Es verdad que el verano pasado Garuba, Juancho y Willy eran una incógnita debida a la poca cantidad de minutos que cosecharon en la NBA, cuando les tocaba, por relevo, ser buena parte de los pilares de una renovada selección española. Que Santi Aldama decidió quedarse en USA para mejorar su juego y adaptación en la NBA. Que Rudy ya estaba mayor. Que la selección aún no había descubierto a Alberto Díaz. Que no se sabía si López-Arostegui, Brizuela, Pradilla y Jaime Fernández estaban preparados para ganar. Que no parecía sencilla la adaptación táctica, grupal ni el encaje en la competición de Lorenzo Brown ante tantas desconfiadas miradas. Sí se sabía que, a la mínima, todo el mundo se le echaría encima por su nacionalización exprés y por conocer poco o nada de sus compañeros ni del país que representaba.
Acabarían siendo campeones de Europa a contra pronóstico ante el asombro y el bloqueo de rivales mucho más potentes. Había muchos corazones ganadores y sucedió. Perplejidad multitudinaria, se habían extinguido los Júniors de Oro, Sergio Rodríguez y Marc Gasol se habían retirado de la selección y… Ricky, Llull y Abrines estaban lesionados. Clasificarse para jugar los cuartos hubiera sido digno; llegar a semifinales, sorprendente; alcanzar la final, increíble; ganarla… incalificable. Se supone que se entendía, ya que era un periodo de transición, que aquel Europeo mostraría un periodo de declive. Pero no, fue bestial, vencieron. Gen competitivo, ganador y una cohesión que nadie sabe construir con más maña en campeonatos reducidos, como Sergio Scariolo y su staff en la FEB.
De fondo, el excelente ejemplo de las fantásticas jugadoras de fútbol, que hace nada se llevaron el Mundial en Australia. Pero este verano «para los del basket» el reto es mayor. Estos tíos deberán circular el balón mejor que nunca, deberán ser mentalmente más fuertes que nunca, deberán ser más agresivos que nunca y, especialmente, deberán defender mejor que nunca. Se ha ido al carajo el factor sorpresa. El otro día USA salió los primeros minutos algo contenido, pero duro. Desconfiaban de los que tenían enfrente. Canadá igual. España es el rival a batir, todos van a jugar muy fuerte contra ellos. Todos tienen claro que tienen siete vidas. Son los campeones del mundo vigentes y además vienen, como hemos dicho, de liarla parda en Europa hace un año. Quienquiera que sea que juegue contra ellos va a tener la adrenalina por las nubes y un cuchillo entre los dientes. A dicha circunstancia se añade un obstáculo capital: después de muchos años, la selección española carece de un base dominador. Ya es historia el disfrute de los Calderón, Sergio Rodríguez, Ricky o el mismo Brown… ¡Ay cómo le van a echar de menos a este último, hasta sus mayores detractores! España posee un juego interior demoledor y unos potentes y versátiles aleros. No obstante, a estas alturas de la película, todo el mundo sabe de sobra cuál es su Talón de Aquiles. Los dos únicos bases puros con los que cuenta Scariolo no son buenos tiradores: Juan Núñez y Alberto Díaz.
A Núñez (1.93m), de 19 años, se le avista un gran futuro, pero aún no tiene efectividad en el tiro ni rango. Es muy joven y ya alucinamos con la cantidad de cosas que sí, por ahora, ya domina. Llega tras la renuncia de Ricky por problemas de salud mental. El genio de Masnou da lecciones hasta sin jugar. Sin embargo, este Mundial, pase lo que pase, a Núñez lo va a llevar a otro nivel. Tiene un físico, una verticalidad ofensiva, un instinto defensivo y un dominio de balón tan excelentes que, junto a su destreza en la dirección de juego, le permitirán no desafinar contra nadie.
Alberto Díaz (1.90m y 29 años) es el otro base-base del equipo. Con mucho menos artificio que JN y con una trayectoria discreta, pero mucho más larga. Es uno de los mejores defensores FIBA, también excelso haciendo funcionar a sus compañeros y cambiando dinámicas. El verano pasado fue una pieza decisiva para la consecución del oro. Sin embargo, tampoco es un tirador fiable, además de tener muy pocos puntos en las manos, de hecho bastantes menos que su jovencísimo compañero. Para más dificultad, se tendrá que ver cuánto le afectará la hiperextensión que sufrió en su rodilla en el amistoso ante Canadá, siendo duda hasta el último momento para estar entre los doce que van a viajar a Asia. Es un jugador sesudo, pero que, fundamentalmente, depende de su físico y sobre esfuerzo. Todo aquel que no conozca a Díaz debe saber que su influencia en el juego va mucho más allá de las estadísticas, aunque estas indican que este año solo llegó a los 4.4 puntos por partido con un 46.8 % en tiros de dos puntos y un 26,8% en tiros de tres, no llegando a anotar ni un triple de media por partido en poco más de 18 minutos de juego. En la Basketball Champion League sube al 33.3% en triples, pero en tiros de dos baja al 35% y en puntuación desciende hasta los 3.7 de media a pesar de estar en pista un minuto más. A lo largo de sus 304 partidos en ACB ha promediado 4.9 puntos con un 34.3% en tiros de tres volviendo a lo mismo, no llegar a anotar un tiro de media desde más allá del arco de 6.75. En los 4 partidos de preparación que ha jugado, su tarjeta de presentación ha sido de 3.25 puntos, con un 25% en tiros de tres (2/8) y 3.5 asistencias en algo más de 18 minutos por partido.
