Opinión Futbol

El fútbol inglés domina el mercado: No es el qué, sino el por qué

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Rubén Dias, Pep Guardiola y Erling Haaland

¿Es la Premier League la mejor liga del mundo? Empezamos planteando la pregunta mal… o la pregunta es retórica. Lo suyo es cuestionarse: ¿Por qué es la Premier League la mejor liga del mundo?

Para contestar a esa cuestión hay argumentos de todo tipo. Deportivamente juegan a un ritmo superior al que lo hace el resto del continente -con la salvedad de los alemanes-, son los pioneros en todo por haber inventado este circo y la tradición y fidelidad de sus aficionados no tiene parangón.

Todo lo que acabo de decir, cierto es que a su vez es más simplista que una bolsa del supermercado y matizable hasta el hastío. Porque no nos vamos a engañar, la cuestión se basa en lo que más nos fastidia a los románticos del fútbol: El dinero.

Hay mucha gente que dice que la «Superliga» ya existe y que es la actual Premier League. Sin embargo, este análisis también es superficial como pocos e incluso, en mi opinión -que es de lo que va esta pieza-, equivocado. Y es que, como explicaré (o trataré de explicar) más adelante, no hay modelos más antagónicos que el de la cacareada -y por suerte parece que moribunda- Superliga Europea y el de la Premier League.

Bien, al final -como en casi todos los ámbitos de la vida- es cosa de dinero y los billetitos son los culpables de haber convertido a la máxima división del fútbol inglés en la mejor del planeta. Ahora viene la otra cuestión: ¿Cómo lo han conseguido?

Vamos a coger el Delorean y nos vamos a ir al inicio de los años 80. El fútbol inglés era el faro que alumbraba al balompié europeo. Nottingham Forest, Liverpool y Aston Villa tiranizaban la vieja y añorada Copa de Europa desde finales de la década anterior y todo era miel sobre hojuelas para los súbditos de la Casa Windsor. Entonces llegó aquel fatídico 29 de mayo de 1985 en la final de Heysel y la tragedia -en todos los sentidos- sacudió al deporte rey. La final de la máxima competición continental se vistió de luto con las 39 muertes previas al partido de la vergüenza, que la UEFA obligó a disputar a Juventus y Liverpool.

Aquel fue el desencadenante del cambio en el paradigma continental. La enfermedad inglesa (término por el que se conocía al ‘hooliganismo’) tomó carácter metastático en aquella tarde bruselense y el máximo organismo del fútbol europeo suspendió la participación en competiciones continentales a todos los equipos ingleses durante 5 años. Un lustro sin los clubes que, hasta entonces, habían dominado el fútbol europeo. El gobierno británico, herido y humillado tras lo sucedido en Heysel, se hartó definitivamente y se tomó en serio el problema del «hooliganismo» precisamente tras otro desastre en la que este fenómeno tuvo poco que ver.

El 15 de abril de 1989 tuvo lugar la tragedia de Hillsborough. Otro día negro que se cobró la vida de 97 personas, tras una avalancha en las semifinales de FA Cup que disputaban Liverpool y Nottingham Forest. La Primera Ministra, Margaret Thatcher, encarga una investigación y es cuando aparece un dossier que cambiaría el fútbol para siempre: el «Informe Taylor». En dicho informe, se recomienda la eliminación de las gradas de pie, la venta de alcohol en los estadios y la eliminación de las vallas de contención, así como la mejora en los accesos. Se prioriza la venta de abonos de temporada en lugar de las entradas y se instalan cámaras, entre otras medidas.

Cuando los anglos vuelven a competir en Europa, el fútbol ha cambiado. Los cinco años de aislamiento y su intrínseco chovinismo los había dejado anticuados táctica y técnicamente. El software desactualizado provoca que los muchachos de la First Division se conviertan en meros actores secundarios en el planeta fútbol. Había que hacer algo ante la superioridad de los equipos españoles, alemanes e italianos.

