Entrevistas Deporte rural vasco

Iñaki Perurena: «Ha habido positivos por nandrolona en el levantamiento de piedra»

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Iñaki Perurena para Jot Down 1

[Esta entrevista se publicó orginalmente en julio de 2013]

Iñaki Perurena (Navarra, 1956) fue el primer hombre que levantó, de forma documentada, una piedra de 315 kilos. Lo hizo en 1990, una década en la que su popularidad trascendió las fronteras del País Vasco. Desde entonces, este ganadero y carnicero navarro ha luchado contra la imagen estereotipada que se tiene de quienes practican el harrijasotze (levantamiento de piedras). «No soy solo un forzudo», repite a lo largo de la entrevista.

Quizá para demostrarlo, ha creado su propio museo, plagado de esculturas que él mismo ha realizado, y participa como actor en un popular culebrón de la televisión vasca. Ahora está ya retirado de la piedra. Quedamos en Leitza, su pueblo, un municipio navarro de apenas 3000 habitantes donde solo se oye euskera. En la plaza central está la carnicería que la familia Perurena gestiona desde hace casi cuatro décadas. Iñaki llega caminando con paso irregular. Se sienta inmediatamente.

¿Fastidiado?

Un poco, sí. Estoy yendo a etioterapia, ¿sabes lo que es?

No.

Es un tratamiento a través del pulso. Te ponen la mano en la muñeca y van recibiendo una información. Con esa información, se ponen un tratamiento.

Suena a magia.

Pues casi.

¿Y cómo has llegado ahí?

Últimamente tengo problemas lumbares. Tengo un pinzamiento en la L4-L5. Y artrosis. Todo el mundo me dice: «es normal, con la de burradas que has hecho con la piedra»… Le pregunté al médico, le dije: ¿es consecuencia de eso? Me dijo que no, que es genético.

Entonces también has ido al médico.

Sí, sí. Y a masajistas, a fisioterapeutas, a estiramientos… Fue uno del pueblo quien me recomendó ir a un tratamiento de energías, a Pamplona.

¿Pero tú crees en esas cosas?

Bueno, si noto que mi cuerpo mejora… La artrosis es degenerativa, y yo sé que de aquí a diez años, si vivo, tendré más problemas de artrosis.

¿Sigues levantando piedras?

No, he parado. En los últimos años, cuando tenía una actuación, tomaba un antiinflamatorio antes de ir y, aun así, tenía problemas.

Bien, empecemos por lo obvio. ¿Qué es el harrijasotze (levantamiento de piedras)?

En el pueblo vasco hay una serie de deportes tradicionales, rurales, autóctonos, que en nuestro idioma se llaman herri kirolak. El deporte del pueblo. Es el trabajo hecho deporte. Y eso, en su tiempo, ocurrió aquí y en otros sitios. En la antigua Grecia se levantaban piedras. En el museo de Olimpia se conservan piedras con inscripciones que dicen que alguien las levantó.

Con el paso del tiempo, la piedra fue cayendo en desuso con fines deportivos en casi todo el mundo. Nacieron otras pruebas, como la halterofilia. Pero aquí, en el pueblo vasco, se produjo un camino a la inversa.

A finales del XIX se empezaron a levantar piedras con formas y medidas determinadas. Se hizo una federación, un reglamento, controles antidopaje… Se convirtió en actividad deportiva. Hoy en ningún sitio se practica el levantamiento de piedras tal y como lo practicamos aquí.

Eres el principal referente de levantamiento de piedras, tanto en el País Vasco como fuera de él. Hubo un momento, en los años 90, en que te convertiste en un fenómeno mediático a nivel nacional, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta lo minoritario del deporte que practicas. ¿A qué crees que se debió tu popularidad?

