Ajedrez

Ajedrez sin barreras, primeras Olimpíadas FIDE para personas con discapacidades

Es noticia

 

«Para qué quiero piernas, si tengo alas para volar»

(Frase de la pintora mexicana Frida Kahlo)

Pocas actividades son más inclusivas que el ajedrez. Sólo basta un tablero y piezas, pudiendo ser estas no necesariamente demasiados sofisticadas (baste recordar las hechas con mendrugos de pan en cárceles y en los ominosos campos de concentración nazis), mientras que aquel se puede modelizar dibujando las líneas sobre las arenas del desierto. Asimismo resulta innecesaria la presencia de cualquier dispositivo si de jugar «partidas de memoria» se trata.

Tampoco es necesario que el sitio de su práctica sea de determinada manera, pudiéndoselo por caso practicar en espacios acuáticos o incluso fuera del planeta. Se puede jugar hasta contra uno mismo, como hiciera el célebre personaje de la Novela de Ajedrez de Stefan Zweig. El ajedrez todo lo permite. Se trata de conocer sus reglas, que tienen la dosis justa para combinar lo simple con lo complejo y de tener la voluntad y el corazón abierto para dejarse atrapar por su magia impar.

En estas condiciones, casi que no hay límites para disfrutarlo. No debería haber barreras ni impedimentos. Y, sin embargo, no siempre el ajedrez ha mostrado su cara más integradora. Las mujeres, por lo pronto, tras una Edad Media que las tuvo de protagonistas en la práctica social del juego, luego serán marginadas por mucho tiempo, comenzando recién a interactuar con los varones en los círculos ajedrecísticos competitivos, a partir del siglo XX. Allí vemos un claro caso de discriminación. Otro, podría entenderse que ha operado en el caso de las personas que tienen discapacidades físicas.

Y, sin embargo, el hecho de por ejemplo ser ciego no debería ser considerado un impedimento, más allá de las lógicas limitaciones que bien pueden ser reinterpretadas en términos de acicate y desafío. Es bien sabido, además, que la práctica del ajedrez sin ver el tablero viene de muy antiguo y que algunos ajedrecistas se esmeraron hasta por dar simultáneas en esas condiciones ante varios rivales. Es que el ajedrez está en la mente y no en los elementos físicos que lo rodean, casi como siguiendo el imaginario del artista-ajedrecista Marcel Duchamp para quien el arte estaba en la idea y no en la mirada. Las supuestas limitaciones de quienes sufren de sordera o hipoacusia para mover los trebejos tienen aún menos predicamento, al menos a nuestro juicio.

Menos aún requiere destrezas físicas un juego que, a veces demasiado sesgada y polarizadamente, se lo veía únicamente en su faceta intelectual. Hoy, en la alta competencia se sabe perfectamente que los ajedrecistas de élite, si quieren estar entre los mejores, deben ser atletas integrales, por lo que cultivan la formación y el entrenamiento corporal que los ayude a sobrellevar el desgaste de energías que todo torneo magistral demanda. Sin embargo, no hay motivo alguno para que una persona con discapacidades motoras no pueda jugar al ajedrez, a diferencia de lo que ocurre con otras muchas disciplinas deportivas en las que se deben en todo caso separar las competencias olímpicas de las paralímpicas.

Siendo así, cabe preguntarse si en el ajedrez deben hacerse, o no, competencias separadas respecto de las generales o convencionales. Esta cuestión ha sido bastante analizada en el caso de las mujeres planteándose en ese terreno que, por un lado, se les da entidad si se las segmenta pero, por el otro, se aduce que al establecerse la diferenciación, no se hace otra cosa que sacralizar las diferencias que históricamente las vienen separando a ellas respecto de los varones.

La misma cuestión podría plantearse ahora en cuanto a si hay que diferenciar a los ajedrecistas que tienen algún grado de discapacidad de quienes no la tienen. ¿Les estamos dando visibilidad, reconociendo su relevancia, asignándoseles un espacio propio del que antes no disponían, en definitiva empoderando a las personas con discapacidades? O, quizás, más allá de los nobles propósitos: ¿no estaremos estableciendo ámbitos tan diferenciados que impidan o dificulten la plena integración, forjándose un virtual gueto, con espacios que terminan por no dialogar ni interrelacionarse, sacralizando la existencia de mundos virtualmente paralelos?

