Fútbol argentino

Huracán del 73: 50 años de un campeón que cambió el fútbol argentino

Es noticia
Huracán 1973 (Foto: Wikipedia)
Huracán 1973 (Foto: Wikipedia)

En las gambetas de Tucho,
César Menotti y el pucho
dirigiendo aquel ballet.
El más grande de la historia,
campeón del 73.

La pasión,
Las pastillas del abuelo

¿Y si fuera cierto que aquel Huracán campeón del 73 ha sido el mejor equipo de la historia del fútbol argentino? Fíjense bien en lo que digo, que no hablamos de Boca, ni de River; que hay que ser muy grande para que, siendo Huracán, te puedan considerar así. Y aquel equipo no tiene nada que envidiar a los más grandes del país. Porque en 1973 no había nada mejor que ser hincha del «Globo», nada mejor que ser vecino del barrio de Parque Patricios e ir los domingos al palacio Ducó.

Y mira que hablamos de un barrio acostumbrado a pelearla, a que nada llegue caído del cielo y todo haya que sufrirlo. El barrio de «La Quema», a donde llegaba el tren con las basuras de todo Buenos Aires y cuyo carácter quedó impregnado en el de sus vecinos. Porque, en esos años, en los cafés de Parque Patricios se hablaba de la vuelta de Perón y se puteaba a los milicos.

Se hablaba también de Bonavena y con un poco de suerte, se hablaba con Bonavena. Porque el boxeador que llegó a enfrentarse a Mohamed Alí, era vecino de Parque Patricios y le gustaba pasarse por sus cafés y boliches. Por eso, en el barrio lo siguen queriendo y en la cancha de Huracán siguen cantando «somos del barrio, del barrio de ‘La Quema’. Somos del barrio de ‘Ringo’ Bonavena». Porque Parque Patricios es eso: Perón, Bonavena y Huracán y en el 73 todo aquello quedó reunido y el barrio fue una fiesta.

Sí, aquel año terminó la dictadura de Lanusse y Perón volvió al país, «Ringo» Bonavena estaba vivo todavía y Huracán salió campeón. ¿Se imaginan lo que fue aquello? ¿Era o no era Parque Patricios el mejor sitio para estar en aquel año 73?

Para ser honestos, aquel triunfo de Huracán fue una sorpresa para todos. Al fin y al cabo, no ganaba un campeonato desde 1928, todavía en tiempos del fútbol amateur y desde entonces sólo ha ganado una Copa y una Supercopa. Y aunque un barrio tan popular como Parque Patricios le proporcionaba una hinchada muy numerosa, lo cierto es que el club no tenía el potencial económico de los River, Boca, San Lorenzo, Independiente o Racing. Por eso se le conocía como el «sexto grande» del fútbol argentino.

Menotti (Foto: Cordon Press)

Pero fue precisamente esa libertad, esa falta de exigencia de resultados, la que facilitó que la directiva del club confiara en un entrenador joven, sin experiencia. Y créanme, que nadie contaba con que el «Flaco» Menotti fuera a tener el éxito que tuvo en Huracán. Porque sí, había sido un jugador con clase, que llegó a ser internacional y llegó a jugar en Central, Boca, Racing o el Santos de Pelé, pero todo lo que acreditaba como entrenador eran un puñado de partidos como ayudante de campo en Newell’s.

Y por Huracán habían pasado grandes entrenadores; habían pasado Renato Cesarini, Nestor Rossi, Pedernera o Zubeldía y ninguno había logrado resultados significativos. Pero, si algo tenía César Luis Menotti, era una convicción inquebrantable en sus ideas y una gran capacidad para llegar a sus jugadores. Por eso, tal vez él fuera la única persona que creía que Huracán podía salir campeón y así se lo decía a sus jugadores y también a la prensa.

Menotti había querido ser entrenador no sólo por su amor al fútbol, también con la intención de reivindicar un estilo, una forma de jugar en la que creía con fe ciega y que estaba dispuesto a recuperar. Era eso que en Argentina se denomina La Nuestra. Un estilo que nace cuando el deporte que trajeron los ingleses y se extendió por las calles de Buenos Aires, Rosario o Córdoba, empezó a tener un aire criollo.

