Comenzaba el año 69 en París, más calmado que el anterior, pero… había un problema: Aunque París lo tenía todo, carecía de lo más importante: un equipo de fútbol. El CA París se fue al infierno en 1963, tras 17 años en Segunda; el Racing de París descendió a Tercera en 1966; el Stade Français pasó de Primera a Quinta en solo dos temporadas, en 1968; y el Red Star estaba cada vez más asentado en Saint-Ouen, lejos de representar a toda la ciudad de París.
La necesidad era evidente, ya que París era una ciudad futbolera; siempre lo había sido. Y, pese a que nunca había tenido equipos demasiado laureados, exceptuando un poco al Racing, varios habían convivido en la máxima categoría hasta bien entrados los años 60, con buenas asistencias de espectadores.
La búsqueda de ese nuevo club implicó incluso a la Federación Francesa de Fútbol, que promovió una consulta popular en febrero de aquel año 69. Fue más bien un sondeo para medir los ánimos de la afición parisina. La pregunta se publicó en varios periódicos de la época, así como durante partidos de distintos clubes de la ciudad. Rezaba tal que así: “Pour un grand club de football à Paris”. Llegaron más de 60.000 votos al apartado de correos: Football Paris BP 274-16, París.
La respuesta positiva fue unánime, al igual que la elección del nombre: Paris Football Club, emulando a uno de los primeros clubes de la ciudad, fundado por unos ingleses en 1897 y que no tuvo demasiado recorrido. Casualmente, el CA París se llamó FC Paris entre 1899 y 1905, aunque sin ninguna relación con aquel.
Para organizar todo esto, la propia Federación había creado una comisión de estudio encabezada por tres personas. Uno de ellos era el pied-noir Fernand Sastre, secretario general de la misma Federación. También formaba parte otro miembro de la FFF, Henri Patrelle, quien además era presidente de un club parisino llamado Stade Saint-Germain. El tercero en cuestión era Guy Crescent, presidente del grupo Calberson, uno de los gigantes del transporte de mercancías en Francia. También tuvo un papel importante y, de hecho, sería el primer presidente del club, Pierre-Étienne Guyot, presidente de varias federaciones deportivas francesas y exvicepresidente del Racing de París.
Otra figura importante fue el periodista Pierre Bellemare, quien promocionó la iniciativa en su programa radiofónico de Europe 1, “Vous êtes formidables”. Curiosamente, el presidente de la emisora en ese momento era el propio Guy Crescent. La publicidad de Bellemare logró recaudar cerca de un millón de francos, utilizando como cebo en sus puntos de información por las calles a artistas como Enrico Macias o Mireille Mathieu.

Vamos, el proyecto de tener un club potente en París no era un movimiento de cuatro nostálgicos de los años dorados del fútbol en la ciudad. Era una operación en la que participaban instituciones políticas y deportivas, así como personalidades del mundo empresarial y artístico del país. Ya había nombre, “aficionados” y, sobre todo, mucho ímpetu. Incluso había un club registrado: el Paris FC.
¿Qué faltaba ahora? Sí: una plaza con la que poder competir. La temporada 1969-70 se pasó en blanco, estudiando las distintas maneras de empezar a jugar lo más alto posible. La primera opción fue fusionarse con un club de la máxima categoría y trasladarlo a París. Como ocurrió en Murcia en los años 2000, sí. Pero el Sedan, el elegido, finalmente lo rechazó.
Las prisas empezaban a apremiar y la Federación, pese a estar detrás de la operación, se negó a “regalarles” una licencia para jugar directamente en Primera. Así surgió una opción mucho más cercana: el Stade Saint-Germain, de la región de Île-de-France, acababa de ascender a Segunda. No quedaba otra que explotar esta vía. Ese mismo mayo de 1970 se firmó la fusión del París FC con el Stade Saint-Germain, pero… apareció el primer problema: el nombre.
El equipo presidido por Henri Patrelle se resistía a perder su legado. La prisa acuciaba aún más al nuevo club, así que, tras una votación incluida, el 27 de agosto de 1970 nacía el París Saint-Germain, como si el Barcelona se llamase Barcelona Santa Coloma. El París FC ponía el dinero y el Parque de los Príncipes, mientras que el Saint-Germain aportaba la plaza, el campo de entrenamiento y el grueso de la plantilla.