Sin dejar de reconocer la relevancia de este debate, cuya respuesta está lejos de ser saldada, y cuya pregunta de base a veces ni siquiera se formula, lo cierto es que la FIDE ha decidido realizar las denominadas Primeras Olimpíadas para Personas con Discapacidades, las que en el mes de febrero tuvieron lugar en la capital serbia de Belgrado, un encuentro que se considera el más destacado de este mes dentro del calendario internacional.

Se trató de un torneo bajo el sistema suizo a seis rondas, que fue lanzado desde la Asamblea Nacional, un sitio que se ubica exactamente enfrente (en diagonal) del Palacio de los Sindicatos, lugar en el que en 1970 se celebró el histórico match de la entonces URSS contra un conjunto del denominado Resto del Mundo.

Todo comenzó a fines del mes de enero, finalizando en los primeros días de febrero, con el claro favoritismo del equipo de Polonia que presentó una delegación encabezada por el GM Marcin Tazbir (tiene a febrero de 2023 2.508 puntos ELO y supo tener 2.561 en 2013), quien al cabo de la prueba finalizó invicto con dos victorias y cuatro empates. Este jugador forma parte de IBCA (International Braille Chess Association), la asociación que nuclea a todos quienes tienen problemas de deficiencia visual o ceguera. En su caso, fue desde los dieciséis años de edad en que comenzó a perder la visión. A nivel individual, en 2018 se disputó en Dresde (Alemania) por primera vez el campeonato mundial para personas con discapacidades. Tazbir, como muestra de su poderío, triunfó en la tercera edición realizada en 2020 que, por la pandemia, se la hizo en forma no presencial.

Polonia, campeona de la Olimpiada FIDE de ajedrez para personas con discapacidades en Belgrado (Foto: dis-olympiad.fide.com)

Y Tazbir no estuvo solo en estas Olimpíadas. Lo acompañaron el Maestro FIDE Marcin Molenda (que cuenta con 2.381 puntos ELO), el no titulado Pawel Piekielny y los MI Jacek Stachanczyk y Piotr Dukaczewski, completando entre todos ellos un puntaje promedio de 2.327. Dentro de un equipo tan competitivo, sobresalió Molenda quien hizo nada menos que 5.5 en 6 en el segundo tablero, igualando solo en la jornada de despedida.

El equipo registró seis triunfos colectivos, sobre igual cantidad de encuentros, con una convincente victoria en la despedida ante Israel por 3 a 1 habiendo, en la penúltima jornada y en el debut, ganado por ese mismo marcador a India y Alemania, respectivamente, sumando a ello sus éxitos intermedios por 2.5 a 1.5 ante Filipinas e IPCA y otro aún más contundente por 3.5 a 0.5 frente a un conjunto de FIDE.

Polonia, liderada siempre por Tazbir, ya había obtenido la presea de oro en unas Olimpíadas para personas con discapacidad que se hicieron en 2020 bajo la modalidad online, en la que participaron 61 elencos de 45 países, habiendo entonces sido Rusia medalla de plata. Recordemos, por otra parte que, en Juegos Olímpicos tradicionales, la única vez que Polonia obtuvo la medalla de oro en ajedrez había sido en 1930 en Hamburgo (Alemania).

La medalla de plata en este 2023 la consiguió la delegación representativa de IPCA (International Physically Disabled Chess Association, entidad que aglutina a quienes tienen discapacidades físicas), con diez puntos (a dos del vencedor) y la de bronce Filipinas, que prevaleció tras obtener ocho unidades por aplicación de los sistemas de desempate. Fuera del podio, y en forma sucesiva, aunque todos con el mismo puntaje final que este último país, se ubicaron India, Serbia 1 (hubo un segundo equipo de los locales para asegurar el número par de la prueba) y Uzbekistán.

