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Los «Rubiales»: Cómo ese 40% de representación de mujeres en los puestos de decisión va a traer muchos problemas

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Una Asamblea General Extraordinaria de la RFEF (Foto: RFEF)

A quienes sean habituales lectores de esta columna no hay que explicarles a estas alturas nada de cómo acontecen las cosas en el fútbol femenino español ni de cómo hemos peleado para que no ocurran, con poco éxito hasta este momento. Saben que hablamos más de despachos que de césped, que si no estamos combatiendo a un agresor, estamos esperando a que salte el siguiente, que nos hemos dejado gotas de ilusión por el camino y que tenemos la mala costumbre de dar vuelta atrás para recogerlas de vez en cuando.

Es a los que acaban de llegar con el affaire Rubiales a los que me dirijo, en especial a los medios de comunicación: no digáis que no os hemos avisado, que no pedimos ayuda, que no nos la negasteis, que habéis preferido mirar a otra parte cuando el fútbol femenino, y el deporte femenino en general, os pidió respeto y colaboración para sacar de los sillones a los que nos hacían daño.

Se ha centrado todo en el beso de Rubiales, y el árbol no deja ver el bosque. Rubiales en sí es el problema, y los «Rubiales», que como dijo Vero Boquete en Newtral son muchos y están por todas partes, son el daño. Los «Rubiales» no tratan a las mujeres como deportistas profesionales porque no entienden que lo sean. Son niñas a las que dejan jugar con las cosas de hombres. Ya sea en el fútbol, en baloncesto, en gimnasia o en hípica. Les han hecho un favor dejándoles un hueco, las ven como un animalillo al que hay que proteger y al que no se puede tratar como a un hombre, porque los hombres son duros, trabajan para conseguir éxitos, dedican su vida a ello, y ellas se divierten y de vez en cuando incluso ganan.

Los «Rubiales» son aquellos a los que les imponen cuotas de paridad en sus órganos de decisión, que contratan a una mujer para el Comité Ético (porque las mujeres tienen mucha más mano derecha), y también para los asuntos de otras mujeres, pero que cuando alzan la voz y dicen «esto está mal» o «necesitamos implementar esto», hay que despedirlas, porque dan muchos problemas. Cómo son las mujeres con eso de dar problemas. Siempre tienen que molestar. Si les dices que están muy guapas, se enfadan. Si les das un despacho y cuatro papeles, se creen que pueden trabajar. Por eso algunos nos hartamos de repetir que toda mujer que entraba en la Real Federación Española de Fútbol salía a los dos años de ahí harta, desilusionada, cabizbaja y con la sensación de haber sido utilizada. Porque lo que vimos el otro día -beso a parte, de eso no hay más testimonios y espero que no los haya- es solo la imagen de lo que ya conocíamos que pasaba entre bambalinas: Rubiales nunca supo tratar a las mujeres. Como dijo Sandra Vilanova, «se puede hacer mucho daño siendo educado».

Vïctor Francos (Foto: CSD)

Decía Francos en su última intervención que la Ley tiene previsto que el 1 de enero de 2024 todas las Federaciones estén constituidas por, al menos, un 40% de mujeres. Qué difícil va a ser que entiendan por qué. El techo de césped. Dan igual las titulaciones o los éxitos deportivos, a la hora de contratar (o enchufar) se tiende a preferir a un hombre mediocre antesque a una mujer brillante. FIFA ya exigió que se eliminara esa barrera a partir de 2020, la pandemia sirvió de excusa para no hacerlo en nuestro país. «De todos los deportes, el fútbol en particular, un mundo de hombres durante tanto tiempo, puede conseguir ventajas inconmensurables con la mejora del equilibrio de género», decía la circular de la FIFA de 2015 en la que se solicitaba a clubes y Federaciones un ejercicio de reparación respecto al fútbol femenino. Sin embargo, seguimos sin tomarles en serio, y así pasa luego, que cuando atentas contra sus principios, sus normas y valores, te cae una sanción.

