Entrevistas

Amanda Sampedro: «Las que no quieren estar en la selección por equis motivos, no están; quien sí quiera estar, es de lo más normal que vaya»

Es noticia

Amanda Sampedro (Madrid, 26 de junio de 1993) suele presumir de Vallecas, su barrio, pero ahora es una de las estrellas del nuevo Sevilla Femenino. Llega del entrenamiento ilusionada, cuenta que es feliz en Sevilla, que le emocionan los nuevos comienzos. La magia que deja sobre el verde, que tantos años estuvo levantando a la afición del Atlético y ahora del Sevilla, también se plasma en las respuestas. De Amanda no se puede decir que hable con rodeos y evite ciertos temas. Entra a todo con decisión. A sus veintinueve años, ya es una leyenda del fútbol español. Y empezó en esto por un tablón de anuncios en su primer día de clase.

Empiezas en el equipo del colegio. ¿Cómo llegas?

Justo me cambié de colegio en primero de primaria y vi un cartel en el que pedían gente para hacer el equipo entre alumnos de las clases. El Colegio Mater Amabilis, estaba justo en Villa Vallecas y yo tenía que bajar andando porque soy de Santa Eugenia. En cuanto lo vi, se lo dije a mi madre; que a ver si me podía apuntar. Era la única chica y a partir de ahí hicimos un equipito muy majo con los chicos y empezamos a jugar a fútbol sala con el Mater Amabilis. Luego fuimos al fútbol siete y después ya todos los amigos del Mater nos fuimos a jugar al Mar Abierto, que estaba a dos calles al lado del Mater. También del barrio.

El Mar Abierto era una escuela de fútbol, algo más que un equipo de colegio. Se notaba la diferencia, teníamos otra cosa, otros equipos y competitividad. A partir de ahí, en el Mar Abierto, empecé a jugar y, cuando ya no pude estar más en el equipo con los chicos, me llamaron para hacerme las pruebas en el Atleti. Y para allá que fui.

¿Qué edad estamos hablando?

Pues creo que eran doce años, ¿no? Cuando no se podía jugar más con los chicos.

Cuéntanos tu historia de amor con el fútbol. ¿Viene de casa?

Mi padre es superfutbolero. De hecho, mi madre cuenta anécdotas de estar con mi hermana, que me saca seis años, y conmigo en brazos, dejarnos en el sofá e ir al Calderón. Mi madre se lo tenía guardado, porque a ella no le gustaba el fútbol, hasta que vio que le salió la niña pequeña futbolista. Ahí ya empezó a venirse al fútbol; ella y mi hermana también. Acabamos yendo los cuatro al Calderón, a ver al Atleti.

Me acuerdo de bien chiquitita, los domingos, que estaba la Tercera, íbamos mi padre y yo con el coche a ver los equipos de la liga, con la radio, gritando los goles de los equipos madrileños: el Atlético Madrileño, el Trival Valderas… me iba a ver cualquier partido. Siempre he vivido el fútbol muchísimo.

O sea, que es friquismo puro.

Sí, sí, friquismo puro. Eso me lo ha dado mi padre. Soy del tipo de personas que me cuesta desconectar de algo que me gusta, me lo dicen las personas de mi alrededor, mis amigos, mi gente, pero es que me encanta. Para mí, mi momento es estar tranquila en casa viendo la Champions, un partidazo de liga o de cualquier otra competición. No soy de: «ah, estoy tranquila, voy a desconectar viendo una peli». Mis únicos momentos de desconexión real, quizás, son cuando estoy haciendo algún curso, algún máster. El resto del tiempo estoy pensando en el entrenamiento, en esta jugada que debería haberla hecho mejor, en lo que voy a intentar mañana o cualquier cosa. No sé si llegará un momento en que me queme, me tengo que retirar si eso me pasa. De momento, soy feliz así. Me encanta el fútbol y es lo que digo, lo he amado por mi padre.

Pero no es solo fútbol.

Hay más cosas, sí. Me encantan todos los deportes, aunque el fútbol está por encima. El otro día me vi la Super Bowl en diferido, suelo ver los playoff de la NBA, el tenis, las competiciones de crossfit. Todo.

Del Mar Abierto y de esos primeros momentos jugando con chicos, ¿qué recuerdos te vienen a la mente?

Los recuerdos de que éramos un grupo de amigos que, cuando teníamos que jugar fuera, que ya ves tú, era en Madrid, pues nos creíamos futbolistas de verdad. Venía el autobús al campo a recogernos, nos llevaba fuera… me acuerdo de que cuando iba al Vicente Calderón, veía a Fernando Torres en los calentamientos, cuando se colocaban en hilera para hacer los ejercicios, y me fijaba en que él se iba a un extremo, en la banda. Luego yo hacía lo mismo que él, me ponía separada del resto. Al final, esa era la ilusión de una niña.

