Historia del fútbol español

Entre conflictos y egos, Toshack y Ramón Mendoza: una historia del Real Madrid

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John Benjamin Toshack (Foto: Jesús Vargas)
John Benjamin Toshack (Foto: Jesús Vargas)

– ¿Tú no tienes casa?

– Sí, tengo casa. Y voy a venir a tomar el sol acá, así que no me rompas las pelotas.

Mientras el resto del equipo disputa el partidillo de entrenamiento, Óscar Ruggeri está sentado en el centro de campo, sin camiseta, tomando el sol. El defensa argentino viene de ser titular con su selección en el Mundial de Italia 90 y se topa de bruces con John Benjamin Toshack, con quien había sido indiscutible la temporada anterior pero que ya no cuenta con él. Petición expresa de Leo Beenhakker después de ofrecer un buen rendimiento en el Logroñés, el central vio como el holandés era cesado justo antes de su llegada y finalmente iba a estar a las órdenes del galés. Y después de un año, saltaron chispas.

Toshack también aterrizó en el Real Madrid en 1989. Fue después de hacer brillar a la Real Sociedad y una negociación entre los presidentes Ramón Mendoza y Iñaki Alkiza que dejó 8 millones de pesetas en las arcas vascas. Leyenda del fútbol inglés en los años setenta, delantero de Liverpool y Swansea, y con un buen número de títulos a sus espaldas con el balón en los pies, en su primera aventura en los banquillos había logrado el hito de llevar al propio Swansea de la cuarta a la primera división en tan solo cuatro años. Contaban las malas lenguas que el fichaje de Toshack por el cuadro donostiarra en 1985 fue por catálogo, pues la Real Sociedad deseaba otros técnicos por aquel entonces inaccesibles (el británico John Hollins y el escocés Billy McNeill,) y un agente le ofreció a él en el momento justo. Cuando llegó, se hizo cargo de un equipo que por aquel entonces no pasaba por su mejor momento después de haber sumado dos Ligas consecutivas pocos años antes, pero él supo revivirlo con un cambio en el sistema de juego, el adiós de varios veteranos y la apuesta por la cantera. «Él siempre dice que, por encima de todo, consiguió volver a despertar en nosotros las ganas de seguir ganando. Porque, en las tres temporadas posteriores a las dos Ligas, habíamos bajado algo», reconocía tiempo después López Ufarte, miembro de aquella plantilla en Noticias de Gipuzkoa.

Ramón Mendoza (Foto: Jesús Vargas)
Ramón Mendoza (Foto: Jesús Vargas)

De mano dura y marcada personalidad, ya en su primera temporada se encargó de demostrarlo cuando el equipo fue eliminado de la Copa del Rey por el Oviedo, por aquel entonces en Segunda, y mandó que despertaran a los jugadores a las cuatro de la mañana. Mientras salían de sus habitaciones del hotel y subían al autobús, les advirtió: «Ahora a Zubieta a entrenar, nada de irse a casa». La fórmula funcionó, el equipo no perdió una eliminatoria más en dos temporadas, ganó la siguiente Copa del Rey y dos años después alcanzó la final. Fue precisamente ese mismo curso en el que los donostiarras también quedaron segundos en Liga.

Sin embargo, el vestuario del Real Madrid era distinto al resto. La ironía no funcionaba del mismo modo. Esa misma que el galés usó con Paco Jémez cuando entrenaba al Deportivo de la Coruña, el zaguero le dijo que iba a salir del campo porque tenía una molestia en el pie cada vez que pegaba al balón le dolía y él le respondió: «Sí, vete, vete, que cada vez que tú la pegas me duele a mí también». El jefe del corral de Atocha se encontró con otros gallos y saltaron chispas.

