Los audios del VAR valen menos que un calcetín sudado

La Supercopa de España, es decir, la de Arabia, no cumplió con todas las expectativas. Quince goles en tres partidos, sí, pero también un enorme vacío. Hasta al madridista más irredento, feliz en teoría por el desenlace, le asalta cierta sensación de orfandad.

«Buenas tardes, bienvenidos a la Supercopa de España en un día que puede marcar un antes y después. Cuando acabe el superderbi escucharemos en exclusiva —siempre que pase algo, claro— los audios del VAR», anunció Susana Guasch nada más comenzar la cobertura especial de Movistar+ para el torneo. Durante toda la hora previa a la primera semifinal, se nos insistió en que estábamos a punto de disfrutar de un momento histórico. Por momentos pareció incluso que el principal aliciente del partido era esta suerte de voyeurismo, la posibilidad de excitarnos escuchando lo que un árbitro le pudiera decir a otro. Es de agradecer que Jorge Valdano fuera por libre y, en mitad del día que podía «marcar un antes y después», decidiera pinchar el globo: «No he dormido en toda la noche al saber que hoy vamos a escuchar los audios del VAR». El gatillazo fue completo cuando el partido acabó con ocho goles, sí, pero sin un mal audio que llevarnos a la boca. Y eso que hubo prórroga.

«Hay gente que dice que el árbitro no ha ido al VAR para que no escucháramos la conversación», comentó Juanma Castaño en El partidazo de Cope. La sospecha podría tener cierto fundamento si la publicación de los audios se limitara a la Supercopa, pero será así en todos los partidos de Liga. ¿Qué sentido tendría? De hecho, el Cádiz-Valencia de Liga estrenó al fin esta suerte de contenido premium. El propio Castaño aclaró entonces quiénes eran esas personas tan suspicaces a las que se había referido: «Yo no dije eso [de que los árbitros del VAR no querían intervenir]. Yo dije que había gente que lo decía. Es un truco que aprendí de Lama».

No hay duda de que Manolo Lama es, desde hace décadas, uno de los periodistas deportivos más populares en España. Por increíble que parezca, eso no significa que sepa cómo funciona el VAR. Lo demostró en una conversación con Isaac Fouto –al Banc Sabadell antes no se le escapaban estas cosas– tras el derbi madrileño de Riad. Cualquiera que hubiera visto el partido sabía –con gran dolor, en el caso de Movistar+– que el VAR no había intervenido una sola vez, aunque él insistía en que sí: «El árbitro ha esperado y le han dicho… ‘Gol’. Eso significa intervenir». Lo grave no es que Lama no se haya molestado en comprender el protocolo del VAR después de seis años, sino la desinformación que genera uno de los popes del oficio. Para que luego diga Felipe del Campo que todas estas figuras están perfectamente cualificadas para contarnos, por ejemplo, lo de Gaza.

Lama, ya se sabe, es de los que nunca pierden. Josep Pedrerol es de los que siempre ganan. Esta vez, además, se ha coronado rey de la Supercopa de manera indiscutible. El gran scoop del torneo lo cazó —en exclusiva, por supuesto— uno de sus periodistas: «Ojo al documento de Gonzalo de Martorell», nos decía en Jugones. El enviado especial a Riad se coló en los vestuarios de Real Madrid y Barcelona y todos nosotros con él. De Martorell realizó una completa inspección de la estancia, incluidos por supuesto los desperdicios. ¡Se pueden saber tantas cosas de una persona revolviendo en su basura! Así, mostró a los espectadores un vaso de plástico en el que reposaban los chicles masticados —también en primicia— por el mismísimo Carlo Ancelotti. Eran siete, según precisó. Frente al objetivo, De Martorell fue haciendo inventario de cuanto encontraba por allí: «Hay restos de fruta, zumos, agua, una toalla, restos de comida, gelatina…», iba desgranando sin remilgos. No se inmutó ni siquiera cuando mostró a cámara un calcetín, seguramente sudado. Luego vendrán los exquisitos como Valdano y nos dirán que tampoco les gusta este periodismo.