Al final todo el proyecto y esa insistencia en que la ciudad tuviera un equipo llamado París FC, había servido para crear el PSG. No obstante en la navidad del 71 el ayuntamiento aprobaba una nueva condición a la subvención: Volver a llamarse París FC como muy tarde en julio del 72. Y con todo ese músculo, logró el ascenso el primer año. Pero los problemas llegaron en la 71-72, la del debut en la máxima categoría. Los parisinos logran la salvación pero con una economía desastrosa y un pufo de unos 850.000 francos.
Aquí vuelve a aparecer el Ayuntamiento de París, que por aquel entonces no tenía alcalde, sino presidente del Consejo de la Ciudad. De hecho, esa primavera estaban en pleno proceso de transición de Jean Cherioux a Nicole de Hauteclocque; de gaullista a gaullista, ya que habían ganado las elecciones municipales de 1971. Y con ello, vuelve a aparecer un nombre: París FC.
El Ayuntamiento asumiría esa deuda con una condición: el PSG tenía que volver a llamarse PFC. El 16 de mayo de 1972 se celebró una Asamblea General del PSG en el Hotel Méridien, que, tras una ajustada votación, arrojó un resultado de 626 votos a favor de mantener el nombre de PSG frente a 623 en contra. El Ayuntamiento fue inflexible, y el 1 de junio se decidió otorgarle la plaza en Primera al París FC y tomar la plaza del Montreuil para el nuevo filial.

Es decir, el París FC, fundado en 1969, debutaría como tal en la temporada 72-73, tres temporadas después de su nacimiento. El PFC absorbe, además, a casi la totalidad de la afición del PSG. De hecho, incluso aumenta de 10.000 a 13.000 la media de espectadores que había tenido el conjunto saint-germanois en su año de debut en Primera.
Por su parte, el PSG se queda con la plaza del filial en Tercera y retiene a los aficionados de su comuna, que no llegan ni a 700 de media. Sin derecho a seguir jugando en el Parque de los Príncipes, regresan al Stade Georges-Lefèvre.
Volviendo al PFC, mantienen buena parte de la plantilla del PSG, destacando sin duda Jean Djorkaeff. Además, llega algún que otro jugador francés de nivel, como Georges Eo (procedente del Nantes) o el goleador Louis Floch (del Mónaco). Los dos únicos refuerzos extranjeros son el suizo Gabet Chapuisat (Lausanne), padre del mítico Stéphane, y el atacante hebreo Mordechai Spiegler (Maccabi Netanya). Nacido en la URSS, Spiegler marcó el único gol de un jugador israelí en la historia de los Mundiales, y al poco tiempo fichó por el PSG.
En su primer año logran la salvación, y en su segunda temporada, la 73-74, pese al aumento en la afluencia al estadio, el equipo desciende sin miramientos a Segunda. La inversión, en realidad, fue la que se esperaba: se reforzó la plantilla, pero sin ninguna gran estrella, ni siquiera jugadores habituales en la selección. No fue, desde luego, el Racing de París de los años 80, que, pese a sus grandes fichajes, no se comió un rosco. La plantilla del PFC era lo que era: salvación y gracias.
En ese proceso de asentamiento como principal equipo de la ciudad, tampoco ayudó el renacer del PSG, que en esa campaña 73-74 volvió a ascender a Primera, reuniendo a casi 5.000 fieles en su estadio. Contribuyó notablemente la entrada en el club del empresario y modisto Daniel Hechter, acompañado de algunos amigos, como el actor Jean-Paul Belmondo y el político gaullista Bernard Brochand. Además, Hechter diseñó la nueva camiseta del PSG, que se institucionalizaría para siempre con la franja roja, ya que, hasta ese momento, predominaba mucho más el color azul.
En ese momento, el PSG había superado al París FC para siempre. Incluso había logrado regresar al Parque de los Príncipes. Los dos años del PSG en la mierda no habían sido aprovechados ni un mínimo por el PFC. En su vuelta a la D2, juntaba poco más de 1.000 espectadores, mientras sus vecinos pasarían pronto los 20.000.
Si en D1 los fichajes eran de perfil bajo, ahora lo eran aún más, incluso pescando descartes del PSG y alguna vieja gloria como el yugoslavo Dragoslav Sekularac. Aún así, contra todo pronóstico, en 1978 logran ser subcampeones de liga, justo por encima del Red Star, y clasificarse para el play-off de ascenso. Era la segunda oportunidad, y probablemente la última, que tenían. Se cargan al Besançon de forma bastante contundente y vuelven a Primera.