Creo que es bastante simple. Yo empecé a levantar piedras en Navarra, cuando lo tradicional era hacerlo en Gipuzkoa y en Bizkaia. En Navarra lo tradicional eran otros deportes como el corte de troncos o la pelota. Aquí apenas se practicaba el levantamiento de piedras. De hecho, mi familia no quería que levantase piedras porque pensaban que me podía estropear. Yo aprendí mirando fotografías. Iba a la biblioteca, buscaba una fotografía de una alzada y me pasaba horas mirándola. Incluso inventé una técnica.

¿En qué se basa?

Cambié de sitio los agarres de la piedra, los puse más arriba. Al estar más altos, el ángulo lumbar es menor y el levantador tiene que agacharse menos. Aquello fue una pequeña revolución en la piedra. En la actualidad es la única técnica que se utiliza para levantamientos pesados. Con ella batí todos los récords a los 20 años y llegué a la barrera de los 300 kilos. Supongo que por eso llamé la atención de los medios de comunicación.

Con todo, sigue siendo sorprendente que los medios españoles mostraran tanto interés por un levantador de piedra.

Sí, es cierto. De hecho, Mikel Saralegi batió mi récord a dos manos y no ha tenido el eco mediático que tuve yo. Creo que también influyó un programa que hizo Javier Gurruchaga. Viaje con nosotros se llamaba. Me invitó a una entrevista y levanté piedras y hasta bailé claqué. Supongo que la gente pensaría: ay, Dios, pero este tío…

También llamó la atención el hecho de que no quisieras hacer apuestas, algo tradicionalmente vinculado al levantamiento de piedra. ¿Por qué lo hiciste?

Porque la apuesta tiene condicionantes negativos. Cuando hay un dinero en juego viene la picardía.

¿No te gusta que se apueste, entonces?

No, que se apueste está bien, pero… Si la finalidad es ganar la apuesta, puede haber gente que eche mano de argucias. Yo no quería eso. Mi auténtica apuesta es levantar la piedra, ver hasta dónde soy capaz. Siempre he intentado dignificar este deporte, darle otra imagen. Dejar claro que no soy un forzudo.

Iñaki Perurena para Jot Down 2

¿Se puede vivir de levantar piedras?

Profesionalmente, soy carnicero y ganadero. Siempre he hecho una actividad de trabajo junto con la piedra. La piedra ha sido algo que he hecho en los ratos libres, una forma de vivir la vida, pero económicamente no se podía vivir de levantar piedras.

¿Tampoco hoy?

No.

¿Ni siquiera hay ingresos de patrocinio?

Hubo momentos puntuales de pequeños patrocinios, que ahora, con la crisis, se han reducido todavía más. Y los festivales de pueblos también han reducido el presupuesto.

Siempre has sostenido que tú no eres un forzudo y que, por tanto, no quieres tomar parte en las pruebas de Strongman. Que no es eso lo que haces.

Es que el strongman realiza pruebas de fuerza: mueve un peso, arrastra un camión… Yo no hago esas cosas.

¿Nunca te ha dado por arrastrar un camión?

Una vez tuve que empujar un coche porque me quedé sin gasolina. Mira, te voy a contar una anécdota. Cuando yo tenía veintipico años, un chico de Bilbao me ofreció un libro en inglés escrito por Terry Todd, que era un strongman muy conocido. Era un libro de entrenamiento para pruebas de fuerza. Hace un año me llamó un amigo de Madrid y me dijo: mira, estoy con Terry Todd, y me dice que quiere ir a tu casa.

Es un señor mayor, tendrá setenta y pico años [falleció en 2018]. El hombre vino aquí y se emocionó al ver todas las cosas que tengo relacionadas con la piedra. Entendió que yo nunca he querido ser el más fuerte. Yo solo quería levantar piedras.

¿Hay dopaje en el levantamiento de piedra?

Sí. Ha habido positivos por nandrolona en el levantamiento de piedra. Ahí estaba implicado el doctor Peraíta, de Madrid.

Cada vez está más extendida la opinión de que, si exigimos tanto a los deportistas, quizá se deban relajar los controles antidoping. ¿Qué opinas de eso?

