Historia del fútbol

La Guardia Suiza contra el Archivo Secreto: El fútbol en el Vaticano también existe.

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El fútbol ha trascendido más que ningún otro deporte en distintas épocas, lugares, clases sociales y por supuesto religiones. El fenómeno del fútbol tiene unas dimensiones bíblicas, al punto de que la Santa Sede tiene su propia liga. Y con ella no me refiero a la Clericus Cup, el campeonato entre seminarios romanos del que probablemente hable algún día.

En Roma, el camino para confeccionar una competición oficial lo más «profesional» posible llevó muchos años. Sobre todo porque el Vaticano fue uno de los pioneros en la práctica del fútbol. El primer registro oficial de un partido celebrado en el Vaticano data de 1521 como le ha podido confirmar a Jot Down Sport Manuel Ramos, jefe de prensa de la Federación Vaticana de Fútbol.

Habría que concretar que dicho partido fue realmente de calcio fiorentino y no de fútbol asociación, como el que se practica oficialmente desde el Siglo XIX. Dicho encuentro tuvo lugar en el Cortile del Belvedere, un 7 de enero de 1521 ante la atenta mirada del Papa León X que curiosamente había excomulgado a Lutero 4 días antes mediante la bula «Decet Romanum Pontificem».

No olvidemos que por aquel entonces los territorios bajo la autoridad del Papa no se limitaban a la Ciudad del Vaticano, si no que los Estados Pontificios seguían creciendo durante el Siglo XVI para abarcar las regiones del Lacio, Umbría, Las Marcas y la Emilia-Romagna.

Se siguieron disputando partidos de calcio fiorentino durante los siglos posteriores. El culmen llegó en el Siglo XVIII, cuando se disputó la antesala del derbi romano LazioRoma. Esa lucha por la corona vaticana enfrentaba al Belvedere y al Rospigliosi, este último jugaba como local en el Palazzo del Quirinale que fue la residencia del Papa hasta 1870.

¿El motivo? Ese mismo año culminó la reunificación italiana y el ejército conquistó Roma, los Estados Pontificios perdieron sus territorios y pasaron a estar subyugados al Reino de Italia. Esta situación, calificada como la «Cuestión Romana» (al estilo «The Troubles» en las islas británicas) duró hasta 1929 cuando la Santa Sede y Benito Mussolini acordaron la creación de Ciudad del Vaticano con los límites que conocemos actualmente.

Aunque el primer encuentro de fútbol 11 no se jugó hasta abril de 1946, justo un año después de la Liberación de Italia, no se organizó un torneo como tal hasta el año 1947. Eran otros tiempos y la cosa acabó a palos entre los jugadores de las Villas Papales y los de la Fabbrica di San Pietro.

Posteriormente, el porcentaje de partidos disputados en el Vaticano fue aumentando y de ahí que se formalizasen los primeros clubes. El precursor fue la SS Hermes, fundado por los trabajadores de los museos vaticanos. El nombre se debe a que la mayoría de ellos trabajaban en el Patio Octogonal del Museo Pio Clementino donde preside una copia de la escultura del Hermes de Praxíteles.

Eso fue solo un preludio ya que no pararon de ir creándose nuevos clubes en cada sección del Vaticano. Tal crecimiento llevó a que en 1973 se crease el Campionato della Città del Vaticano, lo que viene siendo la liga vaticana. Esa primera edición llevaba el nombre de Copa Amicizia (Copa de la Amistad) y tomaron parte hasta siete equipos. Los campeones fueron los empleados de L’Osservatore Romano, el principal periódico de la Santa Sede fundado en 1861.

Campeonato de 1973 en el Collegio Brasiliano

L’Osservatore Romano funciona como diario en italiano y como semanal en el resto de los principales idiomas: francés, español, inglés, alemán o portugués. A lo largo de su historia, ha tenido directores de lo más variopinto desde el periodista boloñés Giambattista Casoni, uno de los referentes más importantes del movimiento católico italiano en el Siglo XIX, hasta el partisano Valerio Volpini, que se hizo famoso por un artículo anónimo en dicho periódico favorable a negociar con las Brigadas Rojas durante el secuestro de Aldo Moro. Sumarían su segundo título en 1979 y el tercero en 1987 ya fusionados con los empleados de la Tipografía Vaticana, que entre otras cosas eran los encargados de imprimir el propio diario.

