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Invertir 1,5 millones al año en su cuerpo: El «Manual de resistencia» de LeBron James para sus más de 20 temporadas en la NBA

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LeBron James (Foto: Cordon Press)

Tiene en su vitrina todos los premios, todos los récords. Cuatro trofeos al jugador más valioso de la temporada. Esos cuatro campeonatos en tres franquicias diferentes, con sus respectivos MVP de las Finales. Participaciones en el All-Star para dar y regalar. Y la guinda, algo que hace algún tiempo parecía inverosímil: superar los puntos de Kareem Abdul-Jabbar a lo largo de una carrera (38387). LeBron James lo logró en su vigésima campaña, a los treinta y ocho años de edad, como líder estadístico de su equipo. Sí, por encima de Anthony Davis, a quien parece que la cantidad de partidos —o la falta de competitividad—le pesan más que al veterano rey de la liga.

Para tener una perspectiva de la vigencia de LeBron James, es importante señalar que tan solo diez jugadores han permanecido tanto tiempo en la NBA. Y, desde luego, ninguno llegó a su vigésima temporada en un estado de forma similar: 28.9 puntos, 8.3 rebotes y 6.8 asistencias por partido, en 35.5 minutos de juego, contabilizados durante la liga regular. A esas alturas, entre ese longevo grupo, solo tres jugadores anotaron dobles dígitos: Kobe Bryant (17.6), Dirk Nowitzki (12) y Kareem Abdul-Jabbar (10.1). Los guarismos quedan muy lejos, pero las sensaciones están a una distancia sideral.

LeBron James en Miami Heat en 2013 (Foto: Cordon Press)

Hace unos meses, no solo batió un récord de anotación imposible. Por muchas críticas que reciba su estilo de liderazgo por parte de los aficionados, lo cierto es que sus compañeros juegan a un nivel competitivo superior. A pesar de su titubeante inicio, cuando llegaron los playoffs, los Lakers dieron guerra y, de nuevo, LeBron James fue el máximo anotador del conjunto angelino. Se trataba de un equipo que se había reconstruido a media temporada y sobre el que había muchas dudas. Y solo en última instancia, en las finales de la Conferencia Oeste, fue barrido por los futuros campeones de la NBA, los Denver Nuggets de Nikola Jokic.

El secreto de una vigencia

Ahora, LeBron James afronta su vigesimoprimera temporada. Digámoslo otra vez: ya ha sobrepasado el peligroso límite de las dos décadas compitiendo al máximo nivel. En diciembre, cumplirá treinta y nueve años. Y, encima, todavía está en plenas facultades. En el media day, cuando se presentan los equipos ante la prensa, todo fueron elogios para el máximo anotador de la NBA. A Rob Pelinka, el directivo de los Lakers, le parecía asombroso que, con todas esas temporadas a las espaldas, se estuviera preparando para la próxima como si fuera un novato. Que estuviera entrenando desde las seis de la mañana y se ejercitara con las pesas como cualquier otro jugador. «Bron hace un gran trabajo cuidándose a sí mismo», aseguró Dervin Ham, el entrenador del equipo.

Su ética de trabajo es legendaria, así como su disciplina. Se calcula que LeBron James invierte un millón y medio de dólares al año en su cuerpo. En su casa, no solo dispone de un gimnasio equipado con todos los artefactos de la nueva generación, idénticos a los que hay en las instalaciones del club. Además, tiene bajo contrato a preparadores físicos, fisioterapeutas y hasta un especialista en biomecánica, lo cual le permite aprovechar las ventajas de la crioterapia, las cámaras hiperbáricas y los tratamientos personalizados con nitrógeno líquido. En la comodidad de su hogar o vaya donde vaya.

LeBron James en el All-Star en el Vivint Arena (Foto: Cordon Press)

Su dieta, a cargo de una chef privada que se encuentra siempre a su disposición, ha sido difundida entre los medios hasta la saciedad. El día comienza con un desayuno proteico, y continúa con carnes magras, pescado, verduras y frutas. Nunca ingiere azúcares procesados ni lácteos que no sean descremados, y solo aumenta los carbohidratos de cara a los partidos. Sin embargo, también se deja llevar por ciertos caprichos. Admite que le gusta beber una copa de vino al día y, de vez en cuando, disfrutar de una buena pizza. Esto último solo después del esfuerzo que ha desplegado en la cancha, cuando se puede dar el lujo de recuperar lo perdido.

Por eso, a nadie le extrañó que LeBron James llegara al media day y no hubiera ganado peso, como le podría suceder a cualquier jugador de su edad. Al contrario, parecía que su musculatura seguía conservando la misma firmeza de siempre. «Creo que todo empieza con la mente. Ser capaz de mantener mi mente fresca hace que mi cuerpo siga estando fresco. Así puedo seguir entrando al gimnasio y prepararme para otra temporada. Sentí que había tenido un verano increíble», declaró al respecto ante los medios, para añadir después que durante el parón se había podido recuperar de las molestias físicas que arrastraba.

