Historia del fútbol

Robert Prosinečki: «Lamentablemente, soy un fumador empedernido y nunca lo he escondido, ni he dicho que no fumo»

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Robert Prosinecki (Nacrtani)
Robert Prosinecki (Nacrtani)

Robert Prosinečki, exfutbolista internacional y actual seleccionador de Montenegro, ha pasado por el programa de televisión Nacrtani, emitido en la televisión de servicio público de Montenegro. En una charla amistosa y entre risas, el entrenador ha repasado su carrera como jugador y técnico, sin ahorrar en anécdotas personales y valoraciones de su paso por clubes legendarios como el Dinamo de Zagreb, la Estrella Roja, el Real Madrid y el FC Barcelona.

Durante la entrevista, Prosinečki destaca sobre todo su trayectoria en España. «Tuve la suerte de estar en dos de los clubes más grandes del mundo, tal vez los más grandes: el Barcelona y el Real Madrid». Según explica, no era fácil entonces para un futbolista de los Balcanes fichar por equipos de ese nivel en la liga española.

Además de sus etapas en Madrid y Barcelona, recuerda también su paso por otros equipos de LaLiga. «Estoy orgulloso de haber jugado en el Real Madrid, en el Oviedo y en el Barcelona». Al mencionar el Oviedo, subraya que su experiencia en España no se limitó a los gigantes del fútbol mundial, sino que se dio un buen paseo por la liga, además, no lo cita, pero también jugó en el Sevilla. Reconoce que tuvo una carrera movida, con muchos cambios, pero no muestra arrepentimiento.

Robert Prosinečki, seleccionador de Montenegro (Foto: Cordon Press)
Robert Prosinečki, seleccionador de Montenegro (Foto: Cordon Press)

Sí que es cierto, admite, que se quedó con la sensación de que podía haber llegado aún más lejos. «Pasaron muchas cosas en mi carrera, creo que podría haber hecho incluso algo más, pero estoy satisfecho». Sin duda alguna, los momentos más bonitos los vivió en su país, o en sus países.

El primero, la Copa de Europa conseguida con el Estrella Roja de Belgrado. Ese título, el mayor éxito internacional de un club de la antigua Yugoslavia, marcó su trayectoria y lo catapultó a la élite del fútbol europeo: «Con la Estrella Roja ganamos la Liga de Campeones. Ese fue mi mayor éxito, después de eso, más o menos todos nos fuimos a los grandes o a los más grandes clubes».

Sin embargo, todo ha cambiado para el fútbol balcánico, que ahora se tiene que conformar con exportar jugadores y verlos disfrutar de los títulos que pueden lograr en sus clubes: «Ahora, cuando se dice que alguien de esta región puede ser campeón de Europa, yo creo que es muy difícil, y probablemente nunca habrá más». El Estrella Roja, además, le sirvió para después lanzar su carrera como entrenador. «Tuve también la suerte de que, como hice mi mayor carrera en la Estrella Roja, me dieran luego la oportunidad de ser entrenador del club», explica.

El otro gran éxito fue el de la inolvidable selección croata de 1998. Un país de menos de cuatro millones de habitantes, pero que ha alcanzado grandes logros futbolísticos. El porqué, explica Prosinečki, por el compromiso colectivo: «En Croacia existe un culto a la selección, que es evidente desde los primeros tiempos, desde la Eurocopa en Inglaterra, luego con el excelente resultado en Francia en 1998, y ahora con la nueva generación que también hizo historia en Rusia».

Robert Prosinecki en el Real Madrid (Foto: Cordon Press)
Robert Prosinecki en el Real Madrid (Foto: Cordon Press)

Existe una continuidad: «Croacia está siempre en los grandes torneos, siempre entre las 15 mejores selecciones del mundo». Y añade: «A pesar de que no hay infraestructuras, que no hay estadios, que todo cuesta mucho, aun así se logran grandes resultados». Según Prosinečki, ese éxito no es solo fruto del talento, que lo hay en abundancia, sino también del esfuerzo colectivo y del sentido de pertenencia. La generación de Luka Modrić, que fue subcampeona mundial en Rusia, es, a su juicio, «quizás incluso mejor» que la de 1998, de la cual él mismo formó parte.

No olvida, por otra parte, que antes jugó con Yugoslavia. Recuerda el Mundial juvenil de 1987, en el que se proclamó campeón del mundo con la selección de Yugoslavia. Considera ese torneo como un momento clave que impulsó las carreras de toda su generación: «Eso nos dio a todos más o menos un trampolín, una tabla para saltar, donde alguien dijo: ‘esos chicos juegan bien al fútbol’».

