“Para ser el mejor jugador de la historia tiene que ganar un Mundial”.
Esta frase ha acompañado a Messi durante toda su carrera, en parte debido a su permanente comparación con Maradona y en parte debido a la posmoderna costumbre de hacer sentencias grandilocuentes que mezclen algo específico con lo absoluto, que reduzcan el análisis profundo a una frase llamativa.
Esa sentencia simplista es tan sencilla de rebatir como pensar en el Mundial de 2014, donde Argentina quedó subcampeona del mundo tras perder frente a Alemania.
¿Una derrota en la prórroga de una final determina si un jugador es o no el mejor de la historia? ¿Una larga trayectoria se define por lo que pase en un solo encuentro? Evidentemente, no.
En primer lugar, para valorar el nivel y la carrera de un jugador deberíamos tomar como referencia su época concreta y no toda la historia, pues casi nadie ha visto jugar exhaustivamente a todos los grandes cracks que ha dado el fútbol.
¿Con qué argumento futbolístico podemos poner a cualquier gran jugador actual por encima o por debajo de Pelé, Garrincha, Di Stéfano o Puskas si a ellos apenas los hemos visto jugar en algunos vídeos? ¿Son suficientes unos resúmenes de jugadas de su carrera o 5 partidos completos para hacer una comparación profunda con un jugador al que hemos visto jugar centenares de veces? ¿Las estadísticas de su carrera son capaces de explicar todo?
Además, el nivel que alcanza un jugador depende en buena medida de los diversos factores que influyen en su trayectoria: de los equipos y la selección en que haya jugado, de qué compañeros lo rodearon, de si tuvo lesiones graves o problemas extradeportivos que frenaron su carrera, del nivel futbolístico general de su época, de si tuvo o no tuvo suerte en un momento clave, etc.
Lo coherente es entender que el fútbol es un deporte colectivo, que cada jugador aparece en un contexto específico y que por ello, en todo caso, se puede afirmar que un jugador es el mejor de su época y uno de los mejores de la historia, junto a otros que destacaron en su etapa respectiva.
Grandes cracks sin la Copa del Mundo
El consenso futbolístico internacional establece que los cinco mejores jugadores de la historia son, enumerados por orden de aparición, Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y Messi. En esa lista, añado, se podría incluir a Ronaldo Nazario de no haber tenido las dos graves lesiones consecutivas que marcaron su carrera y le hicieron pasar de ser un jugador extraordinario que además hacía muchos goles a ser un gran goleador.
De ellos, paradójicamente, hay tres que no han ganado un Mundial, motivo que no ha hecho que caigan de esa privilegiada lista.
Además del caso de Messi, hay que recordar que Cruyff fue subcampeón en 1974 y Di Stéfano, convocado por España para el Mundial de 1962, no llegó a debutar por lesión.
Otros grandes cracks de la historia del fútbol tampoco ganaron un Mundial, como por ejemplo Kubala, Eusebio, Puskas, Gento, Luis Suárez (único Balón de Oro español), Platini, Zico, Van Basten, Roberto Baggio o Raúl.
Algunos de ellos fueron subcampeones y todos han quedado en la memoria gracias a su juego y a muchos otros títulos que sí ganaron durante su carrera.
Si se trata del juego
Hay grandes jugadores ofensivos que destacan por su capacidad de asociación, otros por su regate, otros por su facilidad para meter pases de gol y otros por su remate y romance con la red. Messi en su trayectoria ha demostrado que tiene todas esas cualidades juntas y en su máximo nivel, lo cual ya de por sí le convierte en un gran crack, pero lo que le distingue como genio es otra cualidad que apenas corresponde a unos pocos jugadores en toda la historia del fútbol, una intangible que eleva su categoría: la magia. Esa sensación (plasmada cientos de veces en el caso de Messi) de que en cualquier momento va a hacer algo imprevisible, de que en cualquier momento va a inventar una jugada extraordinaria y con ello, de alguna manera, va a reinventar el fútbol.
Si se trata de títulos
Lógicamente, para valorar la carrera de un jugador también es importante analizar sus logros individuales y colectivos, lo cual, como es obvio, va mucho más allá del Mundial, que es lo que parece que muchos quieren tomar como única medida para valorar a un jugador.
Si hablamos de títulos colectivos, Messi es, con cuarenta y uno hasta ahora, el segundo jugador de la élite con más títulos en la historia del fútbol. Sólo Dani Alves (que tiene cuarenta y tres) ha logrado más que un Messi que ha ganado treinta y cinco títulos en el Barcelona, dos con el Paris Saint Germain y cuatro con la selección argentina, incluyendo once Ligas, cuatro Champions y una Copa América.
