Fue uno de los bases españoles más destacados de finales de los ochenta y noventa. José Miguel Antúnez (Madrid, 57 años) comenzó a meter sus primeras canastas en el Estudiantes. Después, con el Real Madrid lo ganaría casi todo. Su físico privilegiado (sigue estando en forma, parece que no pasan los años por él), más propio del baloncesto actual que el de la época que le tocó vivir, le permitía imprimir, cuando le dejaban, un ritmo vertiginoso al juego, como demostró a lo largo de sus casi dos décadas como jugador profesional.
Es miércoles 6 de diciembre, Día de la Constitución. José Miguel Antúnez nos cita en un céntrico gimnasio madrileño. Llegamos antes de lo previsto, se nota que es día festivo en toda España. Madrid está más tranquila de lo normal, aunque es una ciudad que nunca para, lo mismo que nuestro entrevistado, que ha seguido muy activo desde que se retiró de las canchas en el 2003.
No has parado desde que te retiraste. La verdad es que no te has aburrido.
No, no me he aburrido porque primero uno no se puede parar en la vida, cuando acaba una etapa empieza otra, y eso es ley de vida. Mi carrera de deportista profesional fue estupenda, pero fue también muy exigente, llena de situaciones complicadas, llena de situaciones maravillosas y muy intensas. Cuando me retiré tenía claro que quería hacer otras cosas diferentes, que quería salir del entorno del baloncesto desde un punto de vista profesional, y eso es lo que hice básicamente.
¿En qué trabajas ahora?
Estoy en el mundo de la comunicación. Trabajo en una gran agencia de comunicación americana, y llevamos la comunicación y la compra de medios de grandes marcas, y bueno, también trabajo con el Real Madrid, hacemos activaciones para ellos con algunos de sus patrocinadores. Hacemos muchas cosas. Y sigo ligado al baloncesto a través de los veteranos del Real Madrid, a través de los derechos televisivos de la selección española de baloncesto, también he sido comentarista… no me aburro, la verdad. Entre unas cosas y otras no me aburro.
¿Y qué tal con los veteranos del Real Madrid?
Los veteranos de fútbol y baloncesto del Real Madrid constantemente están jugando partidos amistosos, es una forma de generar ingresos para que sirvan como sostén de la asociación. Y también para que, en caso de ayuda económica de alguno de los asociados, tengamos de dónde tirar.
Es una manera de hacer piña, de hacer equipo con gente que lo ha dado todo en el club. El rollo con ellos es estupendo, buenísimo. Tenemos un vínculo muy fuerte y una gran relación, incluso con los veteranos de otros equipos, como los del Barça o equipos extranjeros como el CSKA de Moscú, el Maccabi Tel Aviv, el Partizan de Belgrado. Jugamos partidos nacionales y partidos internacionales de veteranos, y lo pasamos genial.
Me comentaban algunos jugadores de tu época que antes había muy buen rollo con los rivales y que, algunas veces después de los partidos, quedaban a tomar algo con ellos. Parece que ahora esto es menos habitual.
Es posible. Desconozco lo que hacen ahora, pero imagino que ahora todo será mucho más acotado, mucho más cuidado, por decirlo de alguna manera. En nuestra época, la verdad, es que había algo más de libertad a la hora de establecer relaciones con otros jugadores de otros equipos. No había tanta rigidez a la hora de trabajar y moverte en el mundo del baloncesto.
Son etapas, tengo la suerte de haber vivido una etapa, yo creo que fantástica, no solo por el momento del baloncesto, sino también por los jugadores. El carácter de los jugadores que entonces jugaban en nuestra liga creo que encajaba muy bien con el público. La gente nos recuerda con mucho cariño.
Habéis marcado a mucha gente. Vuestra época es muy recordada por muchos.
Es que, igual que a mucha gente le ha marcado mi época, a mí me marcó la época anterior, la de Corbalán, la de Iturriaga, la de Llorente, la de Fernando Martín, Wayne Brabender, Epi. Con Epi luego conseguí jugar contra él los últimos años de su carrera. Son gente que han sido referencia para mí, la gente conectaba muy bien con el público, y yo creo que hasta mi generación eso ha sucedido.
Mi generación es la de Villacampa, Montero, también estaba Rafa Jofresa, Alberto Herreros, son jugadores que han conectado muy bien con el público, con sus aficionados, y ahora todo es un poco más… Quizá está muy profesionalizado y han perdido un poco de alma los equipos; dan espectáculo, que está muy bien, pero la conexión no es tan potente como la que teníamos nosotros, creo yo.
Tampoco has parado de hacer deporte. Se te ve muy bien físicamente.
Soy un tipo muy inquieto, hay muchas cosas que me gustan, hay muchas cosas que quiero experimentar, que quiero probar, el mundo del deporte me encanta, y he tenido que empezar de cero algunos deportes que no podía practicar cuando era profesional.
Estaban prohibidos, claro.
Claro. Alguno de bastante exigencia como el esquí o la bicicleta. Me encanta la bicicleta de carretera, pero luego hago otras cosas como el yoga, que de alguna manera, es una forma de regalarme a mí mismo, de encontrar un estado de tranquilidad, un estado de reflexión. Estiro mi cuerpo… salgo en paz conmigo mismo cada vez que doy una clase de yoga. Y hago otras cosas también, estoy aprendiendo a jugar al golf. Aprendí cuando era muy jovencito, luego lo dejé en mi carrera, y ahora lo estoy retomando también. Es decir, hago muchas cosas que me interesan y que además me gusta probar.
Es admirable toda tu trayectoria después del baloncesto. Sin embargo, algunos jugadores de tu época no han tenido suerte después de retirarse y no han encontrado su hueco en el mundo profesional. Ha habido gente que ha caído en el olvido, que lo ha pasado mal, que se ha encontrado en el paro… ¿Has visto muchos casos de estos?
A ver, yo no quiero citar nombres, pero soy consciente de que algunos jugadores que se retiraron en mi época, pues no han tenido suerte en la vida, o no han sabido administrar lo que ganaron, o han invertido mal, o simplemente han tomado malas decisiones y no les ha ido bien en la vida, a otros les ha ido muy bien.
Creo que el baloncesto, de alguna manera, es un deporte en el que los jugadores tienen algo de formación, tienen capacidades y, normalmente, el jugador de baloncesto luego acaba colocándose bien en la vida. No hay muchos casos problemáticos, pero existen. Nosotros, en la Asociación de Veteranos del Real Madrid, procuramos ayudar a jugadores veteranos del Real Madrid que tienen algún tipo de dificultad y necesidad, procuramos estar con ellos para ayudarles.
Tu hijo, Lucas, ha seguido tus pasos en el mundo del baloncesto. ¿Qué tal le va?
Le va muy bien. Él estuvo en una universidad americana jugando al baloncesto, se graduó. Lo único negativo es que ha tenido dos años de lesiones que le han retrasado mucho en su evolución. Estuvo en la liga LEB y ahora está jugando en una liga extranjera, está en Islandia. Antes estuvo en Palma, en Ibiza. Está intentando hacer muy buenos números este año, de hecho, creo que lleva 15 puntos y 7 asistencias, va muy bien. La idea es luego encontrar una competición mucho más potente, pero en Europa. Le interesa mucho jugar en Europa.
¿Piensas que puede jugar en la ACB?
Creo que sí. Lo que pasa es que para jugar en la ACB hay que tener una oportunidad, tiene que haber algún equipo que apueste por ti, y luego aprovechar esa circunstancia. Creo que, tarde o temprano, encontrará esa oportunidad y ojalá que la aproveche.
Viendo lo inquieto que eres ahora, supongo que de niño también serías así.
Creo que era un chaval normal. Iba al Ramiro de Maeztu, era uno más en la clase, ni el que sacaba mejores notas, pero tampoco suspendía. Y, desde muy pequeño, aprendí a compaginar el deporte, el baloncesto, con los estudios, porque en 4º EGB empezaron las competiciones entre clases de baloncesto, preguntaron quién quería jugar y yo levanté la mano. Me cogieron, y la vida hubiera sido muy diferente si yo no hubiera levantado la mano el día que preguntaban quién quería jugar al baloncesto.
