Artes Marciales Lucha de almohadas

Los orígenes del deporte profesional Lucha de almohadas

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Lucha de almohadas
Lucha de almohadas en Canadá (Foto: Wikipedia)

No me miren con esa cara. ¿Acaso es normal algún deporte? ¿El lanzamiento de martillo tiene lógica? Si ni siquiera es un martillo, es una bola con un cable. ¿Y el balón con cesta? Lo tenemos todo muy normalizado, pero normal, normal, no es. En el deporte se disfruta de los enfrentamientos, de la rivalidad, del suspense, de la emoción de las apuestas en casinos online españa, pero la lógica de lo que está sucediendo en el terreno de juego brilla por su ausencia.

Por eso no debería extrañarnos que se intentara poner de moda un deporte llamado Peleas de almohadas. Los niños lo hacen en cuanto tienen una entre sus manos, no podemos decir lo mismo de que decidan lanzar un libre directo con barrera si ven una naranja en el suelo. A eso hay que enseñarles antes de que aprendan a razonar, a estamparle la almohada a su hermano en la cara, no. Eso sale del alma.

Sin embargo, fracasó. La Pillow Fight League que se inició en Toronto empezó fuerte, llegó a celebrar veladas en Estados Unidos, pero al final se vino abajo cuando más compleja empezaba a ser su organización y tenía un futuro más prometedor, pero solo duró un corto espacio de tiempo entre 2006 y 2011.

Las normas eran sencillas. Consistían en peleas de estilo libre, como las Artes Marciales Mixtas, pero la regla era efectuar cada golpe con una almohada de por medio. Es decir, en el punto de contacto, siempre tenía que estar la almohada antes. Si el cojín estaba bien situado, se podía hacer de todo: patadas, puñetazos, llaves cualesquiera, incluso asfixias… Eran cinco minutos por combate, pero luego se redujo a dos asaltos de dos y tres minutos, uno solo tan largo resultaba extenuante. Ganaba quien obtenía que su rival quedase aturdido en el suelo, se rindiera o el árbitro parara el combate por superioridad manifiesta.

Lucha de almohadas
(Foto: The OFFICIAL Pillow Fight League!)

El origen hay que buscarlo en el rock and roll. Stacey P. Case era el batería del grupo Tijuana Bibles. Tenía 38 años cuando fueron teloneros de un grupo que tenía un número de burlesque, Skin Tight Outta Sight, que decidió, en la Nochevieja de 2006, realizar una pelea de almohadas como parte de su actuación.

Después de cada canción, se liaban a mamporros con las almohadas. Al público parecía darle un poco igual, pero Case se quedó con la copla. Al año siguiente, repitió el espectáculo, pero cambiando la idea. Se iban a pelear con las almohadas voluntarios seleccionados entre el público. Fue un éxito, a la gente le encantó descargar así la tensión y echarse unas risas.

Desde entonces, instituyó dos fechas semanales en Toronto para celebrar Peleas de almohadas, los jueves y domingos por la noche. Si acaso, hubo algo sospechoso o que ya indicaba por dónde iban a ir los tiros. El deporte iba a ser femenino. Según Case, nadie iba a querer ver a hombres pelearse con almohadas, tenía que ser cosas de chicas. Inicialmente, el ring, era una mera colchoneta. Cuando estuvieron cerca de profesionalizarlo, ya tenían tatamis en condiciones.

En un principio, aunque Case decidió que el deporte solo tuviera mujeres como protagonistas, quiso dejar claro que la cosa «no va de tetas». Eran verdaderas peleas con almohadas. No había ni topless ni lencería. El promotor insistía: «Son peleas de almohadas, verdaderas peleas de almohadas». La paradoja, y parte del éxito, fue que los hombres sintieron que era un deporte dirigido a ellos porque peleaban mujeres y ellas consideraron que era un poderte para ellas porque las protagonistas en el ring eran femeninas.

La faceta más americana que tuvo la competición fue que las luchadoras tuvieron que exagerar sus personajes. Por ejemplo, Sailor Gerri iba vestida de maerinera. Sarah Bellmun, de bibliotecaria con gafas. Aunque se intentó que esos disfraces no hicieran más que acentuar su personalidad real y estuviesen basadas en hechos reales. Pero vamos, tontunas de ese continente y, a veces, sin gracia. Por ejemplo, una luchadora, Polly Esther, era «una alcohólica en rehabilitación», idea inspirada en que en la vida real era  «una camarera puteada». Luego que por qué los campus universitarios de este país están obsesionados con los prejuicios discriminativos.