Si hablamos de títulos individuales, Messi ha ganado más que nadie en la élite, con siete Balones de Oro, seis Botas de Oro y ocho Pichichis, siendo el máximo goleador y máximo asistente de la historia del fútbol español y máximo asistente de la historia del fútbol mundial desde que se tienen registros.
Además, es el máximo goleador y asistente histórico de la selección argentina.
Ante su último Mundial
Acaba de comenzar el Mundial de 2022 y Argentina ha llegado como una de las candidatas al título, tras ser Campeona de América en 2021 y llevar invicta 36 partidos consecutivos. Avalado por César Luis Menotti (Director de Selecciones Nacionales de Argentina), Scaloni ha podido desarrollar su proyecto y llevar a cabo en los últimos años una paulatina remodelación del plantel de la selección, consolidando un equipo estable, con una idea definida y unos jugadores de calidad que han hecho que el nivel competitivo de Argentina sea muy alto desde lo colectivo. Esto ha favorecido a Messi, que estuvo muchos años cargando casi en exclusiva el peso de una selección con una identidad difusa que, además, sufría el maltrato mediático de una parte de su propio país.
Paradójicamente, en contraste con su nivel de los últimos años, el debut de Argentina en el Mundial ha sido muy decepcionante, con una derrota ante Arabia Saudí que ha mostrado un rendimiento bastante bajo desde lo individual y desde lo colectivo.
Su falta de respuestas futbolísticas ante la adversidad durante el encuentro puede ser alarmante y generar dudas, pero no hay que olvidar que apenas ha sido el primer partido y que la propia Argentina y España perdieron inesperadamente en su debut en los Mundiales de 1990 y 2010 (ante Camerún y Suiza, respectivamente), y después llegaron muy lejos en la competición.
Creo que Argentina tiene fundamentos para mejorar en los próximos partidos y llegar a hacer un gran papel en el Mundial, que lo más probable es que sea el último que juegue Messi.
Su legado
Independientemente de lo que pase en Catar, de si logra o no finalmente ganar el título en este torneo, el legado de Messi en la historia del fútbol y en la memoria colectiva será extraordinario, tras una extensa carrera plagada de actuaciones brillantes y de éxitos colectivos e individuales.
Quedarán en la memoria, por ejemplo, aquellos goles maradonianos frente al Getafe, frente al Real Madrid en el Bernabéu y en las finales de Copa frente al Athletic de Bilbao en el Camp Nou y en La Cartuja, y también sus goles en Champions frente al Bayern tras driblar a Boateng y su magistral falta directa frente al Liverpool.
Quedarán sobre todo las dos imágenes posiblemente más icónicas de su carrera, que se produjeron en el estadio de sus máximos rivales a nivel de club y de selección: la noche que «galactizó» el Bernabéu mostrando su camiseta a la grada tras marcar el gol de la victoria en el último minuto y la noche que detuvo el tiempo en Maracaná cuando celebró de rodillas sobre el césped el ansiado título de la Copa América, con todos sus compañeros abalanzándose sobre él.
Creo que no tiene sentido definir a algún jugador como el mejor de la historia, pero sí parece claro que, probablemente salvo Pelé, ningún otro de los genios del fútbol ha estado tantos años seguidos brillando al máximo nivel como ha hecho Messi, lo cual habla mucho a su favor.
Lo que sí pienso que podemos afirmar es que Messi es el mejor jugador de lo que llevamos de siglo XXI. Que en esta época, la nuestra, la que hemos visto de una forma más global y profunda, sin duda ha sido el más completo y el más brillante.
De todas formas, cuando se retire y pase el tiempo lo que nos vendrá a la cabeza al acodarnos de él seguramente no será qué puesto ocupa en el ranking de la historia ni cuántos títulos ganó, sino la emoción que nos produjo su fútbol, su inabarcable registro de variadas y bellas jugadas que tanto nos acercaron y aún nos acercan a la felicidad. Eso será lo que quede y lo que nos acompañe en la memoria.
Y es que en esta sociedad donde todo se cuantifica con frialdad estadística y donde el contenido parece importar cada vez menos, conviene recordar lo que dijo Antonio Machado en un poema: “Sólo recuerdo la emoción de las cosas y se me olvida todo lo demás”.
para mi no es el mejor, ni es un lider ni nada parecido, mención aparte de que no sabe hablar en publico….es un buen jugador…con las condiciones favorables, cuando no lo son…desaparece…no como otros como el bicho portugues, que si, sera un chulo pero no se esconde jamas, y ha ganado lo mismo que el incluso mas economicamente hablando.
Vos es un atorrante juntaletras y lávese la boca antes de hablar del gran Lionel Andrés Messi Cuccittini el emperador del fútbol.
Di Steffano, Pelé, Cruyff Maradona,Beckenbauer y
¡ Messi !
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