Bukayo Saka y Mikel Arteta, del Arsenal

A finales de la temporada 1990/1991 los clubes más poderosos de Inglaterra deciden crear un modelo de campeonato desligado de la Football Association (FA) y se gesta una liga privada, que no cerrada. El objetivo era algo novedoso para la época: generar unos ingresos audiovisuales que les permitan competir con las ligas alemana, italiana y -sobre todo- española. En 1992 los 22 clubes «disidentes» (posteriormente se reduciría a 20 participantes) crean, por fin, la nueva competición. Nace la Premier League y es aquí cuando empiezan a darse los porqués de la situación actual.

Por un lado, se estipulan unas medidas para que la ruptura con la FA no sea traumática y se cree un cisma. Se entiende, por parte de la Premier League, que el fútbol inglés es una pirámide en la que ellos están en lo más alto y claro, sin una base sólida la cima se derrumba. Por lo tanto, ponen negro sobre blanco un reparto de ingresos con los equipos de categorías inferiores -incluso con la «non-league», más amateur que semiprofesional- ventajosos, por lo que la FA (que en un principio era reacia a la revolución, lógicamente) pronto deja de tener una actitud beligerante. Con el tiempo las relaciones Premier League – FA tornarían hacia una plena colaboración.

Valga como ejemplo que cada año, el equipo que asciende en los playoffs de Championship (dependiente de la FA) a Premier League, se embolsa la friolera de 200 millones de euros. Esa final es lo que se denomina como «el partido más caro del mundo». Ningún otro título en el mundo del fútbol conlleva semejante premio económico. Por el otro, se opta por un sistema de reparto que difiere totalmente de lo que se hace, por ejemplo, en España -y con lo que plantea la manida Superliga-. Un modelo basado en lo equitativo y no en premiar a quien más capacidad de crecimiento económico posee. Ese modelo hispano no hace sino aumentar las diferencias entre los equipos del propio país.

En la piel de toro, los derechos televisivos se reparten de manera que los dos grandes, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, obtienen una desorbitada parte del pastel; en Inglaterra se decidió lo contrario. El reparto sería mucho más ecuánime. Esta medida puede parecer extraña ya que, en aquel lejano 1992, partían con clara desventaja respecto a italianos y españoles. Sin embargo, ha resultado ser la más inteligente. No valía el corto plazo y que hubiera 2 ó 3 clubes ingleses en la cima en menos de cuatro años. Lo que se quería es que en 15-20 años, la Premier League fuese el producto más atractivo del mundo futbolístico.

Un objetivo tan ambicioso requería precisamente eso, tiempo y justicia en el reparto de los dineros; porque claro… ¿de qué sirve tener un clásico de campanillas si nadie va a pagar por el resto de partidos de la temporada?

Vamos a explicar el reparto de dichos ingresos en el fútbol inglés. El montante total se divide en 3 partes: en torno al 67% del dinero se otorga a partes iguales entre los 20 equipos participantes, mientras que el resto se reparte en función de clasificación del curso anterior (16,5%) y audiencias (16,5%). En España se reparte el 50% de manera equitativa y un 25% en los otros dos conceptos. El primer contrato con la cadena Sky, para el periodo 1992-1997 se cerró por un valor de 191 millones de libras (257,6 millones de euros) por 300 partidos en total (60 partidos por año). Es decir, 850.000 euros por cada partido. El último para el periodo 2022-2025 ha ascendido a los 5.960 millones de euros.

Casemiro (Manchester United), seguido de Jesuran Rak-Sakyi (Charlton Athletic)

El salto es evidente, pero aun siendo tan bestia, no es lo más relevante. Donde la Premier League arrasa es en el mercado internacional, donde entre 2022-2025se van a percibir 6.320 millones de euros. La mayor tajada proviene de Estados Unidos, donde se pasó de los 860 millones del anterior contrato, a los 2.700.Eso sí, hasta el año 2028.

El cotejo con los derechos que genera LaLiga nos deja evidentes diferencias: La competición española produjo en 2021, 1.928 millones de euros (1.150 de mercado nacional y 778 del internacional). Siguiendo la comparativa, en el mercado audiovisual estadounidense factura 145 millones por temporada, hasta 2029 (unos 1.000 millones).