Allí, en el Mar Abierto, nos llamaron a dos chicos y a mí para el Rayo. Iba a ser para entrar en el último año con los chicos del Rayo, y luego pasaría con las chicas. Entonces mi padre, como su sueño era que jugase en el Atleti, me dijo que me quedara un año más en el equipo, en el Mar Abierto, y ya al siguiente iría al Atlético de Madrid. Así lo hice y no me arrepiento para nada. Pero sí es verdad que, imagínate, en Vallecas, que te ficha el Rayo Vallecano. Eras la leche.

¿Cómo entró en casa, con tus padres, lo de ser futbolista?

Me han apoyado en todo desde el minuto uno. Mi madre ha hecho la figura de «sigue estudiando», y de hecho se lo agradezco. Cuando me preguntan algún consejo, aunque a mí no me gusta darlos, digo que si pueden estudiar, que estudien todo lo que puedan. Gracias a ella me he sacado una carrera y los másters. Y encima es como mi vía de escape que me hace salir un poco de ese friquismo del fútbol.

Pero es verdad que, bueno, me veían feliz. A mi padre le encantaba el fútbol, a mi madre le empezó a encantar también, iban a todos los lados a verme a jugar con la Selección madrileña por toda España y con la selección española a categorías inferiores si podían. Han ido a finales de campeonato de Europa, a Nyon, en Suiza… Siempre me han apoyado mucho.

¿Cuál es la diferencia de antes o ahora?

Lo que me dice mi madre es que, antes, cuando se sentaban detrás de la tele o iban a verme a los campos, disfrutaban en el sentido de «qué guay, esto es un hobby, se lo está pasando bien», y ahora ven que es un trabajo, una responsabilidad, y se ponen nerviosos, esperan que todo salga a favor. También han sido testigos de ese cambio a nivel sentimental que ha habido en el fútbol femenino y que he podido vivir yo en primera persona.

¿Qué has estudiado?

Grado en Fisioterapia. Luego me hice un máster en Nutrición deportiva, que era como un título propio online, después me hice un MBA en Garrigues de dirección deportiva. Muy, muy guay. Lo hice con Mario Suárez y Leo Franco. Ahora estoy con un curso de Nutrición en la Mujer Deportista, que es supernuevo, porque es que no hay casi estudios científicos sobre la mujer en el deporte, solo a nivel de élite exclusivamente.

Esa niña que empezaba, la Amanda del Mar Abierto, ¿tenía estos sueños?

Lo veía muy lejano. Cuando jugué en el Vicente Calderón ni me lo creía, porque es que no lo consideraba ni un sueño, yo tenía superclaro que ahí solo podían jugar los hombres, que yo jugaría en otro estadio quizás, pero no ahí. Y cuando te ves ahí, te das cuenta de que es que ya estás cumpliendo estos sueños, que es que ni tú misma te lo imaginabas. Sí que soñaba con llegar a lo más alto, con llevar la camiseta de la selección, con ser capitana algún día del Atlético de Madrid. Todos esos sueños eran lo que a mí se me pasaba por la cabeza.

¿Y cuál fue el punto de inflexión, el día que dijiste «ya soy futbolista y me voy a dedicar a ello»?

Como debuté tan joven, con catorce años, creo que todavía no era consciente ni de dónde estaba ni de qué estaba pasando, pero sí es verdad que jugaba en lo que más se podía parecer al profesionalismo en aquella época. Tenía compañeras que trabajaban o estudiaban, y estábamos en primera división, en el primer equipo. Había que buscar otras cosas. Al principio, no te llegaba. Pero, cuando ya empecé a ir con la selección, aunque fuese sub17, a los campeonatos en Suiza y demás, me fui dando cuenta de que estaba representando a mi país, que esto iba en serio.

Luego me puse a estudiar, a sacarme bachillerato en la Blume de Madrid, con deportistas de élite, de selección española, de otros deportes. A partir de ahí, por lo menos me sentía deportista de élite. Empiezo a ser más consciente, a seguir trabajando con la humildad que mis padres siempre me han enseñado y a por los objetivos que estuviesen presentes.

Y del día del debut, catorce añitos, ¿qué recuerdas?

Contra el Puebla en Copa de la Reina. Yo subí porque se había lesionado de cruzado Mar Prieto, que era una jugadora superimportante, y en el calentamiento se lesionó su suplente. Me acuerdo de que no había casi espacio de la línea de banda y la gente. Tuve la suerte incluso de marcar gol, y ganamos 1-3. A partir de ahí empecé a jugar y ya me quedé. Lo que pasa es que antes la Copa de la Reina se jugaba al final, entonces ya estaba acabando la temporada. La siguiente ya jugué con el primer equipo desde el inicio.

Y ya no paraste.