Sobre todo, con Manolo Sanchís, del que el galés reconocía «was not my cup of tea» y a cuya falta de disciplina achacó la eliminación en Copa de Europa a manos del AC Milan, pues «estuvo diez metros fuera de su sitio» en el 1-0 del partido de ida y «fue expulsado en el minuto 78» de la vuelta de aquella segunda ronda de la máxima competición europea en la temporada 1989/1990 que terminó con un marcador global de 2-1. «Era un poco extraño. Siempre estaba sentado allí leyendo el Financial Times. Ningún jugador lee el Financial Times», remataba Toshack antes de añadir que: «Se ha escrito mucha basura, entonces y desde entonces, sobre mi relación con la Quinta, pero la mayor parte no es cierta. En general me llevaba bien con ellos, sobre todo con Butra, Míchel y Martín Vázquez, que luego jugaría para mí en La Coruña. Mendoza fue como un padre para la Quinta. Los perdonó por todo, de verdad. Era un poco más complicado trabajar con estos jugadores cuando ellos tenían esa relación con el presidente, pero los dejas continuar con esto, y pese a todo lo que se ha escrito en el pasado, no creo que el final de mi etapa en el Real Madrid tuviera algo que ver con la Quinta». De Sanchís, ni mu.

Lo cierto es que el entrenador no cayó con buen pie en el Santiago Bernabéu después de haber criticado a algunos de los jugadores blancos cuando se enfrentaron a la Real Sociedad en unas semifinales de Copa del Rey y dijo que les faltaba consistencia y que algunos de ellos no eran tan buenos como pensaban. «No es buena forma de entablar relaciones criticar a jugadores de una plantilla, y la plantilla del Madrid no va a permitir que esto vuelva a ocurrir. Hay personas que dada la situación que ocupan y la resonancia que tiene todo lo que digan deben mostrarse comedidas a la hora de enjuiciar a unos profesionales», fue la respuesta desde el vestuario blanco cuando en mayo de 1989 comenzó a hablarse de su posible fichaje.

John Benjamin Toshack (Foto: Cordon Press)
John Benjamin Toshack (Foto: Cordon Press)

Aquel verano en el que llegaron Toshack y Ruggeri también lo hizo Fernando Hierro desde el Valladolid. El argentino no estaba para muchos trotes debido a sus problemas de rodillas, por lo que Toshack descartó jugar con una línea de cuatro y la defensa adelantada y repitió la fórmula de la Real Sociedad:  Ruggeri, Hierro y Sanchis atrás con Gordillo y Chendo en los laterales. Se ganó el primer partido ante el Sporting de Gijón y luego se empató a cero frente a Mallorca y Castellón. Ramón Mendoza le decía que el Real Madrid no era la Real Sociedad mientras Fernández Trigo le preguntaba por sus elecciones en el once. «¡No me toques los cojones!», era la respuesta del técnico. El equipo arrancó… y arrasó. Goleada tras goleada, se cerró la temporada como campeón con la friolera de 107 goles a favor y Hugo Sánchez disparado con 38 tantos. ¿El borrón? Europa.

Sin embargo, por el camino la relación entre el técnico y sus futbolistas se fue deteriorando. Las críticas públicas del galés no sentaban nada bien en la plantilla. «Alguno ha sudado menos que yo en el banquillo. Lo siento, pero esto no puede seguir así. Podría tapar las cosas diciendo que tenemos dos puntos más, pero hemos de mejorar. El equipo se aleja de la idea de conjunto que yo tengo, y eso no puede ser», disparaba tras una victoria por 1-2 en Vallecas ante el Rayo Vallecano un 22 de octubre de 1989. El capitán Agustín respondía públicamente que: «El Real Madrid se diferencia del resto de los equipos porque soluciona sus problemas en el vestuario. Si permitimos que deje de ser así, será un equipo como los demás». Su mensaje en una reunión privada, mucho más duro: «Si usted quiere decir las cosas, dígalas aquí. Si quiere hacernos venir a entrenar a las seis de la mañana, venimos, que aquí por entrenar no hay problema. Usted está con nosotros o en contra de nosotros. Aquí no hay término medio. Si está con nosotros, a muerte. Si no, a tomar por culo». Míchel reconocía que «a mí me ha molestado lo que dijo Toshack», mientras Emilio Butragueño apuntaba: «Si nos tenemos que pegar para que las cosas se solucionen, nos encerramos en una habitación y nos pegamos. Pero que no trascienda, porque esas son cosas nuestras». Sanchís también daba la cara y, pese a que apaciguaba los ánimos («ha cometido un error, pero ya está»), mostraba su malestar porque las declaraciones del técnico fueran a Televisión Española, por aquel entonces vetada por la plantilla: «Me parece insolidaria la postura de Toshack de prestarse a hablar con Televisión Española cuando nosotros mantenemos el boicot».

