Fútbol brasileño

El orden de Ancelotti frente al instinto nacional brasileiro

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Vinicius, Marquinhos y Ancelotti (Foto: Cordon Press)
Vinicius, Marquinhos y Ancelotti (Foto: Cordon Press)

El estreno de Ancelotti como seleccionador se ha saldado con la clasificación para el Mundial pero sin mejoras en el juego respecto a la etapa de Dorival. En el primero de los partidos, acabado sin goles, el equipo estuvo a merced de Ecuador, mientras, en la victoria por la mínima ante Paraguay cambió la forma pero se mantuvo el fondo. Este es un asunto sensible porque, en Brasil, se considera parte de la cultura.

Una Brasil con más peso táctico que cultural

El fondo del juego brasileño es de carácter asociativo y en la actualidad quien lo representa es nada menos que Argentina. Un equipo donde los futbolistas se sueltan para acercarse al balón y construir desde el instinto, el pase, la creatividad. Establecen sociedades basadas en el afecto, no en cualquier regla aritmética. Sin embargo, como Ancelotti aún no encuentra la calidad necesaria a la que otorgar esa libertad relacional que en su día tuvieran Kroos, Modric o Vinicius, ha optado por recurrir a una rigidez posicional con la que se siente más seguro, aunque no expresa el sentir del pueblo.

Sucede que, en Ancelotti, la CBF firmó el apasionado del jugador talentoso que esperaba, pero también un director táctico a quien tampoco le pesa anteponer el orden si lo considera necesario. En su mirada de entrenador influyeron futbolistas como Zidane o Kaká tanto como sus años previos bajo la tutela de Sacchi. Es su nervio brasileño contra su vena italiana, porque a menudo riñen: donde no alcanza lo uno, se impone la otra. Sin medias tintas. Dentro de esa elección, toda sintonía cultural que no pase por el nivel de cada futbolista parece quedarle al margen.

Aunque Ancelotti dijo que buscaría en Brasil su Madrid campeón de Champions, ejemplo de inspiración grupal, de momento no ha sido así y a la Canarinha le cuesta reconocerse en el glorioso pasado. Sin un Kroos en quien confiar, los centrales se han encargado de la generación del juego, algo que en realidad es consustancial a los volantes. De ahí que el técnico eligiera a Marquinhos y Alexsandro, buenos con balón y más ágiles en espacios, para descartar a Murillo, menos diestro en posesiones pero mejor defensor de área, quien había sido titular en la última fecha por la lesión de Gabriel

Acenlotti habla con Alisson Becker, Bento y Hugo Souza (Foto: Cordon Press)
Acenlotti habla con Alisson Becker, Bento y Hugo Souza (Foto: Cordon Press)

En esta Brasil, como en las precedentes inmediatas, los jugadores intercambian zonas de manera programada, alejándose del impulso y con carga de previsibilidad. En el primer partido, si Guimaraes bajaba a recibir, automáticamente Vanderson escalaba al centro, toda vez que cuando Estevao iba dentro, era el propio lateral quien se abría a la banda. Se trata de mantener distancias regulares que no quiebren la estructura. 

Los extremos, por su parte, se anclaron a las líneas durante muchos momentos del partido, alejados del flujo de balón y, como el resto de delanteros, enfocados a atacar la zaga rival una vez Brasil consiguiera avanzar. La costumbre brasileña también se aleja mucho de esto, ya que los mejores laterales de la historia han profundizado por los costados a través de diagonales que causaban sorpresa. De tal modo, la pervertida esencia del juego se mantuvo en ambos partidos y solo cambiaron aspectos relativos al sistema.

Un 4-3-3 donde Guimaraes es insuficiente

Ancelotti dispuso un 4-3-3 ante Ecuador donde Guimaraes, volante derecho, pretendía ser el eje y Casemiro el sostén que marcase la sección en dos bloques: defensores y atacantes. El sector de Guimaraes era el fuerte con balón; allí estuvieron Marquinhos y Estevao, en escalera. No obstante, el del Newcastle no es capaz de dictar los ritmos, sino que su juego se limita a pases de seguridad y apertura hacia las bandas. Es un buen futbolista Premier, dudoso para el jogo bonito. Sin compañeros que le fueran al auxilio, el balón apenas salió a través de circulaciones. Debido a ello, ante una presión intensiva de los ecuatorianos, Brasil acabó por iniciar en corto con el objetivo de atraer tanto a sus volantes como al ataque rival y poder lanzar hasta sus delanteros, saltándose la zona de gestación.

