
Ha reaparecido. Jannik Sinner ha dado una entrevista en el informativo principal de la Rai 1, la televisión pública italiana, con el director del espacio, Gian Marco Chiocci. El principal asunto que han tratado, obviamente, ha sido su sanción por dopaje. Desde un principio ha sido acusado de recibir un trato de favor y, sobre todo, de haber presentado unas excusas absolutamente endebles.
Han pasado meses en los que ha estado apartado de las pistas por ese positivo de Clostebol y, sin embargo, el tenista sigue adelante con su excusa, con su inocencia, responsabilizando a su abogado de la suspensión y haciéndose la víctima. Dice que para él todo ha sido una pesadilla. «En ese momento no entendí realmente qué había pasado, porque no sabía nada», ha dicho. Todo ocurrió sin que fuera consciente: «Tuvieron que explicarme todo de nuevo, cómo sucedió todo a mis espaldas, yo no sabía nada».
Insiste en que es cierto que el Clostebol llegó a su sangre a través del masajista, que se habría aplicado la sustancia para cicatrizar un corte que se había hecho en la mano. No era su culpa, pero aceptó el castigo, dice, por responsabilidad: «Me costó mucho aceptar esos tres meses, porque en mi cabeza pensaba: ‘No he hecho nada, ¿por qué tengo que pagar el precio?’». Finalmente, tras consultar con su abogado y valorar los posibles escenarios, optó por pactar la sanción. «Acepté porque no puedes hacer otra cosa más que aceptar».
Y considera que después del sacrificio que ha hecho, se le ha tratado mal. «Incluso me controlaron más que a otros», dice. Explica que las audiencias fueron múltiples, la revisión del caso exhaustiva, incluso cuando, según él, la lógica médica ya apuntaba a la irrelevancia del hallazgo, todo volvió a empezar: «La WADA volvió a hacer el proceso, revisaron todo de nuevo». De modo que terminó afectándole: «Cómo me sentía en la cancha no era como se debería sentir un jugador».
Desapareció por completo la diversión, la pasión que sentía por jugar al tenis, ha contado. «Ese disfrute, día tras día, se fue un poco, porque pensaba en otras cosas». Dentro del vestuario, las miradas eran acusatorias. En los medios, las críticas iban a más. Incluso figuras como Djokovic, Serena Williams o Federica Pellegrini hicieron comentarios. Sinner prefirió no responder: «Ni siquiera tengo ganas de responder», zanja.

Así que lanza una pregunta. ¿Debe tratarse igual un positivo intencionado que una contaminación accidental? Y la contesta: «En mi opinión… cuando tienes una contaminación como me pasó a mí… quizás comes algo y no te das cuenta… puede pasar». Admite que el reglamento es el reglamento, pero insiste de forma trampera: si una sustancia no mejora el rendimiento, quizá el protocolo debería adaptarse: «Si los médicos lo verifican y dicen ‘no te da más fuerza, no te da más claridad mental’, entonces es otra cosa». Que no fue su caso, porque lo del Clostebol como pomada para las cicatrices es lo que él ha contado, pero de lo que se trata es de un esteroide anabólico derivado de la testosterona, que sí que mejora el rendimiento.
Después de dar esa larga cambiada, la víctima es él. Sinner se queja de que ha vivido el proceso como una experiencia que lo ha dejado marcado: «Fue muy difícil… de verdad, no se lo deseo a nadie pasar por algo así siendo inocente». Ahora vuelve a la competición, pero exhibe sus heridas: «más allá del número uno, está la persona», dice.
A Jannik Sinner ahora le falta rodaje
Durante su ausencia del circuito, Jannik Sinner no solo ha echado en falta la rutina del entrenamiento, lo que verdaderamente le faltaba era la emoción de los partidos. «Me falta la competición», ha dicho. «El entrenamiento es todo… pero no tienes la presión, no tienes la atención a veces que tienes en un partido». Porque el regreso ha tenido que ser progresivo: «Poco a poco estoy volviendo al ritmo de entrenamientos de verdad, con un objetivo delante».
Está aún lejos de su estado de forma habitual. «Estoy entrenando también con jugadores fuertes, para ver en qué nivel estoy jugando», pero no llega: «A veces va muy bien, otras hay un bajón y no sé por qué». Lo que parece estar claro es que Sinner ya no es el mismo Sinner. «Seguramente estaré muy contento de volver a entrar en la pista, de jugar un partido, sobre todo en Roma, que es un torneo especial para mí», ha adelantado, pero también lo hará con una nueva actitud: «Entro con una mentalidad un poco distinta».
Aunque por su personalidad no se le vea ni arquear una ceja, la procesión va por dentro. «También yo tengo mis estallidos de rabia, y muchos», asegura. No obstante, su carácter hierático le ha servido para ganar: «jugar al tenis es un poco como jugar al póker. Cuando ves que el otro está sufriendo y tú lo ves, eso te da fuerza». Ha aprendido a ocultar sus propias emociones: «El tenis es un juego de emociones, pero también de máscaras. Y yo aprendí a llevar la mía».

