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Becky Hammon, de «traidora a la patria» a la primera mujer en un banquillo de la NBA

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Becky Hammon

Es difícil calibrar la verdadera dimensión de Becky Hammon. Sobre todo, ahora que ha alcanzado un nuevo hito en su carrera. En septiembre, en su primera temporada como entrenadora principal, ganó el campeonato de la WNBA con Las Vegas Aces. ¿Cuántos debutantes lo lograron? En la NBA, a lo largo de setenta y cinco años de historia, solo nueve. En la WNBA, que se inauguró en 1997, ella ha sido la primera. Como en muchas otras cosas.

La increíble —e improbable— historia de Becky Hammon nos revela a un personaje único. Nació en 1977 en Rapid City, la segunda ciudad de Dakota del Sur, con tan solo setenta mil habitantes. Creció en una enorme granja y le gustaba tener una pelota de baloncesto en las manos. Allí no había muchas niñas con las que jugar. Así que empezó a competir en una liga mixta. A pesar de su escasísima altura, era tan habilidosa con el balón que la subieron dos grupos de edad para enfrentarse a los chicos. A ella no le importaba.

Fintas de tiro, triples lejanos, bandejas tras giro, pases creativos, canastas a aro pasado… Sacaba de la chistera una amplia cantidad de recursos para compensar sus capacidades atléticas. Incluso en la escuela secundaria y en la universidad, era demasiado baja, era demasiado lenta. Contra todo pronóstico, batió todos los récords de Stevens High School y Colorado State. Pero los reclutadores de la WNBA no prestaban atención a los programas de perfil bajo y nadie la seleccionó en el draft de 1999.

El difícil camino de una estrella

New York Liberty le dio una oportunidad en el training camp solo para rellenar su plantilla. La estrella del equipo, Teresa Weatherspoon, jugaba en la misma posición. No obstante, se ganó a sus compañeras. Se ganó al entrenador, que nunca fue capaz de descartarla. Firmó como agente libre y, poco a poco, encontró su lugar en la rotación. En su temporada rookie, llegó a disputar desde el banquillo los últimos minutos del tercer y definitorio partido de las finales, donde perdieron contra Houston Comets, las vigentes campeonas. No tardaría mucho en liderar el equipo. Sin embargo, siempre se le resistió el anillo, tanto en New York Liberty como en San Antonio SilverStars, equipo al que fue traspasada en 2007.

De niña, Becky Hammon tenía dos sueños: jugar en la NBA y una medalla olímpica. Como lo primero era imposible, quería lograr lo segundo. En 2008, estaba segura de que la convocarían para disputar los Juegos Olímpicos de Beijing. La temporada anterior había quedado segunda en las votaciones por el MVP, solo por detrás de la australiana Lauren Jackson. Pero esto nunca sucedió. Como compaginaba campañas en San Antonio y en Moscú, recibió una invitación del Gobierno ruso para darle la nacionalidad y defender sus colores. No lo dudó y se llevó el bronce. Para ella, es uno de los mayores logros de su carrera, a pesar de que muchos estadounidenses la llamaran traidora a la patria.

La tenacidad es algo que define muy bien a Becky Hammon. Aunque quizás su mejor cualidad sea la inteligencia, algo que demostró sobre la cancha y que destacaban los entrenadores y directivos en las encuestas de la liga. Una estrella inverosímil que logró ser seis veces All-Star, dos veces primer quinteto de la WNBA, dos veces segundo quinteto de la WNBA. Su camiseta está retirada en la franquicia de las Stars y está considerada una de las mejores jugadoras históricas de la liga. Habiendo jugado en la posición de base, era natural que el siguiente paso fuera entrenar.

La alumna de Gregg Popovich

Si no hubiera participado en los Juegos Olímpicos de Londres con Rusia, nunca se hubiera encontrado con Gregg Popovich en ese avión de regreso a Estados Unidos. En el año 2012, Hammon era una estrella en San Antonio y el entrenador de los Spurs había seguido con atención su carrera. Conversaron no tanto de cuestiones tácticas, sino de su manera de ver el mundo y el baloncesto. Rápidamente él se dio cuenta de su curiosidad innata, su enorme deseo por mejorar. Sobre todo, le encantó su sentido del humor, un requisito que consideraba fundamental en sus asistentes.

En 2013 Hammon se lesionó. Tenía una temporada en blanco por delante y los Spurs le hicieron una propuesta insólita: participar en los entrenamientos, asistir a las reuniones de los entrenadores, acudir a los partidos. Como durante aquel training camp con New York Liberty, se ganó el respeto de todos.Al año siguiente, tras anunciar su retiro de la WNBA, fue contratada a tiempo completo.En la rueda de prensa, Popovich destacó su «coeficiente intelectual de baloncesto, ética de trabajo y habilidades sociales», cualidades que pensaba que serían «un gran aporte para el equipo».Por primera vez en su carrera, alguien apostaba por ella.

Hammon no era la primera mujer en integrar el cuerpo técnico de un equipo de la NBA —Lisa Boyer, en los Cavaliers, fue asistente durante la temporada 2000-2001—, pero sí la primera en tener un papel relevante cuando, en el año 2016, la ascendieron a entrenadora ayudante. El sueño de dirigir a un equipo de la NBA estaba cada vez más cerca.

Becky Hammon conversa con Gregg Popovich

Un momento histórico y fugaz

En 2018, los Bucks la entrevistaron para el puesto. ¿Podría Becky Hammon convertirse en la primera mujer en dirigir a un equipo de la liga? Pau Gasol tomó partido en The Players’ Tribune con estas palabras: «He jugado a las órdenes de dos de las mentes más agudas de la historia del deporte, Phil Jackson y Gregg Popovich. Y te digo: Becky Hammon puede entrenar. No digo que pueda entrenar muy bien. No digo que pueda entrenar suficientemente bien. No digo que pueda entrenar casi al nivel de los entrenadores masculinos de la NBA. Lo que digo es que Becky Hammon puede entrenar al baloncesto de la NBA. Y punto».

Ella prefería no comentar demasiado el asunto. Como siempre, esperaba que su trabajo hablara por sí mismo. Hasta que logró hacer historia… efímeramente. El 30 de diciembre de 2020, los Spurs jugaban contra los Lakers en San Antonio. Cuando faltaban menos de cuatro minutos para el intermedio, Popovich perdió los estribos con los árbitros y fue expulsado del partido. Antes de dirigirse a los vestuarios, apuntó a Hammon con el dedo y le cedió la dirección del encuentro. Se convertía, así, en la primera mujer en ejercer como entrenadora principal en un partido oficial de la NBA.

«Para mí no fue una sorpresa. Entiendo que para muchas personas significara mucho. Pero ella es alguien con muchas habilidades y puede realizar con facilidad las tareas de un entrenador NBA», declaró Popovich después. «No contratamos a Becky para hacer historia. Se lo ganó, está calificada, es maravillosa en lo que hace. La quería en mi staff por el trabajo que realiza. Y sucede que es una mujer, que básicamente debería ser irrelevante pero no lo es en nuestro mundo, ya que hemos visto lo difícil que es para las mujeres conseguir ciertas posiciones y puestos».

En 2019, hubo once entrenadoras asistentes en la NBA; la temporada pasada, solo seis. La mayoría lo dejan por empleos con mayor responsabilidad en la WNBA o en equipos universitarios. En enero de 2022, este también fue el caso de Becky Hammon, quien tomó las riendas de las Aces para hacer, una vez más, historia. Pero no nos engañemos: este es tan solo un capítulo de un libro que todavía no ha terminado de escribirse.

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