Historia del fútbol español

Aimar, Diego Milito, Ayala, Oliveira… ¿Por qué narices bajó el Zaragoza en la 07/08?

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AImar ante Gago (Foto: Cordon Press)

Estamos a 18 de mayo de 2008 en Palma de Mallorca. Falta menos de un mes para que España debute en la Eurocopa de Austria y Suiza, pero ahora mismo nos encontramos en los minutos posteriores al pitido final de un partido de Primera división.

El Real Zaragoza ha firmado un buen partido. No uno que se pondrá en las escuelas de entrenadores, pero sí una cosa apañada. Ricardo Oliveira, una de sus estrellas, rinde al nivel de todo el año, alto, y aporta a la causa marcando los dos goles de su equipo.Pero su cara y la de sus compañeros blanquillos no es de alegría. El Mallorca ha hecho tres goles y se ha llevado el duelo. El Real Zaragoza baja a Segunda.

Si uno tiene curiosidad y repasa la alineación de los visitantes se encuentra con nombres de la talla de Roberto Fabián Ayala, Pablo Aimar, Diego Milito, Sergio García, Gabi… La pregunta es obligada: ¿cómo pudo pasar? ¿Cómo unos jugadores acostumbrados a viajar por Europa -incluso con la camiseta del propio Zaragoza- acabaron descendiendo a la categoría de plata? Repasamos aquella temporada y vamos a intentar aportar la mayor cantidad de luz posible.

Expectativas de Champions

Para entender mejor este descenso hay que empezar echando un breve vistazo a los años anteriores de esa misma década. Tras perder la categoría en 2002, el Zaragoza volvió inmediatamente a Primera. Como si quisiera apresurarse para demostrar que el descenso no había sido más que un traspié, indigno de su historia, el club de la Romareda ganó la Copa del Rey al Real Madrid en la temporada de su regreso a la élite, la 03/04. Poco después, en 2006, fue subcampeón en esta misma competición.

Por lo tanto, a mediados de los 2000, tenemos a un equipo asentado nuevamente en la élite, jugando (y ganando) finales y con muy buenas perspectivas de futuro. Sin ir más lejos, esa trayectoria ascendente queda constatada un año antes del descenso de la 07/08, cuando quedó 6º en la tabla, clasificándose para la Copa de la UEFA «vía Liga; algo menos habitual que clasificarse para Europa vía Copa en el caso del Zaragoza», tal y como explica Aitor Lagunas, editor de la Revista Panenka y seguidor de la escuadra maña.

Ese curso 06/07 también fue muy importante por dos factores: Agapito Iglesias se convirtió en el accionista mayoritario del club y trajo los primeros fichajes rutilantes, los argentinos Aimar y Andrés D’Alessandro. Además, Víctor Fernández, después de su triunfal primera etapa en los noventa, aceptó volver a ser el entrenador del equipo.

En la ciudad del Ebro se respira optimismo. Con la vista puesta en seguir con la progresión, Agapito echa el resto para la campaña 07/08 y se hace, en dos extrañas operaciones, con Matuzalém y Ayala, además de Oliveira o Gabi. El central argentino llegaba para reemplazar a su homólogo y compatriota Gabi Milito, por quien el FC Barcelona había puesto 20 millones de euros.

Diego Milito (Foto: Cordon Press)

Las expectativas crecen, algunos incluso las disparan peligrosamente. «Agapito ya entró aquí hablando de Champions, cuando el Zaragoza no ha jugado la Champions en la vida», retrata Sonia Gaudioso, periodista del diario Marca. «Unos aires de grandeza… Vale que quieras ilusionar, pero tienes que hacerlo asesorado… Agapito no era un hombre de fútbol, era un empresario soriano que se metió en el fútbol. Quizá no se rodeó de las personas que se tenía que haber rodeado. Y si se rodeó, no las escuchaba, porque cada vez quiso tener más protagonismo y decidir él, fichar él y así le fue».

¿Defensa?

Visto con posterioridad, podemos establecer que las buenas noticias terminaron para el Zaragoza desde el mismo comienzo de la temporada 07/08, con la eliminación prematura en Copa de la UEFA frente al Aris de Salónica. Después de todo un año de esfuerzo para poder jugar la segunda competición europea, un 1-0 en Grecia y un 2-1 en la Romareda dejaba fuera a los maños antes siquiera de la fase de grupos.

