Historia del ajedrez Ajedrez

Anish Giri, hijo pródigo del multiculturalismo, se impone en Wijk aan Zee, «El Wimbledon del ajedrez»

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«Cada ser humano vive de la riqueza de su propia diversidad»
(Frase de la novelista italiana Susanna Tamaro)

¿No era que el aún campeón mundial Magnus Carlsen había anunciado su retiro (momentáneo) de las competencias ajedrecísticas a ritmo convencional? Así lo anticipó en septiembre en el contexto de los mundiales a partidas rápidas y blitz (en los que se impuso) en Almatý. Mas ahora, comenzado el 2023, se lo aprecia jugando (seguramente para respetar compromisos contractuales asumidos previamente) el clásico torneo que anualmente se realiza en Wijk aan Zee, al que se considera «El Wimbledon del ajedrez», para alegría de la afición ajedrecística que lo quiere seguir viendo entregando muestras de su talento.

Ese apelativo coloquial aplicado a la prueba, no es unívoco. Se la puede también mentar como «El Roland Garros del ajedrez» ya que el nombre de la competencia tenística sobre hierba inglesa, algunos lo reservan para el torneo de Linares, mítica cita ajedrecística que tuvo como última edición el año 2010. En el caso del encuentro con sede en los Países Bajos, en cambio, no solo que sigue vigente, a diferencia de la otra, sino que viene desde muy lejos. De hecho, en este 2023 se ha cumplido su 85ª edición. Por lo que el mote de «El Wimbledon del ajedrez» está más que merecido.

Su locación se viene dando desde 1968 en Wijk aan Zee, un pequeño pueblo neerlandés del municipio de Beverwijk, con salida al Mar del Norte, que tiene algo más de dos mil habitantes. Antes, y por más de tres décadas, se la disputaba en la más populosa ciudad homónima, la de Beverwijk. Ambas urbes pertenecen a la provincia de Holanda Septentrional y se hallan muy próximas (solo cinco kilómetros las separan).

Además de con esos nombres, la competencia recibió los de sus principales auspiciantes (¡la fuerza del dinero!), que en rigor es uno solo que fue mutando de razón social. Desde 2011 a la fecha es el gran complejo siderúrgico de Tata Steel; antes, de 2000 a 2010, era Corus (cuando el sponsor original se asoció con la British Steel), y originalmente había sido Hoogovens, como se conocía a la compañía fundada en 1918 basada en el acero y el aluminio la que, más allá de sus sucesivas controlantes, ha siempre evidenciado su predilección por apoyar al ajedrez.

El primer antecedente se dio en 1938 con una prueba de escala local, que se repitió desde entonces anualmente (salvo en 1945) con creciente repercusión, alcanzando ulteriormente ribetes internacionales. Es notable que, aún durante la invasión nazi a los Países Bajos, su realización no quedó afectada, viéndose al mayor exponente de siempre del país, el excampeón mundial Max Euwe (lo fue a nivel de aficionados y absoluto, el único en alcanzar esa doble corona en el historial, a lo que se puede sumar que luego será presidente de la FIDE), ser vencedor en 1940 y 1942, lo que repetirá ya en tiempos de paz en 1952 y 1958.

El primer no neerlandés en alcanzar el máximo palmarés fue el belga Alberic O’Kelly de Galway para, en sucesivas ediciones, ir fortaleciéndose crecientemente la nómina de participantes.

El máximo vencedor de la historia no es otro que Carlsen quien en ocho oportunidades se impusiera (2008, junto a Levón Aronián; 2010; 2013; 2015; 2016; 2018; 2019 y en la última oportunidad, la de 2022). Le sigue el indio Vishy Anand quien se alzó con el trofeo cinco veces (1989; 1998; 2003; 2004 y 2006). Por su parte, el soviético-suizo Víktor Korchnói y el húngaro Lajos Portisch acumulan cuatro victorias cada uno.

Mas la nómina de figuras que lograron la corona de «El Wimbledon del ajedrez» abarca a muchos grandes, comenzando por el ruso Gari Kaspárov, con tres éxitos (la misma cantidad que el local Johannes Donner, el soviético Yéfim Géler y el inglés John Nunn, flamante campeón mundial para mayores de 65 años). Y los soviéticos Mijaíl Botvínnik, Mijaíl Tall, Paul Keres, Lev Polugayevski, Tigrán Petrosián, Boris Spaski y Anatoli Kárpov; el ruso Vladímir Krámnik; otro local, Jan Timman; el danés Bent Larsen; el excampeón del mundo el búlgaro Veselín Topálov; el legendario polaco-francés Savielly Tartakower; y el argentino (nacido en Alemania y fallecido en Venezuela) Herman Pilnik.