Allí les espera un PSG que, pese a firmar grandes jugadores de la liga como Carlos Bianchi, aún está muy lejos de los puestos de cabeza. El París FC mantuvo el bloque y a sus goleadores Beltramini y Lech. Los fichajes de más nombre fueron los argentinos Daniel Alberto, de Independiente, y el delantero Humberto “El Tigre” Bravo, de Talleres.
Esa temporada consiguió meterle un buen mordisco, en cuanto a aficionados, al PSG. Casi 10.000 personas de media para ver al PFC, frente a los 18.000 del PSG. Ambos equipos estuvieron por la zona baja de la tabla, lejos de los cocos del fútbol francés. El París FC terminó penúltimo, lo que le daba aún la oportunidad de jugar la promoción de descenso contra el Lens. Lo que mal empieza, mal acaba. La planificación de aquella temporada no era la de un equipo grande; era simplemente supervivencia.
El París FC cayó a penaltis tras empatar en la ida y en la vuelta a cero. Fue el colofón final al intento de tener dos clubes parisinos en la élite. A partir de ese momento, todo el interés de la ciudad se centró en el PSG, pese a que no logró su primer título de liga hasta 1986. Aun así, el primer año en D2 no fue tan malo. Se contrató para el banquillo a un joven Roger Lemerre, que con el tiempo sería campeón de Europa con Francia en el año 2000. El equipo fue séptimo, pero su mayor éxito lo tuvo en la copa. De hecho, nunca ha vuelto a llegar tan lejos.
Aquella 79-80, el París FC fue semifinalista de la Coupe de France. Caería en semis contra otro equipo de Segunda, el Orléans. Realmente, fue un placebo. Todo apuntaba a una larga calma con el PFC asentado en Segunda, pero sin demasiadas opciones de subir. Pero… llegó 1982 y apareció Jean-Luc Lagardère. El empresario francés también buscaba que la ciudad de París tuviera un equipo puntero, ya que al PSG aún se le resistían los títulos de liga.

La vía de potenciar al París FC ya había sido descartada, así que nada mejor que intentar resucitar a un histórico como el Racing de París, un club que sí había logrado triunfar en su momento. Quizá el único de verdad. Pero pasa lo mismo que pasó con el PFC… se necesita una plaza. Lagardère “compra” la plaza del París FC en D2. Por su parte, el PFC competirá esa temporada 82-83 en Tercera con la plaza de su filial. Sí, toca volver a empezar.
La verdad es que es curioso ese baile de plaza en París. Digamos que el PSG fue fruto de la fusión del PFC y el Stade Saint-Germain, pero esa plaza del PSG acabó volviendo al PFC, que con los años pasó a manos del Racing de París. Vaya, se podría decir que los tres clubes “compartieron” su plaza.
El París FC, que llegó a competir esa campaña como Racing París 1, descendió a DH, es decir, la cuarta categoría del fútbol francés. Allí compartiría grupo con otros clubes de Île-de-France. Eso sí, con nuevo nombre: Paris FC 83. En 1986 llegó como entrenador-jugador Pierre Lechantre, que sumaba más de 300 partidos en Primera División francesa entre Mónaco, Sochaux, Marsella o Laval.
Gracias a ello, el club no se hundió y en 1989 logró ascender a D3. Como curiosidad, dicha temporada compartió grupo con la AS Police París, que terminó colista. Sí, la sección de fútbol del club polideportivo que posee la policía parisina. Con Lechantre al timón, el club se asentó en la categoría, logró reunir a 500 fieles y rozó el ascenso a Segunda en 1992.
Por aquel entonces llevaba años jugando fuera del Parque de los Príncipes. Su casa era el Stade Déjerine, popularmente conocido como Stade de la Porte de Montreuil, en el este de la ciudad. Evidentemente, tenía un porqué. Como ya comenté al principio, en 1972 el Paris FC “absorbió” la cantera del Montreuil y le dio su plaza al filial para poder salir a competir.
Desde entonces, el París FC había fijado allí los campos de entrenamiento.
