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Tsitsipas hurga en el monotema: ¿Y si Djokovic no fuera el GOAT (Mejor de todos los tiempos)?

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Federer, Nadal y Djokovic (Foto: Cordon Press)

Y pensábamos que el asunto quedaría enterrado con el Roland Garros de Djokovic. Pues no. Ni siquiera lo ha hecho tras el Abierto de Estados Unidos, ya con una ventaja de dos grandes sobre Nadal y cuatro sobre Federer. En los corrillos del tenis y la plaza pública, valga Twitter como tal paradero a efectos del año 2023, siguen las tertulias para resolver algo que jamás nos pondrá de acuerdo. Pero que tampoco debería causarnos división, pues todos los que amamos este deporte somos entusiastas incondicionales de las tres «cabras». Cada una a su manera, claro.

Dijo Tsitsipas hace un par de días que el GOAT (Greatest of All Time, Mejor de todos los tiempos, en español) por números es Djokovic pero por huella lo es Federer. Bien jugado. Se cubre las espaldas con la respuesta estándar para evitar polémicas y justo después, dar su auténtica opinión. Le anotamos el primer palito a Roger. Esta misma semana Nadal también entraba al monotema, además como parte implicada. Se nota que es más pragmático que Tsitsipas, o quizá menos romántico. Para el mallorquín las cifras mandan y lo demás son filias y fobias. Por tanto, hay poco margen para discutir. Minipunto para Nole.

Podríamos pasar mucho tiempo -y con gusto, que conste- recabando opiniones de aquí y de allá para volver inevitablemente al mismo punto de partida. En realidad, el veredicto de Nadal es el más consecuente si nos atenemos al metraje histórico utilizado para ponderar a los mejores jugadores: los títulos. En ese ranking oficioso, patrimonio de los propios aficionados, las preferencias de este o aquel opinólogo quedan sepultadas bajo la única realidad de los datos. Pero bueno, siempre podemos construir tantas hipótesis como posibles escenarios nos hemos perdido. Por ejemplo, que con una rodilla menos maltrecha Nadal podría haber juntado un par de grandes más, y al tiempo, haber restado alguno a Nole.

Tres cuartos de lo mismo ocurre con Federer. Es cierto que el suizo ha tenido una trayectoria más plena, y el engranaje que forma su anatomía es tan perfecto que solo aquella lesión de menisco en 2016 le privó de disputar dos Grand Slam en plenitud de rendimiento. Por seguir fabulando, también podemos conjeturar si Djokovic habría alcanzado el listón de los 25 sin sus ausencias en Australia y Nueva York por las restricciones a los no vacunados. Aún tiene tiempo.

Estamos hablando de tres tipos tan gigantes que, mientras en otros deportes no hay debate sobre quién es el GOAT, aquí tenemos tertulia para unas cuantas cervezas. Y qué maravilla. Percibo que los aficionados más filántropos se decantan por la serenidad del suizo. Federer se deslizaba por la pista con sigilo, sin movimientos bruscos, valiéndose de su metro ochenta y cinco para optimizar su zancada y cubrir sin aparente esfuerzo todos los ángulos de la pista. No es que jugase con elegancia, es que es un tipo elegante que decidió jugar al tenis. Si le diesen un frac sería Paul Newman. Una fantasía.

Rafa Nadal se convirtió poco después en el icono de toda una generación. Nunca antes un tenista había ejercido semejante tiranía sobre una sola superficie. Rompió todos los records sobre arcilla. Su idilio con Roland Garros dibujó un eje cronológico en la vida de todos nosotros. De alguna manera, crecimos con Rafa, y eso tiene un valor sentimental único. Casi a la par, aunque en la memoria colectiva parezca más tardío, llegó Djokovic, un carácter muy excéntrico y con un ego que ha sabido canalizar a su favor para no darse nunca por saciado. Es Saturno devorando a sus hijos. Quizá esas ganas eternas de venganza, como dice Tsitsipas, haya sido el Santo Grial de su carrera. Tiene 24 grandes y parece difícil que Rafa pueda volver a acechar su trono, pero nadie duda de que el serbio aún no tiene suficiente. Va a por más. Y entre título y título, imita a sus rivales en la pista y busca charcos con los que entretenerse.

El caso de Roger, Rafa y Nole es insólito en la historia. Ningún otro deporte ha ofrecido a sus tres piezas más valiosas de manera tan simultánea. Es como si hubiesen coincidido en los mejores años de su vida Maradona, Pelé y Messi. O Michael Jordan, LeBron y Abdul Jabbar. Disculpen si los nombres escogidos no son los más adecuados para el símil, no vengo a herir sensibilidades. La cuestión es que, como apuntan los expertos en la materia, esa convivencia espaciotemporal ha retroalimentado a las tres criaturas hasta convertirlas en monstruos de la raqueta.

Tsitsipas tenía razón. Pero Nadal también. Y cualquiera que se posicione sobre la cuestión del Big Three. Creo que, definitivamente, estamos ante el único debate mundial sin solución, donde todas las respuestas son correctas. ¿Acaso 20 o 22 títulos de Grand Slam no bastan para ser considerado el GOAT? Pues eso. Por qué conformarse con una sola cabra pudiendo tener tres.

 

 

Un comentario

  1. Novak es el GOAT, y no solo
    lo dicen los números, también como persona, cual de los tres (Federer, Nadal o Djokovic) se preocupa por los tenistas y el tenis, la respuesta es el señor Novak Djokovic y al que le pique que se rasque.

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