Puede asegurarse que prácticamente todos los grandes jugadores de ajedrez de la posguerra en alguna oportunidad estuvieron presentes, con la aislada excepción del norteamericano Robert Bobby Fischer, en un torneo que, por su continuidad y relevancia, puede ser considerado el más importante de su tipo entre todos los que integran el calendario internacional.

Tata Steel 2023, sección de maestros

Foto: tatasteelchess.com

Catorce jugadores enfrentándose todos contra todos, disputando cada partida con el ritmo de cien minutos para cuarenta jugadas, seguidas de cincuenta minutos para veinte movidas, y decantar en un cierre en el que se asignan quince minutos para el resto del juego, con treinta segundos adicionales de incremento por movimiento.

Además de Carlsen, estuvieron presentes otros exganadores en Wijk aan Zee: el ahora norteamericano (por siempre armenio) Aronián (vencedor en 2007; 2008; 2012 y 2014); sus compatriotas Fabiano Caruana (ganó en 2020), quien fuera representante italiano durante un tiempo, y el ajedrecista de origen filipino Wesley So (triunfó en 2017), junto al crédito local Jorden van Foreest (se impuso en 2021).

Junto a ellos estuvieronel aspirante a la corona y hasta ese momento número dos del ranking mundial, el chino Liren Ding; el hijo pródigo neerlandés Anish Giri, quien hasta ahora nunca había podido imponerse en casa; el ahora rumano (nació en Hungría) Richard Rapport y, en prueba de que se está produciendo progresivamente un recambio generacional, seis ajedrecistas que integran la cohorte de los centennials: los indios Dommaraju Gukesh (el benjamín con sus dieciséis años), Arjun Erigaisi y Rameshbabu Praggnanandhaa; el iraní Parham Maghsoodloo; el uzbeko Nodirbek Abdusattórov y el alemán Vincent Keymer.

Wijk aan Zee, como locación de todas las partidas, salvo las desarrolladas en la quinta ronda celebrada el día 19 de enero en el estadio de fútbol Johan Cruyff Arena de Ámsterdam. Fútbol y ajedrez en maridaje poco convencional.

Foto: Jurriaan Hoefsmit / Tata Steel Chess Tournament 2023

Siempre que el noruego esté presente, será desde luego el principal candidato. Pero las cosas comenzaron muy mal para él ya que, en las primeras cinco rondas, sufrió dos durísimas derrotas, y consecutivas (esto no le sucedía desde hacía ocho años), una ante Giri y otra ante Abdussatótov. Se dio en el primer caso una gran curiosidad: el neerlandés le ganó al nórdico por segunda vez en su carrera, exactamente en el mismo día y lugar, aunque habiendo atravesado doce años. En aquel 2011 Giri debutaba en esta prueba y contaba apenas dieciséis años de edad.

Quizás acicateado por ese éxito, Giri al cabo de todo cumplirá una soberbia actuación y, ¡por fin!, se alzará con el título máximo en el Tata Steel. Es que ya anteriormente había quedado en dos ocasiones a un paso de la gloria. En 2018, siendo invicto, compartió el liderato con Carlsen, quien se impuso en el desempate a partidas rápidas por 1,5 a 0,5. Aún más frustrante fue lo sucedido en 2021 cuando, de nuevo siendo imbatido, Giri perderá en el desenlace ante su compatriota Jorden van Foreest en una partida jugada bajo el régimen denominado “Armagedón” en la que aquel estaba ganado.

Tras esta prolongada espera, ahora se dio el gusto de ganar en su patria adoptiva, con otro torneo fantástico, sin conocer la derrota, aunque estuvo a punto de quedar de nuevo relegado, en este caso por Abdusattórov, quien fue el líder hasta la última jornada. En efecto, la nueva estrella emergente, se hubiera alzado con el trofeo principal si triunfaba en esa ronda de despedida ante van Foreest. Pero, en dramática definición, un neerlandés ayudó al otro ya que el ganador de este torneo hace dos años, tras quitarle el invicto al uzbeko (su corta edad y la consiguiente inexperiencia quizás le impidió concretar un éxito que se presentaba tan cercano), permitió que fuera entonces Giri quien pudiera arribar en solitario a la cima al hacer 8.5 puntos sobre 13.