También destaca especialmente su participación en el Mundial de Italia 1990: «En el Mundial de Italia 1990 marqué un gol con Yugoslavia». Ese tanto, unido al que anotaría años después con Croacia en Francia 1998, lo convierte en un caso único: «Al final resulta que soy el único que ha hecho eso», explica con orgullo. Es el único futbolista que ha marcado goles en Copas del Mundo para dos selecciones distintas. Además, evoca con cierta nostalgia la armonía que existía en la antigua Yugoslavia antes de su desintegración: «En la antigua Yugoslavia nadie preguntaba de dónde eras, todos vivíamos en una armonía que hoy da envidia».

En realidad, Robert Prosinečki nació en Alemania en 1969, en el seno de una familia yugoslava emigrante. Su primer contacto con el fútbol fue precisamente en tierras alemanas, donde entró en contacto con el balón en el Stuttgarter Kickers: «Es el club donde empecé como niño, en una época en la que estaban en primera división, ahora están en tercera o cuarta».

Cuando su familia regresó a Yugoslavia, se integró en las categorías inferiores del Dinamo de Zagreb, donde permaneció ocho años. «La familia se trasladó a Zagreb y empecé en el Dinamo. Estuve ocho años en todas las categorías juveniles del Dinamo y luego me fui a la Estrella Roja». Espinoso asunto sobre el que no deja ningún comentario, lo dice en tono neutral, como si fuera lo más normal del mundo, como lo que hizo luego en España pasándose del Real Madrid al Barcelona.

Durante la entrevista, el presentador le muestra a Prosinečki una fotografía de 1985 que captura un partido juvenil entre las selecciones de las repúblicas de Croacia y Montenegro, cuando ambas formaban parte de la antigua Yugoslavia. El excentrocampista se emociona al verla. «Sí, me acuerdo, pero fue hace mucho tiempo, aunque reconozco a algunos…».

Aunque la calidad de la fotografía es baja, fuerza la vista y reconoce algunos rostros: «Veo a algunos que reconozco, jugadores con los que he jugado». Al observar el lado montenegrino, dice: «Ahí está Brnović, ahí está Zirojević, veo… No sé bien, pero si empiezo desde la izquierda creo que ese era Leković, el portero». Añade: «Esa era una generación que luego también estuvo en el Mundial».

Sobre el equipo croata comenta: «Ahí veo a Pavličić, que por desgracia falleció. No veo si está Boban, pero…». Cuando le dicen que también están Boban y Šuker en la imagen, responde: «No veo ahora a Šuker, pero creo que sí veo a Boban. Así que eso fue… hace mucho tiempo».

El presentador le recuerda que jugó contra Montenegro y que perdió 1-0, a lo que Prosinečki contesta con humor: «Sí, pero lo había olvidado porque perdimos». Y añade entre risas: «Lo olvidé rápido». Pero se queda con todos esos rostros que apenas recuerda: «Bueno, no sé, no puedo reconocerlos a todos. Supongo que a algunos ni los conozco. Pero sé que ahí está Zirojević, que era el capitán. Y veo a Branko Brnović arriba a la derecha. Esos son jugadores que luego estuvieron en el Mundial del 87. En Chile, cuando fuimos campeones del mundo». Al final lamenta que no le echen una mano: «Si me dijeran los nombres, quizá los recordaría».

La Yugoslavia de Prosinecki, 1990 (Foto: Cordon Press)
La Yugoslavia de Prosinecki, 1990 (Foto: Cordon Press)

En el terreno personal, Prosinečki comparte una anécdota profundamente personal: su visita al pueblo de su madre, Ježevica, en Serbia, después de más de veinte años. Al ver una fotografía de ese momento, comenta: «Esa es la foto de ese momento, sí. Fue cuando entrenaba a la Estrella Roja, y pasamos por el pueblo de mi madre».

Explica que fue un reencuentro muy emotivo: «Mi madre tiene muy poca familia allí, no muchos, así que me dio mucho gusto ir. Hacía mucho, mucho tiempo que no había estado». Además, detalla sus orígenes: «Mi mamá es de Ježevica, cerca de Čačak, y mi padre es de Kraljevec na Sutli, eso está en la región de Zagorje, cerca de Kumrovec, en Croacia».

Sobre su famoso tabaquismo, admite: «Lamentablemente soy un fumador empedernido y nunca lo he escondido, ni he dicho que no fumo». Cuando el presentador menciona los rumores sobre él fumando en los vestuarios durante los partidos, responde con ironía: «Son historias. Eso de fumar en el vestuario, especialmente en el descanso del partido, no creo que sea del todo cierto».

Sobre su papel en la selección de Montenegro, echa en falta una gestión más cercana del vestuario, con el día a día y el contacto constante con los jugadores. «Tenemos analistas que nos ayudan mucho con eso», dice al referirse al uso de datos y algoritmos. Pero matiza: «Al final estamos muy poco tiempo juntos. Llegamos tres o cuatro días antes del partido, los jugadores vienen de sus clubes… Entre que nos reunimos, hacemos recuperación, y en el tercer día ya podemos trabajar un poco o conversar».

 

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