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Charles Barkley se cisca en la NBA: «No quiero ver un concurso de triples cada noche, eso no es divertido»

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Charles Barkley (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

Miembro del Salón de la fama, pocas cosas tiene que demostrar a estas alturas Charles Barkley, como no sean su sinceridad como comentarista. Lo es de Inside the NBA en Turner Sports y se puede decir que sigue sin morderse la lengua. En una reciente entrevista en Dan Patrick Show, ha comentado la deriva del baloncesto estadounidense, con la que no se siente nada a gusto. Por un lado, denuncia en lo que se ha convertido el juego, una sucesión indiscriminada de lanzamientos, y por otro la competencia que hace la NFL, que ha copado fechas clásicas de la NBA y, encima, satura su calendario, con lo que eso supone para el negocio de los demás y, también, para la salud de sus jugadores.

Uno de los puntos centrales de la crítica de Barkley es la evolución del estilo de juego en la NBA. Según él, el baloncesto ha perdido parte de su atractivo debido a la dependencia excesiva del tiro de tres puntos y la falta de variedad en el juego: «Vi hace poco a los Warriors jugar contra los Mavericks y fue uno de los peores partidos que he visto en mi vida. Creo que terminó 140-130. Solo subían y bajaban la cancha lanzando triples. Y yo pensaba: ‘Esto es horrible de ver’».

Para Barkley, este tipo de juego no es emocionante ni atractivo para los aficionados: «Si cada noche es solo un concurso de triples y tiros libres, no es divertido. No quiero ver un concurso de triples cada noche. Eso no es divertido».

La solución que propone es buscar un cambio en las reglas para evitar la dependencia extrema del tiro exterior: «Tenemos que hacer algo. Las audiencias están cayendo. Y el aficionado es lo más importante. Si no están viendo esto, no puedes esconder la cabeza como un avestruz».

Charles Barkley con David Letterman (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley con David Letterman (Foto: Cordon Press)

Barkley también se ha mostrado escéptico ante los intentos recientes de la NBA por revitalizar el All-Star Game, una cita que también ha perdido gran parte de su atractivo en los últimos años: «Hemos intentado diferentes formatos últimamente, pero no está funcionando. No es divertido. Siempre he propuesto que se juegue un Estados Unidos contra el resto del mundo. Creo que sería fantástico».

Barkley también ha cuestionado el calendario de la NBA y su competencia directa con la NFL, especialmente cuando llegan los festivos. Según el exjugador, la NBA debería pensar seriamente si no merece más la pena comenzar temporada en Navidad, en lugar de en octubre, para evitar la dura competencia de la NFL y el fútbol americano universitario: «El año en que hicimos huelga y comenzamos en Navidad, tuvimos las mejores audiencias de la historia. Creo que deberíamos considerar seriamente empezar en Navidad. Así tendríamos todo el calendario para nosotros. Desde finales de diciembre hasta junio sin competencia. Ahora la NFL ha dicho: ‘Vamos a hacernos con la Navidad’, y eso es duro para la NBA porque antes era nuestro día».

Tampoco puede decirse que esté satisfecho con cómo explota su negocio la NFL. Considera que carga el calendario de partidos, lo que es una forma de explotación de los jugadores que se traduce necesariamente en un aumento de las lesiones. Como ejemplo, puso a los Kansas City Chiefs, que jugaron tres partidos en diez días (lo que, por otro lado, es algo habitual en un equipo de fútbol europeo, por eso están advirtiendo los médicos que hay que dejar más de 36 horas entre partidos) pero mandan los medios: «Eso es una estupidez. Hacer que Patrick Mahomes, Travis Kelce y Chris Jones jueguen tres veces en diez días solo porque la liga lo vendió a diferentes cadenas de televisión. Primero, no es seguro».

Charles Barkley (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

También ha expresado su preocupación por la seguridad de los jugadores universitarios con la ampliación de los playoffs en el college football: «Ahora, los equipos que ganen los playoffs van a jugar cuatro partidos más. La mayoría de estos chicos nunca llegarán a la NFL, pero jugarán 16 o 17 partidos. El 99% de ellos tendrán CTE o problemas físicos para toda la vida. Hay que reducir la temporada».