Levanté la mano, empecé, y año tras año fui ascendiendo en los niveles de las categorías del Estudiantes, hasta que me llegó la oportunidad de jugar en el primer equipo, de acompañar al primer equipo siendo júnior. Y a partir de ahí entré en la dinámica del primer equipo y ascendí a la primera división. Este es un dato, soy uno de los tres únicos jugadores que ha habido en el Estudiantes que han pasado por todas las categorías del club, desde Mini Basket, en 4º de EGB, hasta sénior.
¿Habías practicado otros deportes antes del baloncesto?
Bueno, el fútbol. Todo lo que había de manera natural en los colegios, y lo que se hacía de manera natural en los colegios, desde los 5 años, era jugar al fútbol. El Ramiro de Maeztu era un colegio con un arraigo muy potente del baloncesto, aprendí a vivir alrededor del baloncesto desde los 10 añitos, en los que ya estaba incorporado a un equipo, desde el Mini Basket, y donde mis mejores amigos estaban siempre vinculados al baloncesto.
¿Cómo recuerdas aquellos comienzos en el baloncesto? ¿Te veías en esos inicios con un don especial para este deporte?
Pues no. No creo que haya tenido un don natural para jugar, pero he sido un chaval muy competitivo desde pequeñito. Tuve que remar contracorriente desde pequeño porque era muy chiquitito, muy pequeño, tardé mucho en crecer, no crecí de manera exponencial hasta los 17 años.
Como era más chiquitito que los jugadores contra los que jugaba, o incluso los bases de mi propia generación, pues tuve que tirar más de inteligencia y de talento para poder competir al nivel que ofrecían ellos, que físicamente eran mejores. Entonces, la única manera de poder competir a su nivel era siendo más competitivo, siendo más inteligente, teniendo una actitud más fuerte que la de ellos, y eso me moderó el carácter. Así que cuando crecí y conseguí jugar de tú a tú contra esos con los que no podía anteriormente, todo fue muy fácil.
Porque el carácter ya lo traías de serie, ¿no?
Claro. Tenía siempre un carácter muy competitivo en el baloncesto, siempre. Y me tomé muy en serio mi equipo de baloncesto, tenía muy claro dónde quería llegar. Mi sueño era llegar a jugar en el primer equipo de Estudiantes, y eso se consiguió. Lo conseguí con 17 años, y dejé el equipo en el año 91.
¿Cómo era el trabajo de la cantera de Estudiantes en aquellos años? ¿Qué os diferenciaba de otros equipos?
Lo que nos diferenciaba a nosotros con relación, quizá a esta época, no lo sé, era un amor enorme por el baloncesto. Estábamos siempre, siempre pensando en baloncesto. Jugábamos en las canchas del colegio, nuestros amigos eran del baloncesto, antes de jugar nuestro partido el sábado veíamos el del júnior y el del juvenil, era una fiesta el sábado para ver partidos del resto de las categorías del club.
El baloncesto ha formado parte de mi vida desde los diez añitos y nunca se abandonó. Recuerdo aquella época con mucho cariño. Jugar en todos los campos de Madrid, ir con la Demencia a ver los partidos del primer equipo… o sea, todo estaba en torno al baloncesto porque en el Ramiro de Maeztu se respiraba baloncesto desde pequeñitos.
Lo recuerdas con una sonrisa en la cara…
Sí, sí.
¿Te encontraste muchas piedras en el camino en esos comienzos? ¿Fueron complicados tus inicios en el baloncesto?
Todo vino de manera natural. Hubo un momento clave en mi vida como chaval que se estaba formando, como jugador de la cantera. El mejor de mi generación era el otro base, Juanjo Asís que, desde infantiles, siempre fue un año adelantado, es decir, cuando nosotros estábamos en infantil de primer año, él ya estaba en el infantil de segundo año, cuando nosotros estábamos en el infantil A, él estaba ya en el juvenil A. Le ascendían siempre uno o dos años porque físicamente era muy bueno y competía fenomenal.
Yo siempre fui como, no voy a decir el patito feo, pero el segundo de la generación. Y de repente hubo un año, cuando tenía 17 años y pegué el estirón, que me encuentro con él, que había estado en el júnior de segundo año, y entonces yo me incorporo al júnior de segundo año y nos encontramos.
Di el estirón y era otra persona, o sea, ya tenía relevancia física y ya le miraba de tú a tú y a la misma altura, la primera vez en mi vida. Entonces dije: “Ahora esta es otra historia”. Y lo desbanqué y el que empezó a subir con el primer equipo fui yo. Pero luego hubo, en ese proceso, jugadores que tuvieron oportunidad y no la aprovecharon. El hecho es que yo aproveché muy bien mi oportunidad y llegué al primer equipo.
En este equipo todo fue muy complicado hasta que Vicente Gil se lesiona, creo que es en mi segundo año del Estudiantes, está como tres o cuatro meses con una rotura de escafoides, yo aprovecho mi oportunidad, incluso me lleva Díaz Miguel a una convocatoria con la selección española teniendo 18 años. Ya había estado en la Sub 21… Y ahí es donde entro ya en el panorama de la élite de la liga ACB.
¿Cómo fue tu adaptación al primer equipo de Estudiantes siendo tan joven? ¿Cómo era la convivencia de un niño de apenas 17 años con jugadores como John Pinone, David Russell o Vicente Gil?
Bueno, bien. Nos ayudaban mucho también los veteranos del equipo. El propio club tenía muy claro que la manera de subsistir era conseguir que los jugadores de la cantera llegaran al primer equipo y que pudieran colocarlos… o sea, una manera paralela de conseguir fondos importantes era vender a los buenos jugadores del primer equipo, lo hicieron con Fernando Martín, con Antonio Martín y luego lo hicieron conmigo. Yo creo que pagué los dos o tres años de presupuesto del Estudiantes con los derechos de formación que el Real Madrid pagó.
¿Era más fácil llegar a la ACB viniendo de la cantera de Estudiantes? Algunos jugadores de tu época me han comentado que era más difícil alcanzar la élite viniendo de la cantera de otros equipos.
Creo que te lo tienes que ganar igualmente. En la vida hay que aprovechar las oportunidades que se ponen por delante. Siempre hay una oportunidad, creo que tarde o temprano llega la oportunidad, y cuando llega hay que aprovecharla. En mi caso, a mí no me dieron nada hecho, me lo tuve que ganar año tras año, año tras año.
Y si algo he hecho bien en mi vida ha sido competir, pero no competir contra, que también, los equipos contrarios o los bases de los equipos contrarios, sino dentro del propio club competir para lograr estar donde quería estar, porque en todas las categorías había jugadores muy buenos que se habían ganado la oportunidad de estar en ese equipo tanto como yo.
¿Qué aprendiste de los bases más veteranos de Estudiantes, como Vicente Gil?
Bueno, de Vicente Gil aprendí la dureza, era un tipo muy duro. Desde un punto de vista físico era muy exigente, y a mí, a pesar de ser júnior, le daba igual, no me permitía ni una, ni una. Entonces fue una relación complicada la de Vicente Gil.
¿No te dejaba pasar ni una aunque fueses júnior?
¡Ni una!, ni una. Todo lo contario, nos marcaba muy de cerca a los bases, muchísimo. Es como si no quisiera en ningún momento que hubiera competencia. Pero bueno, todo tiene su fecha de caducidad, ¿no?, y en mi época de Estudiantes demostré que podía llevar muy bien al equipo, y así fue.
¿Cómo eran los entrenamientos con Estudiantes? Tengo entendido que eran muy duros.
Los jugadores interiores eran muy duros, John Pinone, Juan Antonio Orenga, Pedro Rodríguez… Eran jugadores con mucho peso en todos los sentidos. Saltaban chispas en los entrenamientos, pero eso era bueno, eso significaba que todo el mundo estaba dando lo mejor que tenía dentro, y si había que tirarse a por un balón pues se tiraban dos o tres y el más avispado lo cogía, pero no era fácil entrar en la dinámica del primer equipo.