Hasta que me hicieron capitana.

Pregunta de alguien que no cumplió su sueño de ser futbolista: ¿cómo es verte ahí, de corto, con el estadio envolviéndote? Cuando llegas al vestuario y dices, hostia, todo esto es muy grande, ¿no?

Imagínate. Además, yo pasé del C al B, estuve una semana en el filial y enseguida me subieron con el primer equipo. Es que no pasé ni por el filial. Por eso te digo que no era ni consciente de dónde estaba. Siempre digo que aquello me quedaba grande todavía, me consideraba muy joven para estar ahí. Vale que sí, que con el balón y todo, bien, pero en cualquier choque estaba totalmente fuera.

Pero eso también me hizo crecer mucho, tuve la suerte de dar con compañeras que me ayudaron y que me enseñaron mucho. Fui creciendo con ellas hasta conseguir lo que he ido logrando con el Atlético de Madrid.

Cuando llegaste, el Atlético no pensaba en ligas y, cuando te fuiste, lo dejaste con tres en las vitrinas. ¿Cómo viviste esa progresión?

El Atlético fue creyendo en un proyecto desde que se ganó la primera Copa de la Reina. Nos vimos con un gran bloque, porque lo importante es conseguir las sinergias de un equipo donde conectan todas sus líneas, todas sus jugadoras. Eso lo conseguimos con el Atleti, mantuvimos el bloque y lorgamos muchos títulos.

Después, la evolución técnica táctica del fútbol femenino está clara. A nivel físico, hemos mejorado muchísimo, también los profesionales que están al mando, tanto preparadores como entrenadores, analistas… están dando un salto de calidad que a nivel táctico hacen que el fútbol femenino llegue a cotas que se dominan en el fútbol masculino. En lo técnico igual, vamos creciendo a golpe de entrenamiento puro.

El 20 de mayo del 2017,os jugáis la primera liga en casa contra la Real Sociedad. Quedáis 2-1 y tú metes el segundo, dos a cero. Primer título de liga.

Esa liga fue muy bonita porque veníamos de ganar una Copa a la Reina el año anterior y nos estábamos jugando todo con el Barça. Nadie pensaba que el Atlético de Madrid le iba a quitar la liga al Barça. El último partido lo teníamos que ganar, aunque luego el Barça perdió su partido contra el Levante y ya nos hacía ganadoras de liga, podríamos haber perdido contra la Real.

Me acuerdo de que teníamos mucha presión. Empezamos la temporada sin presión y, de repente, teníamos una presión enorme porque estábamos a nada de ganar un título. Esa semana vino el coach que teníamos allí en el Atleti. Todo el vestuario acabó llorando, sacando todas las ansiedades que teníamos, y luego fue un partido que lo disfrutamos al máximo. Lo jugamos en el césped natural del Cerro del Espino. Vino el Frente Atlético, estuvo toda la gente animando.

El primer gol lo metió Esther [González], que le di el pase yo. Luego me pone un pase perfecto Sonia [Bermúdez] al espacio, recorto y lo meto con la izquierda, ya con dos a cero. Ese partido fue superbonito, la gente sabía que había perdido el Barça y nos estaban gritando «campeonas, campeonas». Nosotras nos mirábamos y flipábamos. Un partido superchulo, superbonito. Después, el club se portó muy bien y reservó una zona de hotel para nosotras. Llegamos y nos encontramos a todos nuestros familiares, que estaban llorando, hicimos una fiesta… Siempre lo primero de algo es bonito y es especial.

Después, el ser humano, cuando se acostumbra a ganar, tiene el defecto de que no le da la importancia que se merece lo que viene a continuación, porque ganar es muy difícil hoy. Pero sí que es verdad que ese fue un momento muy bonito.

¿Y te esperabas hacer lo mismo dos años seguido?

El único miedo que tenía era que se desmantelase el bloque, porque era lo que nos había hecho ganar. Conseguimos que el bloque fuese fuerte, unido, y sabíamos cuál era la fórmula de ganar: mucha humildad, sacrificio, trabajo y confiar en cada una de nosotras para sacarnos el máximo rendimiento cada día. Y lo seguimos haciendo así, con un vestuario que, cuando nos volvemos a ver ahora, seguimos comentando el pedazo de vestuario que éramos en aquella época. Recordar algo así dice mucho del equipo que había.

Con veinticuatro años llevas diez jugando en Primera División, has jugado Mundial, Eurocopa, campeona de Copa de la Reina y de Liga. Tocas techo. ¿Tuviste la sensación de que, quizás, habías llego al top muy joven? ¿Cómo te sigues motivando a partir de ese punto?

