Fútbol Femenino

Cosas que puede aprender el fútbol femenino tradicional de la Queens League: un acto de contrición

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No hay ejercicio más difícil para el ego que la autocrítica. Saber dónde y cómo se ha equivocado uno y tomar medidas para remediarlo, cambiar lo necesario para que no se repita. A la realidad hay que atacarla a mordiscos, no a caricias. Y, sobre todo, asumir cuando te mira desde arriba y te obliga a reflexionar, cuándo es ella la que te pega un bocado y te deja capacidad de reaccionar o no para curar la herida.

Escribo esto a raíz del artículo de Laia Bonals en El Periódico sobre si la Queens League es una amenaza para el fútbol femenino tradicional y en el que Sara Mérida, Rubén Casado o Lluís Cortés explican su visión de este nuevo formato que está revolucionando la forma de consumir fútbol femenino, del mismo modo que hace unos meses revolucionó al masculino. Cuando a este nuevo mundo se le mira desde fuera puede tener la imagen de pachanga de empresas poco organizada, y la columnista lo entiende, porque a ella le pasó. Pero cuando se pone un pie dentro de la Queens League, la experiencia es totalmente distinta. En muchos aspectos se pensó que esto iba a sufrir una desorganización absoluta, que lo que vemos en el Chupchup y el Afterkings era solo la punta del iceberg de un show desestructurado que improvisa día a día, pero la empresa que organizó la Copa Davids es la que está a cargo de un entramado profesional que mima cada detalle buscando un atractivo al que no estamos acostumbrados. Esto no es Piqué con una ruleta tomando decisiones al azar, es Kosmos, una empresa que ha sabido entender a una generación que pide interacción con los productos que consume, que tiene otros hábitos y otra forma de comunicarse, bidireccional y basada en el entretenimiento.

Los números de las audiencias, que a quienes no están acostumbrados al deporte femenino le parecen insignificantes y a quienes venimos de streamings con menos de mil espectadores nos parecen un salto abismal, reflejan una realidad comunicativa de la que hay que aprender, no recelar. El fútbol en 2023 no es el mismo que en los tempranos 2000, y la forma de comunicación sigue siendo la misma. Las nuevas generaciones se alejan del fútbol por los precios prohibitivos, la barrera que impide llegar a los deportistas y esa mirada por encima del hombro de las instituciones. El error del fútbol femenino ha sido copiar el patrón marcado, cuando las diferencias de los dos mundos son determinantes para la forma de atraer al espectador. El fútbol femenino es algo nuevo, fresco, diferente, y no se ha sabido vender como tal. No se puede tratar al chaval de 15 años igual que al señor de 60, son personalidades distintas que buscan cosas radicalmente opuestas. El espectador tradicional, adulto y sereno, enciende la radio y la deja de fondo para escuchar resultados y a su oráculo de periodistas para que le formen una opinión y le ofrezcan información. Los jóvenes quieren participar, ser protagonistas, escuchar a sus ídolos, conocerles más allá de lo que ven en el terreno de juego, reír con ellos, entender su parte humana, tratarles como iguales. No lo son. O sí. Pero hay que participar de sus normas para conseguir que se afiancen como seguidores de un deporte que, en nuestro caso, está en pañales aún.

En cinco meses, Kosmos ha creado un producto que responde a las necesidades de esa audiencia. Con la Queens League lanzada, las jugadoras participando en tertulias, acercándose a los fans a través de una pantalla, las imágenes de los partidos y resúmenes repitiéndose cada día, ocupando un lugar en redes (en especial en Tiktok), y generando un contenido atractivo para una audiencia que va de los 13 años en adelante y sin tope participe del espectáculo, los números señalan que sí existe otra forma de tratar al fútbol en general y al femenino en particular para que esto crezca. Se ha hecho todo al revés, y ese es el éxito. En vez de concentrar el producto en la televisión tradicional, que las generaciones jóvenes consumen cada vez menos, se emite allí un partido por jornada y el resto en plataformas digitales. En vez de ser de pago, es de acceso libre. En vez de filtrar y prohibir entrevistas, los protagonistas -jugadoras, presentes, staffs técnicos – tienen mucho abierto y, sobre todo, auriculares y chat para escuchar las opiniones de quienes están al otro lado.

Sobre si es una amenaza al fútbol femenino, depende de qué entiendan ustedes por fútbol femenino. Si son de los que piensan que termina en la tabla de clasificación de la Liga F, pueden estar tranquilos. Ninguna futbolista profesional abandonará su sueño de competir, ganar, crear una carrera sólida y un palmarés que la respalde. La competición es inherente a una estructura que la promueva y respalde. El ADN competitivo está y estará incrustado en el fútbol federado. Si su visión comprende además la Primera RFEF, también pueden estar tranquilos. Forma parte de la misma progresión personal y profesional de las futbolistas que encontramos en ella, y de su ambición por llegar arriba. Es a partir de la tercera división donde el fútbol femenino va a sufrir, y no por culpa de la Queens League, más bien por un formato que pone patas arriba la forma en que muchos clubes tienden a tratar a sus jugadoras, la poca exposición mediática de competiciones abandonadas institucionalmente y un hermetismo que hace muy difícil el seguimiento de sus resultados, partidos y protagonistas.

Es ahí, en el barro que padecimos durante décadas y que aún padecen la práctica totalidad de las licencias que hay en nuestro país, donde hay que hacer una reflexión profunda de qué cosas se están haciendo mal para que una liga que parece un show ofrezca mejores condiciones que otras consolidadas. Si la respuesta a esa pregunta es que hay más dinero, entonces habrá que preguntarse por qué. Pero qué le vamos a exigir a las categorías más bajas de nuestro fútbol en cuanto a patrocinios si el que ponía nombre a la liga profesional de repente se baja del carro, no quiere pagar, dice que él no patrocinaba nada y deja un pufo de cuatro millones de euros que algún juzgado deberá determinar en las próximas fechas si tiene que amortizar o no. Esta mañana me preguntaban en una entrevista qué cambiaría yo del fútbol femenino. Los despachos. La respuesta siempre está en los despachos.

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