Racismo

Con micrófonos e IA se puede detectar a los racistas y echarlos de los estadios: un proyecto en Países Bajos

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Ultras racistas
Hinchas del Lazio (Foto: fototifo.it)

Es totalmente bochornoso que Cheikh Sarr tenga que salir a una rueda de prensa a pelear dialécticamente con el Sestao y su comunicado negando la mayor de los insultos racistas. Si no lo registró ni el árbitro ni la Ertzaintza es que no existieron, dice el club. También es penoso que no tengamos que encontrar en un caso de una palabra contra otra. Y lo que ya es espeluznante es que el sancionado sea el portero y que se haya llevado una denuncia del aficionado, aunque el juez de la RFEF sí que estime que hubo insultos racistas. Estos detalles quedarán para los anales de la historia.

También es cierto que tanto la Real Federación Española de Fútbol, como La Liga están ahora mismo centradas en otras batallas, ya sean por corrupción o para poner coto a la piratería. Pero que nadie piense que no se puede hacer nada y que lo ocurrido en Las Llanas se tiene que quedar como un misterio sin resolver. Si hay voluntad, se puede llegar mucho más lejos. Un ejemplo lo están dando en Países Bajos con la segunda fase de su plan OVIVI (Nuestro fútbol es para todos), promovido y financiado por el Gobierno de este país.

El proyecto se está probando hasta 2025 y nace de una encuesta en la que la mitad de los holandeses de origen inmigrante que acuden a los estadios declaran haber presenciado incidentes racistas, además de insultos homófobos, tres cuartas partes de los asistentes homosexuales y lesbianas contestaron que habían sido testigos de ese tipo de actitudes. Un problema que no estaba solo presente en los grandes estadios de la Eredivisie. Los insultos racistas a los jugadores empiezan ya en las categorías formativas.

El plan consiste en una herramienta de Inteligencia Artificial diseñada para detectar y cortar de raíz este tipo de comportamientos. La idea pasa por identificar a todos los asistentes al estadio mediante preinscripción y establecer una monitorización del público con un seguimiento de imágenes y sonido. La aplicación Sonorama recoge en un mapa de calor del sonido del estadio todos los decibelios que salen de la grada. No se trata de una herramienta de coerción, sino que su principal uso está pensado para reflejar los cánticos de los aficionados y motivar más a los asistentes para que creen ambiente.

En el Philips Stadion del PSV Eindhoven, De Kuip, del Feyenoord y MAC³PARK Stadion del PEC Zwolle, la IA, además, está trabajando en predecir el origen de los comportamientos racistas. Qué es lo que desencadena este tipo de reacciones. Muchas veces las actitudes no son espontáneas, sino que vienen motivadas por la actuación de unos pocos. La aplicación Discrimination Reporter aumenta la posibilidad de detectar el origen de cualquier cántico o insulto racista o discriminatorio.

Con esta tecnología se busca determinar las variables ambientales que provocan estos comportamientos. Saber cuándo y por qué ocurren. Cuando se detecta una infracción, las imágenes o los sonidos pasan a un supervisor humano que las registra y se inicia el proceso para tomar las medidas oportunas.

El Plan Nuestro fútbol es para todos, aparte de los avances tecnológicos, también cuenta con medidas adicionales, como la expulsión de los estadios durante veinte años, un fiscal especial para estos casos de discriminación a la luz pública y suspensiones de hasta diez partidos para los jugadores amateur.

Si en Países Bajos se han tomado estas iniciativas no es porque sean mejores que nadie, sino porque admiten que no lo son. Hay problemas de racismo en el país desde hace décadas y los jugadores procedentes de Surinam.

Por ejemplo, los más conocidos. Ruud Gullit y Frank Rijkaard vieron como el entrenador Thijs Libregts se refirió a los surinameses como «negros vagos». Años después, Kluivert, Davids y Seedorf tenían su propio grupo en la selección, The Cable (término surinamés para referirse a un grupo de amistad indestructible) porque se quejaron de que Guus Hiddink no les escuchaba, no se les servía comida surinamesa en las concentraciones y en el Ajax se les pagaba menos que a los blancos.

Edgar Davids dijo que el seleccionador debía «sacar la cabeza del culo de algunos jugadores», en referencia a los blancos, y fue expulsado del equipo. Hubo un conflicto gravísimo en todo el país y la prensa se puso a escrutar frame a frame si Seedorf le quería pasar la pelota a Ronald de Boer o no, que luego le dieron la espalda cuando tuvo que lanzar un penalti crucial para el equipo. Lejos de apagarse la polémica, siguió en diferentes formas durante años.

En 2019, por ejemplo, Ahmad Mendes Moreira tuvo que escuchar cánticos racistas y abandonó el terreno de juego. Tampoco salió bien parado, el entrenador Erick van der Ven le calificó de «hombrecito patético» por quejarse. Sin embargo, una jornada después los clubes de primera y segunda división acordaron no jugar el primer minuto de sus próximos partidos en señal de protesta. El Gobierno, en esas fechas, empezó a diseñar el plan OVIVI. Es importante que estos incidentes no puedan convertirse en casos de una palabra contra otra.

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