Soy de las que digo, y así lo pienso, que siempre tienes cosas que mejorar en ti misma. La motivación esa de intentar dar tu mejor versión siempre está ahí. Sí es verdad que cuando ya estás ahí, en el techo, es muy difícil porque cualquier bajada que tengas ya estás en un escalón por debajo y, si subes, es al que estabas antes. Te quedas igual y ya no llama tanto la atención como cuando venías subiendo de manera progresiva.

Nosotras lo dijimos en la tercera Liga que ganamos con Sánchez Vera. Cuando vino el míster, nos dijo: «Para igualar lo que venís haciendo, tengo que ganar la Liga». ¡Con lo difícil que es eso! Eso es a lo que te expones, estás en una exigencia individual y colectiva muy grande cuando has tocado techo. Ser la segunda es bajar de nivel y volver a ser la primera es volver a estar como antes. El premio, por decirlo así, tiene menor valor.

Esa presión, ¿cómo se gestiona internamente?

Pues es complicada. No todos los días nos levantamos igual, tenemos rachas, temporadas, momentos donde dices «este es mi mes, me como el mundo» y hay veces que piensas «necesito descansar y no tengo tiempo para descansar», pero sí que es verdad que tengo la suerte de que tengo mucha gente a mi alrededor, mi familia y todo, que me sabe llevar; me sabe gestionar en ese sentido.

Yo soy de las que me llevo mi tupper cuando estoy con mis colegas, cuando llega la hora de irme a dormir, me voy a dormir y me lo respetan y van conmigo a muerte. Pero claro, es una exigencia que tú la tienes que llevar todos los días y a todos lados. Hay días que estás súper a gusto con tu tupper y te vas a las once de la noche a tu casa y hay días que te apetece quedarte o comer lo que te dé la gana y no puedes porque compites en cuatro días. Eso también es el estilo de vida que tengas tú y lo que te guste tu deporte. Yo al final me motivo con que tengo la suerte de que vengo a hacer lo que más me gusta. De momento, no veo mi retirada y sigo viniendo con las mismas ganas que tenía con veinte años de entrenar.

Y hablando de presión, ¿cómo gestionasteis a nivel de grupo la temporada siguiente?Estuvisteis durante diez jornadas con el Barcelona un punto por detrás. No fallasteis hasta ganar la liga.

Decidimos preocuparnos por nosotras mismas, sabíamos que el Barça no iba a pinchar o por lo menos así lo pensábamos. Entonces dijimos «vamos a centrarnos en ir partido a partido», que suena muy del Cholo, pero es un tópico de toda la vida. Vamos a ir partido a partido y a partir de ahí que sea lo que tenga que ser. Vamos a dejarnos la vida en estas diez finales que quedan y si al final uno de los partidos del fin de semana se pierde y gana el Barça, significa que no merecíamos la Liga.

Pero llegamos hasta el final brillando. Gracias al grupo, por supuesto. Disfrutábamos al cien por cien cada entrenamiento, salían chispas de la intensidad, de cómo íbamos a todo, pero eso nos hacía luego llegar el domingo y competir como auténticas bestias. También hubo mucha gente que vino a sumar y a multiplicar, gente que a nivel deportivo y a nivel personal eran top. Eso fue lo que nos hizo ganar otra Liga.

La tercera sí fue un poco más cómoda, la ganaste con más holgura. Pero ya llegó la evolución del Super Barça, que está intratable. Esa superioridad, ¿empobrece la competición?

No, lo que pasa es que el Barça ha hecho muy bien su proyecto. En el momento en el que el Atlético de Madrid le gana tres Ligas consecutivas, ellas en ningún momento tiran la toalla y siguen confiando en su filosofía, que ¿cuál era? Mantener su bloque, su gente de la casa y la gente joven que firmaron en su día, como puede ser Patri Guijarro o Mariona Caldente y y mantener su gente en la cantera como Alexia, Aitana y demás. A partir de ahí, ir trayendo gente como Hansen, con Oshoala, ir sumando al equipo cada año con dos o tres jugadoras top.

Cuando hay datos así, tan impresionantes, es porque algo han hecho muy, muy bien. Como deportista tienes que valorar cuando alguien hace muy bien las cosas y yo creo que, en este caso, el FC Barcelona ha hecho muy bien las cosas.

Justo después de tu tercera liga llega el Mundial y te lesionas en el primer partido contra Sudáfrica. Ya no vuelves a jugar ¿Cómo te tomaste ese Mundial?

Jugar un Mundial es lo máximo que hay, lo más bonito. Disfruté mucho el de Canadá y disfruté mucho el de Francia, pero esto son dinámicas y es fútbol. Cuando estás en una selección no es lo mismo que un equipo. El seleccionador lleva un bloque para conseguir el oro de ese Mundial y hay momentos en los que a ti te toca participar y otros en los que no, ya sea por condiciones físicas o porque tú tienes en tu cabeza un once tipo. Para un partido haces una cosa porque el rival te condiciona y para el siguiente cambias el plan.