El comienzo en Liga también fue decepcionante y la mejor posición en la tabla en todo el año fue la 7ª en la que permaneció durante las jornadas 10 y 11. «Era un equipo muy descompensado, muy desigual. Era un equipo que atacaba muy bien y que defendía muy mal», señala Aitor Lagunas sobre el principal problema, en términos futbolísticos, de aquel Zaragoza. «No puede ser que con la cantidad de goles que marcabas fueras también uno de los más goleados”» opina Sonia Gaudioso. Los datos asustan: el Real Zaragoza encajó 61 tantos, solo superado por Levante, Murcia y Valencia. Pero a la vez fue el 7º equipo más goleador con 50 dianas, desperdiciando las 18 que firmó Oliveira y las 15 de Milito. La venta de Gabi Milito, suplida por un Ayala que «no terminó de dar lo que se esperaba» de él, en palabras de Aitor Lagunas, acabó pesando mucho.

Al inicio dubitativo de temporada le siguió una racha de nueve partidos (de la jornada 12 a la 20) sin ganar, un registro que significó la destitución de Víctor Fernández. El entrenador no ha respondido a nuestra petición para participar en este reportaje.

«Los problemas defensivos que tenía el Zaragozano eran una cuestión que dependiese del entrenador. Yo creo que los entrenadores que vinieron después no consiguieron mejorar el rumbo», razona Lagunas. «Hay quien dice que con Víctor Fernández no hubiese bajado el Zaragoza. Era la apuesta de Agapito, el año anterior había sido muy bueno, y la verdad es que poca paciencia se tuvo porque enseguida se decidió no apostar por él», abunda Gaudioso. La periodista de Marca abre el abanico de posibles explicaciones del despido: «No sé tampoco si es porque no supo manejar el vestuario o por el tema de Aimar y D’Alessandro».

Las riñas con D’Alessandro

Las diferencias en el vestuario son un factor negativo que se menciona siempre al recordar aquella campaña, con Andrés D’Alessandro como principal protagonista. El menudo mediapunta llegó a la Romareda en la 06/07 cedido por el Wolfsburgo y su gran nivel llevó a Agapito a ficharlo definitivamente un verano después. El argentino fue «un poco como el ojito derecho» de Agapito, explica Aitor Lagunas. «Es el jugador al que Agapitose le van los ojos».

Roberto Fabian Ayala

D’Alessandro y Aimar -los dos argentinos, los dos de River Plate, los dos pequeños y habilidosos con la pelota- tenían caracteres muy diferentes y en las primeras semanas de la temporada del descenso estuvieron a punto de llegar a las manos. La bronca está en Youtube y se puede ver cómo D’Alessandro le grita al exjugador del Valencia cosas como «hacés lo que querés, concha tu madre» o «¿Quién te crees que sos, boludo?». Años después, en una entrevista con Jorge Oto en El Periódico de Aragón, D’Alessandro explicó que «en lo que se refiere a aquella discusión con Pablo, las formas no fueron las adecuadas. No tenía que haber sido en el campo de entrenamiento, sino en el vestuario, como hicimos después y quedó todo solucionado. Pero mi relación con él era y es bárbara».

 

La relación del mediapunta con su entrenador, en cambio, parece que fue peor que con Aimar. «Recuerdo bastante acritud entre D’Alessandro y Víctor», dice Aitor Lagunas. «Yo ahí sí que no entiendo cómo la directiva no estuvo mucho más firme y contundente a la hora de apoyar a un hombre de club que es la definición o la extensión natural del Real Zaragoza como es Víctor Fernández, en detrimento de un jugador como Andrés D’Alessandro».

Una semana después del incidente con Aimar, los medios de comunicación locales fueron testigos de una nueva bronca, pero esta vez entre el futbolista y el técnico, quien decidió expulsarle del entrenamiento. Lagunas lamenta que Agapito, «en un momento de elegir dónde poner la fuerza, entre apoyar a Víctor Fernández o D’Alessandro, elige la peor carta, que es la de D’Alessandro».

En la misma entrevista en El Periódico de Aragón, el ya exfutbolista tuvo palabras respetuosas hacia el míster, sin negar sus diferencias, y afirmó que el vestuario «no estaba dividido. Éramos un grupo bueno y nunca sentí que estuviera dividido».