¿Qué nos puedes contar de los extranjeros con los que coincides en Estudiantes, como David Russell, John Pinone o Rickie Winslow?
Por cronología, llego al equipo cuando los extranjeros son David Russell y John Pinone, dos extranjeros increíbles, muy diferentes. John Pinone era un jugador muy inteligente, muy inteligente… con unos recursos increíbles, no era el jugador más alto ni el más fuerte para jugar en la pintura, pero utilizaba sus recursos genial, tenía un tirito estupendo y era un jugador muy inteligente. Y una cosa muy buena que él tenía, con relación a otros buenos pívots, era una capacidad innata para pasar el balón, pasaba muy bien el balón. Eso le llevó a ser un jugador indiscutible en la pintura para el Estudiantes.
David Russell era un jugador con un talento enorme, pero muy obsesionado con la NBA. Él quería, como fuera, un puesto en la NBA, pero la NBA no le daba la oportunidad nunca porque era un jugador que no tenía tiro, no tiraba absolutamente nada desde 4 metros o más, pero era un jugador que daba un espectáculo increíble porque era muy elegante, con unos brazos enormes, unas manos enormes. Daba espectáculo siempre, era un jugador con mucho talento para jugar a esto.
Se me viene a la cabeza la imagen de aquel mate saltando a un niño en el primer concurso de mates de la ACB, celebrado en Don Benito. ¿Hacía ese tipo de cosas en los entrenamientos?
Siempre daba muestras de sus capacidades en algún momento, no sé si con niños o con lo que fuera, pero era un jugador increíble, y muy amigo de los júniors.
¿Y Rickie Winslow?
Muy distinto, muy distinto a Russell. Rickie Winslow era un jugador más cercano a los jóvenes, era un poco despistado, pero un jugadorazo también. Ofensivamente tenía más variantes que David Russell porque tiraba mejor de fuera, y también era un jugador que daba mucho espectáculo porque tenía un salto espectacular. Encajó muy bien en el equipo y era un tipo estupendo.
¿Cómo se vivían los Estudiantes – Real Madrid siendo tú jugador del Estu?
Bueno, como uno de los partidos…
¿Marcados en rojo en el calendario?
Marcados en rojo, tú lo has dicho. Marcados en rojo y con muchas ganas de jugarlo, y con muchas ganas de ver al equipo contra el eterno rival, aunque de manera indirecta nos gustaba muchísimo ver al Madrid. Era, digamos, un referente para todos los jugadores por lo que había en ese primer equipo. Veías el quinteto inicial y decías: “Madre mía”, era el quinteto de la selección, casi.
Tenías ganas de jugar esos partidos pero a la vez sentíais admiración por ellos, ¿no?
Totalmente, totalmente.
Uno de tus mayores éxitos con el Estudiantes fue el subcampeonato en la Copa del Rey del 91 en Zaragoza. ¿Daba un poquito de rabia que la temporada siguiente, estando ya en el Real Madrid, el Estudiantes llegase a la Final Four y ganase la Copa del Rey en Granada?
No, yo me había planteado mi salida al Real Madrid a medio o largo plazo, no pensaba que fuera a estar un año ni dos, sino muchos más, y el aterrizar en el Madrid no es nada fácil, tienes que adaptarte a un equipo completamente distinto, con unas metas diferentes y donde perdonan mucho menos los errores.
El Estudiantes en el que yo había jugado, no voy a decir el equipo colegial, porque estaban cambiando muchas cosas, pero era un equipo en el que no nos planteábamos un playoffs por la liga, ni nada por el estilo, había que subsistir y quedar lo más alto posible para jugar la Copa del Rey, esa era la meta, y la mayoría de los años lo cumplimos, fue muy bien.
En la temporada 91/92 fichas por el Real Madrid.
El año anterior ya habían intentado ficharme, pero todavía tenía un año de contrato en vigor, y cuando termino mi contrato y el Estudiantes me hace una oferta que es inferior a la oferta del Madrid, vamos, menos de la mitad, pues entonces no lo dudo. Y, sobre todo, porque Estudiantes se lleva alrededor de 100 millones de pesetas de las de entonces, que prácticamente eso, reinvertir eso en el club supuso una tabla de salvación para poder firmar a los jugadores importantes, que eran Orenga, Azofra y Herreros.
Mis derechos de formación supusieron un ingreso para el club de 100 millones de pesetas, y con esos 100 millones renovaron a esos tres jugadores. En el Madrid había un ambiente, no bueno, excepcional, mucha ilusión por este deporte, mucha ilusión por el éxito que teníamos internacionalmente. Fue un momento estupendo.
¿Daba vértigo fichar por un equipo como el Real Madrid?
Un poco sí, porque además estaba lleno de súper estrellas. Todavía estaban Romay, Antonio Martín, Biriukov, Llorente… Imagínate, jugadores que yo había visto hasta hace poco en la televisión, como ídolos míos, y eran jugadores increíbles. Entonces, aterrizar ahí y de repente estar entrenando con ellos, viajando con ellos, conviviendo con ellos y formando parte del mismo equipo, pues era algo, un sueño hecho realidad.
¿Cómo fue tu adaptación al Real Madrid?
El entrenador era George Karl, y lo que intentó George Karl desde el principio era cuidarme como jugador. Hubiera podido soltarme como base titular y que fuera lo que fuera, aunque creo que no estaba preparado, ni mucho menos, pero George Karl fue preparándome para que a medio plazo tuviera los galones de primer base.
Siempre me sacaba al principio con Joe, con dos bases, para que recayera menos sobre mí la responsabilidad de primer base, eso me ayudó mucho. Dialogué con él muchísimo, fue un año muy interesante.
He hablado con algunos jugadores que estaban en el Real Madrid aquella temporada y todos hablan maravillas de George Karl.
Es que era un entrenador distinto, conectaba muy bien con el jugador. Todas las cosas que nos comentaba o toda la innovación que venía a la hora de dirigir y entrenar a un equipo era completamente distinto. A mí me parecía un tipo… un adelantado a su tiempo.
Nos estaba explicando, nos estaba comunicando cómo se iba a jugar los próximos años al baloncesto, y así ha sido. La NBA juega de una manera muy determinada, con dos bases, mucho 1 x 1, todo parte de un pick and roll desde arriba, el resto de los jugadores se mueven en función de dónde está el balón, tienen que ser equipos muy coordinados, bueno… Todo fue muy bien.
¿Fueron más difíciles tus comienzos en el Real Madrid por el hecho de venir del Estu?
Me sentí súper integrado desde el principio.
¿Cómo vivías los enfrentamientos contra Estudiantes siendo ahora jugador del Real Madrid? ¿Cómo era el ambiente?
Eran muy cañeros conmigo, muchísimo porque no conocían la historia completa, pero bueno, me daba igual… Eran muy cañeros, pero por otro lado ellos hacían su trabajo, ellos tenían que desestabilizar al jugador, que yo creo que podían haber sido un poco más… haber investigado un poquito más.
Dicho esto, enseguida me di cuenta que estaba en el lado bueno de la historia. A ver, creo que me comporté de una forma absolutamente impecable con el Estudiantes. Pude irme del club el año anterior, que tenía contrato en vigor todavía, me quería Wayne Brabender que era el entrenador del Real Madrid, pero no me fui porque me quedaba un año, el Estudiantes no me quiso vender y no hubo ningún problema.
Y al año siguiente terminaba mi contrato, el Estudiantes me hizo una oferta que era menos de la mitad que la del Real Madrid… Yo creo que en el fondo lo que el Estudiantes quería eran los 100 millones de pesetas de indemnización para poder sostener el equipo los próximos años, reemplazar mi puesto por el de Nacho Azofra, que era otro jugador con muchísima proyección, y oye, todo el mundo contento.