Fueron de la partida un total de veintiséis teams, con jugadores de treinta y tres países, divergencia de números que se explica por el hecho de que tanto IPCA como aquel elenco de FIDE, junto a otro de la ICCD (International Chess Committee of the Deaf, es decir la entidad para ajedrecistas con problemas de sordera), tuvieron referentes multinacionales en sus respectivas formaciones.

La mayor decepción en la prueba estuvo por el lado de Hungría, nación que era la tercera preclasificada la que, al cabo de todo, apenas finalizó en el noveno lugar. Algunos conjuntos latinoamericanos y africanos también dijeron presente, siendo Venezuela y Zambia los más destacados: undécimo y decimoctavo, respectivamente. Mas Cuba, que aparecía quinta en la medición previa, quedó muy rezagada respecto de esa expectativa.

Israel quedó también rezagada (finalizó en la octava posición y era la segunda en el ordenamiento previo) habiendo sido esa nación la que presentó aquí el otro GM, Yehuda Guenfeld (nacido en rigor en Polonia y que tiene ese título desde 1980). Con 2.406 puntos ELO, fue campeón de su país adoptivo en 1982 y 1990 y, dando cuenta de su poderío (lo que habla a las claras de que su discapacidad está lejos de limitarlo), fue parte de los Interzonales (importantes instancias que se hacían otrora en el camino por el título mundial absoluto) ganados por Mijaíl Tal y Víktor Korchnói en 1979 y 1987 respectivamente. Además, fue múltiple representante de Israel en las Olimpíadas generales.

En el caso de este jugador israelí (y en la de tantos otros), la limitación viene por el lado de su imposibilidad de escuchar, aunque no solo puede hablar, sino que también lee perfectamente los labios de sus interlocutores. En estas condiciones, vuelve a la mente la cuestión sugerida inicialmente en el sentido de que los límites entre personas con discapacidades y las que no las tienen pueden ser demasiado difusos y menos relevantes en el caso del ajedrez.

Jugar al tacto, jugar con la mente (Foto: dis-olympiad.fide.com)

No debe escapársenos, sin embargo, que los tableros y el reloj que deben usarse en el caso de las personas con discapacidades, no son los mismos que los empleados en las competencias convencionales. Esto es una cuestión objetiva que debe contemplarse. También que son necesarias planillas especiales para registrarse las partidas y el auxilio de equipamientos debidamente adaptados respecto de los empleados en las competencias convencionales. Otra cuestión es la de los accesos, sin barreras arquitectónicas y con dispositivos lumínicos y señalizaciones adecuadas, lo que vale tanto para los jugadores como para los espectadores, las que deberían ser derribadas sin más en todas las locaciones en que se disputen torneos de ajedrez.

Con todo, y en lo relativo estrictamente a la posibilidad de ser parte de las competencias en un plano de igualdad, observamos que algunas de estas restricciones tienen una base más tecnológica, y por ende externa a los ajedrecistas, que originada en limitantes o supuestas imposibilidades intrínsecas de quienes tiene alguna discapacidad física de base. Desde luego, con los avances de los dispositivos técnicos, es de esperar que al cabo del tiempo la situación se resuelva por lo que tenderá necesariamente todo a confluir.

No creemos que sea muy fantasioso imaginar que, en tiempos venideros, quizás con mayor proximidad a la que ahora intuimos (dada la aceleración de la realidad en la que estamos inmersos), las partidas se habrán de realizar directamente con nodos electrónicos o chips cibernéticos conectados al cerebro de cada ajedrecista, quienes expresarán internamente la voluntad de mover en cada momento dado una pieza. En ese contexto futurista es de imaginar que la competencia se dará de una vez por todas exclusivamente entre dos mentes, sin mediar intervención de parte física alguna de cada contendiente, con lo que las discapacidades físicas dejarán de tener que ser motivo de observación y, mucho menos, de ser susceptibles del ejercicio de actos de discriminación.