En 1993 llegó al banquillo el exgoleador argentino Delio Onnis. Asentó al club en el tercer nivel y lograría un hueco ese mismo año en la nueva categoría: National. Esta categoría seguía siendo la tercera, pero reducía el número de grupos de seis a dos, por lo que se “profesionalizaba” un poco más.
Por esa época ya era presidente el político Didier Bariani. Se había iniciado en el Partido Radical y ya era diputado por la UDF, casi de forma ininterrumpida desde que Giscard d’Estaing era presidente de la República. El club se pasó los años 90 en National, rondando la zona alta. Llegaron fichajes de exjugadores del PSG como Charbonnier, Tanasi, el argentino Omar da Fonseca o Fabrice Moureau, que subieron el nivel.
Pese a todo, el equipo era completamente un olvidado para la “futbolera” sociedad parisina: poco más de 300 espectadores de media durante aquellos años 90 en National. Bariani se había propuesto subir al equipo a Ligue 2 en solo dos años. Y realmente contó con músculo institucional para lograrlo. Por ejemplo, en 1998 logró una subvención municipal de 11,45 millones de francos para cada una de las dos siguientes campañas. El PSG, por aquel entonces, recibía unos 36 kilos por temporada.
Didier Bariani se valía de sus contactos políticos, ya que aún seguía siendo diputado en la Asamblea Nacional. Por aquella época, los alcaldes de París eran los neo-gaullistas Chirac y Jean Tiberi. Pero todos sus intentos por devolver al PFC a Segunda fueron en vano. Es más, en el año 2000 descendería a CFA, la cuarta categoría del fútbol francés. El fracaso llevó a cambios en el organigrama del club. A Bariani le sucedió otro político. En este caso, sería Noël Le Graët, presidente de la LFP y alcalde socialista de Guingamp. De hecho, coincidió con la llegada de Bertrand Delanoë, del Partido Socialista, al ayuntamiento de París.
La ayuda económica municipal bajaría en esta época, en la cuarta categoría. Al poco, llegaría a la presidencia Guy Cotret, director ejecutivo de Caisse d’Épargne. Esto refleja un poco el interés real que hubo, aunque poco exitoso, en que el París FC llegase algún día a Ligue 1. Sin esta insistencia desde las instituciones municipales, el PFC nunca hubiera sobrevivido hasta ahora. Con Cotret, el equipo volvió a National (3ª) en 2006 y logró aumentar la masa a unos 500 fieles.
Aunque la nota más destacada fue el cambio de campo que tuvo lugar en 2007. El París FC se asentará en el Distrito XIII de París, en la “Rive Gauche” del Sena. El elegido sería el Stade Charléty, un estadio multiusos con cerca de 20.000 asientos y sede de la sección deportiva de la Universidad de París.

Pese a todos estos cambios e impulsos, el equipo seguía en el mismo punto, vagando por la tercera categoría. Ni llegaban grandes fichajes ni la cantera producía jóvenes que pudiesen aportar. De hecho, en la 2012-2013, el equipo tocó fondo descendiendo a CFA. La suerte se alió con ellos, y los descensos administrativos de Sedan, Le Mans y Rouen le dieron la “permanencia”.
Esa temporada fue la primera de Pierre Ferracci, actual presidente, como máximo dirigente del club, tras una dura disputa con Crotet, aunque ya estaba en el consejo de administración desde 2006. Ferracci también tiene relaciones con la política, como sus antecesores. Por un lado, es cercano a la CGT, ya que su empresa, la consultora Groupe Alpha, tiene al sindicato como uno de sus clientes más importantes. A su vez, es afín a Macron, ya que su hijo Marc es el actual ministro de Industria y Energía, y miembro de Renaissance desde sus inicios.
Una de sus decisiones fue volver al Stade Déjerine, viendo que la asistencia seguía bajando. La medida no salió mal, ya que el club atrajo a muchos más aficionados, a la par que se asentaba en la zona alta y se iban consolidando los primeros canteranos como Kenny Lala, Karl Toko Ekambi o el lateral Hamari Traoré. Las ventas de estos jóvenes también le dieron más músculo económico al club. La consolidación llegó con el ascenso a Ligue 2 en 2015, con el Red Star como campeón, y superando las 1.000 personas de media.