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Para esta idea arriba fue alineado Richarlison, delantero fuerte que, como Casemiro, llevaba años sin ser convocado. Si Rodrygo y Endrick fueron los sorprendentes descartes, aquellas las esperadas apuestas del seleccionador. El punta hizo de frontón en los envíos y trató de activar bien a los extremos o bien a Gerson, interior izquierdo con claras atribuciones ofensivas. Pero nada salió como el entrenador esperaba. Tanto Estevao como Vinicius estuvieron desasistidos y Ancelotti achacó el mal desempeño de los suyos al estado del césped. Aunque en realidad se debió a que piezas como Gerson tuvieran el cometido de alejarse del balón y convertirse en delanteros. 

«Creo que fue un buen partido en defensa. El equipo mostró una buena actitud, se mantuvo organizado y, por momentos, aplicó una buena presión ofensiva. Atrás estuvimos muy bien. Apenas concedimos ocasiones, y eso es algo positivo. Pero, con el balón, necesitábamos un juego más fluido», desarrolló luego. Y para remediarlo, no dudó en variar el plan de cara al segundo partido.

Más físico para conseguir la clasificación mundialista

Además de la fluidez con balón, otro de los déficits del planteamiento en el estreno estuvo en la fase defensiva. Con Vinicius como extremo, tanto el pressing a la salida rival propuesto por Ancelotti como las atenciones de su lateral derecho y las transiciones defensivas fueron insuficientes para evitar que los de Becacecce llegasen a su mitad y crearan peligro.

Carlo Ancelotti (Foto: Cordon Press)
Carlo Ancelotti (Foto: Cordon Press)

Ante Paraguay estaba disponible Raphinha y su ingreso produjo variantes por lo físico. El técnico prescindió de Gerson y estableció un 4-2-4 con las bandas ocupadas por el del Barça y Martinelli, futbolistas de naturaleza presionante. Ellos repetían saltos para evitar los avances costales, mientras que la debilidad central con Vinicius era protegida por un doble pivote posicional de nivel defensivo, compuesto por Casemiro y Guimaraes.

«El fútbol moderno es intensidad con y sin balón. La presión es muy importante porque no permite al rival jugar como quiere. El problema es que para presionar hay que correr y sacrificarte, tener compromiso y actitud, cosa que el equipo ha hecho», expondría Ancelotti posteriormente.

El equipo consiguió dificultar la iniciación rival, toda vez que ganó aún más verticalidad y juego exterior desde los delanteros. Derivado del mecanismo, hubo también mucho centro al área. Todo más europeo que sudamericano. En fase de posesión, la vanguardia paraguaya empujó menos que la de Ecuador, entonces el balón salió rápido hacia los costados por los centrales o los volantes. El veterano Alex Sandro cerraba en tres para que las recepciones de Martinelli fueran desde su bota, sin pasar por la de un Casemiro a pie cambiado. Mientras que Vanderson se adelantaba para que los pasadores de su sector activasen directamente a Raphinha y también con la intención de provocar superioridad numérica. Este aspecto es algo propio de las lecturas posicionales que se hacen en la actualidad, aunque la realidad va por otro lado.

Si bien Martinelli incidió mucho en la izquierda desde su desborde, la conexión del sector derecho fue limitada debido a distintos motivos. En primer lugar, Vanderson es un lateral de escaso nivel técnico, por lo que sus recepciones rara vez activan a los compañeros. Esto lo sufrió más Estevao que un Raphinha en quien el problema fue más de ubicación.

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Si Raphinha ha explotado en el Barça esta temporada por la izquierda se debe a que no es un buen regateador pero sí ataca los espacios con sentido y sabe definir a pie natural. Poniéndolo en la derecha se le incita al regate hacia dentro para procurarse el chut o la asistencia, algo que rara vez consigue porque los zagueros se le imponen. Sin ir más lejos, el gol de Vinicius llega de una mala jugada de Raphinha, quien buscó encarar y entonces perdió el balón, solo que el rebote lo aprovechó Cunha para asistir al del Madrid.

Preparando la Brasil de Neymar

Y precisamente en la figura de Cunha se vio lo más interesante de toda la jornada en los de Ancelotti. Se trata de una previsión. 

En ausencia de Neymar, el reciente fichaje del United es el futbolista de mayor sensibilidad asociativa del equipo. Fue titular como mediapunta central y tuvo tramos de movilidad donde conectó con volantes y extremos. Pasó por ser los más brasileño de un equipo en clara crisis de identidad. Dijo Ancelotti que Neymar no fue convocado porque salía de lesión y confirmó que estará en las siguientes citas. ¿Se habrá visto en el rol de Cunha la Brasil que, se espera, sea definitivamente la última para Neymar?

Un comentario

  1. Ladrones no!

    2000M por un Bernabéu sin ingresos
    120M por Mbappe
    60M por Endrick
    50M por Arda Guler
    35 M el sueldo de Mbappe anual
    10M por Trent con sueldo de estrella
    70M por Dean Huijsen
    63M por Mastantuono

    Todo esto sin haber ganado nada, porque nunca tienen problemas de fair play?
    Luego hablan del City club estado.

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