No siempre era fácil organizar el campeonato, ya sea por falta de equipos, falta de jugadores, falta de medios… Esto provocó que en muchas fases no se celebrase el torneo. Para ser exactos, se han disputado de forma ininterrumpida solo desde 2005, obviando evidentemente el año del COVID.

En todo esto emerge una persona por encima de todas. El doctor Sergio Valci era un trabajador del Fondo de Asistencia Sanitaria de la Santa Sede y fue quién ya en 1972 había creado la Attività Calcistica Dipendenti Vaticani, que venía a ser la antesala de la Federación de Fútbol del Vaticano. Su empeño por institucionalizar el fútbol en el Vaticano le llevó a crear otra competición en 1985, la Copa ACDV que a partir de 2007 pasó a llevar su nombre.

Curiosamente, en 2007 se creó también la Supercopa Vaticana. Pero no fue ni mucho menos un camino de rosas, pese a que Valci logró que el campeonato fuera de fútbol 11 hasta mitad de los 90. Esta época fue la de la consagración del equipo de Dirseco (Direzione Servizi Economici) que levantó 5 títulos. Además la Poste Vaticana (correos) también se alzó con dos campeonatos. En dicho equipo jugaba Bruno Mariotti, que en palabras de Sergio Valci fue el mejor jugador que vio en la historia del campeonato vaticano.

Nadie como Valci para calificar a los mejores tras 40 años dirigiendo el calcio en la Santa Sede. Así lo dejó reflejado en una entrevista a L’Osservatore Romano en agosto de 2009. En ella además recalcó que los tres mejores curas que habían pasado por la liga vaticana habían sido Fortunato Frezza (nombrado cardenal en Santa María en Vía Lata el año pasado por el Papa Francisco), Gabrielle Giordano Caccia (arzobispo y actual representante de la Santa Sede en la ONU) y Sergio Occelli (secretario del cardenal polaco Deskur, catalogado por Juan Pablo II como su «maestro).

Dicha entrevista la realizó el periodista Giampaolo Mattei que como explica a Jot Down Sport además es el presidente de la Athletica Vaticana, la federación deportiva encargada de gestionar el resto de deportes. Con los años, la competición pasó a ser de Calcetto, futbito en español, ya que era difícil conseguir formar equipos de 11 jugadores. Incluso no se disputó liga durante 5 temporadas y no se logró aumentar el número de jugadores hasta 2005 cuando pasó a ser de fútbol 8.

Otro problema fueron los resultados tan abultados que tenían lugar durante la temporada. Sergio Valci decidió hacer una excepción, al estilo Juegos Olímpicos, permitiendo convocar a 3 jugadores mayores de 23 años. En este caso la competición permitió que el portero ni fuera un eclesiástico ni un trabajador del Vaticano. De esta manera, cada club fichó a un portero de categorías regionales del Lacio y se materializó el deseo de Valci de alcanzar resultados más ajustados.

También se mejoró el tema arbitral, que en un principio corría a cuenta de otros empleados de la Santa Sede. La solución fue traer en 2007 a jóvenes árbitros del colegio arbitral de Civitavecchia, ciudad costera del área metropolitana romana. Con la recuperación del fútbol 11 ese mismo año, el equipo del Dirseco volvió a imponer su hegemonía cuando alcanzó el 8º título en 2012. Desde entonces la cosa ha ido variando entre fútbol 8, 9 y 11 en función de los jugadores disponibles antes del campeonato.

El número de equipos también ha sido muy dispar dependiendo de la época. Por ejemplo, la presente temporada 2022-2023 cuenta con 8 clubes. Uno de ellos es el actual coloso de la competición, el Rappresentativa OPBG. Dicho equipo está formado por los empleados del Ospedale Bambino Gesú, que se encuentra en el área extraterritorial de la Santa Sede en la ciudad de Roma. Sus éxitos no son solo futbolísticos con 3 ligas seguidas, sino que con los años se ha convertido en un hospital pediátrico de referencia en toda Italia. Las áreas de Italia con extraterritorialidad a favor de la Santa Sede se fijaron con la firma del Pacto de Letrán en 1929. Van desde el Palacio Pontificio en Castel Gandolfo, hasta la Basílica de Santa María la Mayor pasando por la de San Pablo Extramuros.

