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Ese inolvidable partido que quizá pronto olvidaremos

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Joselu celebra su gol en la Supercopa (Foto: Cordon Press)
Joselu celebra su gol en la Supercopa (Foto: Cordon Press)

Algunos ya ni os acordaréis, porque han pasado un par de días y eso en el fútbol es demasiado tiempo, pero el miércoles jugaron en Arabia Saudí el Madrid y el Atlético. En ese inolvidable partido que quizá pronto olvidaremos se dieron en nuestras cabezas varios viajes en el tiempo. Imagino que es un síntoma de que somos (casi) viejos.

Todo empezó cuando Modric sacó un córner y Rudiger cruzó el cabezazo picado y certero, entonces todos pensamos lo mismo: mira, como el gol de Ramos en Lisboa.

Hasta aquí todo normal, todo correcto. Lo típico que pensamos que solo nos hemos dado cuenta nosotros, porque somos muy listos y muy originales, y luego resulta que lo dice el comentarista, lo dice el locutor, lo dice el otro comentarista, lo dicen cuatro millones de personas en Twitter, lo dice el comentarista del postpartido y lo predijeron los Simpson. Pero lo extraño fue que el partido derivó, en mi cabeza, en una sucesión de homenajes al fútbol del pasado. Después del cameo de Modric as himself y la mutación de Rudiger en Ramos, os juro que Rodrygo hizo el aguanís de Raúl. Al poco, también, Fede Valverde intentó la volea de Zidane en Glasgow. Luego, incluso, Kepa cerró el círculo y homenajeó a Casillas aka el Santo en el segundo tiempo.
Lo que quiero decir es que nos estamos asomando al invierno: me parece que ya (casi) hemos visto más fútbol del que nos queda por ver y, además, el que vemos nos afecta menos. Eso que sentimos con el Mundial de Estados Unidos cómo se vuelve a sentir. No lo veo.
Tengo 40 años: ya solo valgo como acompañamiento. El domingo pasado llevé a mi hijo a ver un partido de la Copa del Rey. Mi agónico agotamiento contrasta siempre con su entusiasmo futbolero. Yo soy Oblak y él es Brahim corriendo. A Teo todavía le mueve la excitación de lo nuevo. Todo para él tenía la frescura del descubrimiento. ¿Un equipo de Primera División contra un equipo de Primera RFEF? ¿Pero qué es este invento? En el campo soplaba mucho el viento. ¿Se puede jugar con viento? El partido llegó a la prórroga y ya fue lo máximo: hasta sumar los minutos era entretenido para Teo. En 2026 tendrá su propio Mundial de Estados Unidos. Podrá sentir eso que sentimos nosotros primero. Pensarlo me pone contento.
Pero antes volvamos a lo nuestro: lo mejor del inolvidable partido que quizá pronto olvidaremos fue el (casi) gol de Joselu. Atacó el centro de Carvajal, rozó la pelota con la cabeza y la acción solo acabó en gol por el toque decisivo del defensa. Sin embargo, Joselu lo celebró como si fuera un golazo suyo en una final de la Champions, y después lo reivindicó igual frente al micrófono. Estoy muy a favor de esa actitud de Joselu. Todos seríamos más felices viviendo con esa actitud de Joselu. Celebrando la buena suerte como si fuera mérito nuestro. Negando la realidad. Celebrando el valor ajeno como nuestro.
En realidad, si lo piensas, ser de un equipo de fútbol es un poco eso.

2 Comentarios

  1. Es que en el Madrid, si empiezas a no celebrar lo inmerecido, ya no celebrarías nada desde los años 50…

  2. Cuando se hablan de estas cosas de qué si el fútbol era mejor antes, yo lo resumo a una obviedad. Era simplemente una etapa de nuestra vida en que el fútbol nos gustaba más.
    Yo tambien empecé en USA94.

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