La Nuestra es ese fútbol, que tiene mucho que ver con la pelota y la manera de tratarla, con el fútbol lírico e improvisado, ese que nace en los potreros de todo el país. Un fútbol inmaculado, ajeno a las estrecheces de la táctica y muy apreciado por el espectador. Ese era el fútbol que reivindicaba el «Flaco» y el que hizo que, aquel equipo de Huracán, tuviera tanta influencia en el fútbol argentino.

«Siempre voy a luchar para que mis equipos jueguen este fútbol… y estoy convencido que todos los equipos argentinos están capacitados para jugar un fútbol que dé espectáculo. Un fútbol así, alegre, como el que juega Huracán» decía entonces Menotti, en una declaración de intenciones y convencimiento que mantendría a lo largo de toda su carrera.

Porque se vivían tiempos en los que parecía que el fútbol argentino se había contagiado del clima político del país y algunos partidos podían llegar a ser bastante violentos. Eran los años del Estudiantes de Zubeldía, de «Hacha Brava» Navarro o de Aguirre Suárez; futbolistas que no tenían reparo en utilizar sus piernas como segadoras y sus cuerpos como bolas de demolición. Menotti, por el contrario, quería liderar una vuelta a la brillantez del fútbol argentino, ser vanguardia de la recuperación de La Nuestra.

El «Flaco» había llegado a Parque Patricios en 1971 y se encontró con una plantilla que no era poca cosa. Porque era una belleza ver a Babington llevando la batuta de aquel equipo, al «Coco» Basile ordenando y mandando desde la defensa o a Brindisi desplegando toda su clase en el ataque. Para 1972 Huracán terminó tercero en el Metropolitano y fue quien más goles hizo.

Así se entiende que Brindisi terminara en los más alto de la clasificación de goleadores y que el segundo fuera Roque Avallay, también de Huracán. Que había que ver a Roque antes de que llegara el «Flaco»; porque la calidad que tenía la conocía todo el mundo, pero jugaba muy atolondrado y terminaba perdiendo muchos balones. Y fue en Huracán donde dio un cambio, aprendió a controlar su juego y se convirtió en un tremendo goleador.

A principios de 1973 Menotti se trajo de Central a Fanesi para el eje de la defensa y a Carrascosa para el lateral izquierdo. El «Lobo» Carrascosa, un tipo con una personalidad tan grande que fue capaz de renunciar a la selección argentina siendo capitán y a un año del Mundial 78. Se ha dicho que lo hizo por oposición a la dictadura de Videla, pero no es cierto.

Que el «Lobo» estaba en contra de los milicos sí, pero no dejó la selección por eso o al menos, no sólo por eso. Como él mismo contó a El Gráfico, «algunos empezaron a decir que Carrascosa ya estaba viejo, que jugaba porque era amigo de Menotti… Para mí lo más importante seguían siendo los valores fundamentales: la familia, ser un hombre con libertad de decisión. Entonces se fueron dando una suma de cosas que me fueron llevando a tomar una decisión. Y hubo otras que la apresuraron».

René Houseman (Foto: Cordon Press)

Pero quien completó aquel Huracán del 73, el conejo que el «Flaco» se sacó de la chistera, fue un extremo de 19 años traído de Defensores de Belgrano. El «Loco», ¿qué les puedo decir del «Loco»? si René Houseman ha sido el jugador más grande que ha tenido Huracán y uno de los más grandes de Argentina.

Es cierto que tuvo problemas con el alcohol, que muchas veces faltaba a entrenar y se escapaba de las concentraciones; pero daba igual, los hinchas del «Globo» querían verlo jugar siempre. Por eso cantaban aquello de «chupe, chupe, no deje de chupar, que el ‘Loco’ es lo más grande del fútbol nacional» (N. del A.: Chupar en lunfardo se refiere a beber, generalmente si se trata de alcohol).

