Ciclismo

Alpecin-Deceuninck, el hogar a la medida de Van der Poel

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Van der Poel
Mathieu Van Der Poel (Foto: Cordon Press)

Christoph Roodhooft fue un ciclista discreto; uno de esos ciclistas belgas que pasan sus años de profesional entre carreras de segunda fila sobre asfalto y el barro y la hierba de la temporada de ciclocross. No resulta sencillo encontrar imágenes de su etapa como ciclista, en algunas ocasiones porque el interés informativo estaba unos kilómetros por delante de donde él rodaba y en otras, sencillamente, porque no había ninguna televisión retransmitiendo.

Durante muchos años Christoph fue un habitual del circuito de ciclocross, presente en tantas carreras que llegó a entablar amistad con todo un campeón del mundo como Adri van der Poel, ganador también en Flandes, Lieja, San Sebastián o Amstel Gold Race. Por entonces, el ex-ciclista holandés ya se había retirado, pero acudía a las carreras acompañando a sus dos hijos; David, todavía en edad juvenil y Mathieu, unos años más joven, pero que ya mostraba unas condiciones excepcionales.

A Christoph le gustaba estar pendiente de la evolución de los ciclistas más jóvenes y solía prestar material a los hermanos van der Poel. Al fin y al cabo, se trataba de los hijos de un campeón y los nietos de un mito, el francés Raymond Poulidor.

Cuando Christoph dejó la bicicleta, enseguida entró como director deportivo del que había sido su último equipo, siempre más centrado en el ciclocross que en la ruta. Un año más tarde y en compañía de su hermano, consiguieron que el banco BKCP y la empresa de material para bricolaje Powerplus confiaran en ellos lo suficiente como para patrocinar su propio equipo ciclista.

Christoph Roodhooft y Niels Albert (Foto: Cordon Press)

Con ellos se llevaron a seis corredores que habían estado a sus órdenes, incluyendo al líder del equipo, Niels Albert. En su primera temporada con el nuevo proyecto de los hermanos Roodhooft, Niels se proclamó campeón del mundo de ciclocross y el equipo se consolidó como uno de los más importantes de la especialidad.

Mientras tanto, los hermanos van der Poel seguían creciendo dentro del ciclismo. David fichó en 2011 por el equipo de los Roodhooft y un año más tarde, Mathieu se proclamó campeón del mundo juvenil de ciclocross, después de un bonito duelo con un joven belga de nombre Wout van Aert. Al año siguiente, con van Aert compitiendo ya en categoria sub-23, el dominio de Mathieu a lo largo de la temporada fue abrumador y volvió a proclamarse campeón del mundo juvenil. Además, ganó también el maillot arco iris en la prueba de ruta juvenil.

Para entonces Adri van der Poel llevaba tiempo cuidando de los pasos que daban sus hijos y pensó que era el momento de hablar con un viejo amigo de sus tiempos como ciclista profesional. ¿Christoph? No. El belga Patrick Lefevere; otro ciclista discreto que se había convertido en uno de los directores más prestigiosos al frente del equipo Quick Step.

Patrick Lefevere (Foto: Cordon Press)

Lefevere rechazó el ofrecimiento de Adri, en una decisión de la que, probablemente, se habrá arrepentido muchas veces. Christoph y su hermano Philip, por el contrario, hicieron una oferta importante a los van der Poel para que Mathieu se uniera a su equipo. «Ahora parece obvio, pero en 2013 era una apuesta ofrecer a Mathieu un contrato de 4 años. Luego te sientas a la mesa de la cocina con un nudo en el estómago y piensas: Hmm, es mucho dinero el que hay aquí» contaba años después Christoph al periódico Gazet Van Antwerpen.

Lo cierto es que, con Mathieu en el equipo, el BKCP-Powerplus empezó a centrarse en su nueva estrella; porque tenían a un fuera de serie en ciclocross, pero a Mathieu también le gustaba competir en mountain bike y en ruta. Christoph lo acompañaba a cada carrera, lo cuidaba y analizaba hacia dónde convenía dirigir su carrera. En su primer año terminó tercero en el campeonato del mundo de ciclocross sub-23. El ganador de aquella prueba fue Wout van Aert, con el que volvía a compartir categoría.

Para la siguiente temporada, con ambos ciclistas ya en categoría senior, a pesar de su juventud, Mathieu se proclamó campeón del mundo y Wout fue segundo. No cabía duda de que ambos serían los dominadores de la especialidad por unos cuantos años y los hermanos Roodhooft eran conscientes de que necesitaban mejorar el equipo para adaptarlo a las necesidades de su estrella. Fue Philip quien se encargó de encontrar nuevos patrocinadores que les permitieron ofrecer a Mathieu unas condiciones a la altura de sus ambiciones.

Van der Poel
Mathieu Van Der Poel (Foto: Cordon Press)

En 2018, ya con la denominación de Corendon-Circus, ampliaron el calendario de ruta de su estrella, incluyendo algunas carreras de más prestigio. Mathieu respondió proclamándose campeón de los Países Bajos. En ciclocross, por el contrario, van Aert acumulaba ya tres campeonatos del mundo consecutivos y al firmar por el equipo Verandas Willems-Crelan, de categoría Pro-Continental, pudo participar en algunas pruebas del World Tour.