Lucha de almohadas
Lucha de almohadas profesional (Foto: behersports.com)

La almohada se estandarizó con un relleno de fibra, porque lo cierto es que no hacía falta dar un puñetazo con ella de por medio para hacer daño, un almohadazo con fuerza en la cara ya era bestial. Hubo dientes que saltaron por los aires de un golpe de almohada bien dado. Una almohada de plumas, como estuviesen apelmazadas, podía tener consecuencias graves. De esta manera, surgieron llaves muy interesantes e imaginativas, como situar la almohada entre las piernas y oprimir con ellas al rival en una pinza letal.

Siguiendo el ejemplo de la Nochevieja loca, buscando una forma de entretenimiento y adrenalina. se organizaron peleas también con gente del público, amateurs. Se dijo que esta idea estaba tomada de los partidos amateur que organiza la NBA cada temporada. Y ocurrió lo contrario, si bien nadie presta atención a esta distracción que monta la liga de baloncesto más seguida del mundo, aquí las amateur eran, de nuevo, la sensación como ocurre con los mejores casinos online que aceptan Trustly.

El espectáculo fue tal éxito que salió de Canadá. En Estados Unidos se organizaron veladas en Nueva York, en el Galápagos Arts Space de Brooklyn. ESPN llegó a decir que eso que se estaba viendo ahí podía ser el futuro del deporte e inició trámites para emitirlo, también hubo combates que se retransmitieron por la VH1. Las veladas estelares que se celebraron en Corea del Sur. Surgió un público que se encariñó con la idea como si se tratara de una modalidad modificada de la tradicional pantomima del wrestling.

Sin embargo, algo se rompió entre el personal más importante del show, las luchadoras. Ocurrió también algo todavía más grave, que bien conocen todos los deportes nicho: no se obtuvo una inversión financiera suficiente para que la liga durase más tiempo. Y para rematar, la Comisión Atlética del Estado de Nueva York prohibió las peleas por considerar que la almohada era un arma peligrosa.

Con cien dólares por combate, las luchadoras empezaron a cansarse. No eran cien dólares por cinco minutos, sino que había entrenamientos detrás y un trabajo en tácticas, llaves e ideas con las que doblegar a las oponentes. Se reunían durante la semana en una antigua fábrica de ataúdes para entrenar, algo que no podía mantenerse en el tiempo solo con buena voluntad.

Y menos aún, si había mal rollo. No era algo sexual, pero los personajes se fueron sexualizando cada vez más con el paso del tiempo, cuando había que luchar seriamente por audiencias. La liga era un deporte femenino, lo practicaban solo mujeres, pero en el centro de decisión solo había hombres: Case, su socio Lovranski y el que arbitraba todos los combates, Harsant. Las luchadoras solo luchaban, no tenían nada que aportar a la estrategia ni al desarrollo del deporte.

Lucha de almohadas
Pelea de Almohadas en Brasil (Foto: arnold.savagetpromocoes.com.br)

Paralelamente a la sexualización de los personajes y los disfraces, Case también empezó a enfrentar a las contendientes entre ellas en serio. Buscaba que la rivalidad, que el odio, se plasmase en el ring y no dudó en intentar que hubiese problemas reales malmetiendo entre ellas.

Al final, no se sabe bien si el motín de las luchadoras acabó con la Pillow Fight League o si la dirección acabó exhausta. Por lo pronto, lo que parece que hubo es una tormenta perfecta, porque las luchadoras aseguraron que dimitían y sus creadores que se habían hartado del negocio. Entre todos la mataron y ella sola se murió, aunque resucitó posteriormente y sigue organizando espectáculos. La cuestión es que la semilla ya estaba plantada.

En 2021 Steve Williams recogió este legado y fundó el Pillow Fight Championship, que se emite en ESPN, y tiene categoría tanto masculina como femenina. Las almohadas son de nylon y con asas y los ring absolutamente profesionales. Ahora existen instituidas la Pillow Fight League, de Estados Unidos, la World Pillow Fight Federation, con sede en el Reino Unido, y el Campeonato del Mundo de Lucha de Almohadas que se celebra cada año en Miami.

El deporte se extendió a otros países, como Brasil y Nigeria y se practica en las escuelas de Ghana. Lo que prueba que la imaginación puede llegar muy lejos en el mundo del deporte.

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