Gran Torneo en Düsseldorf: Nepo en buena forma, Gukesh sigue su progreso y regresa Aronián

Participantes en el torneo de Dusseldorf (Foto: wr-chess.com)

Enero comenzó con «El Wimbledon del ajedrez», el torneo en Wijk aan Zee auspiciado por la firma Tata Steel, en el que se impusiera el local Anish Giri. Ahora, la secuencia de las súper competencias del calendario internacional tuvo un nuevo hito en la ciudad alemana de Düsseldorf, en cuyo torneo se reunieron diez ajedrecistas de la élite, encabezados por Yan Nepómniashchi (Nepo), aspirante al trono y flamante jugador número dos del mundo, quien hizo su última presencia en la antesala del match por el título que en abril sostendrá con el chino Liren Ding en la ciudad kazaja de Astaná.

Asimismo, estuvieron presentes el propio Giri, los norteamericanos Wesley So y Levón Aronián (de orígenes respectivos filipino y armenio), el ascendente uzbeko Nodirbek Abdusattórov (de dieciocho años), el polaco Jan-Krzystof Duda, los muy promisorios ajedrecistas indios Dommaraju Gukesh (el benjamín con sus dieciséis años) y Rameshbabu Praggnanandhaa (tiene diecisiete), completando la nómina otros dos muy jóvenes, el alemán Vincent Keymer y el ruso Andrey Esipenko.

Allá lejos, en 1908, esta ciudad del oeste del país, una de las de mejor calidad de vida del mundo, fue una de las protagonistas (la otra fue Múnich), del match por el campeonato del mundo de dos grandes ajedrecistas germanos: Emanuel Lasker y Siegbert Tarrasch, en donde se dio el triunfo de aquel. Düsseldorf, entonces, hoy vuelve a organizar otra competencia ajedrecística de gran importancia, en la que se otorgaron cuarenta mil euros al vencedor. Desde el inicio, y durante buena parte del recorrido, el algo veterano Aronián (cuenta con cuarenta años) tomó la iniciativa con una actuación descollante que lo llevó a acumular 4.5 en 6 (incluyendo en el camino un convincente triunfo ante Giri). Mas, en la séptima ronda, el devenido recientemente en norteamericano, pierde con blancas ante Nepómniashchi (su primer triunfo hasta entonces, venía de seis tablas consecutivas), por lo que es alcanzado por Gukesh. Tras la penúltima jornada, las posiciones demostraban a Aronián y al indio como líderes con cinco puntos, medio más que el ruso, y con uno de ventaja respecto del algo sorprendente Keymer y de So. Para más, ese día se enfrentaban los punteros (aquel con las piezas blancas) en una definición que se evidenciaba tan apasionante como infartante.

En esa jornada decisiva se dieron los resultados que arrojarán un triple empate en la tabla de posiciones final. Los punteros igualaron, por lo que se aseguraron el liderazgo, al que se sumó Nepómniaschsi por el segundo triunfo en el torneo, en este caso ante Keymer, con lo que los tres alcanzan los 5.5 en 9, uno más que So, quien tuvo solo media unidad más respecto de todos los otros participantes.

En el respectivo desempate, Aronián será quien habrá en definitiva de sonreír, tras vencer a ambos rivales en las partidas iniciales a diez minutos con dos segundos de incremento por jugada. Luego Gukesh hizo sucumbir a un muy cansado jugador ruso (su partida en la última ronda ante Keymer fue demoledora, ya que insumió 82 jugadas y más de seis horas de brega) para, a continuación, igualar el ahora norteamericano con el indio en su segundo enfrentamiento en el desempate, asegurándose aquel el triunfo y sin necesidad de jugarse las dos partidas restantes.

Aronián, vencedor en Dusseldorf 2023 (Foto: wr-chess.com)

Un hecho singular se dio en que los tres primeros tuvieron una unidad y media más que los últimos, evidenciando el equilibrio reinante. En estas condiciones, sería algo injusto hablar de brillanteces o de decepciones. Solo queremos apuntar que el ruso Nepómniaschsi se mostró en forma, siendo uno de los invictos (el otro fue Gukesh), contrastando con la pálida imagen que dejó Ding en Wijk aan Zee, su próximo rival directo por el título mundial.

Por otra parte, en esta ocasión ni Giri ni Abdussatórov pudieron repetir la excelente performance en el Tata Steel, de la que diéramos cuenta en nuestro anterior reporte.

