Opinión

Felicidades, Florentino: los conspiranoicos ya tienen lo que querían

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Jude Bellingham (Foto: Cordon Press)

«Va a ser muy difícil ganar esta Liga, ya lo dije en Getafe, que había cosas que no me cuadraban y hoy lo ha visto todo el mundo», aseguró Xavi Hernández después de que el Barça ganara ante el Betis por 2-4 cuando le preguntaron por lo sucedido en el Bernabéu. Y este será el tono, mucho me temo, en el que vamos a estar ya instalados hasta el final de temporada pase lo que pase, sobre todo si lo que pasa es que el Real Madrid gana la Liga.

La duda, la sospecha, la presunción de que los árbitros favorecen a un equipo -a uno solo- y que los demás no tienen nada que hacer frente a la conspiración ya se ha instalado. Así de caro le va a salir el partido al conjunto blanco. El desprestigio es una realidad, el daño reputacional está hecho.

El Real Madrid estaba perdiendo 0-2 tras una primera parte calamitosa, infame, en la que los de Ancelotti salieron a darse un paseo porque estaban muy cansaditos después de los partidos de Supercopa y Copa y además enfrente tenían al colista. Vamos, que creyeron que sería pan comido y cuando se quisieron dar cuenta ya estaban en la segunda mitad. Y en ese contexto, cuesta arriba, se armó la marimorena.

En solo 15 minutos se produjeron tres jugadas en las que el árbitro de VAR llamó al de campo y éste rectificó su criterio. En las tres pitó a favor del Real Madrid: un penalti en contra que venía precedido de posibles faltas de Joselu y Rüdiger, un gol anulado que hubiera supuesto el 1-3 por un manotazo de Lopy a Bellingham, y la validación del 2-2 de Vinicius que marcó con el brazo tal y como se puede apreciar en algunas imágenes. Con once minutos de descuento, Carvajal terminó de ajusticiar al Almería y lo celebró como si fuera la final de la Champions. Encima.

Se da la circunstancia de que el árbitro de VAR era Hernández Hernández, uno de los objetivos preferidos del canal Real Madrid Televisión. Aunque la televisión del club no deja de apuntar día sí y día también a los colegiados, Hernández Hernández es una de sus víctimas predilectas. El canal oficial del club que obtiene sus mayores índices de audiencia por la emisión de películas del Oeste del año de la tos, lleva tiempo chapoteando en las cloacas para presentar una visión sesgada, partidista, bochornosa, de los árbitros con el objetivo, obviamente, de influir en su criterio.

Nunca sabremos si lo ha conseguido en el caso de Hernández Hernández, pero las tres decisiones ante el Almería, una detrás de otra, abren de par en par las puertas a las dudas.

Dependiendo del medio de comunicación que cada uno consuma, de las trincheras y las bufandas, hay interpretaciones y opiniones para todos los gustos. Que si era falta clarísima de Joselu en el primero, que si todavía más la de Rüdiger, que según el reglamento si el VAR llama al árbitro y ve el manotazo a Bellingham no tiene más remedio que anular el gol o que depende de cómo se mire Vinicius le dio con el hombro y no el brazo. Elijan su propia aventura.

Personalmente, opino que en la primera acción, pero sobre todo en la tercera, las quejas del Almería están justificadísimas y aunque añado que hace tiempo que dejé de esforzarme en entender al VAR -principalmente en jugadas en las que hay mano de por medio- es difícil, por no decir imposible, comprender y justificar qué puñetas ha pasado.

La indignación del modesto Almería, que estaba sacando los colores a los de Ancelotti en su casa, es absolutamente lógica. Si algo ya no igual, sino remotamente similar, les pasara al propio Madrid o al Barça, con sus poderosos tentáculos en los medios, estoy convencida de que ardería Troya, pero hacer un tratado, desplegar una tesis indiscutible sobre los favores arbitrales al conjunto blanco es propio de conspiranoicos y fanáticos que haberlos, haylos, en todos los clubes.

La única diferencia está en el altavoz mediático del que disponen para emitir sus chorradas. Y Real Madrid TV, por muchos westerns con los que adobe su programación, lo es: un altavoz, digo.