Ramón Mendoza se reunía al día siguiente con el propio Toshack en el Santiago Bernabéu para cantarle las cuarenta, aunque la relación con la plantilla estaba herida de muerte. Tan solo había que ver la celebración del quinto título de Liga consecutivo para atisbar lo que estaba por venir. «Los del Madrid se metieron todos adentro y me dejaron solo, era porque ya habían sido cinco veces campeones», reconocía Ruggeri. El galés buscó incesantemente la salida argentino el verano siguiente mientras este, que quería cobrar los tres años de contrato que le quedaban, se afeitaba y silbaba cuando el técnico daba las charlas técnicas.

Predrag Spasić (Foto: Cordon Press)
Predrag Spasić (Foto: Cordon Press)

Finalmente Ruggeri salió y aterrizó Spasic por recomendación expresa de Di Stéfano después de verlo jugar contra España en el Mundial de Italia. También lo hizo Gica Hagi para ocupar el hueco que había dejado Martín Vázquez con su salida al Torino. Las peticiones del técnico eran bien distintas: Des Walker y John Barnes. Como recambio de Bernd Schuster llegó Luis Milla, aunque el entrenador prefería dar más oportunidades a los canteranos Juanjo Maqueda y Santi Aragón y así se lo transmitió a Fernández Trigo. «¿Por qué irritar al Barcelona por fichar a un jugador que de todos modos no encaja con la filosofía? Por supuesto, ya era demasiado tarde. Ya lo habían contratado cuando estábamos teniendo la conversación», reconocería años después el galés. Apenas un par de semanas de confirmarse su fichaje, Luis Milla sufría una terrible lesión de rodilla que lo iba a tener varios meses fuera de los terrenos de juego. «Ahí tienes. Ahora tienes lo que quieres», le espetó Trigo al técnico. «Manolo, nadie le desea eso a nadie», le respondió este enfadado. Con este panorama, el futuro de Toshack estaba cantado y apenas once jornadas después de comenzar la temporada 1990/1991 era despedido después de una derrota en Valencia.

Pasaron los años y Toshack volvió a sentarse en el banquillo del Santiago Bernabéu. Fue en 1999, ya con Lorenzo Sanz de presidente. Fue la época de «los once cabrones de siempre» después de un empate en Salamanca o que había «más posibilidades de ver a un cerdo volando por encima del Bernabéu» a que él rectificara. Pero eso ya es otra historia.

 

2 Comentarios

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  2. Madrileño. No madridista

    Mateu Lahoz reconoció su error y pidió disculpas tras costarle al FC Barcelona la Liga 2014

    «Con el VAR esta Liga debería haber sido del Barça. Me equivoqué. Ambos equipos tenían el mismo número de puntos y hubo una acción que pudimos ver después que Juanfran no tocó. Desde mi posición era imposible discernirlo. Vamos, yo apostaría mis 20 dedos de las manos y de los pies a que Cesc Fábregas había tocado ese balón. La responsabilidad siempre fue dada al asistente, pero esta acción es parte de un trabajo de equipo y el único responsable de la acción fui yo. »

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