Los «Rubiales» no entienden qué está mal en lo que está mal. Ella le abrazó primero. Ella le mostró cariño. Se llevan bien. Un beso (me niego a llamarlo un pico, una escribe mal pero no se permite ciertas licencias), es un gesto de amor. Qué más da que fuera su jefe. Él fue futbolista. Kiko Narváez también le daba besos a no sé quién. Y qué pasa con Anabel Alonso. Dónde estabas cuando El Coletas dijo no sé qué de azotar. Pues miren, probablemente aquel día, el de lo de Masterchef, el de lo del Coletas, el de lo de Kiko Narváez, algunas estábamos intentando que se escuchara que había un problema de machismo estructural en el fútbol y que las futbolistas estaban sufriendo por él. Estábamos peleando nuestra guerra, porque cada uno elige las suyas, y esta es la que nos tocó combatir. Ya quisiera yo que me gustara el curling, pero tengo la desgracia de que me guste el fútbol femenino y que empatice con todas las niñas que jamás podrán saber lo que es marcar un gol, porque no tienen acceso al fútbol formativo en su provincia o en su familia, y que me reviente de manera especial hablar con futbolistas de primer nivel que no se sienten respetadas en su trabajo, que están hasta el coño (esta licencia sí me la permito) de que se las trate como deportistas de segunda categoría. Y sí, también me duele de forma especial que haya deportistas mujeres que, delante de todo lo que estamos pasando, piensen: joder, pues si a estas que ocupan portadas y minutos de informativo las tratan así, ¿qué nos queda a nosotras?.

Sí, Francos, levante las alfombras de todas las Federaciones, obligue a que el 40% de sus miembros sean mujeres, exija una remodelación de nuestro fútbol, porque luego una tiene que escuchar en un programa de máxima audiencia a periodistas preguntándose qué podemos hacer para que esto cambie. Cómo podemos conseguir que el machismo estructural salga de los núcleos de poder. Qué harían ustedes para que las mujeres sean escuchadas, representadas y tenidas en cuenta. No sé, se me ocurre, por ejemplo, jubilar a los que ya están en edad de jubilación y se aferran a sus cargos y meter sangre nueva: joven y en un 40% femenina. Y no, no le estamos ocupando el espacio a nadie. Es tan nuestro como suyo. Somos la mitad de la población Mundial, y basta ya de tratarnos como ciudadanas de segunda.

5 Comentarios

  1. Ahora un artículito sobre los Peios. Mucho ánimo, puedes hacerlo.

  2. Es una vergüenza que las mujeres en Iran se manifiesten por tener que ir con velo cuando que aquí tenemos problemas mucho más graves. Deberían acampar frente a la embajada española para protestar hasta que se solucione.
    Y lo mismo en Afghanistan, Nigeria, Pakistán, Sudán… que vengan a España, para que vean lo duro que es ser mujer en este país.

  3. Robert Mañé Velilla

    La pregunta es: ¿porqué un 40% y no un 50%?

    Me parece muy bien que no se haga una «Federación Femenina» esmirriada y que ni ganando un Mundial se la tome en serio. El tema es cambiar la que ya existe.

    A ver qué pasa en el curling y el resto de federaciones que no tienen la suerte de ganar un Mundial…

  4. Gracias por tu artículo. El machismo responde a la misma ideología en todos los países del mundo y ámbitos laborales o sociales, y lo lejos que llega depende del poder que todavía mantenga, poder al cual se le hace frente con datos y reflexiones como los que ofreces aquí. Podríamos conformarnos mirando atrás (señalando que otro país está peor, o que el nuestro hace años estaba peor) o, como aquí haces, atender a los datos y a las reflexiones que posibilitarán seguir avanzando. Como dices, la mujer es la mitad de la población. La representatividad en los órganos de representación debe ir acorde.

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