En lo que respecta del ranquin FIDE, tras el torneo de Dússeldorf, Nepómniaschsi ratificó su segundo lugar en el escalafón y, con 2.794.5 puntos ELO, se acerca a la barrera psicológica de los 2.800, esa que nunca pudo atravesar, y en la que actualmente está instalado (como hace tanto tiempo), solo Carlsen (Ding descendió de ese pedestal tras su intervención en el Tata Steel).

Los mayores ascensos le cupieron a Gukesh, que subió nueve posiciones (ya está en el top20, exactamente habiendo arribado a su último escalón) y Aronián (quien supo ser el segundo jugador del planeta) que subió cinco lugares y hoy es el duodécimo en el listín.

Segunda cita del Gran Prix por el nuevo ciclo mundial femenino en Munich con triunfo de Kosteniuk

Aún no ha terminado el presente ciclo (2020-2022, que se ha retrasado por efectos de la pandemia) para consagrar a la campeona mundial de las mujeres, en el que las chinas Zhongyi Tan y Lei Tingjie deben dirimir cuál de ellas habrá de enfrentar en el curso del año por la corona a la actual titular, su compatriota Wenjun Ju, que ya se ha lanzado uno nuevo.

En efecto, en el mes de septiembre pasado se hizo en Astaná (Kazajistán) el primero de los cuatro torneos del Grand Prix, en el que se impuso en forma invicta la rusa Kateryna Lagno, quedando segunda su compatriota Aleksandra Goryachkina, en presencia de doce participantes. Ahora en Múnich, en la primera quincena de febrero, se disputó la segunda etapa de la serie, con una tercera que se hará en un lugar a precisar en la India en marzo y la definitiva que se dirimirá en mayo en la ciudad polaca de Bydgoszcz.

Las ajedrecistas deben participar en tres de las cuatro pruebas, acumulando puntos para poder aspirar a proseguir en su marcha hacia el título, objetivo que solo dos de ellas conseguirán. Como dato interesante se consigna que no se pueden acordar tablas antes de la jugada número treinta de quien conduzca las piezas negras, con el evidente propósito de estimular el espíritu de competencia.

Rápidamente, en Múnich asumió el liderazgo Kosteniuk, quien ganó las primeras cuatro partidas (entre sus vencidas estuvo la aspirante al trono Tan) para, a esa temprana altura del torneo, ya distanciarse de las inmediatas perseguidoras por un punto y medio. La jugadora rusa, que ya avisó que habrá de radicarse definitivamente en Suiza (país al que habrá de representar desde el 2024) siguió en forma ulterior con su marcha triunfal.

Sin embargo, promediando la prueba, las cosas no fueron tan fluidas ya que la india Humpy Koneru (la principal favorita), alguien que siempre estuvo a punto de ser campeona mundial, más siempre se frustraron sus sucesivos intentos, no le perdió pisada, quedando a apenas un punto de distancia antes de la penúltima ronda en que ambas se enfrentaban.

En esa ocasión, jugando Kosteniuk con las piezas blancas, arribaron a un empate, tras una partida en la que prevaleció la jugadora del subcontinente (llegó a tener dos peones más y ventaja decisiva), por lo que su rival se aseguró el liderazgo pese a caer en la despedida contra la china Jiner Zhu, máxime que en esa ronda final Koneru volvió a entablar (al cabo de todo permanecerá imbatida) ante Tan.

Por ende, la tabla de posiciones quedó así: primera Kosteniuk con 7,5; escolta Koneru con 7; tercera la georgiana (tierra de grandes jugadoras, baste recordarse a Nona Gaprindashvili y Maia Chiburdanidze) Nana Dzagndize con 6.5, y cuarta la india Harika Dronavalli con 6. En el ranking ELO en vivo la vencedora subió su puntaje, alcanzando el séptimo lugar, ascendiendo tres lugares en esa consideración universal.