Al margen de todas estas disquisiciones, Barkley también ha hablado sobre su futuro como profesional de esos mismos medios.Con los rumores de que ESPN podría adquirir los derechos de Inside the NBA, el analista ha dejado claro que no está dispuesto a trabajar sin saber qué es exactamente lo que le espera: «Todavía no he decidido. Estoy escuchando a NBC y Amazon. Quiero saber todo lo que está sobre la mesa antes de firmar».

Barkley ha insistido en lo importante que es tener un cronograma claro antes de comprometerse: «Quiero que me den un maldito horario. En TNT siempre sabía cuál era nuestro horario. Ninguna de las tres cadenas (ESPN, NBC, Amazon) me ha dado ningún tipo de calendario».

Porque si hay algo que está claro es que Barkley no tiene la más mínima intención de aumentar demasiado su carga de trabajo. «Trabajamos un día a la semana en TNT. Me encanta mi trabajo, me encanta la gente con la que trabajo, pero no voy a pasar de trabajar un día a la semana a trabajar cuatro. Si alguien cree eso, está loco».

La importancia de ser auténtico como Charles Barkley

Ninguna de estas declaraciones resulta novedosa para quien sigue las declaraciones del exjugador. Precisamente, hace poco tiempo, en Club Shay Shay subrayaba la importancia de ser auténtico: «Yo cambié toda mi filosofía sobre cómo hablar con la prensa. De repente un día dije ¿y si sencillamente digo la verdad?».

Charles Barkley (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

De esta manera ha logrado ser respetado, considera: «A mucha gente igual no le gustaba, pero me respetan y he logrado que sepan que no tengo segundas intenciones en nada de lo que hago. Ahora, que diga lo que pienso no significa que tenga la razón todo el rato, pero al menos sé que intento ser justo y dar una valoración honesta de lo que veo».

Al final, el legado es que su juego era un terremoto, pero su carácter extrovertido y su sinceridad sin filtros, un huracán. Eso sí, para el exjugador de los Philadelphia 76ers y Phoenix Suns hay una influencia muy clara: Moses Malone. Barkley comenzó a destacar en la Universidad de Auburn, donde jugó durante tres temporadas antes de ser seleccionado en el Draft de 1984 por los 76ers. Su talento era innegable, pero su condición física aún no era la óptima para la NBA. Fue entonces cuando Moses Malone, pívot estrella de Filadelfia y una de las voces más respetadas en el vestuario, le dio un consejo que cambiaría su carrera: «Le pregunté a Moses: ‘¿Por qué no juego?’. Y él me miró y dijo: ‘Charles, eres gordo y eres un vago’. Fue brutalmente honesto, pero tenía razón. Me propuso un plan: perder peso en etapas de 10 libras a la vez, y así lo hicimos. Pasé de 300 libras a 250 y el resto es historia». De ahí que valore tanto la sinceridad, le cambió la vida y para bien.

La explosión en Phoenix

Durante sus años en los 76ers, Barkley brilló individualmente, pero el equipo no logró grandes éxitos. Encima, con la salida de Julius Erving y Moses Malone, Filadelfia entró en declive, lo que desmoralizó al jugador: «Me sentía frustrado. Pensaba: ‘¿Soy realmente tan bueno? Si lo fuera, ¿por qué siempre nos eliminan en primera ronda?’. Entonces, cuando me llamaron para el Dream Team en 1992, supe que sí que era verdad que era bueno. Fue un momento clave en mi carrera».

Después, el traspaso a Phoenix en 1992 le dio otros vuelos. Con los Suns, Barkley ganó el MVP de la temporada regular en 1993 y llevó al equipo a las Finales de la NBA contra los Bulls de Michael Jordan. «Cuando llegué a Phoenix, le dije a mis compañeros: ‘Creo que soy el mejor jugador del mundo y lo vamos a demostrar’. Y lo hicimos, aunque Jordan tenía más ayuda alrededor. Pero en las Finales me di cuenta de que él era mejor que yo. Fue un duelo espectacular, pero él tenía ese instinto asesino que marcaba la diferencia».