Fue tercero en la Strade Bianche, noveno en Flandes y decimotercero en Roubaix. Al terminar la temporada, convertido en una de las más firmes promesas del ciclismo, se confirmó su fichaje por el Jumbo-Visma. van Aert daría el salto definitivo a las carreras de ruta en un equipo que se estaba reforzando para convertirse en el dominador del World Tour.

En ese momento llegó la explosión definitiva de Mathieu. Dominó las pruebas de ciclocross y, cuatro años después, consiguió imponerse a Van Aert en el campeonato del mundo. Después, Christoph aprovechó el prestigio que iba adquiriendo su corredor para que el equipo fuera invitado a algunas pruebas del World Tour. Mathieu no defraudó. Fue cuarto en la Gante-Wevelgem, ganó A través de Flandes y Flecha Brabançona y dio una exhibición inolvidable para ganar también Amstel Gold Race, la última vez que Poulidor pudo presumir ante el mundo del talento de su nieto.

Tras el impacto que aquella victoria causó en el ciclismo, los hermanos Roodhorst volvieron a tomar consciencia de que el equipo necesitaba subir un peldaño más. Mathieu tenía un potencial incalculable, pero solía quedarse solo en los momentos clave de las carreras y necesitaban rodearlo de compañeros de suficiente nivel como para competir frente a los líderes de los equipos más fuertes.

Tim Merlier (Foto: Cordon Press)

El primer movimiento de los Roodhorst no estuvo exento de polémica. Ficharon a Tim Merlier, el mejor amigo de van Aert y con él se proclamaron campeones de Bélgica. Una victoria de prestigio que facilitaba a Philip la búsqueda de nuevos patrocinadores con los que asegurar un presupuesto a la altura de las necesidades del equipo. Así, el Corendon-Circus pasó a denominarse Alpecin-Fenix.

Catorce nuevos ciclistas se incorporaron para la temporada 2020 a un equipo que ya había entrado en la categoría Pro-Continental. Mathieu volvió a llevarse el campeonato del mundo de ciclocross, aunque, esta vez, el duelo con van Aert lo retrasaron unos meses; hasta la Vuelta a Flandes. Allí ambos ciclistas ofrecieron una de esas exhibiciones que serán recordadas durante años y que terminó en un sprint cerrado entre los dos, en el que hubo que recurrir a la foto finish para otorgar a van der Poel la victoria final.

Con Mathieu convertido ya en una de las grandes figuras del pelotón y los equipos con más presupuesto del UCI World Tour ofreciéndole proyectos muy interesantes, el ciclista holandés decidió seguir con los hermanos Roodhorst y su equipo de categoría Pro-continental. La estrecha relación entre Mathieu y Christoph fue fundamental para que tomara esa decisión. También el esfuerzo que había hecho el equipo para buscar patrocinadores, atraídos por el impacto global de Mathieu. El equipo pasó a denominarse Alpecin-Deceuninck y aunque con uno de los presupuestos más bajos del pelotón, en 2023 entró en el UCI World Tour.

Soren Kragh Andersen (Foto: Cordon Press)

Para este año no cuentan con una plantilla como la del Visma – Lease a bike, denominación actual del equipo de van Aert, tampoco se aproximan al presupuesto del Soudal-Quick Step de Patrick Lefevere o del UAE de Tadej Pogačar, pero ya se pueden permitir contar con ciclistas del nivel de Soren Kragh Andersen o Jasper Philipsen, con los que pueden lograr victorias importantes más allá del calendario de van der Poel.

Los hermanos Roodhorst han construido un equipo a la medida de Mathieu, a quien dan una libertad de la que no disfrutaría en uno de los grandes equipos del World Tour. No tiene que adaptarse a los protocolos estrictos del Ineos o del Lidl-Trek y aunque escucha los consejos de Christoph, es él quien tiene la última palabra acerca de las carreras que va a disputar o los objetivos de la temporada. Él decidirá si va a participar en la prueba de ruta o de mountain bike en los JJ.OO. de París o si va a seguir haciendo la temporada de ciclocross el año que viene.

Después de doce años junto a los hermanos Roodhosrst, es indiscutible que la apuesta que hicieron en su momento les ha salido rentable a las dos partes. El pequeño equipo de ciclocross al que llegó Mathieu  ha crecido hasta consolidarse en la élite del ciclismo y a día de hoy cuenta con un equipo de desarrollo, además de otros dos equipos en categoría femenina.

Mathieu, por su parte, acumula ya seis campeonatos del mundo de ciclocross, uno de mountain bike, uno en ruta, dos Vueltas a Flandes, una Milán-San Remo, una París-Roubaix, una Amstel Gold Race, una Strade Bianche y otras tantas carreras más. A veces, confiar en un grupo de gente y en su capacidad de crecimiento es más positivo que las apuestas más seguras de los grandes proyectos del World Tour.

Un comentario

  1. Justo hoy el Alpecin gana la Milán San Remo con Philipsen después de que una estrella como Van de Poel decidiese trabajar para su compañero cuando vio que su victoria era imposible.

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