José Miguel se va al Real Madrid nosotros recibimos la pasta y mantenemos el club durante los próximos… ¿Qué pasó?, que bueno, creo que algunos jugadores se pasaron de frenada, y algunos directivos… Creo que la versión oficial fue errónea y sufrí las consecuencias, pero bueno, es parte también del circo, del espectáculo.
Aunque es muy injusto, ¿no? porque siempre se critica al jugador que va del Estudiantes al Madrid, pero no se critica al que va del Real Madrid a Estudiantes. Te pongo ejemplos: Orenga, formado en el Real Madrid jugando en Estudiantes, Juan Aísa, formado en el Real Madrid jugaba en Estudiantes, Iker Iturbe, formado en el Real Madrid jugaba en el Estudiantes, Pedro Rodríguez, formado en el Real Madrid jugaba en Estudiantes.
Con estos jugadores nunca hubo ningún tipo de problema, en cambio, los que decidimos llevar el camino contrario, pues siempre hubo, digamos, un ensañamiento, no hubo perdón de ningún tipo. Es más, al cabo de los años pude volver al Estudiantes, porque acabé contrato con el Real Madrid, y estuve jugando un año en Granada, dos años en Lugo, me fue muy bien y jugué muy bien esos años. Lo que me sirvió para tener la oportunidad de volver al Estudiantes y no quisieron, se negaron en redondo los directivos del club, y hubiera sido bueno para todos porque era volver a mi club de una manera feliz, de una manera natural, y no, no.
Nos traicionó, pero ¿cómo que yo traicioné? yo tomé… Una cosa un poco absurda, pero bueno, era lo que había. Conmigo hubo un maltrato, o sea, no sé, yo… No fue fácil, ¿eh? porque era mi club de toda la vida, me había formado desde los 10 añitos, mi vida había sido alrededor del club Estudiantes y del Ramiro de Maeztu, todos los días de mi vida pasaba por allí, todo mi montaje deportivo era alrededor de Estudiantes, y de repente aquello se cortó en seco, no solo se cortó en seco, sino que fue una mala relación.
No es como cuando te vas de allí, te vas del país y tal, y cortas relaciones, no, no, es que vivía en la misma ciudad, pero era una persona non grata para el club y aquello fue muy desagradable, porque además no era verdad.
Tu familia también lo pasaría mal, claro.
Sí, porque… Pesetero no sé qué, no sé cuántos. Pesetero, pero macho, pesetero el club que coge el dinero y calla lo que de verdad quiere, pero fomenta este tipo de repercusión negativa, pero bueno, oye, luego aprendí a vivir con ello. Una vez que te pones a jugar te olvidas de todo esto y ya está.
Me has dicho que surgió la posibilidad de volver a Estudiantes, pero los directivos no te querían.
El entrenador que era Miguel Ángel Martín, creo que sí me quería. Quiso que volviera pero fue imposible, se negaron en redondo algunos directivos. Una pena.
Tu primera temporada en el Real Madrid es la 91/92, con George Karl de entrenador y Ricky Brown y Mark Simpson como pareja de extranjeros. Aquel año ganasteis la Recopa con aquella recordada canasta final de Ricky Brown tras el robo de balón a Fassoulas.
Metió la canasta en el último momento… Fue un año extraño para mí. Venía de ser base titular de la selección española con Rafa Jofresa, habíamos conseguido la medalla de bronce en el Europeo del 91 en Roma, y yo era el base titular, prácticamente, para los Juegos Olímpicos.
Fue un año complicado para mí porque era el primer año del Real Madrid y tenía que compaginar mi puesto en el primer equipo con Joe Llorente, que era una vaca sagrada del club. Fue un año distinto porque venía de jugar muchos minutos en el Estudiantes, de ser un jugador relevante, a ser un jugador que tenía que pasar un periodo de aprendizaje, digamos, de adaptación.
Ganamos un título europeo, lo cual estuvo muy bien, yo jamás había ganado un título, maravilloso, pero nos quedamos ahí a las puertas de la liga y no me convocó Antonio Díaz Miguel para la selección. Como era el año olímpico en Barcelona, me acuerdo que en el último momento decidió convocar a Tomás Jofresa porque estaba de moda, porque iba Rafa y porque era en Barcelona, y el otro fue Arcega, me parece.
Y fue el “Angolazo” y tal… Yo, ya te digo, fue una pena… Y luego estuve unos cuantos años sin volver a la selección, volví más adelante, un par de años, pero bueno. Una pena.
Háblanos de tu etapa en la selección española.
Ya había jugado el Mundial de Argentina en el 90, con Montero y Arcega, éramos los tres bases. Bien, yo era el jovencito, había jugado en la sub-21, era una de las promesas del baloncesto español. Del Estudiantes los dos referentes que íbamos éramos Herreros y yo. También estuve convocado en el Europeo de Roma en el 91 y fue todo muy bien.
En esa selección jugamos realmente bien. Fue un Europeo precioso, perdimos la semifinal contra Italia y no logramos jugar la final, pero hicimos un campeonato muy bueno. Guardo muy buen recuerdo de aquel equipo, había muy buenos jugadores. Estaba Antonio Martín, Orenga, Villacampa, Rafa Jofresa, Epi, no sé si estaba Jiménez, Arcega mayor, y luego llegó Quique Andreu, algo así. Ese era el equipo, más o menos, y era un equipo muy bueno, ganamos luego para el tercer y cuarto puesto a Francia y nos llevamos una medallita.
Aquel Eurobasket lo ganó Yugoslavia.
Para mí, esa ha sido la mejor selección europea de la historia. Además, fue el último partido que jugó la antigua Yugoslavia, porque empezó la guerra de los Balcanes ese mismo verano.
De hecho, el esloveno Zure Zdovc no pudo terminar el campeonato.
Dejó la concentración porque ya declaró la independencia el país y lo llamaron a filas, ¿sabías? Lo llamaron y se lo llevaron. Y en la celebración del título ya hubo movidas en el vestuario. Pero la cantidad de talento que había ese año en ese equipo para mí será irrepetible. Por parte croata estaban Radja, Perasovic, Kukoc… Y por Serbia Danilovic, Divac, Djordjevic… Fíjate qué croatas y qué serbios, era un equipo, macho (resopla), un equipo… Y en esa convocatoria estaba también Zeljko Obradovic, pero ese verano fue llamado para entrenar al Partizan y abandonó la selección para incorporarse ya al Partizan.
Retomando tu etapa en el Real Madrid, ¿cómo se celebró la victoria en la Recopa del 92?
Aquel título fue un sueño hecho realidad porque yo no había jugado jamás una final como profesional. Entonces me di cuenta que entrar en el Real Madrid era entrar en una dimensión distinta, era empezar a jugar finales y había que ganar esas finales, no solo llegar, o sea, no es la mentalidad de hemos llegado, no, no, no, había que llegar y ganar. Y bueno, tuve la suerte de ganar mi primer título europeo, que fue maravilloso formar parte de aquello. Me di cuenta que entraba en una dimensión distinta.
¿Qué tal eran Ricky Brown y Mark Simpson?
Estupendos los dos. Muy diferentes, Ricky Brown era un tipo muy tranquilo, con mucho talento, un pívot a la antigua usanza. Por el contrario, el otro era un jugador de rachas, pero un poco inestable, por decirlo de alguna manera, pero muy buena persona.
La temporada siguiente, 92/93, ya con Sabonis en el equipo, ganáis la liga y os plantáis en la Final Four de Atenas donde el Limoges, un equipo a priori inferior, os derrota en semifinales. ¿Qué pasó? ¿Os sorprendieron?
Bueno, lo que pasó fue que yo creo que no preparamos suficientemente bien ese partido, minusvaloramos al rival, pensamos que lo teníamos ganado antes de jugar el partido, y por el contrario ellos prepararon extremadamente bien ese partido contra nosotros.
Maljkovic, que era el entrenador, hizo un planteamiento a muy pocos puntos y lo hicieron muy bien. Nos ganaron de manera justa. Fue uno de los momentos más duros de mi carrera porque era una derrota inesperada, pero bueno, de todo se aprende, y yo creo que la Copa de Europa del 95 que ganamos se empezó a ganar al día siguiente de perder esa Final Four. Y la historia quiso que dos años después nos volviéramos a encontrar al Limoges en semifinales, eso fue maravilloso.
