Fútbol Femenino

Tenemos doce años, o de un álbum de cromos de fútbol femenino con ausencias y presencias

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Jone Amezaga defiende a Annaleen Böhler

La columnista rejuveneció varios años esta semana. Días antes de recibir la colección de cromos Panini de la Liga F, sacó de un cajón la última que empezó y no terminó, la de la temporada 1997/98 de la Liga Profesional de Fútbol (masculino, se entiende). Habría que mirar en las páginas de entendidos en la materia, pero en aquella caja había cosas muy curiosas, como Figo con la camiseta del FC Barcelona, la plantilla del U.D. Salamanca, Romario en el Valencia, Pochettino de corto y pelo largo, o el Kily González -qué bueno era- en el Zaragoza. 12 años tenía cuando compró aquellos cromos, la flor de la vida, cuando aún salía del colegio, pasaba por el kiosko, llegaba a casa, tiraba la mochila, se metía un trozo de chocolate en otro de pan, cogía la pelota y se iba a casa de su vecino a patearla antes de que su madre se asomara a la ventana gritando para que fuera a hacer los deberes.

El peso de la edad y las responsabilidades se esfumaron el pasado lunes, cuando el repartidor tocó a la puerta con el álbum y una caja de 50 cromos de la Liga F, los primeros oficiales no sin antes hablar de María Vázquez, que durante años los hizo para sus hijas y para todo aquel que los pidiera. Entonces, como cuando tocaba la campana de la última hora de clase, la columnista cerró el documento de word de la novela que está escribiendo, se hizo un té en vez de un bocadillo de chocolate -el médico ya no le deja comer lo que le dé la gana-, abrió directo y se puso delante de sus espectadores a rasgar uno a uno los 50 sobres y pegar los cromos en un álbum al que hoy en día le faltan solo 23 estampitas para convertirse en un objeto de colección. Pero el mayor viaje en el tiempo fue ir al dia siguiente al quiosco y decirle a la mujer que la miraba ojiplática que quería otros 10 paquetes más. Piensen en la cara de ilusión que portaba que la quiosquera llegó a preguntar si jugaba en algún equipo, la columnista, con esta pinta.

Con todo y con eso, aunque sean 23 cromos oficiales los que le faltan al álbum, son muchos más los que se han quedado por el camino, fruto de las prisas, de los fichajes de última hora y de un criterio que no ha quedado claro ni a aficionados ni a futbolistas por el que unas sí y otras no. En Twitter algunas se quejaban, otras, como Caroline Graham Hansen bromeaban con un regalo especial a quien encontrara el suyo, pero después, en una entrevista, se le notaba molesta. «No sé si no les gusta mi cara», dijo también en un tono de broma que ocultaba algo más. Se le preguntó por los premios o acaso nominaciones también ahí, algo en lo que ya no quiere entrar. Pero es que la ausencia notable de su nombre no es solo cuestión de un cromo, es que de Hansen parecen olvidarse los encargados de situarla como lo que es: una de las jugadoras más desequilibrantes del fútbol femenino actual, vital en el juego del FC Barcelona en Europa, capaz de regresar de lesión y marcar un hat-trick con golazo de los que levantan culos del asiento incluido. Si es porque tampoco les gusta su cara, porque no recuerdan su nombre o porque secuestró al perro de Infantino, solo ellos lo saben, y no se explica de ningún modo.

Daniela Arques frente a Patri Guijarro

Del álbum, ausencias a parte, me quedo con lo que pueden costar algunos cromos en el futuro, cuando las cosas se equilibren y el fútbol de hombres deje de coparlo todo. Los F Rookies de Daniela Arques o Jone Amezaga, dos de las jugadoras jóvenes con las que más estoy disfrutando esta temporada, el primer y último cromo oficial de Silvia Meseguer, el F Stars de una Caroline Weir con números de escándalo, leyendas como Jade Boho, Amanda Sampedro o Ángela Sosa, y, me permitirán que lo diga, el primer cromo de una guaja de La Felguera, María Cienfuegos, que a mí me hace especial ilusión porque no todos los días puede pegar una en un álbum la cara de una guaja a la que vió jugar en el Parque Viejo cuando aún no se sabía ni atar los cordones de las zapatillas.

Este fin de semana, en partidos de todas las categorías, se repetirá una escena de patio de colegio en la que adultos y niños sacarán la lista de tenguis y faltis para completar todas las páginas. Ya no me acuerdo de cómo se hace eso, de cuántos cromos tengo que dar para conseguir a Natalia Arroyo y completar la Real Sociedad o cuántos tengo que pedir a cambio de Misa Rodríguez. Me pilla mayor esto de sentirme una niña. Pero pienso en las niñas con su taco de repes, llegando apenas a la ventanilla del quiosco para pedir un par de cromos con la propina del abuelo, la lengua pillada en los dientes y el gesto de concentración para pegarlos rectos y no estropear ninguno, y qué quieren que les diga: qué bonito que por fin estemos viviendo esto. Gracias a todas y todos los que no se rindieron para conseguir algo tan pequeño que nos sigue haciendo cada día un poquito más grandes.

5 Comentarios

  1. Cambiamos cromos? Hago la colección con mi hija…una para ella y otra para mí

  2. Mi hija hace la colección y le gusta y mi hijo la de fútbol siempre valen más caro completar la colección

  3. QUIERO EL ALBUM DE FUTBOL ESPAÑOL FEMENINO

  4. Pingback: Cómo hemos desperdiciado la temporada más importante de la historia del fútbol femenino español

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