Dopaje

¿Y ahora quién se fía de la Agencia Mundial Antidopaje?

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Sun Yang insulta a Duncan Scott por no querer darle la mano en el podio. El nadador chino había dado positivo por trimetazidina, la misma sustancia que ha aparecido «por accidente» en el cuerpo de todos los nadadores de la selección china, en un caso que se ha archivado con el escandaloso beneplácito de la  Agencia Mundial Antidopaje. (Foto: Cordon Press)
Sun Yang insulta a Duncan Scott por no querer darle la mano en el podio. El nadador chino había dado positivo por trimetazidina, la misma sustancia que ha aparecido «por accidente» en el cuerpo de todos los nadadores de la selección china, en un caso que se ha archivado con el escandaloso beneplácito de la Agencia Mundial Antidopaje. (Foto: Cordon Press)

Mientras en España la imagen de Antidopaje está por los suelos, con acusaciones de barra libre y sospechas de haber interferido en los procesos abiertos directa o indirectamente para evitar su resolución y sanción correspondiente, en el resto del mundo la situación no es mucho mejor. Las palabras pesimistas de Noah Lyles cuando recordaba que de los cinco mejores de todos los tiempos en los 100 metros lisos, solo uno no había sido sancionado por dopaje, ahora se pueden extender a todos los deportes.

La información aparecida el mes pasado en el New York Times ha sido una bomba sin precedentes. Veintitrés nadadores chinos habían dado positivo por la misma sustancia antes de los JJOO de Tokio 2021, pero se les permitió competir y la noticia no salió a la luz. La agencia antidopaje china, Chinada, se lo pasó por alto y la AMA aceptó el archivo del caso. La excusa oficial es que consumieron sin saberlo.

Luego, en los JJOO se llevaron no pocas medallas y alguno de ellos, como Zhang Yufei, también aspira a hacer lo propio este verano en París. La excusa que la AMA dio por buena, la ingesta de alimentos contaminados, es tan vieja como el dopaje mismo. El positivo fue por un medicamento para la angina de pecho, trimetazidina, que puede mejorar el rendimiento y la Chinada dijo que había encontrado trazas de la sustancia en la cocina del hotel en la que se hospedaban todos los nadadores en la concentración.

¿Por qué estaba ahí esa sustancia? De eso nadie sabe nada, ni siquiera la policía china, que se supone que lo investigó, pero se dio por sentado que los deportistas fueron las víctimas y que tomaron la sustancia prohibida que mejoraba el rendimiento involuntariamente. Como la cantidad era tan pequeña, era imposible que lo hicieran con la intención de mejorar el rendimiento.

El responsable de ciencia y medicina de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), Olivier Rabin, manifestó que no había una «base sólida» para desconfiar de esa investigación y sus conclusiones. No obstante, la investigación china que llega a ese resultado permanece en secreto. Un relax curioso después de descubrirse el dopaje de Estado practicado por Rusia descubierto en 2016.

El propio New York Times descubrió que los positivos rusos se habían encubierto con ayuda del Antidopaje de su país y los servicios secretos. La trama llegaba hasta Lamine Diack, director entonces de la Asociación Mundial de Atletismo, condenado pro aceptar sobornos de Moscú. Y cuando una sanción ejemplar planeaba sobre del deporte ruso, intervino el COI para salvar los muebles. ¿Qué ocurre? China y Rusia aportan mucho dinero a las arcas de la AMA y organizan grandes eventos muy caros con frecuencia.

Zhang Yufei (Foto: Cordon Press)

Un retorno a las prácticas de la RDA que parecían un suceso estrafalario del pasado. Nada de eso, fueron solo el principio. No por casualidad, Eufemiano Fuentes fue enviado allí por la federación española a aprender. Ahora, los datos disponibles no engañan sobre la sustancia aparecida «por accidente» en los nadadores chinos. En 2019 se detectaron tres positivos por trimetazidina; en 2021, dieciocho y en 2022, treinta y siete.

Contaba el diario The Guardian que en su gala del 25 aniversario en Lausana, la AMA proyectó un vídeo promocional en el que se mostraba cómo el deporte había cambiado a mejor, pero estaba muy lejos de ser lo que los aficionados que ya peinan canas esperarían. En el vídeo salían Muhammad Ali luchando contra el Parkinson y Pelé levantando la Copa del Mundo. Decía el eslogan final: «tenemos a los atletas en el corazón de todo lo que hacemos». Ni los presentes se lo creyeron. Entre los pasillos de lo único que se hablaba era del escándalo que se había producido con los nadadores chinos.