Foto: Lennart Ootes / Tata Steel Chess Tournament 2023

Digamos que Giri, más allá de que es el favorito local, en rigor nació en San Petersburgo, Rusia. Ello sucedió el 28 de junio de 1994, de madre rusa y padre nepalí. La familia supo vivir un tiempo prolongado en la ciudad de Sapporo, Japón (entre los años 2002 y 2008; y en 2004 fue campeón de esa ciudad), para el ajedrecista terminar por optar radicarse en los Países Bajos desde 2009, en donde vive con su esposa, Sopiko Guramishvili, una buena ajedrecista georgiana, y con los dos hijos de la pareja.

Podría decirse que esta constelación de naciones en las que Giri nació y vivió, y las que corresponden a quienes lo rodean tan estrechamente en diversas ramas del tronco familiar, dieron como fruto un jugador que es una buena muestra del multiculturalismo y de una globalización que genera riqueza desde la diversidad (como señaló la escritora mentada en el epígrafe de esta nota).

Giri fue un niño prodigio que, con catorce años, siete meses y dos días alcanzó el título de Gran Maestro. Ya en su periodo definitivo neerlandés se dará su progreso más marcado, habiendo sabido estar en la posición número tres del mundo en enero de 2016 y quedando apenas por debajo de la barrera que muy pocos superaron, la de los 2.800 puntos ELO, ya que llegó a los 2.798 en octubre de 2015.

Podría decirse que en su país natal se formó ajedrecísticamente (su madre fue quien lo introdujo en la magia del juego), hasta alcanzar el título de Gran Maestro (de las tres normas una la obtuvo en Rusia y dos en los Países Bajos). Mientras que en su país de destino progresó marcadamente, convirtiéndose en un integrante de una superélite mundial, condición que ya nunca abandonaría.

Siempre de todos modos se espera (¿esta victoria de ahora en casa operará de estímulo?) que dé el paso decisivo hacia la cumbre. Su segundo nombre quizás mucho no lo ayude en ese propósito: se llama Kumar, que en árabe significa príncipe cuando, en ajedrez, y en muchas otras actividades, se sabe que lo que siempre se aspira es a ser rey.

Por lo pronto, y pese a su poderío, nunca llegó a tener una oportunidad cierta de ser campeón del mundo. Su estilo rocoso (desde 2014 jugó 128 partidas de las que perdió apenas siete) suele darle excelentes colocaciones, pero no necesariamente hacerlo arribar en calidad de triunfador de las competencias.

Hoy, en Wijk aan Zee, habiendo como es su costumbre entablado muchas partidas (nueve de trece), sin embargo, sus cuatro poderosos triunfos (incluido aquel ante Carlsen y otro ante el chino Ding), lo llevaron en definitiva a la cima.

Foto: Maaike Brink / Tata Steel Chess Tournament 2023

A media unidad del campeón quedaron Abdusattórov y Carlsen quien, tras el relatado comienzo fallido, tuvo una remontada espectacular (entre las rondas siete y diez acumuló tres triunfos y un empate), quedando a solo un paso del liderazgo, ese al que nos tiene tan (mal) acostumbrados. El uzbeko estuvo, como ya anticipamos, a un pasito de una gloria temprana. De todos modos, más allá de su falla en el tiro final, nos queda la sensación que muchas páginas habrán de escribirse de alguien que en las últimas Olimpíadas de Chennai en 2022 lideró el conjunto de Uzbekistán que se alzó con la medalla de oro colectiva.

En la cuarta posición, siendo el otro invicto de la prueba, aparece Wesley So, quien tuvo dos triunfos para empatar el resto de sus partidas, acumulando 7.5 puntos, medio más que Caruana yMaghsoodloo, quien sigue en franco progreso (en sus joviales veintidós años de edad y, como varios de los presentes en Wijk aan Zee, con todo por venir). Por su parte en mitad de tabla, y con un rendimiento perfectamente promedio ,se ubicaron Aronián y Rapport, con 6.5 en 13.

Dentro de la fortaleza de los contrincantes, no es demasiado demérito no llegar al 50% de los puntos. En particular ese concepto aplica en el caso Praggnanandhaa quien, como van Foreest, hizo seis puntos. Máxime que aquel en cierto momento sufrió un bajón que le significó perder sus tres partidas de la prueba en el curso de cuatro rondas consecutivas.