El enemigo silencioso: las lesiones

Este es un asunto clave. Entre febrero y marzo, justo cuando había que encajar las nuevas piezas que se habían incorporado tras los traspasos, se perdió trece partidos consecutivos debido a una lesión en el pie. Dicen que voluntariamente bajó algunos kilos para volver antes y llegar en forma a los playoffs, donde continuó jugando con molestias. En verano, los rumores apuntaban a que tendría que pasar por el quirófano y hasta se especulaba sobre su retirada. En total, llegó a permanecer inactivo 27 partidos de los 82 que se disputan en la liga regular. De hecho, durante las últimas cinco temporadas —las que se ha vestido con la camiseta de los Lakers—, se ha perdido 111 partidos, en comparación con los 71 de los primeros quince años de carrera.

LeBron James (Foto: Cordon Press)

Al fin y al cabo, LeBron James es humano. También tiene que padecer el calvario de las lesiones, aunque sean menores y no parezcan afectar demasiado a su rendimiento. Por lo menos, en lo que se refiere a los números. La veteranía pasa factura, de todas maneras, y esto termina manifestándose en algunos aspectos del juego. Por ejemplo, algunos dirán que se dosifica. Y esto es cierto: con el paso de los años, su competitividad ha disminuido bastante en el lado defensivo de la cancha. Por el contrario, ha desarrollado su lanzamiento de larga distancia. No es Stephen Curry, pero ahora se concentra en tirar más y mejor, en penetrar y postear menos, quizás para no tener que sufrir emparejamientos físicos. Cosas de la edad.

La configuración de los Lakers para la campaña de 2023-2024 apunta a eso: a aprovechar los años que le quedan a LeBron con un equipo más perimetral que el que vimos al inicio de la temporada pasada. Como lo fueron en su día Cavaliers o Heat, ante la necesidad de abrir espacios para su líder, con el objetivo de que se encontrara más cómodo en la zona, esta vez por razones distintas. Por fin, la plantilla angelina tiene las piezas para desplegar este tipo de juego—excelentes tiradores como D’Angelo Russell, Austin Reaves, Gabe Vincent y Taurean Prince—, lo que aumentará considerablemente las posibilidades de James de ganar otro anillo. «No estamos satisfechos con cómo acabaron las cosas el año pasado, pero somos muy optimistas sobre cómo podemos continuar la temporada», confesó en el media day.

LeBron James (Foto: Cordon Press)

Maneras de enriquecer un legado

A LeBron James le queda un año de contrato con los Lakers, el de la temporada que recién comienza, y tiene la opción de renovarlo por otro más. Prolongar su legado en una franquicia legendaria, llevando a sus atestadas vitrinas un segundo campeonato, sería algo histórico. Asimismo, aún alberga la ilusión de coincidir con su hijo mayor en la NBA, sobre todo si acaba siendo compañero de equipo. ¿Quién sabe? Los Lakers estaban dispuestos a elegirlo en el próximo draft. La probabilidad de que esto nunca ocurra, a causa del problema cardíaco que Bronny sufrió durante un entrenamiento en el mes de julio, detonó otro tipo de rumores sobre el futuro del máximo anotador de la liga. Hoy, más bien, se comenta que puede volver a Cleveland o Miami, o unirse a Stephen Curry en los Warriors para asaltar, en el último suspiro, otro campeonato.

Más allá de las especulaciones, para LeBron James es el aquí y ahora. Otra vez. Como si nunca lo hubiera vivido antes. Por lo pronto, tiene a tiro otro récord asombroso: el de los 40 000 puntos anotados a lo largo de una carrera, un hito que conseguirá esta misma temporada si promedia sus números habituales. Además, se ha propuesto liderar a un nuevo dream team para los próximos Juegos Olímpicos de París, que se celebrarán en el verano de 2024. Y, por encima de todo, quiere ganar ese quinto, sexto anillo que todavía ambiciona, si las lesiones se lo permiten. Porque no cabe duda de que James, a pesar de que nunca lo diga, desea igualar a Michael Jordan en logros o, al menos, disputarle el trono.

LeBron James (Foto: Cordon Press)

El debate sobre quién es el mejor de todos los tiempos sigue ahí, como el dinosaurio del brevísimo cuento de Monterroso. Sin embargo, a propósito de este artículo, cabe plantear una pregunta cuya respuesta no resiste la comparación. ¿Qué hacía Jordan a los treinta y ocho años? Jugar en los Wizards.

5 Comentarios

  1. Buen artículo hasta la última línea, dilo completo, Jordan jugaba en los wizards con 38 años porque era el dueño del equipo, no porque no encontrará acomodo en otro equipo, no tuviera la necesidad de meter más puntos que Kareem o ganar más anillos que Russell para demostrar que era el mejor, porque lo era y lo sabía y eso le hizo retirarse 2 veces, por falta de interés

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  3. James está sumido en una carrera que ya ha acabado y que no puede ganar. Ha llegado a la meta como segundo (¡o tercero!), pero la gente, para que no pare, le sigue diciendo que corra, que todavía tiene opciones. Los que hemos visto a ambos tenemos claro el GOAT, más allá de las estadísticas que James vaya ganando por acumulación de años jugados.

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