Una infancia de clase trabajadora

En ese encuentro Barkley también habló de sus orígenes, algo que define al personaje a la perfección. Alguien que se muestra tal cual es, sin importarle las apariencias. Barkley creció en Leeds, Alabama, en un entorno de pobreza donde eran su madre y su abuela las que trabajaban para sacar adelante a la familia: «Los pobres no saben que son pobres porque todo el mundo a su alrededor es pobre», dice.

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Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

Su madre trabajaba como empleada doméstica y su abuela lo hacía en una fábrica de procesamiento de carne. A pesar de las dificultades, ellas fueron para él un gran ejemplo de esfuerzo y superación. Porque la ausencia de la figura paterna era un tema delicado para él: «No estuvo presente en mi infancia y me costó mucho perdonarlo. Ver a mi madre y mi abuela matarse cada día me llenaba de resentimiento». Sin embargo, con el tiempo logró hacer las paces con su padre antes de que muriera. Dice que se dio cuenta de que estar enfadado solo le perjudicaba a él mismo.

Barkley también tuvo experiencias que le hicieron comprender desde muy pronto que la vida era dura. Su abuela solía vender alcohol clandestinamente y organizaba apuestas en casa para conseguir ingresos extra: «Cada fin de semana había peleas porque alguien terminaba perdiendo dinero y bebiendo demasiado». Él mismo se ponía de camarero a servir a los clientes. Este ambiente le marcó profundamente y le enseñó que mejora sería ganarse la vida de otra manera.

Pero el camino no lo vio hasta que no pegó el estirón. Hasta su tercer año de secundaria, Barkley medía solo 1,78 metros y jugaba como base suplente en su equipo. Sin embargo, en un solo verano creció hasta 1,98 metros, lo que cambió por completo su destino: «Si no hubiera dado ese estirón, no sé qué estaría haciendo hoy. Pasé de ser un suplente en el equipo del instituto a dominar la cancha en cuestión de meses».

Una NBA mucho más dura

En sintonía con la reciente publicación del libro de Rich Cohen sobre los años heavies de la NBA, Barkley ha reflexionado sobre la dureza de la NBA en los años 80 y 90, una época marcada por un juego mucho más físico y una agresividad que era parte del atractivo del espectáculo. Recuerda cómo quipos como los Detroit Pistons, conocidos como los «Bad Boys», llevaron el contacto físico al límite: «Cuando jugabas contra los Pistons, sabías que ibas a recibir golpes. Nos decíamos entre nosotros: ‘Habrá que llamar a la familia y decirles que les queremos, porque este partido va a ser una batalla’».

El trash talk también fue una constante en su carrera, y pocos lo hacían mejor que Larry Bird: «Larry entró al vestuario antes de un concurso de triples y nos dijo: ‘¿Quién de vosotros va a quedar en segundo lugar?’. Tenía una confianza increíble y venía respaldada por su juego».

Una de las peleas más recordadas de la NBA fue la de  Bird y Julius Erving con Barkley en el medio del follón: «Larry estaba humillando a Dr. J en ese partido y no paraba de hacer trash talk. De repente, todo explotó. Yo solo intenté separar a los jugadores, pero cuando vi el video después, me di cuenta de que parecía que estaba sujetando a Bird mientras Dr. J le daba golpes. La liga me multó con 5.000 dólares y todavía estoy enfadado por eso (risas)».

Charles Barkley (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

Otro tema recurrente en la historia de la NBA es la exclusión de Isaiah Thomas del Dream Team de 1992. Barkley cree que la influencia de Michael Jordan fue clave en esa decisión: «Nunca me preguntaron sobre Isaiah, pero sabemos que algunos jugadores no lo querían en el equipo. Y si Michael no te quería ahí, no ibas a estar. Isaiah fue un gran jugador, pero había muchas tensiones entre él y varios miembros del equipo».

