encuentro socioafectivo entre los jugadores y de un cambio de mentalidad desde que están en la selección».

Neymar (Foto: Cordon Press)
Neymar (Foto: Cordon Press)

Este tercer punto, como se ve, pasa a incidir en lo puramente técnico. En sus casi cuatro décadas de trayectoria en los banquillos, Ancelotti ganó los más importantes títulos pero nunca dirigió un seleccionado. A este respecto, el de Reggiolo ha de saber adaptarse al nuevo contexto, porque «un entrenador que disocia al equipo y a la gente rara vez tendrá éxito. El fútbol de selecciones nacionales es otra cosa».

Por falta de tiempo, una selección no puede basarse en el trabajo táctico. Quien la dirija deberá confiar, ante todo, en el talento relacional de sus futbolistas y en el aura de quienes están llamados a la gloria en torneos cortos. Probablemente, en el actual combates de egos que son los banquillos, haya pocos como Ancelotti para ofrecer ese hábitat.

Para Bozsik, «la esperanza es que Ancelotti pueda ofrecer un equipo más libre y creativo con el balón, con laterales que puedan avanzar en profundidad y con zancadas más largas, mayor movimiento de los jugadores de ataque, asimetrías y diagonales, un poco más de paredes, un mediocampo que sepa pausar y acelerar, y más verticalidad con el balón en los pies. Todo esto se puede ver en la cultura del fútbol brasileño tal como la conocemos y que no vimos con Tite y Dorival. En 2022 nuestros laterales no iban a línea de fondo, no pasaban, los atacantes estaban estáticos y atacaban siempre la última línea, los defensores y mediocampistas eran mediapuntas en los primeros pases, un equipo dividido entre cinco mediapuntas/lanzadores y cinco atacantes/corredores. Esto fue un gran cambio con respecto a nuestro estilo».

El Madrid 23/24 como modelo a seguir

Sin embargo, el reciente Real Madrid evoca las últimas líneas, críticas, de la exposición de Bozsik. Ha sido un equipo dividido entre lanzadores y atacantes, sin ritmo de combinación, la antítesis del Brasil clásico. Toda vez que, en el combinado amarillo, Ancelotti se encontrará a los mismos delanteros que tenía en el club y una similar carencia de nivel en los centrocampistas. ¿Rectificará el técnico lo de este curso?

Al respecto, Bozsik expresa que «la selección brasileña no podrá ser como el último Real Madrid de Ancelotti, ni tendrá jugadores para ser como el Real de la 21/22, pero sí podrá ser como el Real de la 23/24». Se refiere a ese equipo de centrocampistas que, a través de su gestión de la pelota, favorezcan a dos delanteros. No hay que olvidar que Brasil vivió tradicionalmente en 4-2-2-2. El Húngaro confía en que suceda.

Para ello explica que, a fin de encontrar ese equilibrio natural que no tuvo el último Madrid, a Ancelotti le beneficia el hecho de que «en un club, hay un cierto número de jugadores, mientras que, en la selección, el técnico puede encontrar nuevas soluciones. El equipo lleva mucho tiempo sufriendo por la falta de grandes centrocampistas, pero Ancelotti tendrá que probarlos y encontrarlos. El modelo de cuatro defensores y un centrocampista defensivo que juegan en la base y organizan el equipo, mientras cinco atacantes corren hacia adelante para atacar la última línea defensiva, ha demostrado ser una completa tragedia para la identidad de la selección brasileña. Repetir este modelo es fracasar».

Vinicius (Foto: Cordon Press)
Vinicius (Foto: Cordon Press)

A propósito del centrocampismo, el pensamiento pleno de Bozsik acude a la historia para buscar los remedios. Esta dice que Ancelotti puede buscar en Europa pero no ha de temer mirar hacia dentro, al Brasileirao. «Brasil ganó en 2002 con dos centrocampistas que no eran reconocidos en Europa en ese momento: Gilberto Silva, que era un gran defensor y estructurador en el medio, y Kleberson, que aportó mucha energía y capacidad de infiltración al equipo. Ancelotti tendrá que descubrir a estos jugadores. Habrá que buscar un jugador más rítmico, y un infiltrado que también sea más técnico. podría ir a por jugadores como Andrey Santos, Gerson, André del Wolves, Danilo del Nottingham, o recuperar a un Arthur Melo si vuelve a Brasil, un Éderson para ser un mediocampista más físico. Tendrá que probar y crear jugadores para el mediocampo. No hay nadie preparado e indiscutible. Una opción será recuperar a Neymar, pero sólo el tiempo lo dirá. Otra opción es recuperar a Óscar, quien regresó a Brasil pero arrastra lesiones. O apostar por jugadores más jóvenes y menos probados como Breno Bidon, Moscardo y Rodrigo Nestor».

Recuperar a Neymar como eje de Brasil

Salió el nombre de Neymar, como no podía ser de otra manera. Dijo Romario recientemente que la nueva Brasil será alrededor de él o no será. El Húngaro piensa lo mismo, pero va más allá y da la clave para aprovecharlo.

«Digamos que la clave del éxito no es entregarle la llave al equipo a Neymar, sino crear el entorno adecuado para que saque a relucir sus mejores cualidades. Argentina hizo esto por Messi. No entregó la llave, pero creó un equipo que le beneficiara. Neymar necesita un centrocampista infiltrado, otro que sea organizador, un delantero explosivo y compañero técnico y otro delantero explosivo hacia el gol, que rompa. Neymar sigue siendo el jugador brasileño con más talento natural, pero necesita jugar, tener ritmo de juego y evitar lesiones musculares. Para conquistar el sexto título, Brasil necesitará de Neymar, pero un Neymar físicamente en forma y una estructura socioafectiva que le permita desarrollar su mejor juego. Esto es muy importante. Encuentra jugadores cuyas características coincidan, que jueguen con naturalidad. El mayor poder de un equipo reside en este encuentro socioafectivo entre jugadores, y entre jugadores y público».

