Economía

Ruina familiar, mendicidad… las estafas de falsos agentes de futbolistas se ceban con los más pobres

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Capturas de pantalla con la oferta que recibió Mario Jokic de un falso agente (Foto: Sindicato Internacional de Fútbolistas FIFPRO)

El Sindicato Internacional de Fútbolistas, Fifpro, ha lanzado una campaña con Didier Drogba como rostro visible para alertar sobre el caso de los falsos agentes. La ex estrella de Costa de Marfil ha asegurado que conoce numerosos casos de jóvenes futbolistas que se han quedado sin hogar, obligados a mendigar por la calle, después de ser estafados por timadores que se hacían pasar por agentes internacionales. El modus operandi siempre es similar, les piden pagos por sus servicios, que generalmente suelen suponer los ahorros familiares de toda una vida, para luego dejarles tirados con el sueño de jugar en Europa. Según los datos del sindicato, de 263 futbolistas de siete países diferentes, un 70% habían recibido este tipo de sugerencias y la mitad de ellos, contratos que nunca se materializaron.

En España, en abril de este año la Policía Nacional detuvo a 11 personas en relación a dos escuelas de fútbol en Granada que estafaban a jóvenes brasileños con la promesa de convertirles en futbolistas de elite. Fueron las llamadas Operación Gol y Operación Alevines. Se les hacía pagar a sus familias 5.000 euros para manutención, seguro médico y obtener la residencia por estudios en España. Luego se encontraban en viviendas precarias y con escasa comida, además de en situación de irregularidad, porque su residencia era denegada en Extranjería. Entretanto, cada mes se le exigían cifras más elevadas a las familias. En este caso, los estafadores intentaban que los jugadores pertenecieran a familias en una situación estable.

En la documentación del sindicato hay recogidas experiencias de todo tipo. En Bélgica, cuenta un estafado: «[un agente falso] Me escribió diciéndome que el Bangor buscaba un jugador de mi posición. Todo parecía muy realista. Necesitaba dinero para organizar mi alojamiento. Le pagué. Cuando llegué al aeropuerto de Manchester, nadie estaba allí para recogerme, y no respondió a mis llamadas. Me envió un mensaje diciéndome que tenía que esperar. Pasé la noche en un hostal, pero regresé a Bélgica al día siguiente. Estaba sumamente disgustado, pues me había costado mucho reunir todo el dinero para viajar a Inglaterra».

El problema es cuando esos viajes son sin retorno. A principios de 2020, Francis Adjetey recibió una supuesta oferta de Zimbabue a través de su agente. Le ofrecían un salario de 1.500 dólares con una prima de 10.000 por fichar. Solo tenía que pagarse el viaje desde Ghana, pero le sería reembolsado. Al llegar a Zimbabue, junto con otros dos supuestos fichajes más, los tres ghaneses se encontraron con el que el club no existía. Solo uno consiguió volver, los otros dos se quedaron atrapados sin visado en la calle. Una acción conjunta del sindicato de futbolistas y la Federación de Zimbabue logró sacarles de allí. La ZIFA declaró: «Futbolistas jóvenes e inocentes fueron arrancados de sus familias y sus hogares, y estafados seguidamente mediante tergiversación, fraude y falsedad, y dejados a su suerte en tierra extranjera, sin alojamiento, ayuda médica o atención adecuados, y teniendo que mendigar en otro país».

Mario Jokic, futbolista croata, recibió una oferta de un tal François que le ofrecía una prueba en el Club Deportivo Leganés de la Segunda española. Le decía que había revisado sus estadísticas y era la persona que necesitaban para ese puesto. Siguieron un intercambio de documentos y mensajes por correo electrónico hasta que el supuesto manager aludió que tenía un problema con la cuenta bancaria de su agencia y que, mientras se la desbloqueaban, necesitaba pagar para organizar el acuerdo con el club antes de que cambiaran de idea. Le pedía 9.000 euros, en el número de cuenta donde debía hacer el ingreso figuraba un nombre completamente diferente. Jokic llevó toda esta información a la policía.

Drogba en la ceremonia de entrega del Balón de Oro de 2022 (Foto: Cordon Press)

El colombiano Johnatan Rodríguez, por el mismo procedimiento, se quedó atrapado en Perú, donde para sobrevivir se vio obligado a trabajar en una mototaxi. En México, volvió a vivir una experiencia parecida. Tuvo que vivir en una casa sin servicios ni energía, tenía que ir de un pueblo a otro andando para ducharse y su padre se endeudó para conseguirle eso. Finalmente, tuvo que ganarse la vida en Cali como obrero de la construcción.

En Argentina se produjo una estafa múltiple en 2019 que afectó a 25 futbolistas. Fueron seleccionados entre jugadores de categorías formativas que no tenían muy claro su futuro. Se les ofreció ir a tercera en Portugal y cobrar en euros. Al llegar, uno de ellos, Álvaro Dionisio, se encontró con que eran 25 argentinos en el equipo, cuando la categoría solo permitía 6 extranjeros. Al final, fichó por el Mirandés, de la Miranda de Duero portuguesa, junto a 16 compatriotas. Le dijeron que le contrato no sería de tres años, sino de uno, y que lo pagaría un inversor argentino que vivía en Estados Unidos. Desde el primer día, los pagos no llegaron. Además, les pilló el coronavirus y sobrevivieron gracias a que les ayudaron los vecinos. Al parecer, era una práctica habitual. Se traían a los jugadores jóvenes de Argentina por decenas y, si uno funcionaba, con el dinero de su traspaso se pagaban los bajos sueldos de los demás. Si ninguno valía para venderse, cada uno quedaba a su suerte.

En muchos casos, los falsos agentes roban la identidad de verdaderos representantes de futbolistas. Thomas Buanec, que ha sido víctima de suplantaciones, advierte a los jóvenes deportistas que nunca hay que pagar a un agente hasta que no se materializa un contrato con un club, además de tener en cuenta que un club jamás cobra por hacer una prueba a nadie y que, cuando convoca a un jugador para verle, lo hace sin intermediarios de por medio, de forma que la comunicación es siempre con el club.

 

 

 

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