Opinión

«La operación fue un éxito»

Es noticia
Santi Cazorla (Foto: Cordon Press)
Santi Cazorla (Foto: Cordon Press)

Hace unos años, en la portada de un diario deportivo, me sorprendió el tobillo de un futbolista con un pedazo suturado de piel que había surgido de su brazo izquierdo. Una isla tortuosa en la que se podía leer un tatuaje cercenado. Un puzzle extraño. La palabra «calvario» hacía de paraguas sobre la imagen. Fue como ver una tormenta en un cuarto de baño. Inesperada pero congruente. Las portadas de los periódicos deportivos a veces son un grito donde no te lo esperas. Como si para llamar la atención tuvieran que llamar a las puertas de la locura.

No sé si era ya pediatra o no. Era más joven, de eso estoy seguro. La juventud es lo único que uno tiene la certeza de haber perdido. La cosa, que no me quiero despistar, es que lo que sí tenía en aquel momento era conocimientos de traumatología. Y a lo largo de los años, con la suma de acrónimos, epífisis y apófisis, me había ido interesando cada vez más en las lesiones y los procesos de curación de los deportistas.

Un pequeño vicio que me hacía fijarme no solo en la lesión sino en lo ocurrido después con ella. En esas fotografías que siempre se acompañaban de un pulgar en alto para el deportista y un «la operación fue un éxito» para el médico. Como si pulgar y éxito fueran George Clooney y Brad Pitt quedando siempre bien en cualquier imagen.

El tobillo que a mí me llamó la atención pertenecía a una pierna que a su vez colgaba de Santi Cazorla. Excelente futbolista y, por lo que transmite cuando habla, excelente tipo. Había necesitado de múltiples cirugías tras una lesión en el tobillo. La causa de aquel injerto que saludaba en el periódico no había sido tanto el daño inicial como una complicación muy temida: una infección en el lecho quirúrgico. A todo eso se había sumado el uso pelín indiscriminado de corticoides con intención antiinflamatoria. Todo ello para jugar cuanto antes sin pensar en que antes a veces es después e, incluso, puede ser nunca si te despistas.

El manejo de las lesiones deportivas ha cambiado considerablemente en los últimos años. También ha virado el cuidado al que se someten los futbolistas profesionales. Basta con echar un vistazo a sus redes sociales. Algunos hacen una vida tan espartana que serían orgullo de Leónidas. En cambio, si uno piensa en los futbolistas de los setenta, los ochenta y los noventa la filosofía era otra. Pasa un poco como cuando vemos imágenes de los hospitales de aquellos años y vemos fumar a pacientes y sanitarios. Chirrían. Cómo olvidar aquellos carteles de «cuidado no fumen, se está utilizando oxígeno». Había gente que para que no encendiera un cigarro necesitaba saber que quizá iba a poner la guinda a una bomba.

Un considerable número de aquellos jugadores en blanco y negro sufren hoy las consecuencias de intervenciones quizá basadas más en retirar lo roto que en reacondicionarlo. Menisco roto, menisco retirado. Se compraban papeletas para una artrosis precoz de rodilla buscando un retorno cercano. El dolor y la limitación del deportista retirado era un futuro probable y oscuro, pero lejano. Y lo lejano molesta poquísimo cuando uno vive en un ahora estupendo repleto de goles, títulos y estadios gritando.

Álvaro Benito (exfubolista, cantante, comentarista y no sé si algo más) cuenta en un InformePlus el tormento que vivió con su lesión de rodilla. Álvaro es ligeramente mayor que yo y pude acompañar su lesión en tiempo real. A veces los sueños se piensan en el cuerpo de otro y aquel chico había llegado donde otros no llegamos. Fue una putada ver lo que le estaba pasando.

El reportaje en cuestión deberían verlo todos los residentes de primer año de traumatología. En el se explica de manera prístina, a través de un cristal que no existe, lo que le ocurrió a Álvaro. Se puede trazar sin dificultad el modo en que la cirugía de rodilla para lesiones de menisco y ligamentos han viajado del retirar al reconstruir. Álvaro cuenta fenomenal cómo eso le alteró la disposición articular y el paso.

Cómo eso le obligó a ser otro tipo de jugador que le hizo dejar de ser él. A pesar de sus esfuerzos por regresar y a pesar de disponer de todos los medios posibles. Su lesión hoy se abordaría de manera distinta. Sin eliminar meniscos completos ni obviar la mecánica articular. Con injertos, mejores materiales de osteosíntesis y milimétricas reconstrucciones ligamentosas. Pensando en la función de otra forma y con nuevos medios. Es probable que integrando en cada decisión más a la persona que al futbolista.

Santiago Cazorla sigue jugando al fútbol, ahora en el Oviedo. Ha regresado a su Ítaca particular para abrochar una carrera que da envidia. Me alegra verle sonreír. Por mi parte sigo curioseando en las lesiones, pido disculpas, y explorando en lo que ocurre después. Es interesante observar cómo cambian los procedimientos y los abordajes quirúrgicos.

La tecnología, la ciencia y la pericia de los que cuidan a los deportistas permiten recuperaciones presentes y futuras antes impensables. Es posible que las portadas deportivas ya no necesiten dar un susto a nadie para llamar la atención. Tal y cómo están las cosas hoy en día que al menos ese lugar nos quede libre de calvarios.

3 Comentarios

  1. Gracias Alberto. Muy interesante. A ver si Gavi y Marc Bernal se recuperan bien del cruzado con afectación de menisco. Es una lesión complicada para volver al máximo nivel. El último caso parecido al de Álvaro Benito podría ser Ansu Fati? Ha vuelto, pero no es el mismo y recae constantemente…. Una pena

  2. Fernando Moreno

    Recordé un reportaje a Mario Alberto Kempes, aquel goleador de la Argentina campeona de 1978, donde decía que llegó a desear que le cortaran los tobillos, debido al dolor que le dejaron las lesiones.
    Maradona también llegó a quejarse de esos dolores intensos que le dejaron las lesiones.
    En estos tiempos les habría ido mucho mejor.

    • Shenzhen2020

      Y Batistuta, que de hecho estuvo a punto de amputarse ambos (o eso se decía).

      Cazorla es un milagro andante: el nivel que demuestra con 40 años, la implicación, el buen rollismo que genera… el hombre siempre ha sido así, pero quizá el no haber disfrutado del balón durante tres años también influye en que ahora disfrute tanto. Y nosotros que lo disfrutamos en Oviedo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*