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Zlatan dice adiós, una estrella que se apaga

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Ajax, Juventus, Inter de Milán, Barça, AC Milan, PSG, Manchester United. Lucir la camiseta de uno de estos equipos por separado justifica ya la categorización de una carrera futbolística como de primer nivel. Lucirlas todas en una sola vida deportiva rubrica una trayectoria de leyenda. Y este es el caso de la figura que repasaremos: Zlatan Ibrahimovic.

El gigante sueco ha decidido colgar las botas después de una última etapa en el Milan. Sus lágrimas de emoción en el césped de San Siro tocaron la fibra de toda la parroquia futbolística. Y no es para menos, se trata de una de las máximas figuras del fútbol moderno. Un hombre que siempre se ha mantenido en boca de todos ininterrumpidamente a lo largo de dos décadas.

Zlatan ostentó la fórmula para crear un cóctel futbolístico perfecto. Un brebaje en el que sumó dos ingredientes: una calidad futbolística innata, y una personalidad indomable. Esta ambición, que a ojos de sus detractores puede ser considerada como excesiva, es lo que ha llevado constantemente al jugador a probarse en contextos desconocidos. Y a pesar de su trayectoria nómada, siempre será fácil encontrar buenas palabras en todos los clubs en los que ha dejado huella.

«Ibracadabra» tenía la capacidad de convertir un exabrupto en movimiento marca de la casa. Gracias a la construcción de su personalidad no llamaban la atención ciertos comentarios que en boca de otro jugador habrían hecho quemar Roma. Lejos de empequeñecerse en las diversas polémicas que han rodeado su carrera, el jugador las surfeaba, e incluso sacaba rédito mediático. Basta con ver cuál es el nombre de su marca de ropa: de la A a la Z, de amateur a Zlatan. Sobran las presentaciones.

Cuando un equipo conseguía hacerse con sus servicios, su incidencia en los medios aumentaba. Por eso, a pesar de su espíritu indomable, los clubes querían contar con él en sus filas. Su talento goleador también cambiaba la perspectiva social de los vestuarios, convirtiéndolos muchas veces en equipos aspirantes a los títulos. Todos los equipos en los que Zlatan ha militado siempre han sido punteros en sus ligas. Solo es necesario comprobar cualquier portal de acontecimientos deportivos para verificar este planteamiento. Lo que es ciertamente curioso es que el vínculo deportivo que unía a club y jugador solo conseguía crear cariño de manera unidireccional. El delantero nunca tenía problemas a la hora de iniciar una nueva aventura, quedando así desvinculado emocionalmente de las entidades de manera constante. Solo su querido Milan ha conseguido romper esa dinámica. El jugador fue explícito en su despedida: «Ha llegado el momento de decir adiós al fútbol, no a vosotros. Me habéis recibido con los brazos abiertos, seré milanista el resto de mi vida».

Ibrahimovic anotó un total de 573 goles en 988 partidos, convirtiéndose así en un jugador de leyenda. Inició su etapa en el Malmö sueco, en 1999, donde ya llamó la atención de algunos clubes europeos. El Ajax lo firmó en el 2001, y después de tres temporadas dio al salto al fútbol italiano, uno de los contextos donde mejor se ha desenvuelto. Tras dos etapas en Juve e Inter, probó suerte en el fútbol español, incorporándose al FC Barcelona. Aquí encontramos, quizás, una de las espinas de su carrera. A pesar de ser un año deportivamente notable, el jugador no acabó de erigirse como primera espada. Había un tal Lionel Messi que empezaba a convertirse en una máquina perfecta de marcar goles. Y el entrenador de ese momento, que era Pep Guardiola, le dio el control total del barco. Todos sabemos cómo acabó dicha historia.

Después del Barça, recaló en el Milan, construyendo así su primera etapa en el club lombardo (2010-2012). Posteriormente, también quiso probar suerte en el fútbol francés, firmando por el PSG entre 2012 y 2016, convirtiéndose en una de las primeras figuras del Paris Saint-Germain faraónico que actualmente todos conocemos.

Cansado de pelear en el fútbol de máximo nivel, inició una aventura en la MLS americana, haciendo crecer el LA Galaxy. En 2019 regresó al club de su corazón, el Milan, abandonando una liga de menor nivel y regresando a la élite, una muestra de su implicación y ambición deportiva. Como las grandes historias míticas, volvió al único sitio que consideraba su casa para despedirse. Un punto final que pese a marcar el final de una era, tiene una connotación romántica ya que consiguió ganar una liga. Su figura siempre ha sido altamente respetada, por seguidores y por compañeros. Gracias por todo, Zlatan. Siempre te seleccionaremos en la PlayStation para confeccionar nuestros equipos.

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