El Stade Déjerine se quedaba pequeño para jugar en Segunda, y tocaba volver a Charléty. Pero ni la llegada como patrocinador del Grupo Vinci, ni un presupuesto de 10 kilos, ni los más de 3.000 aficionados que se juntaron en las gradas evitaron la catástrofe: colista y descenso a National. Volver a empezar. Tampoco era un gran problema para un París FC que llevaba desde su creación teniendo que volver a recorrer todo el camino andado previamente. Al menos esa temporada tuvieron el placer de ver debutar a un canterano como Axel Disasi, actual jugador del Aston Villa.
El equipo terminó tercero en National y perdió la promoción frente al Orléans. Pese a ello, el descenso administrativo del Bastia les devolvió a Ligue 2 por la vía rápida. Y ahí comenzó la historia reciente del París FC. Desde 2017 compitiendo en Ligue 2, incluso jugando el play-off a Ligue 1 en cuatro ocasiones (2019, 2021, 2022 y 2024). Una de las peores temporadas fue la 19-20, el año de la pandemia. El PFC rozó el descenso, pese a haber conseguido juntar en la plantilla a Jonathan Pitroipa, Vincent Koziello y Jérémy Ménez (ex-Mónaco, Roma, PSG o Milán).
Paralelamente, el club empezó a potenciar muchísimo más la cantera. El área de captación en una ciudad como París es infinita. Son muchos los jugadores formados en la cantera del club que han llegado a Ligue 1, incluso a jugar en la selección francesa. Por citar algunos ejemplos: Manu Koné (Roma), Loïc Badé (Sevilla), Nordi Mukiele (Bayer Leverkusen), Rayan Aït-Nouri (Manchester City), Mathys Tel (Tottenham), Yoram Zague (PSG) y un largo etcétera hasta llegar a Ibrahima Konaté, central del Liverpool y de Les Bleus.
Con Ferracci, el club fue creciendo en todos los sentidos, logrando además que Raí, exjugador del PSG, fuese nombrado embajador del club, o la entrada de capital procedente del Reino de Bahrein en el accionariado. Faltaba, lo de siempre: ascender a Ligue 1 y llenar el campo. Aunque la media rondase los 5.000 espectadores, no era una buena cifra para una ciudad como París y menos aún la imagen habitual de un estadio desangelado, pese a contar con una buena ubicación dentro de la ciudad. La pista de atletismo tampoco ayudaba mucho.
Buena parte de la culpa de que el estadio empezase a contar con mejores afluencias a partir de 2024 fue la medida que tomó Ferracci de gratuidad de las entradas. De esta forma, la media llegó a 10.277 espectadores, que, pese a que resulte baja para una ciudad como París, fue la cuarta más alta de la categoría. Esta temporada recaudaron dinero con la venta de canteranos como Nobel Mendy (Betis), Kanté (West Ham) o Soumahoro (Hamburgo, en enero). Pero, pese a no tener una plantilla muy larga, hubo fichajes que subieron de sobra el nivel. Maxime López vino directamente desde la Serie A, a jugar con su hermano Julien, mientras que el dinero se destinó a fichar un 9 con gol. Krasso volvía a Ligue 2 tras su paso por el Estrella Roja y fueron vitales sus 17 goles. De hecho, fue el segundo máximo goleador de Ligue 2, por detrás de Elie Junior Kroupi, recién fichado por el Bournemouth. Apunten este nombre.
Sorprendió un poco que en el mercado invernal, tras hacerse oficial la llegada de los Arnault, no se tirase la casa por la ventana, más allá de la cesión de De Smet y el fichaje de Cafaro. Por ello, sería injusto no colgar la medalla del ascenso a la administración de Ferracci. Un ascenso como subcampeón y sin pasar por aquel play-off que le había cerrado las puertas del cielo en tantas ocasiones.
Aunque el cielo parecía haberse abierto en noviembre de 2024. No hizo falta el glamour de ninguna de las múltiples propiedades de los Arnault en París para dar la conferencia que presentaría el proyecto. Antoine Arnault, el hijo mayor de Bernard, dio una rueda de prensa en los campos de entrenamiento de Orly. El acuerdo entregaría a Agache Sport, el holding de inversión de la familia, el 52 % de las acciones del club. Ferracci mantendría el 30 % a través de Alter París hasta 2027, mientras que Red Bull se haría con el 11 %.