Dinero llama a dinero. Estando ante un negocio que mueve la cantidad de euros de la que hablamos, la llegada de multimillonarios, jeques y demás capital extranjero era cuestión de tiempo. Pero cuidado, la Premier League tiene unos mecanismos bastante severos para evitar que el que compre un club pueda hacer cualquier barrabasada con él. Lo que no tiene discusión es que esa llegada de más guita dio un plus a los equipos anglosajones y los dotó de mayores posibilidades.

Y es que, cuando todos tus equipos son competitivos entre ellos y todos pueden realizar fichajes de cierto relumbrón obtienes una liga divertida, animada y que merece la pena ser seguida… es el pez que se muerde la cola. Cuanto más seguida es esa liga, más interés genera en los operadores que pueden pagar más dinero y los clubes pueden hacer mejores fichajes que suban el nivel. Un bucle cuya maquinaria va engrasada con dinero.

Pensaréis: Vale, tienen la pasta y han sido inteligentes mirando el largo plazo, en lugar de buscar el triunfo rápido, pero… ¡tiene que haber algo más! Sí, lo hay. Si una liga genera tanto dinero en el mercado televisivo interno y si ese 16,5% de ingresos por audiencias sale rentable, es porque culturalmente el hincha inglés es diferente al, por ejemplo, español. Tampoco nos flipemos, claro que hay aficionados del Chelsea en Liverpool, del Manchester United en Londres y del Arsenal en Cardiff. La diferencia es que, mientras que en España la norma es que la población se divida entre la dicotomía Madrid-Barça, allí es la excepción. De hecho, no es raro ver estadios repletos en Championship (segunda división) cuando sus equipos juegan a la misma hora que los equipos de Champions League. De hecho no es que no sea raro, es que es lo habitual.
Podríamos pensar que una liga «hipermercantilizada» se centra en el negocio televisivo y deja al aficionado en un segundo plano… como en España, vaya. Pues tampoco.

Otro factor diferencial que dota de calidad al producto es el mimo al hincha y es muy habitual que, en momentos de temporales fuertes y con las comunicaciones saturadas, los partidos comiencen más tarde para que los aficionados puedan llegar al estadio y disfrutar del partido. ¿La tele paga y manda? No, la tele paga porque el producto tiene estas cosas que le dan valor de cara a la audiencia.

Otro punto a favor es el del precio de las entradas. La Premier League tiene un precio máximo de 30 libras (34 euros) para las entradas a los aficionados visitantes. Precio mayor que el de la Bundesliga -no se puede negar que en lo del cuidado al aficionado, los alemanes están muy por encima del resto- pero con el que ni siquiera compararé la situación de España. Tampoco es cuestión de haceros llorar.

El efecto «boxingday» ejemplifica a la perfección esta conjunción capitalista- sentimental del fútbol en el Reino Unido. Fútbol navideño con partidos de relumbrón en ciudades cercanas que facilitan los desplazamientos familiares y muchos niños en los estadios. ¿El resultado? Una jornada futbolística que ha dejado de ser patrimonio inglés para convertirse en un fenómeno global con audiencias millonarias alrededor del mundo y por el que Amazon UK pagó en 2019 más de 110 millones de libras (más de 125 millones de euros) por retransmitir durante 3 años dos jornadas -que incluía el «boxingday»– y sólo en territorio británico. Un win-win en toda regla para la máquina de hacer caja y para el aficionado más tradicional.

Heung-Min Son (Tottenham)

El hincha, además, sigue teniendo un poder importante pese a estar ante clubes en manos privadas. Lo vimos cuando se desató la polémica por la Superliga Europea y los aficionados de Chelsea, Arsenal, Manchester United, Manchester City y Tottenham salieron en masa a protestar contra la participación de sus clubes en aquello que se entendía como un ataque directo a su militancia como seguidores. La foto del cartel que portaba un aficionado del Chelsea y que dio la vuelta al mundo, es la que mejor explica todo aquello: «We want our cold nights in Stoke». O sea, en idioma de calle: Nos la trae al pairo vuestro glamour de partidos artificiales entre equipazos ricos, queremos nuestra liga y seguir visitando sitios tan «estimulantes» como Stoke-on-trent.