Como hemos dicho, esta temporada llega Arvydas Sabonis al Real Madrid. ¿Cómo vivisteis dentro la plantilla su fichaje? ¿Os pilló por sorpresa o se veía venir?
Ya se veía venir. Nos lo iban contando a lo largo del año, que ya se estaba negociando con él, y la verdad que fue otro jugador que marcó una época en el Real Madrid.
Creo que fuiste su compañero de habitación los tres años que estuvo en el club.
Sí, compañero de habitación los tres años y amigo personal de él.
¿Dónde impresionaba más, en el plano humano o en la cancha?
En la cancha era un ganador nato, un jugador que llevaba el baloncesto en su cerebro, un talento descomunal, podía haber sido el mejor pívot de la NBA, pero estaba absolutamente cojo por las dos roturas del tendón de Aquiles del mismo pie.
Luego era, como persona, muy reservado, pero en el momento en que te conocía era una persona increíble. Se protegía marcando distancias, pero en el momento que te aceptaba todo fluía con mucha facilidad.
Como has dicho, cuando Sabonis llegó al Real Madrid se había roto ya el tendón de Aquiles dos veces. ¿Cómo acababa los partidos?
En el Madrid, jugaba con una protección especial para el tobillo, le vendaban muy bien y ya está. Y luego cuidaban que no se le inflamara, que no se le sobrecargara, algún partido tenía que descansar, iban cuidando un poco ese aspecto. Pero vamos, con sus dolencias y sus carencias, sabiendo que de una pierna iba prácticamente cojo, pues jugábamos para que recibiera e hiciera la rotación sobre el pie izquierdo, no sobre el derecho. El izquierdo era el bueno.
¿De qué hablabas con Sabonis en las concentraciones? ¿Hablabais de baloncesto?
Un poco de todo, con Sabas hablábamos de todo, pero sí hablábamos de baloncesto.
Me han contado que le gustaba hacer concursos de tiro en los entrenamientos.
Le gustaba jugar a todo, siempre estaba tirando desde todos los lados, haciendo concursos… Le gustaba concursar, le gustaba competir mucho, aunque fuera a las cartas, a todo, a todo le gustaba competir. Y sí, estaba todo el día, sí, haciendo jueguecitos o haciendo tonterías de estas, le gustaban mucho. Tiraba desde el medio campo…
¿Era tan grande como parecía?
Era enorme, dormía con la mitad de la pierna fuera del colchón.
No encontrarían ninguna cama a su medida.
No había ningún a su medida, era imposible, con casi 2,20 ya me contarás.
En la temporada 93/94 llega Joe Arlauckas para formar, junto con Sabonis, el juego interior del Real Madrid. Era difícil montar una pareja de pívots mejor, ¿no?
Era imposible. Probablemente ha sido la mejor pareja de pívots de Europa porque no ha habido otro pívot en Europa como Sabonis.
La temporada siguiente, la 94/95, Zeljko Obradovic es el nuevo entrenador del Real Madrid. ¿Cuál fue el principal cambio que notasteis a su llegada?
Zeljko era entrenador balcánico, con sus ideas, muy estricto, pero probablemente sea el entrenador con más talento y con más capacidad que he visto sobre la cancha. Encontraba soluciones siempre para todo y era un entrenador muy motivador, muy duro con el jugador, pero muy motivador también.
¿Y muy duro desde el punto de vista físico en los entrenamientos?
También, pero con mucha exigencia mental, hacía pensar mucho en la cancha. Y para los que los bases estuvieran conectados con él en todo momento, le gustaba marcar las jugadas. Era un entrenador increíble.
Había un gran porcentaje de jugadas para Sabonis y Arlauckas.
Bueno, muchas jugadas eran para ellos, pero luego había variantes para los tiradores…
¿Crees que con otra filosofía de juego se hubiese podido ganar la Copa de Europa?
No, para ganar había que jugar como nosotros lo hacíamos porque los mejores jugadores no hacen, a veces, los mejores equipos. Los mejores equipos están hechos por los jugadores que aportan lo que tienen que aportar y hacen lo que tienen que hacer. Y para que Sabonis y Arlauckas metieran canastas el resto teníamos que bloquear, teníamos que mover el balón… Cada uno tenía que hacer su misión, y por eso funcionó muy bien el equipo. Y lo hacíamos.
Eran los años en los que reinaban las posesiones largas y los partidos a pocos puntos.
Era la moda del momento, era la moda del momento (risas).
Eras un base rápido, explosivo y penetrador. ¿Qué tal llevabas aquella moda?
Sí, a mí me gustaba un juego más rápido, con más libertad, pero bueno, de todo se aprende. Tuve entrenadores a los que les gustaba ir un poco más tranquilo y tal… De todo se aprende.
¿Era una obsesión ganar la Copa de Europa el año que llega Zeljko Obradovic al Real Madrid? ¿Todo giraba en torno a esta competición aquella temporada? Recordemos que Obradovic venía de ganarla con el Partizan y Joventut, y el Real Madrid llevaba 15 años sin conseguir este título.
No, el Madrid siempre ha planificado el año en función de, digamos, los tipos más importantes de competición. Uno es la Copa del Rey, otro es la liga, y otro es la Copa de Europa. Entonces, había que cambiar el chip. Pero es cierto que al ganar la Copa de Europa nos quitamos un peso de encima enorme. No ganamos la liga ese año, ni tampoco ganamos la Copa del Rey, pero fue un gran año. Después Sabas se fue a la NBA.
¿Qué recueras de la Final Four de Zaragoza? ¿Había mucha presión o teníais plena confianza?
Teníamos plena confianza. Preparamos muy bien esa Final Four. Con Zeljko todo fue sobre ruedas, llegamos en el momento óptimo, entrenamos fenomenal. Íbamos seguros de que la íbamos a ganar. Salimos ganadores ante Olympiacos, empezamos a ganar, a ganar, a ganar… nos pusimos por delante, ellos nunca se pusieron por delante, controlamos el partido de principio a fin. Todo fue perfecto.
Como se planificó el partido, así fue. Control, control, no cometer errores, jugar para Sabas en primer lugar, utilizar la anotación de Arlauckas, aunque no estuvo muy allá, pero bueno, acompañó bien, metió 16 puntos, Sabas 23. Sabas hizo una final increíble. Y ellos salieron muy derrotados, a mí me sorprendió que salieran así, porque tenían un equipazo.
Sí, estaban Volkov, Tarlac, Sigalas, Tomic, Eddie Johnson.
Fassoulas. Tenían un equipazo.
Lo primero que dijo Sabonis al acabar el encuentro, cuando lo entrevistó Nacho Calvo sobre la cancha, fue: “Ya está”.
Es verdad. “Ya está, ya tengo lo que quería”. Era lo que él quería, la Copa de Europa.
¿Qué se dijo en el vestuario?
Pues imagínate.
¿Era el mejor equipo que se podía montar en torno a Sabonis?
Había estado dos años en el Valladolid, con muy buenos jugadores, pero no había ni siquiera, jugado una final, en el Madrid sí lo hizo.
¿Cómo fueron los años posteriores a Sabonis?
Bueno, hubo una época de reconstrucción del equipo, se fichó como referente a Bodiroga.
Pero antes de la llegada de Bodiroga al equipo en la temporada 96/97, está la 95/96, ya sin Sabonis, en la que disputáis la Final Four de París contra el Barcelona.
Sí, no fue un año malo, era un equipo un poco anárquico, se ficharon a muchos jugadores nuevos y tuvieron que adaptarse. Estaba Savic, Santi Abad, Juanan Morales, Orenga, Pablo Laso, Mike Smith… Bueno, era un equipo diferente, llegamos a la Final Four, yo creo que jugamos muy bien, pero al final ellos se repusieron en el último cuarto y nos ganaron. Fue una pena, hicimos un buen partido. Y luego el Barça perdió con aquella canasta… Ahora ya no hubiera pasado, pero bueno, en aquella época. Estaba Dominique Wilkins en el Panathinaikos.