Nana Dzagnidze (tercera), Alexandra Kosteniuk (campeona), Humpy Koneru (subcampeona) Foto: Niklesh Jain / chessbase.in

Nana Dzagnidze (tercera), Alexandra Kosteniuk (campeona), Humpy Koneru (subcampeona)

Por debajo de sus posibilidades quedó una Tan que evidentemente tiene a la vista el enfrentamiento ante su compatriota Lei Tingjie, quien quedó con 5.5 formando parte de un pelotón de cuatro jugadoras que compartieron el quinto lugar. Pero, sin dudas, la mayor decepción vino por el lado de las siempre favoritas ucranianas (que por la invasión a su país están por el momento radicadas en España) Mariya y Anna Muszychuk quienes quedaron, respectivamente, en las posiciones novena y penúltima entre las doce participantes. Lo de esta última es particularmente preocupante ya que en su momento fue la cuarta jugadora mujer en superar la barrera de los 2.600 puntos y ahora, tras esta defección, en el ranking ELO en vivo cuenta con apenas 2.503, habiendo quedado fuera del top 10 mundial (esta duodécima y su hermana, que también bajo posiciones, está décima). Aunque, claro, la cabeza de ambas seguramente puede tener otros niveles de preocupaciones, estando pendientes de los avatares de su patria sometida al terror del autócrata Putin.

Kosteniuk, quien ya fuera campeona mundial de mujeres entre los años 2008 (ganó el título ante la china Yifan Hou) y 2010, avisa que quiere volver a lo más alto. Si eso se da, Suiza (país del que ya aquella tiene la ciudadanía y ha sido campeona entre las mujeres e incluso en forma absoluta, en este caso en el 2013), tendrá su primer campeón mundial de ajedrez de la historia.
Esto podría ser considerado un implícito reconocimiento retrospectivo a alguien que también emigró de la entonces URSS a Suiza, aunque en circunstancias personales mucho más dramáticas. Nos referimos, desde luego, a Víktor Korchnói, quien no pudo ser campeón del mundo representando al país centroeuropeo por esa barrera infranqueable que fue para él Anatoli Kárpov y todo el sistema que lo apoyaba.

Tal vez Kosteniuk próximamente lo redima. Un Korchnói que, en la mente de muchos, por su extrema vigencia a lo largo del tiempo y poderío, quedó en las vidrieras como un virtual «campeón sin corona» del ajedrez de todos los tiempos. Una Kosteniuk que ya lo ha sido. Y que avisa que quiere volver a serlo.

Carlsen, reciente (y reiterado) campeón mundial de la especialidad, se impuso en el torneo rápido «Airthing Masters» 

Sabido es que Magnus Carlsen manifestó que habrá, al menos en los próximos meses, de preferir seguir jugando torneos bajo las modalidades aceleradas y no en la convencional. En todas ellas se destaca, y es por tercera vez en su palmarés, campeón mundial de las tres especialidades (clásica, rápida y blitz). De su reciente éxito en estas dos últimas competencias hemos dado cuenta aquí.

Además de la comodidad de aquellas prácticas, y su impacto mediático, podría llegar a apreciarse otra razón de fondo para aquella decisión que por el momento se presenta como provisoria: la obtención de premios en metálico atractivos en cortos periodos de tiempo. En ese contexto, en febrero se hizo el primero de los seis torneos «Airthings Masters» previstos, en los que se darán importantes recompensas que superarán globalmente los dos millones de dólares estadounidenses.

Se lo desarrolló en sucesivas etapas, la primera de las cuales consistió en una gran competencia a nueve rondas bajo el sistema suizo de la que participaron 146 ajedrecistas que ostentaban un altísimo ranquin promedio de 2.559 puntos ELO, con partidas en la que cada jugador dispuso de diez minutos, sin tiempo incremental alguno, lo que torna a las partidas más dramáticas. En ella se impuso Gukesh con 7.5 en 9, ratificando su poderío y proyección, en forma invicta, ubicándose a una unidad Nepómniashchi, el reaparecido francés (de origen iraní) Alireza Firouzja (y celebramos el regreso del cuarto en el escalafón mundial tras su ausencia en Wijk aan Zee y en los mundiales de fin de año a partidas rápidas y blitz en Almatý), los rusos Dmitry Andreikin, Daniil Dubov y Alexey Sarana, los norteamericanos Fabiano Caruana y Hikaru Nakamura, los indios Arjun Erigaisi y Raunak Sadhwani (sorpresiva aparición de este ajedrecista de diecisiete años, otro más a tener en cuenta de la camada de jóvenes promesas del subcontinente), y el azerí Rauf Mamedov. A media unidad de este pelotón de vanguardia se ubicó otro grupo compacto, encabezado por el veterano excampeón mundial, el también ruso Vladímir Krámnik.