Tal fue el movimiento popular que el Premier británico, Boris Johnson, tuvo que salir al paso manifestando que cambiarían las leyes necesarias para impedir que los clubes del país se unieran a ese proyecto. Incluso directivos de corbata tuvieron que salir a dar la cara ante sus aficionados por las manifestaciones masivas ante las oficinas y los estadios. El conato independentista duró pocas horas y todos los implicados tuvieron que dar marcha atrás.

Muchos diréis: joder, qué pesado con tanto dato y tanta historia… y el fútbol, ¿qué? Pues también influye pero lo he querido dejar para el final.

Mucha gente que ha descubierto el balompié de la isla hace relativamente poco, disfruta muchísimo con un fútbol endiabladamente rápido y donde los ataques se imponen a las defensas. Y es cierto, el juego en Inglaterra es sumamente vistoso… pero cuidado, ese fútbol fue así desde que el mundo es mundo y nunca fue el más seguido. ¿Sabéis por qué? Porque no tenían a los mejores jugadores.

Cuando tienes el dinero para traer a los mejores y la idiosincrasia del juego es como la inglesa, el éxito a nivel de divertimento para el espectador está asegurado. El fútbol como fenómeno cultural e identificativo de todo un país es tal en Inglaterra, que aun habiendo importado el mejor talento del mundo en los banquillos, todos han impuesto su idea dentro del marco de ese fútbol rápido y donde importa marcar un gol más que tu rival. Nadie puede ir a entrenar a la Premier League y querer jugar al ritmo de Italia o España.

Ahora dirá alguien: «Sí, pero las Champions las ganan los españoles». Bueno, las Champions las gana el Real Madrid -y alguna el F.C. Barcelona- amiga lectora / amigo lector. Parece lo mismo, pero no lo es.

Inglaterra cuenta con 5 clubes campeones de Europa (Manchester United, Liverpool, Chelsea, Nottingham Forest y Aston Villa), más que ningún otro país (Alemania 3, Italia 3, Países Bajos 2, Portugal 2, España 2, y con 1 Escocia, Francia, Rumanía y Serbia). Si sumamos los títulos por país, sólo España con 19 campeonatos -14 de ellos de un solo equipo-, supera los 14 de Inglaterra. Vamos, que históricamente tampoco es que vayan mal. El tema es que precisamente ese es otro motivo, el último que cito ya, para entender un poco por qué la Premier League está a otro nivel. En España hemos visto como un club hacía doblete de Liga y Copa y se decía que había fracasado porque su máximo rival había ganado la Champions (WTF!?).

En Inglaterra eso es impensable. Su liga es lo máximo y el objetivo prioritario para los grandes clubes del país es ganarla. Es algo que ni siquiera la entrada de esos grandes capitales extranjeros han podido cambiar (un poco lo que comentaba también de la idiosincrasia del juego). La Premier League que gana el Liverpool se celebra infinitamente más que la Champions del Chelsea. Le dan valor a lo suyo.

¿Quiere decir que pasan de las competiciones europeas? Ni mucho menos. Y ya digo que sobre todo los clubes participados por capital proveniente de oriente medio tienen la Champions League muy presente (Manchester City para ganarla y Newcastle para entrar en ella), pero lo primero es lo primero. Si en España ganar LaLiga «no vale para nada» y el nivel de una temporada lo marca si un equipo gana la Champions League, no nos extrañemos de que nuestro campeonato se parezca cada vez más al de Escocia, en lugar de parecerse al de Inglaterra.

En definitiva: Tienen la mejor liga del mundo porque siempre lo creyeron y siempre tomaron medidas que beneficiasen a la propia liga y no a que alguno de sus integrantes levantase trofeos exógenos. Tan simple y tan complicado como eso.

9 Comentarios

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  3. Aitor, es un artículo interesantísimo, aunque discrepo en algunas cosas.

    Si he entendido bien, defiendes que la Premier League es la mejor liga del mundo principalmente gracias al sistema de reparto de los derechos audiovisuales. Mencionas también que el aficionado local es más fiel, y las entradas son más baratas.