Con la llegada de René Menotti ya tenía el equipo que quería y el ballet empezó a funcionar. En el primer partido del campeonato la ganaron 6-1 a Argentinos Juniors, frente a Atlanta fue un 5-2, un 5-0 a Racing… No perdieron hasta la jornada 9 y fue un 1-0 en el Monumental de River, después de que Brindisi fallara dos penaltis. Luego ganaron por 0-5 en Rosario, el día que salieron ovacionados por la hinchada de Central. Y es que aquel equipo llenaba el palacio Tomás A. Ducó cada vez que jugaba, pero también eran muchos los aficionados rivales que se acercaban a verlo jugar, tanto en Parque Patricios como fuera de casa.

Al final de la primera vuelta Huracán era líder del campeonato y siguió ganando partidos y deleitando con su juego, hasta que tanto éxito terminó por pasarle factura. Porque llegaron las eliminatorias para el Mundial 74 y cada vez eran más los jugadores de Huracán convocados con Argentina. Brindisi, Babington, Avallay, Houseman, «Fatiga» Russo, Carrascosa… todos ellos fueron llamados por Omar Sívori para alguno de los partidos que disputó la selección mientras se decidía el Torneo Metropolitano.

¡Y cómo no se va a resentir el equipo! ¡Claro que se resintió! Pero Huracán consiguió aguantar la presión de Boca y de San Lorenzo y hasta le sobraron dos jornadas del campeonato. Porque se proclamaron campeones cuando Boca perdió con Vélez y el «Globo» jugaba en casa frente a Gimnasia. Ahí ya sí, el palacio Ducó fue una fiesta y la gente saltó las alambradas para abrazar a los jugadores. Y allí estaba, ¡cómo no!, «Ringo» Bonavena, para celebrar con sus vecinos. Y la fiesta se extendió por las calles, los bares y los cafés de todo el barrio; porque, si Huracán salía campeón, Parque Patricios lo tenía que celebrar.

Después de aquel histórico campeonato, cuatro jugadores de Huracán fueron llamados para la selección argentina que disputó el Mundial del 74. Babington, Brindisi, Carrascosa y Houseman formaron parte de un plantel que cayó eliminado en segunda ronda ante la Holanda de Cruyff.

Aquello propició que Menotti fuera llamado por la AFA para asumir el cargo de seleccionador. El «Flaco» exigió los medios necesarios para desarrollar un proyecto sólido que permitiera afrontar con garantías el siguiente Mundial, que se celebraría en Argentina y la AFA aceptó todas sus exigencias. Después de haber revolucionado Huracán, Menotti dejó Parque Patricios para seguir con su cruzada desde la selección argentina. Sí, ya saben, hablamos de su pelea por reivindicar «un fútbol que dé espectáculo. Un fútbol así, alegre, como el que juega Huracán».

El legado del «Flaco» en el fútbol argentino es de sobra conocido. Ordenó la selección y le dio un prestigio. La llevó al primer título Mundial de su historia y su influencia traspasó las fronteras del país. En Europa se conoce más su trayectoria al frente de la selección, pero aquel Huracán del 73 había tenido ya una influencia determinante en la trayectoria del fútbol argentino y todavía a día de hoy se lo recuerda como uno de los más grandes campeones de su historia.

Y no hace falta explicar la importancia que sigue teniendo aquel equipo en Parque Patricios; simplemente caminen por sus calles y no tardarán en encontrar a Houseman, Brindisi o Menotti dibujados en las paredes del barrio. Lo que fue aquel equipo queda guardado en la memoria de quienes tuvieron la suerte de ser testigos, aquellos que vieron jugar al ballet del «Flaco». Porque, si eras aficionado al fútbol, no había duda de que en 1973 Parque Patricios era el sitio en el que había que estar.

Un comentario

  1. Me hice incha de HURACAN gracias a este equipo glorioso del 73, Tenia 9 años.Lo mas risueño que mis tios me habian hecho de san lorenzo(shhhhhhh).Sufri mucho los 2 descensos.Estoy muy contento con esta campaña ultima(primeros en la tabla).Me encantaria que pusieran los nombres de los jugadores en la foto. LA FORMACION(en las figuritas):Roganti,Chabay,Buglione,Basile,Carrascosa,Russo,Houseman,Avallay,Brindisi,Babington,Larrosa.BANCO: Leyes,Del Valle,Roma y Leone. GRACIAS ,GRACIAS GLOBITO!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*