El ambiente no era para menos. Travis Tygart, director de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) había manifestado que la AMA había «barrido debajo de la alfombra» esos positivos y de no «aplicar las mismas normas que se le aplican a todos los demás deportistas mundiales». Desde la AMA, se respondió que Tygart había vertido sobre la organización «comentarios escandalosos, totalmente falsos y difamatorios». Durante el escándalo del dopaje ruso sistemático, Tygart fue uno de los mayores azotes del antidopaje internacional.

La AMA sostiene que no tenía pruebas para desconfiar de la versión de la Chinada de que se había producido un caso de «contaminación». Tygart les acusa de falta de transparencia y de no investigar como es debido. La AMA anunció una investigación independiente sobre el proceso y Tygart, de nuevo, contraatacó preguntándose si realmente iba a ser independiente.

Otras voces han denunciado que los estándares para los países poderosos son diferentes que para el resto. Habría que matizar qué es el poder en este tipo de circunstancias. Tygart resultó que tuvo razón en todo lo relativo a Rusia, aunque en este caso hay quien considera que sus palabras están más relacionadas con la guerra fría que libran Estados Unidos y China que con la limpieza en el deporte. Ese conflicto latente, en el terreno deportivo, se pudo comprobar cuando Estados Unidos lanzó la Ley Rodchenkov en 2020 que permite a este país investigar redes de dopaje, entrenadores y médicos presentes en cualquier competición en la que participen atletas estadounidenses. Una invasión de competencias de la AMA evidente.

Lamine Diack (Foto: Cordon Press)

Witold Banka, presidente de la AMA, insiste en que volverían a hacer lo mismo en el escándalo chino. No había razones para desconfiar de la investigación de la Chinada. Sin embargo, como se ha podido comprobar en España y como fue explicando el año pasado el colaborador de Jot Down Sport, Alberto Yelmo, son legítimas las sospechas de que un organismo de Antidopaje puede actuar directa e indirectamente para pasar por alto los positivos.

En el caso de China, un país sin trasparencia informativa, la actuación de sus organismos no puede asimilarse a los estándares convencionales, muy deteriorados de por sí. Rob Koehler, de Global Athlete, ha advertido que los atletas están «conmocionados» y «decepcionados» y tienen  «una total falta de confianza en el mundo del antidopaje».

La AMA se instituyó tras el polémico Tour de Francia de 1998. Su objetivo era homologar todos los controles mundiales y supervisarlos y, con la creación del Código Mundial Antidopaje, se considera que la situación ha mejorado en general.

Sin embargo, un estudio publicado en 2018 por Sports Medicine puso en contraste las confesiones tras una encuesta de los deportistas que participaron en el Mundial de Atletismo de 2011, en la que un 44% admitió haberse dopado alguna vez, con el como mucho 2% de positivos que aparecían en los controles. Dos estudios diferentes, uno de 2016 y otro de 2017 coincidieron en señalar que el dopaje en los deportistas de elite de un país como Alemania, una democracia con transparencia informativa, estaba entre el 20,4% y el 38,7%.

En el Mundial de natación de 2019, el nadador australiano Mack Horton se negó a subir al podio con el medallista chino Sun Yang, al que llamó «tramposo dopado». Días después, el británico Duncan Scott se negó a darle la mano a Sun Yang en el podio tras otra prueba. No se pasó por alto. Sun se encaró con él y le gritó «tú eres un perdedor, yo soy un ganador» apuntándole con el dedo índice en el rostro.

«Soy team-Mack» dijo Scott, cuando fue preguntado por el incidente. Sun había dado positivo en 2014 nada menos que por trimetazidina. En 2018, se negó a pasar un control antidopaje. En 2020, fue sancionado por ocho años, aunque el TAS le rebajó la suspensión a cuatro. Ese enfrentamiento cara a cara entre dos deportistas es una imagen icónica del deporte moderno, aunque haya pasado desapercibida. Los intereses económicos que paralizan la acción antidopaje, hacen que los atletas tengan que resolver las trampas –fraudes con un grave costo para la salud- de forma barriobajera ante los ojos del mundo entero. Un gran éxito del deporte organizado.

 

 

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