El día que la selección española sacó la basura de Las Rozas

Aquella red social a la que llamábamos Twitter y ahora, cuatro mil millones de dólares después, seguimos llamando Twitter pero se llama X, era antaño el estercolero de nuestra sociedad, donde venían a parar los frustrados, odiadores y sembradores de bulos. Lastimosamente, alguien debió dejar la puerta mal cerrada una noche, y ahora muchos de esos que antes solo ladraban al vacío a través de sus cuentas sin seguidores han aterrizado en las radios y platós de nuestro país. Solo así se explica que hayamos tenido que sufrir el discurso de unos cuantos acomplejados que temen a la selección femenina, que ha puesto patas arriba su mundo.

Desde Tiempo de Juego y El Chiringuito, medios de referencia para el español de bien, se repiten desde la rueda de prensa de Irene Paredes y Alexia Putellas varios mantras, en especial el de que no han dicho nada y no entienden cuál es el problema. Son dos cuestiones distintas. Decir, sí han dicho. Que no entendáis no es su culpa. La parte que no entendéis es la de que las futbolistas profesionales necesitan a directivos profesionales, porque esos directivos son los que os regalaban entradas, os invitaban a cenar, os llevaban de putas y os facilitaban entrevistas y exclusivas, y a vosotros todo eso os parecía profesional. No entendéis lo de los espacios seguros, porque vosotros creéis que cualquier habitación cerrada donde no se produzca una violación grupal, es un espacio seguro. Por eso exigís pruebas mayores, relatos de terror, delitos de sangre. Porque el testimonio de una mujer humillada, violentada, hecha sentir inferior, callada, ignorada y que además haya sentido la mirada lasciva de un superior o igual, comentarios, codazos y risas mientras se la sexualiza o se la menosprecia por estar en un mundo de machotes, no os sirve. Vosotros creéis que vuestras redacciones son espacios seguros, y que vuestros amigos del fútbol no son ningunos cabrones. Ya lo sabemos: todo el mundo conoce alguna víctima, nadie conoce a un agresor.

¿A qué tenéis miedo? ¿Por qué decís que damos una mala imagen fuera de España, cuando fuera de España se respeta y acompaña nuestra lucha? ¿En qué burbuja habéis vivido? Somos Campeonas del Mundo y la prensa internacional celebra nuestra doble victoria: la futbolística y la del despacho. Son críticos con la gestión de esta crisis por parte de la RFEF, incluso con el Gobierno, que miró a un lado hasta que no le quedó otra. Admiran la fuerza y valentía de nuestras futbolistas, que han puesto patas arriba el sistema, que se han cargado al tío que más daño ha hecho al fútbol español y hasta intentó retirar a los equipos españoles de competiciones europeas solo para defender a su amo, al otro tío, al que espiaba con bolis-grabadora y coaccionaba a jugadoras en el césped, y se van a cargar a vuestro amigo, el que se inventó las palabras de una jugadora y luego publicó un comunicado amenazándola. Pero son buenos tíos, ¿verdad?

Los que juraron defender al Presidente que se ha cargado la imagen de España y lo hicieron hasta saltarse la ley son buenos tíos, hemos compartido risas, codazos y comentarios con ellos delante de un chuletón y nunca han violado ni matado a nadie. No entendemos por qué esta cacería, si solo han consentido un sistema que ha atacado al fútbol femenino desde la base hasta la cima, que ha ninguneado a sus futbolistas y que le ha hecho la vida imposible a una de ellas, un infierno que dura más de un mes y en el que se la ha agredido, presionado, perseguido, señalado, solamente por estar celebrando un Mundial y que su jefe, sobrepasado, le plantara un beso. Preludio de una serie de acontecimientos que vale la pena recordar: utilización en el vestuario, coacciones en el avión, falseamiento de declaraciones, presiones en España, filtraciones a medios, comunicado amenazante y borrado. 

¿Saben lo que les molesta en realidad? Que ellas han hecho lo mismo que ellos hacen, y por primera vez han ganado. Han defendido a su compañera y amiga. Se han unido para luchar por el respeto de una institución que jamás las había respetado. Han tenido la fuerza y el altavoz. Han sido claras, han puesto cabezas sobre la mesa, no han dado ni un paso atrás, han cambiado el fútbol y lo han hecho desde el silencio mediático y el respaldo de una parte de la sociedad que sabe en qué mundo vivimos, y que ya no les pertenece a los de siempre. Hemos ganado porque no hemos tenido miedo, ni siquiera a Camps, que es al que todos temen. Hemos ganado porque hemos invertido las tornas, porque los grupos cerrados de hombres ya no dominan el mundo. A eso temen: a que no les tememos.

España ganó el Mundial, ganó también a Suecia y se va a Córdoba con el objetivo de meterse por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Lo ha hecho sin dormir, sin entrenar y con la cabeza en otro sitio. Han ganado más que un partido y que aquella copa. Han sacado la basura de Las Rozas. Si no van a darles las gracias, al menos cállense la boca.