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Algo se ha roto en el Barça: Xavi escucha los primeros silbidos en casa, culpa a la prensa y ya no cuela

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Xavi Hernández (Foto: Cordon Press)
Xavi Hernández (Foto: Cordon Press)
Algo se ha roto en el Barça y Xavi, por el momento y ya van dos años en el cargo, no sólo no parece saber dar con la tecla, sino que anda perdido. Este domingo su público, sus aficionados, le pitaron por primera vez después de una primera parte esperpéntica en la que perdían 0-1, pero que podía haber sido perfectamente 0-3 si Samu Omorodion hubiese estado fino. Los dos tantos de Lewandowski en la segunda mitad arreglaron el resultado, pero no las sensaciones de un equipo al que un día se le diagnostica de bloqueo, al otro de problemas futbolísticos y después de de ansiedad por culpa de la prensa. Y quien lo dice no es un tribunero, ni un tertuliano, ni un plumilla, sino el propio entrenador. Mal asunto.
Durante estas dos semanas que Xavi no verá a la pérfida prensa que les vilipendia y pone palos en las ruedas, haría bien en reflexionar. Pocos entrenadores han tenido en los últimos años tanto apoyo del entorno como él. Conscientes todos, público y prensa afín, del contexto y las dificultades económicas del club, se han pasado por alto detalles tan fundamentales como el mal juego y la falta de identidad del equipo. Por otra parte, no hay que olvidar que el Barça ganó la temporada pasada LaLiga con una diferencia holgada de puntos, así que tampoco hubo críticas despiadadas pese a quedar eliminados en la Champions y la Europa League a las primeras de cambio.

A Xavi en cambio siempre le ha parecido que iban a por él, que íbamos a por él. Una queja recurrente en sus ruedas de prensa es que el Barça tiene el entorno más difícil del mundo mundial y ayer especificó que por entorno se refiere a los medios de comunicación, a los que en otros momentos ha pedido que sumen, que era necesario que todos remáramos, como si fuera parte de nuestra labor. Además, circulan ya rumores en Barcelona sobre charlas más o menos informales de su círculo con periodistas con cargo en las que se aconseja, como quien no quiere la cosa, que prescindan de colaboradores cuya opinión consideran nociva para los intereses del equipo.

A los disidentes se les señala desde el club y desde el banquillo. Laporta se sacó de la manga lo del «madridismo sociológico» justo antes de la visita del Real Madrid, cuando arreciaban nuevas informaciones sobre el caso Negreira y su imputación. Funcionó: se dejó de hablar de Negreira, de que él estaba investigado y comenzaron las listas sobre quién es quién con carnet madridista. Incluido Javier Tebas, por cierto, que por muy blanco que tenga el corazoncito se las tiene día sí y día también con Florentino Pérez.

Da igual; todo vale con tal de desviar la atención y unir a las tropas para luchar contra un enemigo exterior, una conspiración, unos tejemanejes oscuros urdidos desde la capital del Estado con aviesas intenciones: hundir al Barça y su reputación. Como si no se hubieran encargado ellos solitos de dañar la imagen de la entidad pagando durante 20 años al vicepresidente técnico del Comité Técnico de Árbitros escondiéndoselo a los socios.
A todo esto, los periodistas del programa Què t’hi jugues! de la Cadena SER que destaparon el caso Negreira denunciaron en las semanas posteriores la campaña de desprestigio y hostigamiento en redes sociales con mensajes idénticos, calcados. ¿Casualidad? Puede… pero a la vista está que en la sala de prensa han perdido presencia. Si salen a hablar un jugador y el entrenador, por ejemplo, en una previa de Champions sólo pueden preguntar a uno. Publicar, informar, analizar u opinar sobre algo que el Barça considera contrario a sus intereses tiene un precio.

Por su parte, Xavi se alineó sin fisuras a la tesis del «madridismo sociológico» de Laporta mientras seguía desplegando su ramillete de excusas para tapar lo obvio: que su Barça, salvo los dos partidos ante el Betis y el Amberes, no jugaba bien. Las ausencias, los lesionados, la mala definición, mecanismos por encajar… detallitos, en fin, que había que pulir. Nada grave porque el equipo estaba creciendo, siempre creciendo y además contaba con que los resultados no eran malos. Y a día de hoy siguen sin serlo porque está a dos puntos del equipo de Ancelotti y a cuatro del Girona. ¿Qué falla entonces?

El gesto de Lewandowski

El problema es que el discurso ya no cuela después de perder el Clásico, ganar de milagro en Anoeta y caer en Hamburgo ante un Shakhtar exiliado que les dejó retratados. Xavi admitió que habían mostrado una imagen horrible en los dos últimos encuentros, pero los primeros silbidos en Montjüic -que afirmó no escuchar- han propiciado un ataque abierto a los medios como culpables de la situación: «Las críticas de la prensa afectan a los futbolistas y por eso no jugamos tan bien, les he dicho en el descanso que tranquilos, que aquí no se comen a nadie».

Robert Lewandowski (Foto: Cordon Press)
Robert Lewandowski (Foto: Cordon Press)

Recordó también que a él le decían «que era el cáncer del equipo y aquí estoy, los jugadores estaban más tensos de lo normal por lo que se genera alrededor de ellos y es injusto, esto no suma y genera nerviosismo en el futbolista, que no sale liberado». Por si fuera poco, terminó añadiendo que los jóvenes son los más perjudicados por la presión antes de que las cámaras de Movistar+ emitieran unas imágenes en las que Lewandowski abronca primero a Lamine Yamal y después le niega la mano cuando el chaval, 16 años, se la tiende en el terreno de juego.

Las sensaciones que transmite el Barça, las señales, no son nada buenas ni tampoco lo es el relato con el que se intenta disfrazar, cuando no esconder, lo que a la vista está. La función de los medios es señalar lo evidente, hacer preguntas y buscar respuestas. Lo demás son excusas que la gente, su gente, comienza a dejar de tragar y de ahí los pitos en casa. Y más les vale, al club y a Xavi, darse cuenta, reaccionar y poner soluciones antes de que sea demasiado tarde.

2 Comentarios

  1. Se llama Lamine Yamal, no Yamine Lamal 😀

  2. Pingback: El Barça no se atreve a hablar de crisis, pero Xavi pasará su primer examen mañana 28 ante el Oporto

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