Análisis táctico

Bellingham no es Zidane ni nada que se le parezca

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Jude Bellingham (Foto: Cordon Press)
Jude Bellingham (Foto: Cordon Press)

Llegó un derbi exigente para el Madrid y jugaron los mismos futbolistas que en la derrota previa contra el Espanyol y, entonces, uno piensa que Ancelotti no ha aprendido nada. Sin embargo, es una apreciación errónea. La revisión del equipo por parte del técnico fue sutil y precisa. Por eso el Madrid jugó un partido ante el Atleti donde el empate fue engañoso.

Bellingham como delantero para desequilibrar su equipo

Jugaron los mismos pero la variante estuvo en el rol de Bellingham, que resultó clave. Quizá en un equipo con otros jugadores este matiz sea insignificante, pero no en el actual Madrid. En realidad, no conviene frivolizar: la táctica es importante en general y no hay detalle al que restar valor. Y táctica bien entendida son distancias de relación y zonas de influencia.

En el Madrid 24/25 las interacciones son pobres por el desafecto entre sus mejores futbolistas -de ahí que nunca consiga estabilizar buen juego-, un grupo de delanteros que Ancelotti se niega a racionar en favor de nuevas sociedades, por lo que cuidar las zonas de impacto pasa por imprescindible y en ello se centra el técnico italiano.

A menudo Bellingham ha jugado de enganche central, por delante de la pareja de volantes y con funciones de tal. La naturaleza de un enganche suele estar relacionada con unir centro del campo y delantera a través del ritmo, pero Bellingham no es Zidane ni nada que se le parezca. Es un acelerador, no un temporizador.

El alma de Bellingham es centrocampista y sin embargo su cuerpo siente la portería rival, tiende a ella constantemente, objetivo que por tanto buscará juegue donde juegue. Además, su interpretación cara a gol es notable al asaltar el área pero torna defectuosa cuando la jugada se frena y demanda reestructuración: en estos casos Bellingham suele quedarse en posiciones adelantadas aunque la lectura correcta sea distinta.

Bellingham vs Espanyol (izquierda) y Atleti (derecha)
Bellingham vs Espanyol (izquierda) y Atleti (derecha)

Así las cosas, actuando desde la altura y con el rango de acción de un diez, paradójicamente el inglés ejecuta como cuarto delantero en lugar de ser un tercer medio. Aparece demasiado cerca de una triple punta en la que además Vinicius y Mbappé tampoco frenan ni defienden en serio una sola jugada, por lo que el Madrid se parte la mayoría de fases de posesión, una vez perdida la pelota. Y si algún equipo puede soportar hoy día seccionarse de tal modo, sin duda no es uno donde laterales tienen espíritu de extremos, con Ceballos o Modric como volantes, con Lucas y Tchouaméni como zagueros.

Por ello el equipo se ha mostrado tan vulnerable, sobre todo ante equipos de buen dominio de balón en zonas centrales, caso del Barça, o de buen contragolpe, maniobra en la que el Atleti de Simeone suele sentar cátedra. Pero esta vez no pasó.

Bellingham como centrocampista real para controlar tácticamente el juego

Ancelotti siempre habla de encontrar el equilibrio y trata de hacerlo desde su innegable delantera. Tras la derrota en Cornellà, decidió que Bellingham esta vez tenía que ser un verdadero centrocampista, así que lo retrasó de partida hacia el puesto de interior izquierdo y le asignó otras funciones. De este modo, más alejado y laborioso, el jugador visitó el área, en lugar de habitarla. Con la nueva propuesta el técnico minimizó, en lo individual, los problemas derivados del impulso ofensivo del 5. Y además consiguió, en lo grupal, controlar mejor las distintas fases del juego.

En fase de posesión, ante un Atleti que por sistema pasó del 4-4-2 hasta el 6-2-2 para esperar en bloque bajo, con Bellingham igualando numéricamente la zona ancha se cortaron los contraataques. Los medios saltaban para recuperar el balón o dificultar el avance, mientras que, metros atrás, Asencio hizo el resto en lo que destaca, los duelos a campo abierto.