En aquel partido, la gente que salió lo hizo muy bien, se remontó y creo que también esa gente se merece un premio, esto es fútbol y eso es compañerismo. Si hubiese sido al revés, si hubiese salido yo y hubiese remontado el equipo, la situación personal cambiaría, pero sería la misma a nivel colectivo. Diría «joder, qué bien lo he hecho, ojalá estar ahí para el siguiente». Esto es confianza, apretarnos todas. Más en un Mundial, donde tienes que dar el cien por cien en poco tiempo. Al depender tanto del grupo, siempre te vas a sentir partícipe independientemente de cuánto juegues.

A mí me pasó que, entre la lesión y lo justa que llegué a nivel físico al Mundial, sufrí. Esto es así, esto es fútbol profesional, juegan las que mejores estén, que es normalmente lo que suele pasar, o a criterio del seleccionador o del entrenador, que también tienen sus gustos, preferencias y que es totalmente respetable.

Tú formabas parte de la camada de jugadorasque se clasificó para el primer Mundial de la historia de España. Un golpe sobre la mesa para decir «aquí está España», apuntadnos para las grandes citas.

Canadá 2015. Yo era muy jovencita, disfruté mucho de ese Mundial. Aprendí mucho de jugadoras como Vero Boquete, Sonia Bermúdez, Natalia Pablo… de toda esa gente disfruté muchísimo, me dediqué a aprender, a ver cómo realmente se vive y se prepara un Mundial. La experiencia en Canadá, que estaba súper, hiper, mega preparado, me encantó. Y, como dices, fue un golpe de efecto porque la gente empezó a creer en nosotras.

¿Cómo te tomas tu entrenamiento? La preparación individual ha evolucionado muchísimo. ¿Trabajas en paralelo a lo que te mandan en el equipo?

Yo lo consigo en un estilo de vida muy cuidado. Pero porque me gusta cuidarme la alimentación, el sueño, todo. Llevo un nutricionista personal, un entrenador personal y un fisio. Aquí [en el Sevilla], por ejemplo, no tienen tiempo para dedicarte solo a ti una hora y media de tratamiento diario. Somos veintitrés, no da para más, por eso suelo tener un equipo de trabajo de tres: fisioterapia, nutrición y entrenamiento personal. Todo va coordinado con el preparador físico y con nuestra nutricionista para que el club sepa todo lo que hago, cómo me cuido y cómo me estructuro todo. O para que mis entrenos personales no pisen a nuestro preparador físico del equipo y que vaya controlado. Siempre trabajo así, me gusta trabajar así, para mí es un estilo de vida, más que una obligación.

Mira, cuando termino de entrenar, me voy a casa, me hago la comida que me toca, voy al gimnasio, vuelvo a comer, descanso y al día siguiente lo mismo. Esa es mi forma de preparar el fin de semana para llegar en las mejores condiciones y así es como veo yo el deporte de elite. Sé que el día de mañana, con lo que me gusta el deporte, cuando deje el fútbol seguiré haciendo muchísimo deporte, comiendo así de saludable y dándole prioridad a tener un estilo de vida saludable.

En lo táctico, ¿en quién te fijas? Fernando Torres es tu ídolo, pero ¿quién más?

Como siempre he tenido referentes masculinos, siempre me he fijado en el fútbol masculino. No es que me parezca a ellos ni mucho menos, ojalá, pero siempre me ha gustado Andrés Iniesta, también Bernardo Silva, Kevin De Bruyne, Odegaard, David Silva, todo ese tipo de futbolistas me gustan mucho. Son los típicos que se mueven entre líneas, un ocho, un diez, que se está perdiendo un poco. Me gusta mucho el fútbol posicional, pero a la vez el fútbol de transiciones; de cuando robas, atacar rápido y buscar los espacios.

No me considero una jugadora rápida, por lo tanto, me toca buscar mis espacios y mis posiciones para poder recibir en buenas zonas o romper antes que el rival, cogerle las espaldas y evitar medirme en carrera. Ahí soy más débil, así que busco alternativas con la colocación. A nivel táctico, me hace ver el fútbol también de otra manera y buscarme también mis herramientas para salir ventajosa de ciertas circunstancias.

He leído que el veneno de entrenar te ha picado, ¿cómo saldría un equipo de Amanda al partido?

El entrenador o la entrenadora siempre se tiene que adaptar a sus equipos y creo que lo primero que haría sería adaptarme al mío, por mucho que me guste el juego de posición o un 4-4-2 en rombo. Si no tengo futbolistas para tener el balón y tengo otros de romper a las espaldas, o doy con cinco futbolistas que son extremos puros, pues me tendré que ir al 4-3-3 de toda la vida y sacar el máximo rendimiento. A las futbolistas las tienes que tener cómodas, sacarle su mejor versión y ponerles en una posición donde ellas van a estar cómodas.