    Algunos comentarios:
    – Creo que influye enormemente la entrada de capital extranjero, no sólo de Oriente Medio en City y Newcastle, sino también los americanos Glazer y Fenway etc; no sé si es extensible a más clubes, pero contrasta con las penurias económicas que pasan los clubes españoles, dirigidos muchas veces por incompetentes ahora vigilados por el estricto Fair Play financiero que impone La Liga.

    – Más dinero no implica siempre más nivel. Los equipos españoles en general son capaces de aguantar y solo vender cuando llegan ofertas desorbitadas por jugadores que muchas veces no valen lo que pagan por ellos y, reinvirtiendo bien, uno puede salir ganando…
    En el caso Isak tenemos un ejemplo reciente, la Real vendió cuando quiso y al precio que quiso y no creo que le echen mucho de menos.

    -Por otro lado, en España no solo es que las entradas sean más caras; hay partidos los lunes a las 10 de la noche y en horarios desperdigados para sacar el máximo provecho de los derechos audiovisuales.
    Me encantaría saber el número de espectadores a nivel MUNDIAL que tiene en TV hoy el West Ham – Everton y el Espanyol – Betis; no creo que haya tantísima diferencia.

    – Por último, creo que la Premier siendo una liga de más nivel medio, está algo sobrevalorada. Hay un gran nivel medio con equipos como Real Sociedad o Beti que ya han demostrado en Europa este año que plantan cara a cualquiera. En cuanto al menosprecio que haces del papel de los equipos españoles en Europa en la última década, no puedo estar más en desacuerdo. Por las razones que sean, los equipos españoles han dominado en los últimos años; el Sevilla en Europa League, y Madrid y Barça y también Atleti (2 finales recientes y tumbando a equipos como Liverpool, Bayern o Barça). Por no olvidar gestas como el semifinalista Villarrreal x2 (algo que no hemos visto viniendo de UK con la relativa excepción del Tottenham, siendo incomparable al Villarreal), aquel Málaga de Pellegrini o el Valencia y Depor de principios de siglo.

    En fin, la premier es una competición apasionante con muy buen marketing, cuyo nivel no está tan alejado de la liga española.

  4. Países Bajos tiene 3 campeones de Europa: Feyenoord, Ajax y PSV

  5. Aquí las diferencias son:

    1) El dinero que insuflan los dueños extranjeros en Inglaterra (sean particulares o estados).

    2) La seriedad de la liga inglesa en cuanto a arbitraje (un ejemplo: Luis Suárez en Inglaterra comparándolo con su estancia en España) y regulación jurídica en general (la verdadera razón de la gran inversión extranjera).

    Todo esto, sumado a la incompetencia de las autoridades deportivas (y de muchos dirigentes de clubes) españolas, cierra un cuadro funesto para el futuro de nuestra liga, de la que sólo sobrevivirá el Real Madrid a mi entender.

    Por cierto, escuchando y leyendo a los ingleses en general (periodistas, aficionados..etc) hablando de su fútbol y de cuan favoritos son sus equipos…diosssss que gane el Real Madrid siempre!!

  6. Otro que cae en la nueva modita. Sin quitar razón al articulista… La Premier League es la mayor amenaza que ha habido nunca contra el resto del fútbol europeo. Como esto siga así, lo va a fagocitar todo y sólo van a quedar las migajas. Muchos aplaudirán, como el ínclito articulista, y seguirán masturbándose con las bondades de esa liga manchada por el capital. Otros como yo, dejaremos (como estoy haciendo ya) de seguir este corrupto deporte, y nos pondremos con algo mas interesante, sin dejar de desear nunca, eso sí, que esa burbuja explote y vuelvan a estar en la miseria como en los 90.

  7. Siendo de otro país, a mí me da un poco de pena ver estadios de España con lonas pintadas para «simular» que ahí hay gente sentada. En Inglaterra las canchas revientan siempre de público, no sólo cuando un grande llega a la ciudad.

    Por otro lado, resistieron prácticamente una década vendiéndole al resto del mundo la rivalidad Messi – Ronaldo y al día de hoy un Barcelona – Real Madrid no debe generar fuera de España ni la mitad de interés que en aquellos años.

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