Una NBA global

Lo más emocionante para él de todos estos años fueron los Juegos Olímpicos: «Nunca habíamos experimentado algo así. Cuando salíamos del hotel, había miles de personas esperando solo para vernos andar unos metros». El Dream Team ayudó a popularizar el baloncesto en todo el mundo e inspiró a una nueva generación de jugadores internacionales. «Sin duda, jugadores como Dirk Nowitzki o Nikola Jokić crecieron viendo al Dream Team y entendiendo que podían llegar a la NBA. Lo que hicimos en 1992 abrió la puerta a muchísimos jugadores extranjeros».

La NBA ha cambiado desde entonces, con el aumento del talento internacional, en un juego más orientado a la velocidad y los tiros de larga distancia: «Antes, la liga era mucho más física. Hoy en día, con los cambios en las reglas, el juego se ha vuelto más abierto y permite que jugadores de distintas partes del mundo brillen sin necesidad de ser dominantes físicamente».

Lo que entra en contradicción con sus críticas a la sobrecarga de partidos de la NFL, es lo que opina del load management de la NBA. Barkley cree que los jugadores actuales ganan demasiado dinero para estar descansando: «No entiendo cómo alguien puede ganar 40 o 50 millones de dólares al año y aún así sentir que necesita descansar partidos. Nosotros jugábamos cada noche porque sabíamos que la gente pagaba para vernos. No puedes decirle a un niño que ha ahorrado su dinero para comprar una entrada que la estrella del equipo no jugará porque necesita descanso».

El crecimiento de los salarios en la NBA también le ha hecho reflexionar. Recuerda que, en su época, el jugador mejor pagado ganaba alrededor de un millón de dólares al año. «Hoy en día, hay jugadores ganando más de 60 millones de dólares en una temporada. No estoy en contra de que los jugadores ganen dinero, pero sí creo que con eso viene la responsabilidad de jugar cada noche y dar espectáculo a los aficionados».

En este contexto, ha elogiado a jugadores como Nikola Jokić, quien sigue la tradición de las grandes estrellas al jugar la mayoría de los partidos, y ha criticado a talentos como Zion Williamson por no estar en la mejor forma física. «El talento no es suficiente si no estás preparado. Lo aprendí con Moses Malone, y hoy en día sigue siendo igual de cierto».

Salir de la ludopatía

En el terreno personal, uno de los partidos más duros que ha jugado Barkley en su vida ha sido contra la ludopatía. Se aficionó al juego y le trajo por la calle de la amargura. Durante años, perdió millones de dólares en apuestas antes de darse cuenta de tenía que cambiar: «Solía ir a Las Vegas y perder un millón de dólares en una noche. No era por el dinero, sino por la emoción del riesgo. Lo peor es que, aunque ganara, nunca era suficiente».

Charles Barkley (Foto: Cordon Press)
Charles Barkley (Foto: Cordon Press)

Aprender a controlar su adicción le hizo comprender la importancia de la educación financiera, una lección que cree que muchos atletas jóvenes pasan por alto: «Ves a estos chicos llegar a la liga y derrochar dinero en coches, casas y fiestas sin pensar en el futuro. Lo que no entienden es que el dinero se acaba si no lo manejas bien».

Siguiendo con el apartado confesiones, tampoco se ha sentido como el mejor padre del mundo ni el mejor marido: «Ser un buen marido y padre requiere más que proveer económicamente. Yo pensaba que con dinero podía resolverlo todo, pero me equivoqué».

A lo largo de los años, Barkley ha donado millones de dólares a diversas causas, como universidades históricamente afroamericanas (HBCUs): «Vengo de un pequeño pueblo en Alabama, y sé lo difícil que es para los jóvenes negros acceder a una educación de calidad. Si puedo ayudar a cambiar eso, lo haré».

Contra el racismo

Por último, Barkley ha sido una voz activa en la lucha contra el racismo en Estados Unidos. Sin embargo, su perspectiva sobre el problema es distinta a la de muchos activistas: «El racismo no se trata solo de insultos o discriminación abierta, sino de un sistema económico que sigue manteniendo a la gente pobre sin importar su color».

Ha hablado mucho sobre casos como los de George Floyd y Trayvon Martin, pero exigiendo que esos temas se  traten con cabeza. «Lo peor que podemos hacer es caer en el sensacionalismo. Necesitamos soluciones reales, no solo indignación momentánea».

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