En principio podría decirse que no fue tan bueno lo de Gukesh, quien hizo 5.5 puntos (pero acumuló una buena experiencia que seguro le servirá para el futuro), los mismos que Liren Ding, de solo una victoria. Mas en el caso del chino sí se puede hablar de fracaso, por un rendimiento muy lejano a las expectativas y a su posición en un ranking que, tras lo ocurrido en el Tata Steel, le implicó que perdiera su condición de jugador número dos del mundo.

En efecto, el aspirante a convertirse en el primer campeón del mundo de origen chino, en match que se hará en el mes de abril, perdió 23.4 puntos ELO, por lo que no solamente fue superado en la nómina por el ruso Yan Nepómiaschi, su rival por la corona, sino que bajó de los 2.800 puntos, siendo acechado ahora en el tercer puesto por el francés (de origen iraní) Alireza Firouzja (cuenta con diecinueve años y es además el primero en el ranking mundial de juveniles) y por el propio Giri, el que subió dos lugares en el escalafón. La mayor movilidad en enero, empero, le cupo a Abdusattórov que ascendió nada menos que doce puestos para instalarse en la posición número dieciocho.

Culminando el relato sobre «El Wimbledon del ajedrez» digamos que la tabla de posiciones fue cerrada por Keymer (con cinco unidades) y Erigaisi (con cuatro), ambos los únicos que aquí no conocieron las mieles del triunfo.

El Tata Steel 2023, sección de aspirantes

Además de la principal,como es habitual se hizo otra prueba en Wijk aan Zee,en donde participaron figuras aspiracionales. Allí estuvieron presentes catorce GM y tres MI, entre estos últimos dos mujeres, la india Rameshbabu Vaishali (hermana de Praggnanandhaa, una evidente familia de talentos ajedrecísticos) de veintiún años y la local Eline Roebers.

Los principales preclasificados eran el iraní Amin Tabatabaei (el 49 del mundo), el uzbeko Javokhir Sindarov (tiene diecisiete años y ya está en el top 100 mundial) y el eslovaco Jerguš Pecháč.

Del resto de los participantes se destacó una presencia por su precocidad: la del norteamericano (de familia india) Abhimanyu Mishra, el GM más joven de la historia (obtuvo el título máximo a los doce años, cuatro meses y veinticinco días), quien el 5 de febrero de este año ha cumplido catorce años.

Completaron la nómina ajedrecistas de tres continentes: por Europa, los GM Alexander Donchenko (un alemán procedente de la diáspora de jugadores nacidos en Rusia, en su caso en Moscú); el serbio Velimir Ivić y tres referentes locales: los GM Erwin L’Ami y Max Warmerdam y el MI Thomas Beerdsen; por América, el GM brasileño Luis Paulo Supi, y por Asia (aunque en el primer caso se lo podría clasificar también junto a Europa), el GM turco Mustafa Yilmaz y el GM indio Adhiban Baskaran.

Este año el triunfo en esta competencia le cupo a Donchenko quien se consagró con una rueda de anticipación, acumulando extraordinarios 10 puntos sobre 13 posibles. Pero no habría de quedar imbatido ya que mordió el polvo ante L´Ami aunque, el ahora teutón, tuvo nada menos que ocho victorias, incluyendo una ante quien sería el escolta, Yilmaz, quien quedó precisamente a una unidad. Tercero fue Sindarov, con 8.5, cuarto Tabatabaei con 7.5, registrándose a medio punto un cuádruple empate entre Adhiban, Supi, Warmerdam e Ivić.

Más abajo, el resto de los participantes, que acumularon experiencias en una actividad emblemática. Más, lo importante es que el vencedor de esta prueba habrá de formar parte de la instancia principal del año próximo en el Tata Steel. Logro que, en la última ocasión obtuviera Erigaisi quien, como hemos ya reseñado, no tuvo demasiado éxito al ascender a la prueba principal.

Astaná, sede del próximo enfrentamiento por el título mundial

Teníamos fecha, 7 de abril al 1° de mayo, y pretendientes, el chino Liren Ding y el ruso Yan Nepómiaschi, pero faltaba lugar. Ahora sabemos que la sede del próximo enfrentamiento por el título del mundo será Astaná, la capital de Kazajistán país que está a caballo entre Europa y Asia, continente en el que está la porción principal de su extenso territorio.

Kazajistán viene de tenera fines de diciembre del 2022 a la ciudad de Almatý (la más importante de la gran nación) como sede anfitriona de los campeonatos mundiales de partidas rápida y blitz, en los que Magnus Carlsen obtuvo el triunfo y, por ende, adquirió la triple corona que aún ostenta (ya que suma la que tiene desde 2013 en el ritmo convencional). Pero ese predominio absoluto está por perderse ya que el noruego, como es sabido, ha renunciado a la posibilidad de defender este último título, el principal de todos, el que ostenta desde el 22 de noviembre de aquel año, cuando en Chennai venciera al ajedrecista indio Vishy Anand, el anterior campeón, por 6.5 a 3.5.