Naroa Agirre, la saltadora de pértiga, ha trabajado conmigo de actriz en la serie Goenkale. Ella dice: «no hay deporte sin doping, pero sí hay deportistas sin doping». Yo, en mi trayectoria deportiva, lo he tenido clarísimo. En el deporte rural siempre se han hecho controles antidoping, pero eran controles muy parciales porque no tenían medios.

Hasta que, en 1992, los controles se volvieron mucho más serios. En los últimos años se han derrumbado muchas cosas. Armstrong diciendo que no se puede ganar un Tour sin doparse… Todos pensamos que en el deporte de élite no se puede hacer nada sin doparse. Eso me duele.

¿Tú nunca te has dopado?

Yo nunca me he dopado. Lo digo bien claro y bien alto. Lo puedo decir de mí y de mi hijo, al que durante muchos años he entrenado en el levantamiento de piedras.

Tú aprendiste mirando fotos y has terminado siendo entrenador de tu hijo Inaxio, que este año ha conseguido levantar la piedra de 300 kilos. ¿Qué le has enseñado?

He intentado enseñarle todo lo que creía saber. Mis tres hijos pasaron la infancia entre piedras, que estaban en el sótano de nuestra casa. A Inaxio le hice un balón lleno de hormigón y un tronquito. Con cinco años salió a la plaza por primera vez a levantar aquel tronquito. ¿Y sabes lo que le preguntó un periodista? Le preguntó: «¿Cuándo vas a batir los récords de tu padre?».

Así son los periodistas. Siempre ha existido esa comparación padre-hijo. Yo he intentado inculcarle dos cosas. Primero, que disfrute con la piedra. Y segundo, que llegue al 100 por 100. Y al 100 por 100 se puede llegar por los caminos adecuados, sin entrar en caminos prohibidos, dando el do de pecho todos los días.

¿Qué dieta practica un levantador de piedras?

Cuando levantaba las piedras grandes, hacía las cosas mal. Y, cuando empecé a hacerlas bien, dejé de levantar piedras. Yo más que un hombre fuerte parecía un hombre gordo. Comía mucho, me encantaba la Nocilla. La comía a cucharadas, horroroso. Pero, aunque estuviese gordo, estaba fuerte.

¿En qué pensabas cuando levantabas una piedra de 300 kilos?

Justo antes de levantar la piedra visualizaba una alzada. Son los momentos más difíciles porque a tu mente llegan dos ángeles, el bueno y el malo. El ángel bueno te anima, te dice que lo vas a hacer muy bien. Entonces, cuando te decides a ir a por la piedra, te llega el ángel malo y te dice: un momento, hoy no vas a levantar la piedra.

¿Te acuerdas de aquel entrenamiento en que no pudiste? Pues eso te va a pasar hoy. Y tú tienes que apartar al ángel malo, mandarle a la mierda y convencerte de que vas a levantar la piedra. Y, cuando la estoy levantando, me veo desde fuera, como una cámara de vídeo que me estuviese grabando.

¿Has perdido la concentración alguna vez mientras levantabas una piedra?

En los entrenamientos sí me ha ocurrido que, tras calentar y atarme todo el ropaje, me he quedado mirando la piedra, me he quitado la faja y me he marchado.

¿Crees que desaparecerá el levantamiento de piedras como en su día desapareció el levantamiento de barra?

Pues igual sí. En otros sitios ha desaparecido. Aunque sí es cierto que el vasco hace un esfuerzo por mantener aquello que siente como parte de su identidad. Los indoeuropeos entraron en Europa y todas las lenguas desaparecieron menos el euskera. 2000 años después, el Imperio romano conquistó toda Europa. Por entonces el euskera se hablaba desde Burdeos hasta Zaragoza, y con los romanos perdió mucho territorio, pero sobrevivió. Parece que los vascos hemos creado unos anticuerpos para mantener lo que consideramos que es una identidad. Y el levantador de piedras es parte de ella.

¿Por qué crees que la lengua y la cultura vasca han sobrevivido a tantos vaivenes de la historia?

El lingüista Koldo Mitxelena decía que quizá le hace fuerte su propia debilidad.