¿Por qué los jugadores que iban llegando después de ganar la Copa de Europa, sobre todo los extranjeros, no cuajaban?
Creo que hubo un poco de prisa en construir un equipo que fuera ganador lo antes posible y, en cambio, cosas que habían funcionado, misteriosamente, acabaron con ellas. Por ejemplo, creo que Lasa y yo éramos, digamos, un equipo, un team perfecto para el puesto de base, habíamos sido campeones de Europa, nos complementábamos fenomenal, y de repente echan a Lasa y traen a Laso inexplicablemente.
No tenía ningún sentido porque Pablo Laso era un jugador que requería 30 o 35 minutos para ser un jugador rentable y, al darle 15 o 20, pues se diluyó completamente. No fue bueno ni para él ni fue bueno para mí. Entonces ese fue un mal movimiento, yo creo. Si traes a Pablo Laso es para que juegue 30 o 35 minutos, si no, es complicado. No sé… Yo creo que no se tomaron buenas decisiones en aquellos momentos.
Hacías muy buena pareja con José Lasa. ¿Fue el base con el que mejor o más a gusto has estado?
Sí, sí. Hacíamos muy buena pareja porque él era un jugador joven, era más pausado que yo, pero tenía muy buen tiro, muy listo, entonces nos complementábamos muy bien, muy bien, nos fue muy bien. Ganamos un título de liga allí en Barcelona, ganamos la Copa de Europa, o sea, nos fue muy bien. No entiendo por qué…
Sí, llamó la atención su salida del Real Madrid, aunque luego regresó.
Bueno, yo sé el fondo de la cuestión, pero no se puede contar en la entrevista.
Bodiroga tampoco rindió como se esperaba de él. ¿Qué pasó?
Bodiroga llegó joven, pero venía de ganar la liga italiana, un jugador con un talento enorme, pero tampoco se tuvo paciencia con él, estuvo dos años y luego salió del club, y fue a Panathinaikos y ganó la Copa de Europa; y fue al Barça y ganó la Copa de Europa, es decir, no construyeron el equipo, no tuvieron paciencia con él, es mi opinión. Y era un jugador sobre el que podrían haber construido, perfectamente. Yo ya no estuve porque salí con Bodiroga del equipo, me parece, no estaba a gusto porque… (se queda unos segundos pensando).
¿Tenías contrato?
No, acabé mi contrato y no renové. Mi último año no había sido bueno, había sido complicado, no sé… Tenía la sensación de que se acababa un ciclo.
No todos los jugadores que llegan al Real Madrid, como estamos viendo, tienen la suerte de adaptarse bien y ganar títulos. En tu caso, llegaste muy joven, estuviste muchos años y conseguiste muchos éxitos, lo cual tiene mucho mérito.
Sí, yo doy gracias… Y dos años de capitán. Yo gané todo, yo gané dos ligas, una Copa del Rey, gané una Copa de Europa, dos Recopas… He ganado muchos títulos, he jugado dos Open McDonald´s, he jugado con la selección de Europa, o sea, me ha ido muy bien en el Real Madrid. Para mí ha sido una etapa estupenda, pero hubo un momento al final pues que… quería hacer otras cosas, quería divertirme en la cancha y en ese equipo no me estaba divirtiendo.
¿Te refieres a tus últimas temporadas en el Real Madrid?
El último año ya no disfrutaba, como te digo, los cambios no habían mejorado el equipo, no me encontraba a gusto y decidí salir del club.
Los anteriores años sí disfrutabas, ¿no?
Sí, siempre, siempre he disfrutado en la cancha. Siempre había que competir, pero siempre he disfrutado.
Volviendo con Bodiroga, ¿era tan bueno como parecía? ¿Cómo era en el día a día? ¿Llamaba la atención ya por entonces?
Sí, era un jugador con muchísima técnica individual, un ganador y, para mí, uno de los mejores jugadores de Europa, de hecho, era el líder de la selección Serbia, fue el líder durante muchos años.
Eras un base con un físico espectacular, un adelantado a tu tiempo, tenías una gran rapidez, potencia y muy buena capacidad de penetración. No eras un base tradicional por entonces. A lo mejor, no supieron entenderte.
Es posible. Yo era un jugador más actual, más de los de ahora. Mira Llull ahora o Campazzo, que son jugadores muy fuertes que rompen. Pues sí, quizá fui un poco adelantado a mi tiempo, puede ser, pero bueno, oye…, yo echo la vista atrás y me quedo con muchas cosas buenas que sucedieron,¿Qué podía haber ido mejor? Probablemente podía haber ido mejor en algunos momentos, pero estoy muy contento.
¿Qué significó la figura de Paco López para ti y, sobre todo, para tu físico? Paco López era el preparador físico del Real Madrid.
Fue clave porque con él trabajé muy bien y mucho tanto durante la liga, como después cuando acababa la liga mejorando aspectos que luego marcaron la diferencia. Yo, como dices, trabajé mucho la forma física, la condición, eso me permitió que nunca tuviera lesiones graves… Me fue muy bien, me fue muy bien.
¿Cómo fueron los años posteriores al Real Madrid?
Estuve un año en Granada, que me lo pasé genial, hice números, creo, del séptimo u octavo anotador nacional, fue un año muy bonito. Los dos de Lugo fueron fantásticos, el primero sobre todo, donde casi llegamos a jugar la Copa del Rey, hicimos la segunda ronda estupenda, los americanos eran increíbles, Anthony Bonner y Devin Davis.
Fue una época muy bonita, yo me lo pasé muy bien. Era otro enfoque distinto del baloncesto, no había que ganar títulos, había que divertirse, había que mantener al equipo en la ACB, era otra cosa, pero me lo pasé muy bien.
Y te retiraste en Fuenlabrada.
Me retiré en Fuenlabrada porque era el equipo que estaba en Madrid, pero… (resopla). Ese año fue complicado porque el entrenador era Óscar Quintana y era muy rígido. Tenía su esquema de juego desde el principio conceptualizado. Tenía su primer base, que era un chaval joven, y nunca quiso darme la oportunidad de jugar minutos continuados.
No hubo conexión.
No hubo conexión, para nada. Y bueno, es que él tenía mi edad. Teníamos los dos, en aquel entonces, 36 años. En vez de apoyarse en mí para muchas cosas, pues intentaba competir, y yo, pues bueno, como esto es lo que había, pues nada… Pero bueno, oye, se acabó una etapa y se acabó, no pasa nada.
¿Te llegaron ofertas interesantes cuando saliste del Real Madrid?
Estuve a punto… Me surgió una oferta muy buena para ir a jugar al Panathinaikos el último año del Real Madrid, pero al final… (resopla), era a mitad de temporada, tenía que mover a mi familia y no se pudo hacer.
Y luego, tuve ofertas cuando jugué la liga de verano para los Houston Rockets en mi segundo año en el Madrid. Rudy Tomjanovich, que era el entrenador, me ofreció seguir en el quipo, pero yo tenía dos años más de contrato con el Real Madrid con mucha pasta y el Madrid no cedió a esa petición. Y, en aquel entonces, los clubes americanos no pagaban restricciones, no apostaban tanto por los jugadores de fuera.
¿Quiénes han sido tus mejores amigos dentro del baloncesto?
Bueno, en el Estu siempre me apoyé mucho, tuve muchísima amistad con Alberto Herreros… (se queda pensando durante unos segundos). Con Alberto Herreros tuve muy buena relación, con Pedro Rodríguez también, con Javi García Coll. Y luego en el Real Madrid…, con Bodiroga hice muy buena amistad, con Sabas hice muy buena amistad, muy buena, que perdura.
¿Quién más? Bueno, también en la selección española Manel Bosch, Ferrán Martínez, no sé, con ese tipo de jugadores he mantenido una gran… Con Chichi Creus también, fuera del Real Madrid, muy buena. Tengo una gran relación con Epi también. Antonio Martín en el Madrid. Con todos esos jugadores mantengo una muy buena amistad.