Aunque a veces ha corrido el riesgo de salirse del partido y disociar lo que está ocurriendo en la pista: «Hay momentos en los que estoy cansado y soy más nervioso, en los que no siento el partido, y entonces mi equipo tiene que hacerme pequeños trucos para que me meta en el partido», reconoce. Es todo una cuestión mental, no hay espacio para la fuerza bruta: «al final es un juego, y en el tenis tienes que jugar. Si quieres romper la pelota o quién sabe qué… no funciona».
El tenis muestra tu personalidad
Sobre su carrera, Sinner ha contado que nunca se vio como número uno, «No lo veía realista. Sería mentir decir que lo elegí porque sabía que iba a llegar. Es imposible». En su caso, su deporte iba a ser el esquí alpino, pero al final optó por la raqueta por un motivo psicológico: «El tenis es un deporte muy natural: ves la personalidad de cada uno, cosa que en el esquí no tanto».
Pese a entrenar poco en su infancia, pronto notó que algo especial había en su forma de jugar. «Cuando era joven, casi no me entrenaba y aun así iba a los torneos donde había chicos que se entrenaban casi todos los días… y jugaba a la par. A veces ganaba. Eso me dio una mínima dirección: ‘Ok, tengo talento, sé jugar al tenis’». Pero el talento, por sí solo, no basta para coronarse en lo más alto del ranking ATP.
Sinner lo sabe y lo dice. «Además del talento, para ser número uno y mantenerse número uno, hacen falta muchas cosas». Y las enumera: «Se necesitan sacrificios, momentos de dificultad, suerte —la suerte de no lesionarse, de tener a las personas adecuadas en el momento justo… Se necesitan muchísimas cosas».
Problemas de salud mental
Antes del Abierto de Australia 2025, Jannik Sinner se encontró en un lugar emocionalmente complicado. El escándalo del dopaje aún era reciente, las sospechas no se habían disipado del todo, y él empezaba el año con una carga que no figuraba en las estadísticas. «Me acuerdo, antes del Abierto de Australia de este año, estaba en un momento no muy feliz», reconoce. El entorno le resultaba hostil. Él, que solía bromear y mezclarse con naturalidad en el vestuario, ya no se sentía el mismo.
El entorno acusatorio le acabó afectando. «Llegué a Australia… no me sentía a gusto en el vestuario, en el comedor, era… algunos jugadores me miraban de manera diferente, y eso no me gustaba nada», cuenta. Llegó a pensar en abandonar, confiesa: «Dije: ‘Es pesado vivir el tenis así. Yo era uno que siempre bromeaba, que hablaba con este y con aquel en el vestuario… y allí era diferente. No me sentía a gusto’».

La herida era profunda y hubo desgaste. «No quería que fuera así, pero fue como fue», dice con resignación, «en cierto modo, esos tres meses me hicieron bien… aunque tres meses son muchos», admite.
Sobre Nadal, Djokovic y Federer
Preguntado por los grandes que ya se han retirado, Nadal y Federer, y los que están en la recta final de su carrera, Djokovic, ha dicho: «Rafa me gusta mucho porque es un luchador, y sabe rodearse de gente de forma muy bonita y equilibrada»; sobre el serbio: «Si miramos los números, el mejor es Nole», y del suizo poca cosa: «Por desgracia, cuando yo llegué al circuito ATP no lo vi mucho, porque él a veces estaba lesionado y luego se retiró. Así que tuve poco contacto con él».
Finalmente, para su preparador, Darren Cahill, que se retira este año, tuvo unas bonitas palabras: «El año pasado me dijo: ‘Mira, haré el último año contigo y luego lo dejo’. Estas cosas hay que aceptarlas. Es una decisión suya. Hemos hecho muchas cosas, hemos conseguido muchos resultados juntos. Pero toda cosa bonita tiene un final, sobre todo en el trabajo. Está bien así. Aunque ya sabes, en un año pueden cambiar muchas cosas. Así que veremos».
El problema radica en que se le da a una contaminación el trato de dopaje y esto es un error. Esto convierte todo en algo SENSACIONALISTA y el atleta acaba pagando las consecuencias. Deben realizar ajustes en los procedimientos. Los niveles encontrados en una contaminación están muy lejos de un dopaje.
Sinner. Una gran persona y chico honesto. Al parecer poco valoran la realidad, que la cantidad encontrada del estimulante, en nada beneficia o da ventaja. Comprobado. Entonces porque insisten en tratarlo como tramposo?
Excelente respuesta de Jannik
Estimo que jannik sinner volverá un poco lento, propio por los 3 meses de inactividad competitiva. Pero es tan profesional que de mi punto de vista un par de partidos y seguirá en la cima haciendo historia
Periodismo de 4ta, de parte, desbalanceado…
No consideran hechos, expresan opiniones personales y de parte
Primera y ultimisima vez que los leo, que HORROR son