¿Cuál es el equipo de mis sueños? El típico 4-4-2 en rombo o 3-5-2 con cinco centrocampistas. Me gusta tener mucho el balón, cuidarlo, presión tras pérdida y someter mucho a rival en campo contrario.

Hay pocos saltos entre entrenadores de fútbol femenino y masculino, y viceversa. Hombres y mujeres. ¿Por qué? El campo es el mismo.

Dale tiempo. Es cultural, igual que ahora vemos árbitras metiéndose en fútbol masculino, yo creo que acabará habiendo entrenadoras. No es cuestión de que sea hombre y mujer, sino de que esté preparado o preparada. Tanto en el fútbol como en cualquier empresa, yo si el día de mañana tengo una empresa de lo que sea, me va a dar igual tener hombres o mujeres, lo que quiero es gente competente y eficiente. Acabará pasando si realmente una mujer entrenadora está a la altura para poder estar en un equipo masculino. Igual que un hombre tiene que ser un buen entrenador para estar en el fútbol femenino. Tiempo, nada más.

¿Por qué saliste del Atlético? Sorprendió mucho, parecía que acababas como one club woman.

Mi sueño era haber acabado en el Atlético de Madrid, pero creo que hay que saber escuchar y ver las cosas; cuándo te tienes que ir de los sitios o cuándo llega tu momento. Fue de mutuo acuerdo. Vi que quizá llegaba mi momento y llegó la oportunidad del Sevilla. Me hizo pensar mucho, pero no me arrepiento y tengo la suerte de que estoy muy feliz aquí. Mi equipo siempre va a ser obviamente el Atlético de Madrid, lo he mamado, lo he criado y me he educado allí, pero puedo decir que aquí me acogieron como en casa.

Aquí me dieron un brazalete, el cual quiero cuidar. Primero tengo que aprender, claro, tengo una responsabilidad. Quiero seguir creciendo aquí, mejorando. Aprendo mucho del míster y de las compañeras, del equipo. Ojalá podamos seguir haciéndolo como lo estamos haciendo ahora: ir partido a partido con la humildad que tiene este equipo y seguir consiguiendo cosas.

¿Qué te ofrece el Sevilla y Sevilla?

Vine aquí por el proyecto que se iba a hacer, por el hambre que hay de crecer y de hacer cosas. Puedes ir a un equipo donde ya esté hecho todo o te puedes ir a un equipo donde vas a contribuir a hacerlo. A mí esos retos son los que me motivan, así lo hicimos en el Atleti y así me motiva a hacerlo aquí. A partir de ahí, un equipo humilde con una filosofía clara de vida, de crecimiento, de humildad y con ganas de crecer. El trabajo es innegociable aquí, también el míster me llamó mucho la atención por su forma de trabajar y por su exigencia. Tiene muchas ganas de sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas y eso también contribuyó a que viniera aquí. No me arrepiento de ninguna de las opciones, he dado también con un vestuario muy bueno a todos los niveles.

¿Qué retos te quedan por delante en el Sevilla?

A nivel individual, mejorar y el crecer en todos los niveles; personal, llevar bien la capitanía y responder ante el entrenador y el equipo. Como grupo, aprovechar la humildad del vestuario, las bases del proyecto y a partir de ahí traer gente y jugadoras para ir creciendo. No vamos a fijarnos en ningún objetivo concreto, una posición o algo medible, sino ir creciendo cada partido. Creo que se está haciendo, que hay una evolución desde el inicio de la temporada hasta el día de hoy.

La Liga F ya es profesional,¿quizás llega un poco tarde? ¿Cómo estáis ahora en el fútbol profesional femenino?

Más vale tarde que nunca. La profesionalización del fútbol femenino era muy importante para que se nos consiguiese un deporte profesional, eso te hace lograr mejoras en el nuevo convenio colectivo, que vendrá, y a partir de ahí, sobre todo, los derechos televisivos. Al final, vamos a ser realistas, es lo más importante del fútbol. El fútbol masculino está donde está por la cantidad de dinero de derechos televisivos que se mueve y yo creo que esa es la base para crecer, los derechos televisivos, la visibilidad que se le da al fútbol femenino, que la gente nos vea. También los sponsors, que entran gracias a que se ve por la televisión y eso es lo que te hace crecer.

¿Has visto Equals, de UEFA TV? Una de las jugadoras que participa en el documental cuenta que en el fútbol profesional, el trato no es el mismo. En un club, no le dejaban utilizar el vestuario si estaba usándolo el equipo masculino. Ese equals no es por la paridad salarial sino de trato. ¿Cómo ves que se ha avanzado?