Si Florentino Pérez – al que no se le escapa nada- no ha movido un dedo para que el canal oficial del club se corte un pelo con los árbitros es porque ya le va bien así en el mejor de los casos. Influir, de cualquier manera posible, en la opinión pública y poner presión sobre el colectivo arbitral no es peccata minuta, por mucho que se haga el despistado.

Si él no lo ha ordenado, no hay lugar a dudas de que podría haberlo parado ya hace tiempo. Y no lo ha hecho. Así que de aquellos barros vienen estos lodos, en el pecado está la penitencia y vaya tela lo que nos espera a todos a partir de ahora porque el listón ha quedado altísimo, por las nubes, después de lo ocurrido en el Bernabéu.

Ahí está Xavi Hernández, por ejemplo, que no tardó en aprovechar la situación para dejar caer que él ya lo avisó, que hay cosas raras. Con el escándalo del caso Negreira que nadie en el Barça es capaz de explicar llega él a dar lecciones de ética y transparencia, óle. Por eso están a ocho puntos del Girona, que por cierto les goleó en su visita a Montjuïc y ajeno a movidas aplastó anoche al Sevilla
por 5-1 colocándose como líder en solitario. Gracias al Madrid y los árbitros, claro que sí.

Se ha abierto la veda, si es que alguna vez estuvo cerrada, para sospechar de todo y de todos, para esgrimir excusas cuando a los grandes les vaya mal y para sostener que el Real Madrid roba y por eso gana. Menuda birria de conspiración cuando el Barça, sólo en los últimos diez años, ha ganado seis títulos de Liga (incluyendo la última), por tres del Real Madrid y dos del Atlético. Pero no estropeemos la diversión, con lo entretenidos que están algunos desplegando su retahíla de agravios comparativos. Ya tienen lo que querían. Qué pereza, señor.

6 Comentarios

  1. Lo de la «influencia» Real Madrid TV casa mal con esas audiencias que por lo visto tiene. Vamos que la ven cuatro fanáticos que no tienen otra cosa que hacer.
    Lo del árbitro de ayer es para recomendarle que si tiene una poco de dignidad se dedique a la labranza o a ser tornero fresador, porque para esto no vale. Ya no es que no se entere de lo que pasa a dos metros de él (y en todas las jugadas arbitró en contra del Madrid). Es que luego se comió con patatas lo que le dijeron por el pinganillo y reculó como un cagón.
    Y luego está Xavi al que se le entiende que ande descolocado que haya cosas que no le cuadran y que dice que no controla. No hace mucho le cuadraba todo y lo tenía todo controlado. Claro que su club pasaba por caja, tenía al vicepresidente del CTA en nómina y eran buenos tiempos. Menudo mierda.

  2. Hemos llegado al punto en el que se considera robo que el arbitraje/VAR no perjudique al RMCF.

  3. Nadie ve rmtv. Pero todos los medios se hacen eco.

  4. Estáis fatal de la cabeza: no es ya el partido del domingo ante el Almería, es que en la J1 anulan un gol a Gavi por mano cuando la pelota le da en el pecho; en la J2 Bellingham controla con el antebrazo en Almería antes de marcar, pero «sigan sigan». En el Clásico, penalty de libro a Araujo con 1-0… «sigan sigan». En Vallecas, penalty a Raphinha con 1-1… «sigan sigan». Vinicius puede agredir impunemente e insultar a árbitros en sus narices, pero a Lewandowski le caen tres partidos por rascarse la nariz, y al jugador del Girona cuatro por decir que el árbitro es prepotente. Y muchas más.

    Esta liga es sangrante, como lo fue la 2019-2020 tras el parón por Covid. Pero aquí estamos para ganarnos el sueldo juntando letras, verdad?

    Gerard Romero ha destapado más evidencias de adulteración de la competición en 24h con los audios de Hdez Hdez que toda la caverna mediática y la Guardia Civil trabajando 24h al día en el caso Negreira. Si es que da hasta verguenza de lo obsceno que es! Pero el relato lo lleváis de lujo.

    • Pues nada volved a meter al vice del CAT en nómina. O espera. Mejor hacemos una cuestación que los sobornos en billetes del Monopoly no gustan y los apuntes contables falsos valen para que Tebas os deje hacer lo que os apetezca pero para esto no. Hay que tener la cara muy dura para hablar, desde el Barça, de relato. Pero como el cemento…

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