Final Four

¿Quién ganará la Final Four? Tengo una respuesta que no va a gustar en España

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Isaiah Canaan en un partido contra el Bayern (Foto: Cordon Press)

Cae el telón de fondo de la temporada en Euroliga. Los contornos del futuro inmediato son difíciles de discernir. Está claro que cada equipo es una historia aparte. Y cada equipo durante una temporada pasa por tales cambios que pueden compararse con seguridad con vidas vividas por separado. Otra cosa es lo que se esconde detrás de la volatilidad de los números y las estadísticas. Pero, si sabes donde mirar, puedes ver los brotes de este mismo futuro hoy. La F4 es el momento de la verdad, de la victoria y de la derrota, y por esto se esfuerzan a diario, por esto juegan cada partido al límite, por eso los ganadores viven para siempre en los libros de historia.

Tienen su parte de razón esas personas que piensan que los equipos deberían disponer de unos días más para preparar la cita más importante del año, una situación que no deja de reflejar las realidades contemporáneas del baloncesto, un deporte atrapado en problemas endémicos por las pocas fechas disponibles, aunque a juzgar por el silencio de los implicados, después de todo lo sucedido en las series de cuartos, la proximidad de las fechas puede deparar consecuencias interesantes ¿Y qué fue lo que vimos en cuartos? Pues tres series apasionantes plagadas de  emoción y arrebatos pasionales, y una en la que el Barcelona se quitó de delante al Zalguiris como el que se deshace de una mosca molesta. En las otras tres fue necesario llegar a un decisivo «Win or Go Home» para determinar el nombre del resto de invitados a la Final Four; el momento en el que el destino concede su último favor.

El enfrentamiento entre primero y octavo, Olympiakos y Fenerbahce, fue, en mi modesta opinión, desde un punto de vista táctico, el mejor de los duelos de cuartos. La gran mayoría de expertos señalaban inequívocamente como favoritos a los del Pireo, sucede que el equipo de Itoudis ganó en buena lid el segundo encuentro en el Pabellón de la Paz y la Amistad y de no ser por la obra maestra de Sloukas en el tercer encuentro, tal vez el viernes el Mónaco tuviese otro rival en Kaunas. El equipo de Bartzokas finiquitó la serie jugando un excelente quinto encuentro de nuevo bajo la batuta de un extraordinario Kostas Sloukas, el verdadero líder ideológico de los griegos y un hombre que se antoja clave este fin de semana. Olympiakos exhibió un gran baloncesto durante esta temporada, y lo volvió a mostrar en los momentos decisivos de su serie incorporando actores de la importancia de Isaiah Canaan al bloque que conforman gente tan fiable como Walkup, un maduro Kostas Papanikolau, McKissic, Alec Peters, Mousthapa Fall o Larentzakis.

Mirotic (Foto: Cordon Press)

El tono general de lo visto entre Maccabi y Mónaco difiere levemente.  El equipo del Principado y los hebreos intercambiaron victorias y derrotas en cancha ajena con partidos bastante tensos, especialmente el segundo y el quinto, duelos en los que los israelís se sintieron ofendidos por un arbitraje al que pienso que se le está dando demasiada importancia. Entiendo las esperanzas que los aficionados del histórico Maccabi tenían puestas de cara a estar presentes este fin de semana en Kaunas. Sí, Mónaco aparentaba ser un cruce más asequible que Real Madrid, Barcelona u Olympiakos, pero en realidad la comparativa desde hacerse desde las fuerzas que posee uno y no desde las que poseen las demás.  Aunque quede el sabor amargo de quedarse a un partido de llegar a Kaunas, en Tel Aviv, por primera vez en varios años hay un proyecto bajo el mando de Oded Kattash. Lo visto esta temporada por su parte sugiere que en el Maccabi se está construyendo algo serio de una forma que se presupone beneficiosa a corto plazo.

Mención especial para lo presenciado en la serie entre el Real Madrid y el Partizán de Obradovic.  En primer lugar debo decir que no me gustan los obituarios deportivos, principalmente porque es como si confirmases con cada palabra que has aceptado la defunción deportiva de un equipo. Todavía me gustan menos cuando se trata de equipos como el Real Madrid, cuya historia refleja que es capaz de salir de las simas más profundas. Así que me quedé en silencio durante esa serie observando la concatenación de acontecimientos que se originaron tras los altercados del segundo partido, unos incidentes de los que pienso que es complicado señalar a nadie como beneficiario tácito.

Quizás es cierto que la baja de Punter se sintió más en el desarrollo de la serie que la de Yabusele, no obstante a mi modesto entender el factor X  de la serie fue Edy Tavares. El infierno de Belgrado no fue tan temible como a más de uno le hubiese gustado. Al pensamiento del profano se le puede atribuir el clásico doble rasero. No hay nada esencialmente nuevo en esto, pero las acciones posteriores del equipo español indican que se desvió bastante de los guiones establecidos. El Real Madrid solo dudó durante los primeros veinte minutos del tercer partido. A partir de ese momento, con conceptos tan simples como implantar una zona 2-3 que se le atragantó a los partisanos o abastecer de balones en el poste bajo a Tavares, el equipo de Chus Mateo sobrevivió en Belgrado.