Ahora mismo no puedes pedir una igualdad de salario, nosotras no generamos lo que generan ellos. Ya sea por un fútbol más vistoso, más atractivo, que no lo sé, no me voy a meter en eso, pero por los años que nos llevan, ahora mismo es como si yo cuando estaba en el Atleti quiero pedir lo mismo que cobraba, como capitana, Koke. Pues me dirán que cuando yo genere lo de Koke, hablamos.

Creo que nos tenemos que aprovechar de que a la gente le encanta el fútbol y avanzar por nuestros caminos, ayudándonos de lo que ya ha hecho el fútbol masculino. He tenido suerte de que, tanto el Atlético de Madrid como aquí en Sevilla, no ha habido esa desigualdad de trato. Obviamente, ellos utilizaban sus instalaciones en Majadahonda y nosotras en Alcalá de Henares, que teníamos unas instalaciones increíbles. Aquí en el Sevilla, ellos utilizan sus instalaciones y nosotras las nuestras. El campo en el que entrenamos es una auténtica maravilla y, de hecho, te cruzas con los jugadores, te saludas… He tenido la suerte de que en los dos clubes que he estado no he visto nada de desigualdad. Obviamente, por salario, pues ojalá algún día podamos generar lo que ellos generan, estamos avanzando mucho y muy bien. Muchísimo más que en otros deportes femeninos, eso está clarísimo. Es con lo que nos tenemos que quedar.

En el mismo documental, otra jugadora cuenta que la falta de equipos de fútbol base femeninos hace que muchas niñas emigren a otros deportes. ¿Crees que hay otros problemas así, estructurales, en el fútbol femenino todavía?

Creo que todo es tiempo en la sociedad. En cuanto a las oportunidades, eso pasa en todos los lados. La mujer siempre va a tener menos oportunidades que un hombre. En todos los deportes, para que hablemos de una mujer, ha tenido que ganar un oro. Si no, a lo mejor ni sabemos de su existencia. Yo soy la primera a la que le pasa, que no las conozco, y soy mujer. A veces veo a una chica que ha ganado un oro, empiezo a investigar sobre ella o a ver documentales de su carrera y alucino.

Tú has escrito un libro, Campeona, para crear ejemplo en las niñas.

Cuando me retire, quiero escribir un libro más biográfico contando en profundidad mis cosas, mi vida y mi camino profesional. Momentos buenos y malos, que los hay, no es todo color de rosa. Pero cuando me propusieron Campeona, que era un libro para los niños, me parecía muy buena idea. Yo nunca había leído un libro en mi época en el que me pudiera ver reflejada con la protagonista porque iba a ser futbolista, entonces vi que era una oportunidad muy bonita para que muchas niñas se identificaran con Mandi.

En las entrevistas también hay diferencias. Leo entrevistas a jugadoras y los medios os hacemos muchas preguntas políticas, sobre la sociedad, vuestro papel, es normal que hagamos ese tipo de preguntas y dejemos de lado conversaciones más tácticas, práctica habitual cuando hablamos con hombres. ¿Cómo os tratamos la prensa? ¿Deberíamos tratar los mismos temas?

A mí, como futbolista, me gusta que me hablen de táctica, de técnica y de algo a lo que me dedico, mejor que temas sociales o políticos que ahora mismo no me interesan nada. Si yo estoy jugando al fútbol, me imagino que la entrevista que me van a hacer es de fútbol y, con lo que a mí me gusta hablar de fútbol, echo de menos hablar de eso. Sobre polémicas, bueno, lo entiendo un poco. Es vuestro trabajo. La noticia está ahí y hay que darle seguimiento. Imagínate que ahora entrevistas a Vinicius y no le mencionas los enfrentamientos con las aficiones visitantes, que es donde está el foco de la noticia. Es cierto que a veces, los periodistas buscan afirmaciones que titulen la noticia, que es casi obligatorio, pero bueno. A todos nos gusta que nos hablen de lo nuestro; de fútbol, de técnica, de táctica o incluso quizá haya futbolistas a los que le gusta hacer entrevistas más distendidas, donde se habla de sus aficiones, vete tú a saber. De todas formas, nunca llueve a gusto de todos.

Ahora te iba a preguntar por la selección. En una entrevista, alabaste mucho a Ángel Vilda, que fue un entrenador muy importante para ti, ¿cómo ha sido la experiencia con Jorge? ¿Cómo crees que se tiene que ajustar la selección a la salida de las quince jugadoras?

Bueno, tácticamente no me voy a meter porque ese trabajo tendrá que hacerlo Jorge. Al final, es el seleccionador y es lo que te he dicho antes: tú tienes una serie de jugadoras y has de adaptarte a lo que tienes. Respecto al otro tema, la salida de las jugadoras, pues creo que eso ya es tema de cada quien. Si no quieren estar en la selección por equis motivos, no están; quien sí quiera estar, es lo más normal del mundo que vaya. Como deportistas, todos y todas soñamos con defender a nuestro país. Si nos llaman a la selección, pues habrá que ir y habrá que defender el escudo de tu país. Esto ya depende de cada uno.