Por su lado, Núñez tiene más pólvora en el aro contrario. En la liga alemana, donde hay que remarcar que ha sido campeón superando a los equipos Euroliga, F.C Bayern Múnich y Alba Berlín, ha llegado a los 8.1 puntos en casi 20 minutos de juego, con cerca de un 50% en tiros de dos y poco más de un 30% en tiros de tres sin llegar a promediar un triple por partido. En la Eurocup, en un tiempo parecido, promedió 7.6 puntos con un porcentaje del 36.1% tripleando metiendo 13 en 20 partidos. En los 5 choques amistosos que ha jugado ha ido de menos a más y acabó sumando 8 puntos por partido con un 30% en triples (3/10) y 3.4 asistencias en poco más de 19 minutos de media.
Está claro que cualquier cuerpo técnico rival, cuando Díaz o Núñez estén involucrados en alguna acción ofensiva, van a intentar colapsar la zona. Cuando estén ellos con el balón pasarán los bloqueos por detrás o dejarán como última opción tener que llegar a puntuar sus tiros. En el pick and roll la orden siempre será parar al hombre alto y serán flotados descaradamente para que lancen o para que duden en lanzar mientras se agota la posesión y sus compañeros siguen sobre marcados. No es ninguna casualidad que Núñez fuera el jugador de España que más tiró a canasta contra los dominicanos, ni que durante la preparación haya sido uno de los que más tiros ha gastado, a pesar de que siempre parecía buscar el pase como primera opción. En ello debe estar Scariolo y su equipo: «Juan, no te cortes, si te dejan solo, tira. Solo metiéndolas acabarán liberando a tus compañeros. Si no entran, ya te cambiaré, pero cuando salgas, vuelve a probar». Yo le diría que castigue y demuestre que se equivocan dejándote libre, tal y como hizo con los del astuto «Che» García. Núñez se fue a los 16 puntos en el último partido de preparación ante la incómoda y física República Dominicana, siendo el máximo anotador del partido tras un tal Karl-Anthony Towns Cruz, que enchufó 4 más. Ese es el camino. Junto a ese dato positivo está que Alberto mejoró sus prestaciones ofensivas en el pasado Europeo, anotando más y mejor en menos tiempo: 5.7 puntos en 16.8 minutos, con un 52.9% en tiros de dos y un 40% en triples, acertando una diana por choque desde la larga distancia. Que entre ambos, durante la preparación, tan solo perdieron 3 balones por partido cuando se elevan hasta casi 7 pases de canasta, de nuevo, en dúo.
Entiendo que ha debido ser una verdadera petada de cabeza descartar como tercer base alternativo el desparpajo, talento y rapidez de un combo como Jaime Fernández por otro como Sergio Llull (el próximo mes de noviembre cumple 36 años), que ha jugado menos de la mitad de los encuentros de preparación por no estar bien físicamente cuando Díaz está ahora mismo entre algodones. También es cierto que en esos 25 minutos se ha visto a un Llull, como buena alternativa como antagónico, también lo era JF, a pesar de su falta de rodaje. Es una amenaza atacando el aro contrario y, sea el momento que sea, como está harto de demostrar, no le temblará la muñeca a la hora de intentar meter una canasta por comprometida que sea. En su caso, nadie le flotará. Será un buen generador si los otros dos directores se ofuscan en ataque.
Eso sí, más que nunca, atrás tocará bajar el culo, mantener la concentración e insuflar muchísima intensidad. Como es habitual, prepárense para que Scariolo dibuje zonas que mutan y muchas rotaciones en la que los roles volverán a estar muy bien asimilados. Aquello de defender bien para atacar bien. Asegurar el rebote defensivo para no parar de correr y evitar, lo máximo posible, un exceso de ataques estáticos. Presionar a tope en toda la cancha para robar el balón (y volver a correr) o forzar pérdidas. Implantar un ritmo endemoniado.
Sergio Scariolo, tras el último partido de preparación, avisó: «Todavía (estamos) con algún momento, sin embargo, con falta de intensidad y de ‘blandura’. Diría que tenemos que eliminarlas o eliminar de nuestra rotación a los jugadores que no la eliminan. Muy sencillo».
La compra de jugadores vía nacionalizaciones exprés una auténtica tomadura de pelo ,creo que no es capaz de situar España en el mapa-mundi
Más allá de estar de acuerdo o no, a Espana le dio el Europeo. Brown fue un MVP, para mí también.
Estuve y estoy en contra de ese tipo de nacionalizaciones, pues aparte de parecerme injustas para la gente que lleva aquí años solicitándolo, no reflejan el nivel del baloncesto español. Me parecen intentos de comprar medallas.
Cierto, FIBA lo concede para elevar el nivel, sobre todo, de las pequeñas selecciones.
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