Y en todo esto, cabe preguntarse dónde queda Vinicius, el protegido de Ancelotti. Un cuasi Balón de Oro. Cuál será su rol. 

Poniéndose en el pellejo del entrenador, y haciendo gala de esa cualidad visionaria que a menudo demuestra en Twitter, Bozsik trata de imaginar cómo evolucionará la nueva Brasil desde Vinicius. Así, piensa que «Ancelotti empezará con Vinicius de 9 (como usó en el Real Madrid 23/24), Rodrygo y Raphinha saliendo desde las bandas y moviéndose hacia el medio, con laterales físicos pasando por la línea de fondo (por la derecha, con Wesley o Vanderson; por la izquierda, quizás, con Carlos que es extremo en el Inter de Milán), y un mediocampo más físico con Casemiro de 5. Con el tiempo, Ancelotti tendrá que insertar a Neymar en lugar de dos centrocampistas defensivos o uno de los delanteros. También me gustaría ver a Estêvão ganando más espacio, ya que el jugador del Palmeiras podría ser como Ronaldinho Gaúcho en ascenso en 2002 o como Neymar en 2010. Todos los campeones necesitan estrellas jóvenes en ascenso en el Mundial. Un Mbappé en 2018, un Julian y un Enzo en 2022. Es imprescindible. Estêvão y Endrick tendrán que estar presentes aunque Ancelotti tiene preferencia por los que ya conoce: Vinicius, Rodrygo y Raphinha».

Vinicius perderá su lugar en la alineación

En una entrevista reciente, dijo Romario que Vinicius es el mejor jugador del mundo en la actualidad. Bozsik, sin embargo, deposita mayor confianza en alguien que puede superarlo. «Romário y gran parte del mundo del fútbol coinciden en que Vinicius fue el mejor jugador del mundo en 2024. Sin embargo, el propio Romário, como muchos otros, cree que Vinicius no está al nivel de Neymar y nuestros grandes genios. Luxemburgo piensa lo mismo. Opinión con la que también estoy de acuerdo. Brasil necesita que su jugador más talentoso, Neymar, esté en buena forma física».

Endrick (Foto: Cordon Press)
Endrick (Foto: Cordon Press)

Ese futbolista, destinado a ser primero el discípulo de Neymar y luego su sucesor, se llama Estevao: «en este momento me interesa más Estêvão que Vinicius. Llegará al Mundial explotando, en ascenso, como Ronaldinho en 2002. Un jugador rapidísimo, habilidoso, técnico, con buenos pases, buenos disparos desde fuera del área, creativo. Podría explotar en el Mundial». Y Ancelotti ha de saber que aún juega en la liga brasileña, territorio de talentos.

6 Comentarios

  1. Un grande el hungaro! Genial analisis.

  2. Igual el tema tan difícil no es, simplemente es que Brasil está pasando por una mala racha y no está sacando jugadores como antaño, ya se recuperará, no en este mundial 2026 pero tal vez en el que sigue.
    A Argentina le pasó algo similar, en el apogeo de Messi no teníamos ni siquiera un mediocampista decente, jugábamos con Gago, Biglia y Mascherano, no se les caía una sola idea ni sumando a los tres.
    De repente aparecieron Enzo Fernandez, De Paul, Mac Allister y Lo Celso sumados a buenos delanteros como Julian Álvarez y Lautaro Martínez y salimos campeones del mundo.
    También un buen arquero que hace décadas que no teníamos que te salva en los penales y un entrenador que sabe manejar a los jugadores.
    Igual el fútbol es de los jugadores, los entrenadores no son tan decisivos como parece.
    Son rachas ……, ya saldrá una buena camada brasileña sin dudas

  3. Madrid malo, Barsa bueno. Quizás tendrían que haber fichado a Xavi o a Koeman para una probable redención.

  4. Negreira Negreira Negreira

    SER DEL BARÇA ÉS EL MILLOR QUE HI HA!!!

    Enhorabuena culers, somos campeones de Liga. Celebren porque ha sido muy merecido y trabajado. Contra todo y contra todos, este equipo de Hansi Flick ha hecho un gran fútbol y nos ha devuelto a la élite.

    Visca Barça
    Barça ayer
    Barça hoy
    Barça siempre

    • Un poquito de cordura

      El Barça celebra en Canaletes por pura tradición. Ahí es donde estaba la redacción del diario ‘La rambla’ cuyo fundador de este diario fue Josep Sunyol que entre otras muchas cosas fue presidente del Barça y fusilado por el franquismo, y los aficionados iban para enterarse de los resultados de los partidos y celebrar las victorias.

      La Cibeles era una fuente donde el Atlético celebraba sus títulos y el Madrid fiel a su tradición, se la
      robó para celebrar los suyos.

  5. Pienso que una selección sudamericana,tan importante y representativa no debiera desviar sus raíces su cultura que tan arraigada es absurdo pensar que un técnico europeo pueda refefinirla.la esencia del fútbol más vistoso de sudamérica debe prevalecer ser fiel a sus convicciones que tanto éxito e historia les a dado no podemos tapar el Sol con un dedo esa no es la solución Dios los bendiga más!

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