Has vivido momentos complicados a lo largo de todos tus años como profesional del baloncesto.
En las carreras de los jugadores de baloncesto siempre hay momentos jodidos, o porque te lesionas, o porque pierdes una final, o porque no juegas. A mí me ha pasado de todo. He tenido lesiones y he estado jodido, ha habido finales que no he ganado, ha habido momentos en los que no jugaba… Son momentos jodidos, pero bueno, aprietas los dientes y sigues adelante, no te queda otra.
La honestidad es muy importante para ti.
Mucho, mucho, mucho, muy importante.
¿Has visto falsedad, mentiras en el mundo del baloncesto?
Mucha, mucha, pero luego en la vida también. Eso existe en todas las facetas de la vida. Hay gente que tiene sus intereses, lo he aprendido con el tiempo… Mi máxima es intentar ser una buena persona, no engañar a nadie y ser una persona correcta, una buena persona.
Eso es lo que intento y bueno, las personas que no están a la altura o que no me ofrecen eso que yo demando, que es honestidad, pues me aparto yo con mucho silencio y ya está. Sin dar explicaciones te vas, te apartas y ya está. Sigues tu camino.
Estás muy metido ahora en los medios de comunicación. Has estado comentando en televisión a la selección española en los grandes campeonatos.
Con la selección española he tenido un acuerdo para retransmitir todos los partidos del grupo Mediaset, que tenía los derechos para los campeonatos de Europa y los Mundiales de baloncesto de la selección española, es decir, todos los campeonatos de la selección menos los Juegos Olímpicos, para los cuales tenían los derechos Televisión Española, por lo cual esos partidos yo no los retransmitía.
Pero ya hacía otros partidos para Canal Plus con la NBA, había hecho también partidos de la liga ACB con Telemadrid. Ya tenía un recorrido bastante extenso retransmitiendo. Pero la etapa de la selección española la verdad es que fue muy bonita, muy especial. Y siempre he procurado cuando retransmito, cuando trabajo como comunicador en la televisión, ser muy realista con lo que veo, pero guardando mucho respeto en cómo se dicen las cosas y siempre intentando ser constructivo en mis comentarios para que la gente entienda el baloncesto.
Acercar el baloncesto a la gente, acercar un producto tan importante para la gente como es la selección española de baloncesto, que es un referente en el mundo del deporte, y haciéndolo con mucho respeto aportando mi conocimiento, mi granito de arena para que la gente disfrute de esos partidos.
¿Piensas que contigo, cuando jugabas, hubo gente que no actuó así, con el respeto del que hablas?
Probablemente, probablemente.
Eran otros tiempos…
Bueno, yo no creo que sea una cuestión del momento, sino de las personas. Probablemente.
¿Ha cambiado mucho el trato de los medios de comunicación con los jugadores?
Cuando he hecho los partidos de la selección española, he procurado hacer lo contrario de lo que han hecho muchos periodistas conmigo, ser una persona constructiva a la hora de emitir un juicio.
Cuando tú comentas una jugada, comentas un partido, hay que comentar lo que ves, y hay que dar tu opinión también de lo que está pasando. Pero mis críticas son siempre constructivas, no son destructivas. Y alguien que no está jugando bien, se puede decir: “No está teniendo su mejor día”, y ya está.
Puedes decir eso así o puedes decir: “Este jugador es un desastre, este jugador no vale”. Pues no. Puedes decir: “No está teniendo su día, pero no pasa nada. Son doce jugadores, tendrá que salir otro a hacer ese trabajo y ya está. Tendrá que trabajar este aspecto, pero es un jugador que tiene capacidad…”. Puedes decirlo de muchas maneras porque al final si todos vamos por el mal camino te cargas el deporte, te cargas el equipo…
Creo que hay que hacer críticas constructivas, no engañar tampoco al que tienes delante, decir la verdad, pero por qué vas a herir a la persona, por qué vas a ir a hacer daño, no tiene ningún sentido. Y he visto gente que sí ha ido a maltratar, a hacer daño… Lo he visto y lo he sufrido. Pero bueno, de todo se aprende en la vida.
¿Cómo piensas que han ido evolucionando los medios de comunicación desde tu etapa de jugador hasta la actualidad?
Creo que sigue habiendo gente muy buena ahora y gente menos buena, igual que en aquella época, es lo mismo. Lo que pasa es que ahora pues quizá hay más medios, hay más recursos, hay más tecnología para ver las jugadas. Cuando yo empecé todo era mucho más precario, por decirlo de alguna manera.
Ahora hay revisión de jugadas, hay más recursos para retransmitir mejor, pero la calidad del que habla depende de la formación. Igual que antes había gente muy buena y menos buena, pues ahora igual, ahora hay gente muy buena y gente menos buena.
Estabas con Siro López cuando comentabas a la selección española.
Sí, siempre éramos un trío. Él era la persona que hacía de comentarista y luego los dos técnicos especializados, que normalmente era un entrenador y un jugador, o un jugador, que siempre fui yo, y un experto en otra materia. En la primera etapa fue Antoni Daimiel y luego fue Pepu durante mucho tiempo, y luego incluso los tres, siempre con ellos.
¿Se sufre mucho al otro lado de la pantalla cuando comentas a la selección española, que es el equipo de todos?
Sí, cuando uno hace a la selección española o cualquier partido de baloncesto desde los micrófonos, siempre se sufre más, es mucho mejor afrontar el partido desde la cancha, como lo he hecho yo toda la vida. Pero bueno, es otra manera de estar cerca del baloncesto y a mí me gustó mucho, me gusta mucho hacerlo, de hecho.
¿Destacas algún momento por encima del resto? Comentaste, por ejemplo, el partidazo de Pau Gasol en Lille en las semifinales del Eurobasket del 2015
Sí, dos momentos muy bonitos, ese fue muy bonito, quedamos campeones de Europa y fue un campeonato precioso. Y luego, el último que ha ganado la selección post Gasol, que fue contra todo pronóstico en Alemania. Ese fue espectacular también, fue un campeonato inesperado por cómo jugaron y cómo resolvieron contra equipos teóricamente muy superiores. En otra etapa España era líder por esa generación tan increíble, pero en este último campeonato, como te digo, fue todo espectacular, la verdad.
Un gran base, una pena su pobre bagaje con la Selección nacional.
Muy feo decir que Tomás Jofresa feu convocado a los JJOO y no él «porque [Tomás] estaba de moda, porque iba Rafa y porque era en Barcelona». Muy feo. Me cuesta creerle en el resto de la entrevista a partir de esto.
Tal cual
Eran dos bases de estilo similar, pero Tomás era muchísimo más completo. Antúnez jamás llegó al nivel del mejor Tomás, el de esos años. Con Rafa no hay comparación posible, era infinitamente mejor.
Sí, sí, era más completo, porque si Antúnez era un descerebrado Tomás era un completo descerebrado.
Imagino que hace bastante que no veis un partido de la Penya y lo habéis idealizado
Un gran base , como se insinúa en la entrevista , quizás adelantado unos años a su tiempo . Pero sabe mucho de este deporte y ha vivido unos momentos inolvidables con figuras inigualables del mundo del baloncesto .
Gracias por tanto, Antunez .
Ah, Tontúnez. Qué buenos eran aquellos malos.
Tontaina tenías que ser.
Entrevista completísima , cómo siempre Javier.
Antúnez , el precursor de los bases modernos: gran físico y gran penetrador.
Tenía otra idea de Antúnez. Pensaba que era más frío. La verdad es que la entrevista me ha sorprendido porque se ha desahogado con algunos temas, como su salida del Estu. Os felicito por haberlo conseguido.
Chapó. Poco más que añadir. No se ven muchas entrevistas de este tipo, con tanta profundidad.
Se ha quedado a gusto Antunez. Muy interesante la entrevista
«Enseguida me di cuenta que estaba en el lado bueno de la historia», «Me acuerdo que en el último momento decidió convocar a Tomás Jofresa porque estaba de moda»……..Vaya tela!!!