Nunca antes en la historia se resolvió la sede de tan importante porfía con anticipación tan breve. En el camino de la selección final para elegirla, quedó una posibilidad binacional (que se celebrara en las ciudades chinas de Shenzhen y Shanghái y en la rusa de Vladivostok), la capital de la República de México y, quedando preseleccionada en la instancia final, aunque perdiendo la oportunidad a último minuto, San Salvador de Jujuy, un lugar de encantador paisaje ubicado al noroeste dela Argentina que nunca (aún) fue sede de un encuentro ajedrecístico de nota. Argentina, en ese sentido, puede considerarse injustamente desplazada ya que, en su momento, antes de la pandemia, se había señalado que las próximas sedes iban a estar en Dubái (lo que sí sucedió) y en el país del sur (lo que había quedado pendiente, y ahora se incumple).

Se barajaron, asimismo, otras hipótesis: algún país de Medio Oriente (pero eso no hubiera sido posible por coincidir la realización del match con el periodo del sagrado Ramadán), India, Uzbekistán, Irán. Lo cierto es que, la ausencia de Carlsen, también restó interés a una prueba que ya no contará como protagonista al carismático exponente nórdico.

Detrás del patrocinio está la firma Freedoom Holding Corp, propiedad en un 72 por ciento de Timur Turlov, quien precisamente el 18 de enero del corriente se convirtió en presidente de la Federación de Ajedrez de Kazajistán. Una movida muy oportuna, por cierto, que se suma a la adopción de la ciudadanía kazaja hace apenas un año, de alguien que forma parte de la cohorte de los multimillonarios rusos.

No debe escapársenos que esa nacionalidad es la de uno de los pretendientes quien, en el último mundial de partidas rápidas y de blitz en Almatý (la principal ciudad kazaja y su excapital), como dato anecdótico, digamos que estuvo a punto de ser sancionado por haber usado una camiseta que le hicieron llegar desde España con la inscripción «¿Qué mirá’, bobo? Anda pa’ allá», dichos que ya son célebres de un Lionel Messi ofuscado con un rival neerlandés quien, poco después, se coronaría con su Argentina campeón del mundo en fútbol en Qatar. Y Nepómiaschi, a quien, por supuesto estamos aludiendo, debe ser particularmente valorado en un plano más profundo por haber sido uno de los ajedrecistas rusos que en su momento, del todo dignamente, expresaron su oposición a la invasión de su país a Ucrania.

Con todo, el autócrata Putin estaría muy contento, a pesar de todo, con el triunfo de su connacional, máxime que desde hace bastante tiempo quiere que uno de los suyos alcance el título máximo en ajedrez, habiendo antes fallado cuando su preferido, Serguéi Kariakin, perdió el match ante Carlsen en 2016. Completando el cuadro no hay que olvidarse que de Rusia es también el Presidente de la FIDE quien avaló las sanciones del organismo a su país, del que en su tiempo fue Vice primer Ministro (cuando Putin, como ahora, era quien lideraba).

Kazajistán, entonces, un país que tiene límites con China y Rusia, con lo que los contendientes podrán en cualquier caso sentirse cerca de casa y viajar poco (lo que es un detalle importante en términos de preparación y aclimatación), desde el mes de mayo próximo nos habrá de tributar un nuevo campeón del mundo.

Si bien a priori no puede hablarse de favoritismo alguno (el ruso tiene un leve marcador favorable en el historial entre ambos y además acaba de superar al chino en el ranquin mundial tras la fallida intervención de este en el torneo Tata Steel), encaso de darse el triunfo de Ding habrá de significar el primer logro de ese alcance para un ajedrecista de la superpotencia asiática,un hecho sobresaliente que se sumaría al cetro que entre las mujeres seguirá teniendo una representante de ese origen.

Si así fuera, como aventuramos en nota pasada, se daría otra muestra de un ajedrez que parece inexorablemente teñirse de rojo. Por lo pronto, una cosa es cierta, y mucho lamentamos (por la forma en que se dio): el Odín del milenario juego dejará de estar en lo más alto del Olimpo. Al menos por un tiempo.Más siempre habrá de dársele la bienvenida a un nuevo rey del ajedrez mundial.

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