Vinicius vs Espanyol (izquierda) y Atleti (derecha)
Vinicius vs Espanyol (izquierda) y Atleti (derecha)

Aunque lo que mejoró principalmente fue una fase defensiva que frente a equipos del radical Simeone suele ser determinante. En espera, esta vez Bellingham se encargó del repliegue como centrocampista izquierdo, manteniéndose Vinicius en la doble punta, entonces en aquella zona no hubo agujero. A diferencia de su compañero, Bellingham es comprometido en labores defensivas y no se pierde cuando el equipo actúa en reposo. Si tras una mínima circulación central, el Espanyol conseguía encontrar a su banda derecha libre y cerca de Fran García, ante el Atleti eso no sucedió, ya que Bellingham se implicó en lo táctico hasta que la jugada fuese favorable. El Atleti remató una sola vez a puerta.

Pero Bellingham sigue siendo útil para el gol

Sin embargo, esta modificación no menguó la influencia ofensiva de Bellingham. Este es un asunto capital para la eficacia del Madrid confeccionado por Ancelotti, ya que ante la carencia de sintonías y entre tanta virtud físico-técnica de desborde en su delantera, las llegadas del inglés aportan algo único y fundamental en fútbol: sorpresa en el rival. Máxime cuando el trío de ataque blanco se mueve mejor fuera del área que dentro de ella.

Si bien es cierto que el repliegue intensivo del Atleti, con una última línea tan numerosa, reducía la amenaza de contraataque y facilitó que Bellingham abandonase el interior en la mayoría de desenlaces, el empate conseguido sirve como muestra de que, desde el inglés en posición retrasada, el equilibrio estuvo lejos de empeorar también en lo ofensivo.

Bellingham ante Nahuel Molina (Foto: Cordon Press)
Bellingham ante Nahuel Molina (Foto: Cordon Press)

La jugada se inició por la izquierda, con una circulación corta de Bellingham primero hacia Fran y luego hacia Ceballos, que acabó en el otro costado. Allí, el virtuoso Rodrygo dejó en nada la superioridad numérica del Atleti en su sector, entonces apareció Bellingham en el punto de penalti de manera decisiva. Su irrupción hundió a los centrales y con ello permitió que Mbappé, situándose algo más atrás, se liberase de la férrea marca de Giménez y el auxilio de Lenglet. El remate de Bellingham lo repelió la zaga pero el rechace lo llevó a gol Mbappé.

El Madrid chutó más del doble de veces que su rival, un Atleti con grandes delanteros que llegaba imponente. El primer tiempo lo controló y desde la reanudación, ya con el resultado en contra debido a un penalti cometido a destiempo por Tchouaméni, cayó sobre el área opuesta. Nueve de las oportunidades vieron portería, incluso encontrando el travesaño mediante el propio Bellingham. El Madrid fue mejor y la denostada táctica de Ancelotti, esta vez gracias a su nuevo Bellingham, fue principal responsable de ello.

2 Comentarios

  1. Madridista de La Guindalera

    Jude es muy bueno, es quizá el mejor fichaje después de Modric. Lo que falta es entrenador.

  2. Jining2016

    Bellingham no es Modrić, no es Kroos, no es… un centrocampista que ‘juegue a fútbol’. No le demos a Bellingham ninguna responsabilidad con la pelota, y dejemos que viva única y exclusivamente para cargar el área porque sí que tiene el instinto, el disparo, la potencia, para hacer goles. Pero que no se le pida otra cosa porque el chaval es bastante limitado en ese sentido. El Madrid, sin un ‘5’ de verdad, y sin otro futbolista que sepa dirigir la orquesta en mediocampo (salvo Modrić, al que no se le puede pedir dominar en grandes escenarios ya), va a sufrir todo el curso.

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