El París FC no será un equipo Red Bull, pero tras su relación en la Fórmula 1 con LVMH, han decidido unir sus caminos en el mundo del fútbol. Red Bull llevará parte de la organización deportiva del club, con un área de captación como es Ile-de-France. En principio, el responsable de Red Bull encargado de llevar la parcela del club parisino será el exdelantero alemán Mario Gómez. El Reino de Bahrein mantendrá su 7 % hasta la salida total de Ferracci dentro de dos años, cuando los Arnault se quedarán con el 80 % de las acciones.

A partir de este verano veremos cómo será el proyecto real del París FC. Evidentemente, no va a ser un PSG que reciba ingentes cantidades de dinero de una dictadura del Golfo como es Qatar (aunque uno de los pequeños accionistas sea Bahrein, sí). El París FC no es un club-estado. Deduzco que seguirá una política similar a la de Red Bull, con el músculo
financiero del tipo más rico de Europa. No son un club de accionariado popular, tampoco. Dinero no les va a faltar. Otra cosa es que salten el fair play financiero año tras año con ampliaciones de capital sospechosas. Tampoco va a ser el “hermano pobre”, y además Antoine Arnault recalcó que era un proyecto a largo plazo. Sobre el papel, puede parecer que la reciente Champions conseguida por el PSG puede ser una losa para el París FC. Llegar en el momento más dulce de tu teórico rival puede mermar seriamente tus posibilidades de captar nuevos aficionados.
Aunque, por otra parte, el PSG tampoco nunca ha sido el club hegemónico de una ciudad donde se ven tantas camisetas del Madrid o del Barcelona como del principal club local. También es cierto que, en una Ligue 1 tan desigual y con equipos con presupuestos tan sumamente inflados, puede suponer un aliciente apoyar al “nuevo”. Tampoco el París FC ha logrado, estos años, atraer a mucha gente y con eso se podría desmontar toda esta argumentación, sí. Pero bueno, estamos en otro punto; ahora el PFC sí tiene futuro, y el hecho de que “pueda” dar algo de guerra en una liga que dejó de tener sentido el día que el PSG pagó 45 kilos por Pastore… quizá influya.
Veremos, desde esta misma temporada, si el París FC puede meterle mano al PSG y así demostrar el momento dulce que vive el fútbol parisino. El Red Star ha logrado la permanencia en Ligue 2, así como el Paris 13 Atlético (del distrito donde jugaba hasta ahora el París FC) o el Versalles en National. Quién sabe si esto acaba arrastrando a que otros inversores se acerquen a clubes como el Bobigny o el Racing de París.
Lo que es casi imposible es que haya una “londonización” del fútbol parisino. Todos los clubes que fueron creciendo en la ciudad a lo largo del siglo XX se crearon con el objetivo de representar a la ciudad de París. Sí, aunque con los años se hayan asentado en una zona concreta, como el Red Star en Saint-Ouen o el Racing en Colombes. No van a ser nunca el Crystal Palace en Croydon.
El regreso a la máxima categoría será en el Stade Jean-Bouin, casa del Stade Français de rugby, que está literalmente pegado al Parque de los Príncipes. De capacidad muy similar a Charléty, pero con mejores accesos al estadio. Esto perjudicó bastante a lo largo de la temporada, ya que a veces no podía entrar todo el mundo hasta transcurrido un buen trecho de la primera parte. Puedo dar fe de ello, ya que vi allí la última jornada de la 21-22 frente al Grenoble y, pese a ser poco más de 3.000 personas, ya se notó.

Y esto va llegando a su fin, aunque realmente solo es el comienzo de la historia que tienen por delante. No hay ninguna romantización de un club de fútbol, ni tampoco hay épica en el relato. Simplemente es la historia de un club de París. Allí donde nació la FIFA, donde se creó la Copa de Europa y el Balón de Oro. Allí donde tan difícil lo han tenido sus clubes para triunfar. Pues eso: Ici, c’est Paris FC.
Manuel, buenos días y un millón de gracias por el magnífico y documentadísimo artículo. Una maravilla.
¡Qué deleite!
Sé que te pongo en un aprieto, pero si pudieras replicar esta artículo con otro sobre el vecino Racing de Paris, te lo agradecería enormemente.
Un abrazo enorme y lo dicho, un millón de gracias.
Ya lo hizo!!
https://sport.jotdown.es/2023/05/03/racing-de-paris-un-equipo-que-no-se-quejaba-de-los-arbitros-sino-de-las-guerras/
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