De allí surgieron los clasificados para los matches de la instancia ulterior, sumándose Carlsen, en su carácter de ganador del Champions Chess Tour de 2022 y el norteamericano Wesley So, campeón de Chess.com de 2022. En caso de paridad en los resultados, se estableció que el desempate lo fuera por Armageddon, es decir con una única partida definitoria en la que al blanco se le da más tiempo (por eso el periodista argentino Alberto Paglilla llamó a este modelo como el del «minuto de oro» o, atendiendo a su doble nacionalidad italiana, el del «minuto d´oro») pero, si es tablas, se imponen las negras.

En ese camino se dieron, en el primer momento, algunos resultados destacables, como el triunfo de Gukesh sobre Krámnik por 2 a 0 (ya el indio le había ganado en la instancia previa) y la inesperada derrota de Nepómniashchi ante Mamedov. Otra sorpresa vendría luego cuando Erigaisi bate a Firouzja por 3 0 para, más tarde, este jugador quedar eliminado definitivamente (los jugadores, todos, tuvieron dos instancias para poder continuar, ya que se estableció una denominada «grupo de perdedores» cuyo vencedor podía seguir en la prueba) por Sarana, completando aquel una actuación claramente por debajo de sus potencialidades.

Dentro de la ronda de ganadores, y ya desde los cuartos de final a cuatro partidas (y no a dos para cada match como antes), más la eventual de desempate, se habrá de imponer Carlsen ante Nakamura, lo que ocurrirá tras el quinto encuentro por Armageddon ya que el nórdico, en el empate que se registra nuevamente (como en los cuatro anteriores casos), llevaba las piezas negras.

Como So se había impuesto entre los anteriores perdedores, se da un encuentro con Nakamura para ver quién de los dos llegaba a la Súper Final, en la que aguardaba el campeón del mundo. El oriundo de Japón será allí quien se imponga, por lo que se reiterará el match ante Carlsen, por el trofeo, ahora sí, Airthings Masters.

En este contexto el noruego se pone en ventaja en el primer cotejo y, como en los tres siguientes logra la igualdad (en el tercero pudo sobrevivir tras extenuantes 132 movidas), lleva un nuevo título a sus vitrinas, esas que, ya sabemos, están repletas de íconos por los logros obtenidos y que debe prever estantes vacíos por los muchos otros que están aún por venir…

Carlsen, siempre sonriendo y venciendo en torneos de ajedrez, independientemente de su modalidad

Una apostilla final a propósito de la actividad del auspiciante, que es una empresa que, como su denominación lo indica, se ocupa de la calidad ambiental. Al respecto, en fecha reciente la revista Management Science publicó los resultados de una investigación realizada por Steffen Künn, Juan Palacios y Nico Pestel en la que se evidenció que la polución afecta las decisiones de los ajedrecistas, quienes cometen más errores cuando las condiciones ambientales en materia de aire están afectadas.

Aquí apreciamos una barrera a superar que, siendo de un tipo bien diverso respecto de las que experimentan las personas con discapacidades (tema que fue el objeto de la mira principal en este trabajo), la consideramos bien importante: la necesidad de que preservemos la calidad del aire que respiramos, ese que no solo nos permite no equivocarnos frente al tablero y en las decisiones cotidianas sino, ante todo, ese que nos permite proseguir en el desafío de vivir.

3 Comentarios

  1. Pingback: Los «Doce deportes peregrinos» (¿o por qué lo llaman deporte?)

  2. Felicidades por el amplio abanico de noticias ajedrecísticas, muy bien contado

  3. Pingback: Tres ajedrecistas chinas lideran el panorama femenino mundial - Jot Down Sport

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*