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José María García y las noticias bajo llave

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José María García (Foto: Cordon Press)

Una de las ventajas de la prensa en Internet es la diversidad. Antes tenías que conformarte con lo que venía en el periódico que comprabas, en tu periódico, pues entre ambos se construía una relación diaria que se consagraba al nivel más alto posible: con dinero. Ahora caen en nuestras manos columnas y reportajes del más diverso pelaje, muchos de ellos gratuitos, que lo mismo pueden corresponder a The New York Times que a una cabecera local. Esta diversidad es una suerte, pero conviene tener ojo porque, como dicen los clásicos, tiene doble filo: al final, hay determinados temas que se hacen bola. Por ejemplo, las giras promocionales.

Esta saturación se ha podido apreciar con el reciente revival de José María García, a raíz del estreno en Movistar+ de la docuserie Supergarcía. En las últimas semanas, casi todos los medios han creído oportuno dedicar algún espacio al gran mito de la radio deportiva en España. Casi ninguno ha entrado a analizar la serie ni a explicar qué aporta y la mayoría ha tratado de conseguir turno en la amplia rueda de entrevistas que el veterano comunicador ha concedido estos días para glosar su vida y milagros. Diagnóstico: sobredosis de butano.

Nos hemos hartado de leer, ver y escuchar a García, que ha demostrado que no tiene nada nuevo que decir. Lleva veinte años repitiendo lo mismo en cada conversación: que si Aznar, que si Florentino, que si el imperio del monopolio… Tanto se repite que hasta lo que él cree que es nuevo resulta viejo. Le sucedió hace unos días, en Herrera en Cope, programa en el que habló de una de esas exclusivas que, presuntamente, almacena desde hace décadas en una caja fuerte. Otro para la lista de temas recurrentes de García, la caja fuerte: «En ella hay una cinta grande, grandísima, con toda la película de un partido en el Estadio Santiago Bernabéu que se vendió, y que los que trajeron y llevaron el dinero eran los hijos del presidente».

Su interlocutor, Carlos Herrera, quiso saber si esto se había contado ya antes, a lo que García respondió que no. «¿Pero lo cuentas ahora sin más detalles o…?» «Con todos los detalles que usted quiera», se vino arriba García. «El Real Madrid se vende. No era el Real Madrid, era el segundo equipo del Real Madrid, el Castilla». Herrera quiso saber quién presidía el club en aquel momento: «Don Lorenzo Sanz, que en paz descanse. Y que en paz descanse, porque Lorenzo ha tenido una muerte muy difícil y muy complicada».

Como era de esperar, García ya había contado este tema en –al menos– una entrevista. A Herrera le dijo que los hijos de Sanz transportaron «el dinero», pero en un primer borrador de este scoop en diferido –una entrevista en Marca allá por febrero de 2016– el pago era un apartamento en Almería. No como en el Un, dos, tres, que era en Torrevieja.

La familia Sanz calificó el bombazo informativo de García como «calumnias e injurias», apeló a la memoria del presidente fallecido y a la dignidad y al prestigio de los citados y anunció medidas legales para restablecer el honor familiar. A la mañana siguiente, García volvió a comparecer en el programa de Herrera, esta vez de urgencia. En conexión telefónica, y con un tono bastante más bajo, García pulsó ctrl+Z: «Me están martirizando con lo que tengo en una caja fuerte. En esa caja fuerte quise explicar que hay sólo una cinta grabada, con un magnetofón, de uno de los que intervino en todas aquellas operaciones del Almería-Castilla, sobre unas historias y circunstancias que pasaron. Infortunadamente, o no acertadamente, yo me referí a los hijos de Lorenzo Sanz y al propio Lorenzo Sanz, cuando la realidad es que la familia Sanz nada, absolutamente nada ha tenido que ver en ese affaire».

Como buen hombre de radio, García continuó recogiendo cable: «Yo quiero hacer constar, porque es una familia a la que yo quiero, que sus hijos son amigos míos. Él ha sido uno de los tipos más cariñosos, más generosos con sus amigos. No se pueden imaginar los que no lo conocen lo que ha ayudado. Él ha muerto en unas condiciones dramáticas, no se encontraba su cadáver… Que la familia, sin que él esté, sin que él se pueda defender, pase por esto por mi culpa»… De golpe, el apartamento en Almería se había convertido en la calabaza Ruperta.

Es de agradecer que, aunque fuera de este modo, García vertiera un poco de vinagre entre tanto almíbar. Tras varias semanas de reportajes que idealizaban su figura, tras muchos años de nostálgicas reseñas, tan idealizadas como parciales, vino el propio García a mostrarnos su otra cara para que tengamos una foto más completa. Si a la gira aún le queda alguna entrevista más, esperemos que alguien le pregunte qué es eso de guardarse noticias bajo llave y a qué interés responde, si al de la audiencia o al del periodista.

El mío, por cierto, es irme unas semanas de vacaciones, y ahora mismo me importa muy poco si encaja con el suyo, querido lector. Sea comprensivo. Saludos cordiales y, si usted quiere, nos reencontramos en agosto.

5 Comentarios

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  2. García fue devorado por su personaje hace mucho tiempo. Su revival ahora, con sus presuntos secreto guardados bajo llave, y con el papelón aquí narrado dan bastante pena.

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