Hay equipos históricos como la Guardia Svizzera, que pese a competir desde los inicios de la competición nunca ha ganado ni la liga ni la copa. Choca más ya que el equipo está compuesto al igual que la Guardia Suiza en general por jóvenes suizos solteros y católicos de entre 19 y 30 años. Es el Athletic Club de la Santa Sede.

Francisco recibe a la selección nacional (Foto: Sport in Vaticano)

Otro es el de la Gendarmeria, la policía vaticana que también tiene algún requisito como el de ser italiano. El cuerpo lo componen 150 efectivos, que han logrado levantar dos títulos en toda su historia. El último fue en 2009, pero el primero fue en 1984 cuando aún se llamaban Virtus Vigilanza.

Por cerrar con la última «fuerza de seguridad» que participa en la liga, tenemos a L’Associazione Ss. Pietro e Paolo. Se fundó en 1970 por Pablo VI, como heredera de la antigua guardia palatina. Por contextualizar un poco sería una especie de Protección Civil, también voluntaria, pero en este caso con el requisito de ser católico romano.

Alzaron su 4º título en 2008. La sequía quizá se deba a la media de edad de la actual asociación. Principalmente realizan sus labores durante actos en la Basílica de San Pedro.

Y de esta manera pasamos a otro de los equipos: La Fabbrica di San Pietro. Dicho club está formado por todos los empleados de la Basílica de San Pedro. La Fabbrica di San Pietro se había creado para la construcción de la basílica pero la entidad se mantiene aún activa e incluye todos los trabajos de conservación, gestión y restauración del templo. Su presidente es Mauro Gambetti, antiguo compañero de instituto de Stefano Domenicali, presidente de la Fórmula 1.

A continuación hablaremos de dos de los conjuntos más interesantes. Uno ha cambiado de nombre varias veces, aunque el espíritu sea el mismo como el Nápoles tras la «refundación de 2004». Los Museos Vaticanos ya ganaron su primer título en 1983 como SS Hermes.

Luego hubo una larga espera, al estilo del Madrid con la séptima, para lograr su segundo campeonato bajo el nombre de Galacticos Musei Vaticani. Corría 2005 y la influencia del famoso Madrid de los Galácticos había llegado de sobra a la Santa Sede. No tienen ninguna Champions League ni tampoco jugaron allí los mejores futbolistas del mundo, pero tienen el Codex Vaticanus, a Laocoonte y su hijos, algún que otro Caravaggio y la Capilla Sixtina. Que ni tan mal.

El siguiente equipo que aún participa en la liga vaticana es el Archivio Segreto. Lo forman todos los empleados del Archivo Apostólico Vaticano, como los que recibieron a Robert Langdon en «Ángeles y Demonios». El Archivo directamente nunca ha ganado un título aunque cuenten con las actas del juicio a los Templarios, la petición de Enrique VIII de anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón o la sentencia a Galileo Galilei.

Por último tenemos un equipo mixto, es decir, formado por trabajadores de distintas secciones. Esto también ha sido relativamente habitual para contrarrestar la falta de jugadores. El equipo comparte nombre y escudo (en amarillo, eso si) con el equipo brasileño del Santos. Lo forman mayoritariamente empleados de los servicios económicos, como el laureado equipo de Dirseco. Para poder completar una plantilla en condiciones han sumado currantes de los servicios de hostelería y gasolineras. Su único título lo levantaron en 2017.

A lo largo de la historia han participado otros equipos como Dirtel Vatican Team (Departamento de Correos, Telégrafos y Teléfonos, también llamado Poste Vaticana), Pontificia Universidad Lateranense (Universidad Pontificia ubicada junto a la Basilica de San Juan de Letrán y donde dio impartió clase Juan XXIII), Radio Vaticana (Fundada en 1931 con la ayuda de Marconi y gestionada por los jesuítas casualmente hasta la llegada de Bergoglio), L’Ariete de APSA (Trabajadores de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que son quienes controlan las cuentas de la Curia Romana), Pantheon SD, Servici Tecnici (Campeón en 1988), Fortitudo 2007 (Equipo mixto de una parte de la Gendarmería, Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, Florería, Grutas Vaticanas y Servicios Técnicos del Estado) e incluso alguno con un nombre peculiar como el Borgorosso FC.