Me falta la pregunta de cuántas veces quiso Sabonis arrancarle la cabeza porque no metía un balón en condiciones. Qué malo era en estático, virgen
Como se ha sincerado Antúnez en la entrevista. No me lo imaginaba yo así, aunque algunas cosas que ha dicho no son políticamente correctas, pero se agradecen estas entrevistas donde el deportista se sincera de este modo.
Un gusto leer estas entrevistas entre amigos publicadas, el estilo JD.
Complicado discrepar de lo de Tomás Jofresa con ese torneo tan horrible con el angolazo.
Y por otro lado, volvemos al politizado deporte español y clasista deporte europeo. La postura del Estudiantes es comprensible pero hipócrita. Va siendo hora de poner techos de gasto para que compitan en igualdad de condiciones. Eso es lo que deberían reclamar los dirigentes en lugar de poner vetos a personas que hacen lo que harían esos mismos dirigentes si el dilema fuera suyo.
Hay que entender el lado bueno de la historia porque el Estu vivía agarrado al victimismo. La Demencia es la madre de la Ciencia, el culmen de la estupidez, con todo el respeto. Eres estudiante, inconformista, rupturista. Pero sé inteligente y propón mejoras realizables, no utopías.
Muy buena entrevista.
Me he quedado (una vez más) con las ganas de saber qué pasó con José Lasa.
Javier, maravillosa entrevista combinando lo humano y lo profesional de José Miguel. Hay cuestiones con las que podremos estar o no de acuerdo, pero yo como aficionado al basket desde hace ya muchas décadas simplemente quiero disfrutar, no pensar en polémicas por algunos comentarios. Antúnez fué un muy buen jugador, sin duda, pues con ese recuerdo me quedo. Un saludo.
Maravillosa entrevista a Antúnez, pilotada magistralmente por el experto baloncestista Javier Balmaseda (autor de un enriquecedor libro biográfico sobre Fernando Martín).
En este artículo ha compaginado a la perfección el aspecto estadístico (Ligas, Copas, Euroligas, Selección…) con el emotivo (amistades personales con Herreros, Pinone, Sabonis, Bodiroga…). Y muy significativos también los gratificantes episodios vividos en las temporadas en que jugó con equipos modestos (antes y después del Real Madrid: Estudiantes, Granada, Lugo, Fuenlabrada…).
Muy bien todo. ¡Qué lindos recuerdos del baloncesto de los años 90!
Cómo siempre, un gustazo, leer (y empaparse documentadamente) las curiosas e interesantes entrevistas realizadas por Javier Balmaseda.
Chapó.
Tenía a Antunez por un tío frío e incapaz de contar nada que mereciese la pena al oírlo en las retransmisiones. Ojo todo lo que ha dicho aquí. Entrevista grandiosa, de lo mejor que he leído últimamente.
Que maravilla de entrevista Javier, eres capaz de sacar la claves deportivas y de vida, de todos tú entrevistados y en este caso me siento identificado mucho con la actitud de Antunez y su forma de enfocar el después de su vida activa con un balón de baloncesto, sabiendo readaptarse por completo a un mundo diferente sin perder de vista el aspecto deportivo y creo que si tienes que elegir un deporte maravilloso para aquéllos que nos hacemos mayores es la 🚲, es una maravilla de deporte y no agresivo con las articulaciones que después de una vida exigente a alto nivel, siempre se quedan algo tocadas.
De nuevo gracias Javier por mostramos tanto de Antunez 👏👏
Muy buena entrevista de Balmaseda, como siempre. Antúnez fue un buen base, no un excelente base, pero también muy necesario en equipos como el Madrid. Muy coherente en sus declaraciones y buen comentarista. Y el Estudiantes… pues igual que los del Atleti, con un incurable complejo de inferioridad (bueno, en realidad no es un complejo, es que son inferiores). Tiene toda la razón del mundo en lo que explica de su salida de los colegiales. Si van del Estu/Atleti al Madrid, son traidores, peseteros, desagradecidos… si es al revés, al madridismo le da igual porque si no nos valen, que se vayan donde quieran, pero no se les trata como a apestados.
Las entrevistas de ex-jugadores de baloncesto (casi siempre del Madrid) de Balmaseda son las peores de largo de Jotdown. Preguntas sin punch, mucho peloteo y una supuesta profundidad que no veo por ningún lado. Y sin embargo no faltan nunca un montón de comentarios catalogándolas de maravillosas.
Respecto a Antúnez, ha soltado varias frases ya citadas en otros comentarios que le definen bastante. En todas sus entrevistas siempre saca a colación su «no-fichaje» por Houston Rockets, que no se lo cree ni él mismo.
En aquel Eurobasket 1991 de Roma España dio bastante pena en la fase de grupos, ganando a la «potente» Bulgaria de milagro y sufriendo una barbaridad contra una Polonia que no es la de hoy día. La derrota contra Yugoslavia, que jugó a medio gas, era algo normal. Después sí jugó una gran semifinal contra Italia, donde el arbitraje caserísimo fue decisivo para no alcanzar la final. Se terminó ganando el bronce con un muy buen partido contra Francia. Por cierto, en ese Eurobasket quien se salió absolutamente fue Antonio Martín. De largo su mejor torneo con la Selección.
De Antúnez tengo muy mal recuerdo como jugador. Tirador errático y básicamente aprovechable en contraataque. Ni siquiera era buen pasador (Jose Lasa e Ismael Santos eran los que hacían jugar a sus compañeros en aquel Madrid). Me parecía sobrevaloradísimo, y su presencia en el Madrid habla bastante mal de su generación de bases nacionales en comparación con la anterior (la de Solozábal, Costa, Creus, Joe Llorente, el último Corbalán) y la que vendría después con Calderón, el Chacho, Llull, Ricky, etc.
De Tomás Jofresa hace tanto que no veo un partido como de Antúnez. Y lo que recuerdo con claridad es que Tomás era mucho mejor jugador. Más rápido, mejor pasador, más atlético y mejor tirador y defensor. No era un gran director de juego como su hermano Rafa, y por eso se le utilizaba como suplente para revolucionar partidos. Pero decir que se le convocó a Barcelona 92 por moda antes que a Antúnez… Lo dicho, el ego del personaje se define solo.
Suscribo todo lo que dices.
Además de un comentarista de tv pésimo(siempre enchufado por un amigo suyo)
Como diría Roberto Gómez: «¡ENTREVISTÓN!»
Otra gran entrevista de javier, esta vez de un gran jugador que quizá no valoramos lo suficiente en su etapa en el real madrid. Como siempre muy interesante este tipo de entrevistas de exjugadores contando vivencias pasadas, mis felicitaciones 👏 👏 👏
No solo lo que cuenta de Tomas Jofresa me ha llamado la atención, también lo de Lasa, lo de Mark Simpson, y que no se olvide, también a tirado alguna pulla contra Laso. No tenía yo a Antúnez por que contara tantas cosas. Da gusto conocer a estos deportistas en las entrevistas. Muy buena la entrevista de Javier, al que ya le seguía en planetacb, y deseando leeer la siguiente.
¡Vaya pedazo de entrevista! Increíble el trabajo de Javier Balmaseda aquí. Sinceramente me gusta mucho su estilo. Sólo puedo pedir que haga más, el llevarnos a estos grandes de vuelta a nuestras cabezas con cada pregunta. Muy grande.
«llevó a Tomás Jofresa porque estaba de moda». No,lo llevó porque ese año casi es campeón de Europa con el Joventut y gana la liga. Antúnez como siempre destilando soberbia y chulería . Base con buen físico pero de un nivel técnico mediocre para la élite. Por eso no fue a la selección casi nunca. Como desquiciaba al pobre Sabonis cuando no se la pasaba.
Si es que ya se lo dice Javi en la entrevista. Se va del Estu y al año siguiente ganan la copa del rey y se meten en la final four. Se quedaron con el bueno, Azofra; y sacaron una pasta por el menos bueno.