El 9 de noviembre de 1989, el este y oeste de Alemania volvieron a darse la mano veintiocho años después. El Muro de Berlín había caído y, con él, nacía un nuevo Estado nación. El fin del proyecto comunista durante la Guerra Fría obligaba a la Alemania reunificada a reorganizar su país. También su fútbol y la Bundesliga. Los vecinos de la república democrática ascendían a dieciséis millones, por sesenta y tres de la parte federal.
Tres décadas después, el deporte rey da buena sintonía de que la reunificación no limó las gruesas diferencias que existían entre los lados del muro. En la presente temporada, solo dos de los dieciocho equipos de la Bundesliga formaron parte de la República Democrática de Alemania. Con el importante asterisco del RB Leipzig, que no existía por aquellos años.
La Oberliga –nombre de la liga de la RDA– contaba con catorce equipos en la temporada 1990/1991, su última edición. La integración de los combinados del Este se llevaría a cabo por la clasificación de ese año. Así, los dos primeros equipos, el Dynamo Dresde y el Hansa Rostock fueron a la Bundesliga; del tercero al octavo, Stahl Brandenburgo, Lokomotiv de Leipzig, Chemnitzer FC, FC Carl Zeis Jena, FC Rot-Weiss Erfurt y Hallescher FC, a la segunda división; y el resto, BFC Dynamo Berlin, Stahl Eisenhüttenstadt, FC Vorwärts Frankfurt/Oder, FC Magdeburg, FC Energie Cottbus y FC Sachsen Leipzig, a la tercera categoría. Así, la primera división alemana solo tendría dos equipos de la RDA por dieciocho de la RFA. Además, ese año bajó el Hansa Rostock.
La inferioridad del lado comunista es más que evidente. En la actualidad, solo seis equipos han jugado en la Bundesliga: Union Berlin, Dynamo Dresde, Hansa Rostock, Vfb Leipzig, Energie Cottbus y RB Leipzig. Este último, volvemos a recordar, nació veinte años después de la caída del Muro. Esta falta de representatividad también se vuelca en la selección nacional, donde todas las estrellas son del oeste. De hecho, de la nómina de futbolistas que defenderán los colores de la Mannschaft, ninguno nació en municipios de la República Democrática de Alemania. Incluso Antonio Rüdiger, que nació en Berlín, creció en lo que era porción estadounidense de la capital.
El oeste aplasta
¿Cómo se explica esta diferencia? A pesar de que este texto nos atañe a lo estrictamente futbolístico, la superioridad federal se relata en el resto de las disciplinas. Un estudio de WDR, la radiotelevisión pública de Renania del Norte, en la temporada 2013/2014 se disputaron ciento ocho torneos nacionales deportivos por equipos; solo ocho fueron ganados por conjuntos del este.
La infrarrepresentación de la antigua Alemania democrática sigue siendo objeto de investigaciones y debates en la palestra mediática. Son muchos los argumentos que explican una disparidad que perdura hasta nuestros días. El principal, el económico.
Cuando el mercado se abrió, los clubes de la RFA prepararon el talonario para llevarse a las estrellas que jugaban en el país vecino. Matthias Sammer dejó el Dynamo Dresde para recalar en el Stuttgart; Ulf Kirsten también dejó el equipo para irse al Bayer Leverkusen; Henri Fucks, del Hansa Rostock al Colonia; Thomas Doll cambió el Dynamo Berlin por el Hamburgo. Los clubes de la RDA quedaron desmantelados, no tenían la fuerza financiera para retener a sus estrellas y tampoco tenían un fútbol base tan potente para reponerse con jugadores de la cantera.
La atención mediática que siempre ha tenido el balompié no eran del agrado de los líderes del este. Además, sus resultados internacionales tampoco valían al gobierno comunista para acumular reconocimiento internacional. En la historia de los mundiales, la RDA solo disputó el torneo en 1974 y no pasó de la segunda fase. Por eso, el país se esforzó por destacar en otros deportes.
En concreto, la Alemania democrática invirtió sus recursos en copar las crónicas olímpicas. En cinco olimpiadas, la selección de la RDA se colgó cuatrocientas nueve medallas. Aquí sí barrió a sus vecinos federales, que tuvieron que conformarse con la mitad. La RFA no fue a Moscú ’80 y la RDA a Los Ángeles ’84. El fútbol no servía como herramienta propagandística del modelo socialista alemán y fue abandonado por el gobierno en detrimento de otros deportes. Como consecuencia, cuando llegó el momento de la reunificación, los clubes de la RDA no tenían proyectos competitivos.
Otro de los argumentos que explican la inferioridad tiene que ver con las diferencias políticas y económicas de cada país. Con la caída del Muro, el capitalismo arrolló al comunismo. Los equipos de la antigua RFA tenían mucha más solidez financiera, capacidad para fichar jugadores extranjeros, pagar salarios más altos y encontrar patrocinadores más ambiciosos. Según Sport Inside, de las casi quince mil grandes empresas que hay en Alemania, solo mil cuatrocientas tienen sede en feudo oriental.
Como hemos mencionado, la Bundesliga solo acogió a dos equipos de la antigua Oberliga en su primera edición reunificada. Este hecho ha tenido consecuencias evidentes, muchos equipos fueron empujados a divisiones inferiores. El Dynamo de Berlin, por ejemplo, el equipo que más ligas domésticas alzó, descendió a la tercera división. Y nunca se repuso. El resto tampoco.
En definitiva, vemos que la superioridad futbolística del oeste tiene argumentos suficientes para comprender por qué solo dos equipos de Alemania Oriental juegan en la Bundesliga. El reparto injusto de la primera competición reunificada, la herencia comunista del este, su baja inversión en salarios e infraestructura, la ausencia de patrocinadores y el desinterés del gobierno por destacar en fútbol sentenciaron, a la postre, el balompié del lado derecho del Muro. Estas diferencias han sido probadas en la vida económica y social de Alemania, donde muchos estudios prueban que los habitantes de la parte federal cobran mejores salarios, son más optimistas respecto al futuro y tienen mejor calidad de vida.
Ni RB Leipzig ni Union Berlin representan el legado de la RDA
Actualmente, el RB Leipzig representa a la Alemania Oriental al máximo nivel nacional. Pero es un caso engañoso. Este equipo nunca jugó en la Oberliga, se fundó en el año 2009 y es un proyecto que muchos llaman «artificial» por tener detrás a la todopoderosa Red Bull.
El Union Berlin es el único equipo de la antigua República Democrática que juega en la Bundesliga y, a pesar de ser un club de la parte oriental de hecho y derecho, también podría tener otra trampa. Durante el comunismo, el Dynamo de Berlin, al cual se le consideraba el equipo de la Stasi, fue el equipo que más inversión recibió por parte del gobierno; los disidentes apoyaban al Union. Sus enemigos, ahora, deambulan por la cuarta categoría.