Este último rinde honor al equipo ficticio que preside Alberto Sordi en la comedia italia «Il presidente del Borgorosso Football Club» y en la que interpreta casualmente a un bibliotecario del Vaticano. En la película sale un mítico como el «Cabezón» Sívori recién retirado tras jugar en el Napoli y la Juve.

Evidentemente, muchos os estaréis pensando de donde salen los fondos para llevar a cabo las competiciones. Los gastos corren a cuenta del Governatorato. Esto es la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, que desde 2021 preside el salmantino Fernando Vérgez Alzaga, miembro de los Legionarios de Cristo. Curiosamente el Governatorato tuvo equipo en el pasado y salió campeón en 1974.

Además, hay que contar con el pago de las inscripciones de los participantes y algún patrocinio personal como fue el caso del esloveno Stefan Falez, primer embajador del país en la Santa Sede, el cual era un amante del fútbol vaticano. Rechazan cualquier tipo de sponsor procedente de compañías privadas.

Todo esto está muy bien, pero falta hablar de dónde se juegan los partidos. El actual terreno de juego es el Centro Sportivo Cavalieri di Colombo Campo Pio XII en Via dei Monti di Primavalle. Se trata de un dato importante que nos ha notificado Manuel Ramos desde el Vaticano, ya que hasta la pasada temporada se jugaban todos los partidos en el Campo Pío XI, a menos de un kilómetro de la Ciudad del Vaticano. El Pío XI es el que sale en todas las fotos con la cúpula de San Pedro al fondo, sí.

Esta cancha también recibe el nombre del Cardenal Francis Joseph Spellman, antiguo arzobispo de Nueva York y conocido como el «Cardenal Monedero». Ambas instalaciones son propiedad de los Caballeros de Colón, una organización católica de beneficencia fundada en Estados Unidos en el Siglo XIX por el cura de origen irlandés Michael J. McGivney, con antiguos miembros notables como JFK, John Ford o Babe Ruth.

En dicho campo también ha jugado como local la selección del Vaticano, formada evidentemente por empleados de la Santa Sede, recibiendo tanto a selecciones como clubes tales como San Marino B, Recia, SV Vollmond, FC Azzurri Schaan y sobre todo Mónaco. A los monegascos se ha enfrentado en 5 ocasiones, una de ellas en el Stade des Moneghetti que tiene más de la mitad de sus terrenos en suelo francés. Sin olvidar que en 2011 se enfrentó a Palestina en Cisjordania.

La Guardia Suiza con Ancelotti en 2017 (Foto: fcbayern.com)

El Vaticano nunca ha querido entrar ni en FIFA ni en UEFA ya que la selección no tiene un fin competitivo como tal. Aún así ya disputó partidos en los años 80 frente a un combinado de periodistas austriacos y otro en Turín contra funcionarios de la ONU.

Su seleccionador más emblemático fue Giovanni Trappatoni, que ejerció como tal en el ocaso de su carrera en los banquillos para cumplir así uno de sus sueños. Hablando de entrenadores, es importante citar que en la Liga Vaticana también hubo directores técnicos de nivel. Uno de ellos fue Benedetto De Angelis, histórico centrocampista del Genoa de los años 50 que llegó a jugar en el Milan la temporada 59-60 junto a Altafini, Maldini, Liedholm o Schiaffino. El otro más célebre fue el brasileño Dino Da Costa, que llegó a ser Capocannoniere en 1957 con la Roma. Ganó una Recopa con la Fiorentina y jugó en la Juve sesentera junto a Del Sol, Nené y al anteriormente citado Sívori.

Guardiola y Georg Gaenswein

Seguramente jamás hubierais relacionado fútbol con el Vaticano y es normal. Pero el deporte rey lleva instalado en la Santa Sede desde el Siglo XVI y aún tiene cuerda para rato. Pocos equipos tienen tanta historia como los vaticanos más allá del ámbito meramente deportivo. El fútbol vaticano es historia pura.

Veremos quién sale campeón este año y si la hegemonía del Ospedale Pediatrico Bambino Gesú llega a su fin. Además seguiremos viendo el crecimiento del campeonato femenino y estaremos al tanto de si alguna sección retoma su actividad los próximos años. Quién sabe si algún día vemos a la selección compitiendo en UEFA, ya que no olvidemos que es un estado soberano.
Dios dirá.

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