También en Equals se hablaba de que el fútbol femenino es un espacio más libre que el masculino. Ahora es noticia que Jakub Jankto ha salido del armario. ¿Es más dinámico con los tabúes el fútbol femenino?

Que se esté hablando de esto en el siglo XXI es lo triste. No debería ser ni noticia; que cada uno haga con su vida lo que quiera. Es verdad que somos personajes públicos pero a mí, por ejemplo, me gustaría que me juzgasen por lo que hago dentro del campo. Por lo de fuera, siempre que esté dentro de los límites, de nuestros ejemplos, que son cuidar la alimentación, cuidar el descanso y respetar a nuestro club y a nuestras compañeras, debe mantenerse ajeno. Si yo me voy de fiesta y demás, qué más te da que me vaya con mujeres o con hombres. Nadie nos tiene por qué juzgar por lo que hacemos fuera del campo. El partido de fútbol es lo que graba la televisión y al final es el espectáculo. Lo demás no es espectáculo.

También salía Alexia Putellas, contando el relato de su lesión. Hay más posibilidades de que os lesionéis del cruzado vosotras que ellos. Podríamos tener más investigaciones que ayuden a cuidar mejor la salud física de las futbolistas.

Está aumentando el estudio científico sobre mujeres deportivas, centrado exclusivamente en nosotras. Tenemos más tendencia a lesiones articulares que a musculares por ejemplo; los hombres se rompen mucho de isquiotibiales, de cuádriceps por su mayor masa muscular y nosotras más a nivel articular, quizás por esa falta de tono muscular que sí que tiene el hombre. Las mujeres somos muy complejas en el sentido hormonal. Por ejemplo, ya no es que sea diferente un ciclo menstrual mío que el de una compañera, sino que hasta dos ciclos míos también son diferentes. Respondemos hormonalmente de manera muy difícil entonces, ¿eso qué significa? Mayor complejidad a la hora de hacer estudios y que tienes que utilizar mayores recursos económicos para estudiar a la mujer.

Ahora se está apostando mucho más por ese aporte científico. Cuanto más estudio haya, mejor será para la mujer. Ojalá con el tiempo se vayan amontonando, eso querrá decir que interesa la mujer en el deporte y que metemos recursos económicos para que eso se pueda estudiar.

En la actualidad, ¿qué equipos te están gustando?

Me fijo en muchos equipos porque veo mucho fútbol. Me puedo ver un partido de Premier que no tiene nada que ver con un partido de la Liga española, es un partido mucho más abierto, con muchísimas más transiciones, muchos más espacios. Me puede gustar más el Manchester City, por el hecho de que maneja más registros. También mi equipo, el Atlético. Puedo estar más o menos de acuerdo con el partido del Atlético de Madrid por cómo veo yo el fútbol, porque me gusta mucho más el orden táctico y tener mucho el balón.

El Arsenal también me gusta. Ahora me veo también todos los partidos del Sevilla y se ve que está creciendo desde lo simple, desde el orden primero y a partir de ahí trabajando el partido para ganarlo, que eso también es muy difícil cuando estás en una mala dinámica. Luego está el típico Barcelona-Real Madrid, que a todo el mundo le gusta ver. O el Madrid, que aunque seamos rivales, es un equipo que maneja todos los registros del juego, está cómodo defendiendo en bloque bajo, apretando arriba, sacando la transición rápida por fuera, te sabe también mantener el balón… creo que lo que gana es porque maneja todos los aspectos del juego. Si me tengo que quedar con equipos, Atleti y Sevilla.

Ya para acabar, nuevas formas de fútbol. ¿Qué te parece la Queens League? ¿Te apetece?

Si te soy sincera, no la veo nada. He oído hablar de ella, pero el tiempo que gasto es en el gimnasio, estudiando o viendo fútbol. Me parece perfecto que haya un fútbol distinto, que se invente sobre este deporte. Eso es estupendo, mejor que la gente haga deporte a que se meta un día de consola y sofá.

4 Comentarios

  1. Pingback: La vuelta de Irene Paredes a la selección femenina: Cambiar desde dentro lo que se perdió fuera

  2. Lamentable personaje, blanqueando y normalizando a los nazis asesinos del FA.

  3. ¿Ha normalizado y blaqueado a la banda nazi FA? Ha normalizado y blaqueado a la banda nazi FA.

  4. «Arbitras». Un árbitro es quien arbitra, con independencia de que sea hombre o mujer. Con esta tontería de femeneizar el lenguaje uno no se puede tomar en serio nada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*