Víctor Fernández terminó destituido en enero de 2008, tras la jornada 19, pero D’Alessandro no duraría mucho tiempo más con la camiseta blanquilla. El Zaragoza le traspasó a San Lorenzo ese mes de febrero.

Cuesta abajo y sin frenos

A Víctor le suplió Ander Garitano, que estaba en las categorías inferiores del club. El técnico, tío de Gaizka Garitano, dimitió del cargo luego de solo un partido por motivos personales. «Un misterio», describe Sonia Gaudioso. «Las malas lenguas decían que vio lo que había en el vestuario y huyó. Pero otros dicen que hubo algo personal que le impidió seguir». El Real Zaragoza llamó entonces a Jabo Irureta.

El vasco llevaba cerca de dos años sin entrenar y no fue una buena elección. «Irureta yo creo que estaba de vuelta de todo», piensa Gaudioso. «No era el Irureta que conocemos todos de hace años», remata. El técnico que había triunfado en el Deportivo de la Coruña dirigió seis encuentros al cuadro aragonés, con un pobre bagaje: una victoria, un empate y cuatro derrotas. «El paso de Irureta para mí es letal. Para mí Irureta sí que le baja las pulsaciones al Zaragoza mucho», valora Aitor Lagunas. «En ese intento iruretiano de que sucedan pocas cosas en los partidos y de amarrar atrás, el Zaragoza se desnaturaliza porque no era un equipo ni pensado para defender ni pensado para competir por no descender. Ni pensado para tener un entrenador como Irureta. Entonces ahí se dan tres situaciones contra natura que acaban por convertir al equipo en un Frankenstein tanto a nivel mental, psicológico y futbolístico», dibuja.

Oliveira e Irureta (Foto: Cordon Press)

El Zaragoza iba cuesta abajo y sin frenos. En pocos meses el club pasó de pretender ser un fijo en competiciones europeas a verse 17º en la jornada 26 presentando a su cuarto entrenador de la temporada. La directiva, asustada, se dejó de experimentos y echó mano del tercer capítulo del Manual del Fútbol, que dice así: «Si persigues la noble meta de lograr la permanencia para tu club, debes contratar a un entrenador veterano, jugar con 5 defensas y agarrarte los machos». Así pues, Manolo Villanova, un hombre de la casa, se puso al frente del equipo.

Aitor Lagunas lo describe como un técnico de «poca elaboración táctica, pero bueno, al final la situación tampoco estaba para mucho fútbol champagne, estaba para sacar adelante, por lo civil o por lo criminal, una situación muy complicada».

Y en varios momentos pareció que sí, que la jugada iba a salir bien. Hay una victoria frente al Atlético de Madrid, una racha de cuatro partidos sumando puntos, pero el Real Zaragoza no pudo escapar a su propia dinámica y al final no le dio para salvarse. El último encuentro en Mallorca resume a la perfección lo que fue el combinado zaragocista aquel curso: consigue hacer dos goles fuera de casa y aun así no gana porque le marcan tres.

La fragilidad defensiva, los ocasionales problemas en el vestuario, la falta de capacidad de la directiva y las excesivas expectativas rindieron a aquel Real Zaragoza. El club, después de otro periplo por Primera, acumula en la actualidad temporadas en Segunda, aunque no pierde la esperanza de volver al sitio que le corresponde por historia.

4 Comentarios

  1. Qué pena aquel Zaragoza, había dejado grandísimos momentos aquellos años (especialmente a costa del Madrid). Ojalá regresen pronto, es sin duda una plaza que debe estar asentada en Primera.

  2. Henrik Larsson King of Kings

    Esperemos que no haya que reescribir este artículo con el Valencia dentro de poco.

  3. El Zaragoza históricamente fichaba jugadores jóvenes y cuando rompían los vendía a equipos con más dinero. Así es como se ganaron copas y se jugó en Europa. Por aquí pasó gente como Villa, Morientes, Milito… hasta Piqué (cedido). El día que ficharon a Ayala es cuando esto se fue a la mierda. Ayala había terminado contrato con el Valencia y había firmado por el Villarreal… y Agapufo pagó la cláusula de rescisión. 6 millones creo recordar. Por un tío de treintaytantos que sabes que ya jamás vas a recuperar ese dinero, era un fichaje económicamente nefasto, por muy buen rendimiento que pudiera dar en el campo para el Zaragoza era un desastre de fichaje.

  4. Agustín Iturralde

    También el gran Valdano se hizo como futbolista en nuestro equipo.

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