Sergio Rodríguez (Foto: Cordon Press)

Ya con la serie de regreso en suelo hispano, presenciamos una remontada en la que los madridistas hicieron historia al ser el primer equipo que  supera una eliminatoria después de empezar perdiendo por 2 a 0 en una serie de cuartos en Euroliga. Cada caso debe considerarse por separado, pero en la imagen ofrecida por la Vieja Guardia del Real Madrid esa noche, encontramos parte de sus opciones este fin de semana:  Rudy dejándose la piel en cada balón y contagiando con su espíritu a sus compañeros, Sergio Llull siendo un remedio despiadado en defensa,  y aquel chaval que conocimos hace ya dos casi dos décadas tirando caños con la camiseta del Estudiantes, dominando un partido con el bote y el tiro como amenaza principal. Y no un partido cualquiera; sino uno de esos que determinan el valor real de un jugador ¿Y qué decir de Chus Mateo?  No es necesario dramatizar la situación en ese sentido. Durante todo el año ha sido uno de los entrenadores más cuestionados de Europa… y ahora es uno de los pocos que puede presumir de haberle remontado una serie de Playoff en Europa a Zeljko Obradovic.

Ahora Real Madrid y Barcelona velan armas en Lituania antes de un nuevo duelo entre ellos. Será el quinto partido entre ellos (sexto si contamos el de Supercopa), pero el marco de este partido hace que el efecto de un resultado no deseado pueda ser diferente.  Es la repetición de la semifinal de un año antes en Belgrado, en la que el Real Madrid salió vencedor. Un año después pocas cosas se repiten. Otro partido. Otro lugar. Los mismos protagonistas, pero a la vez distintos en su concepción, y en diferente situación de cara a este partido.

Mientras el Barcelona se presenta con la única baja de Cory Higgins, en el Real Madrid Vincent Poirier se une a las conocidas ausencias de Yabusele y Deck. Serios problemas que se le acumulan al equipo blanco en las posiciones interiores, dejando a Randolph y al joven Ndiaye como alternativas a Edy Tavares, un jugador que si las faltas personales lo permiten, está llamado a comerse un amplio volumen de minutos toda vez que Cornelius parece haber perdido la confianza de su entrenador.  Las apuestas aparentemente favorecen al Barcelona, pero este no deja de ser un razonamiento expresado en modo subjuntivo: al final del día ni los pronósticos ni las estadísticas juegan al baloncesto.

En este caso, esta máxima no es una simple banalidad; a veces el Real Madrid funciona mejor sin Deck y los tangibles que Yabusele aporta en ataque pasan a ser más cuestionables cuando hablamos de su desempeño defensivo.  Mi percepción es la de que el partido va a ser duro, intenso e igualado. Si bien es cierto que hasta ahora el Barcelona ha mostrado mayor regularidad en la competición, por el contrario creo que el Real Madrid tiene un techo más alto. Para el Barcelona serán clave el desempeño de Jan Vesely y Kalinic, y la capacidad que tengan Tobey y Sanli para sacar a Tavares de la trinchera con sus tiros liberados.

En los minutos en los que descanse Mirotic y Abrines no esté,  la zona del Real Madrid con Rudy en lado débil puede ser muy complicada de abrir. Teniendo en cuenta las pocos minutos de los que gozan Causeur o Abalde, WilliamsGoss se antoja como el posible factor X del Real Madrid. Por parte culé ante posibles dificultades para atacar una zona madridista, Laprovittola y Kyle Kuric pueden ser importantes para desatascar en el tiro exterior. A pocos puntos la semifinal se la puede llevar cualquiera. A muchos puntos, incrementan las opciones de ganar del Barcelona.

En cuanto a la primera semifinal a disputar entre Olympiakos y Mónaco, la revancha de la serie de cuartos que ambos protagonizaron el pasado año, existe un mayor grado de favoritismo en favor del equipo griego a pesar de  haber caído en los dos partidos de Regular Season ante el equipo de Sasha Obradovic.  En si misma, la declaración en favor de los griegos suena lógica. Los de Bartzokas han exhibido un baloncesto coral y atractivo con el gusto por el «extra-pass» como santo y seña ofensivo. En la otra esquina estará el Mónaco, liderado por Mike James, el jugador diferencial de un equipo duro y sólido en el aspecto físico, pero bastante más limitado en lo referente a talento. Para los de la roca monegasca por tanto la clave, además de dominar el rebote y estar acertados en el lanzamiento exterior, pasa por lo que Mike James decida que su equipo sea.

Mike James (Foto: Cordon Press)

Si la cabeza gira hacia el lado correcto y el 55 se muestra al nivel del quinto partido de la serie ante el Maccabi, entonces es probable que el Mónaco tenga mucho que decir en Kaunas; si las órdenes las da el cerebelo en lugar del cerebro, mucho tendrán que aportar entre Elie Okobo y Jordan Loyd para tener opciones de sorprender a Europa y presentarse el domingo en busca de un billete hacia la gloria y la  historia. En caso de victoria del equipo del Principado, quién sabe lo preparados que debemos de estar para soportar el maratón público de vanidad de Mike James. Por parte de Olympiakos la respuesta es más que obvia:  las claves pasan por Vezenkov y el ritmo de juego que sus dos bases sean capaces de imprimir.

El gran premio busca a un nuevo héroe este fin de semana.  Nada extraordinario. Este evento es algo largamente esperado por todos. Lo único que puede ser inesperado son las reacciones a lo que suceda este fin de semana en Kaunas. La cuenta atrás ha empezado. Les recomiendo que no sobreestimen mis talentos proféticos. ¿Quién ganará?. Tengo una respuesta, por cierto. Pero me temo que en España… a pocos les gustará.

 

 

 

 

 

 

3 Comentarios

  1. Creo que mi respuesta coincide con la suya, pero, después de unos cuaaaaaaaaaantos años viendo baloncesto de élite a nivel europeo, me creo cualquier cosa, más viendo cómo se ha desarrollado la temporada regular y los PO (a excepción de la serie Barça-Žalgiris).

  2. La puntualización tonta del día. Olympiakos pasó a ser Olympiacos en 2004 en versión latinizada.

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