Iñaki Perurena para Jot Down 3

¿Qué deportes te interesan?

No tengo mucho tiempo para ver deportes. Me encantan la pelota y el atletismo.

¿Alguno masivo? ¿Fútbol, baloncesto?

No. En mis tiempos decía que les tenía un poco de rabia. El fútbol ya no es deporte. Es un espectáculo, un montaje inmenso. Los que practicamos deportes minoritarios le tenemos una cierta rabia. Tú estás todo el año entrenando, tienes un problema físico y nadie lo tiene en cuenta, no hay un periodista que te pregunte. Pero un futbolista tiene un retortijón y parece que se va a caer el mundo.

¿Lees prensa en papel?

Más que por internet. En internet solo busco lo que me interesa.

A alguna gente quizá le choque saber que también has ejercido como bertsolari (tradición vasca consistente en improvisar versos cantados).

Verás, en mi niñez tuve una relación muy bonita con mi abuelo. Él me cantaba versos, y yo los memorizaba. Y, bueno, algún verso sí que he compuesto y he cantado. Cuando tenía 20 años dije alguna vez que era bertsolari. La verdad es que lo decía para romper con la imagen del forzudo que solo come chuletones y levanta piedras. Pero eso no quiere decir que sea bertsolari, por supuesto. Yo soy harrijasotzaile.

¿Qué lees?

A lo largo de mi vida me han preguntado muchas veces: ¿quiénes sois los vascos? Así que, en los últimos años, me he dedicado a leer muchos libros sobre mi pueblo y mi historia para darme una respuesta a mí mismo y a quien me pregunte.

¿Y has encontrado una respuesta?

Sí.

¿Quiénes son los vascos?

El pueblo que perdura.

¿Crees en Dios?

¡Sí, hombre! Hasta la tribu indígena más recóndita tiene creencias. Aquel antepasado nuestro que era recolector, cazador y pintor tenía un dios celeste. Había algo superior. Creo que todos necesitamos aferrarnos a algo, hasta el más ateo lo necesita en algún momento.

¿Te santiguas antes de levantar la piedra?

Sí. Es una traición que aprendí de chaval y que mantengo. De hecho, tengo una anécdota al respecto. Un día fui a levantar piedras a la prisión de Basauri. Juntaron en el comedor a todos los reclusos, hombres y mujeres. Cuando empecé a santiguarme, uno se puso a gritar y a mofarse, pero todo el mundo le hizo callar. Fue impresionante. Recuerdo que un halterófilo iraní besaba el suelo. Son gestos que demuestran que estás haciendo algo serio. Marcan el ritual.

Hablemos de tu carrera en televisión. Hace años que actúas en Goenkale, un conocido culebrón vasco. ¿Cómo llegaste ahí?

A mí, como a cualquier otro deportista, me han hecho entrevistas, y alguien debió de pensar: joer, este tío no responde con monosílabos. ETB [la televisión pública vasca] me propuso hacer pequeñas presentación de recorridos turísticos por Euskal Herria. Lo hice. Luego me propusieron conducir un programa concurso y también lo hice.

Después presenté un programa de niños, disfrazado de pirata. Y luego me llamaron de Pausoka, la productora que hace Goenkale, para proponerme algún trabajillo de actor. Me dijeron: ¿Te atreves? Y yo dije: ¿vosotros os atrevéis? El atrevimiento fue mutuo. Con el tiempo me di cuenta de lo que significa ser actor. Al final aprendes. He aprendido a trabajar en equipo, porque con la piedra estás solo.

¿Qué películas te gustan?

Muchas. En invierno, mi hijo pequeño trae muchas películas a casa.

Recomiéndame una película.

Una película que me impresionó recientemente fue Un dios salvaje, de Roman Polanski.

¿Y alguna que te impactaba de joven?

Testigo de cargo, de Billy Wilder. Y todas aquellas que te llevaba la iglesia a ver de chaval: Quo Vadis, Las sandalias del pescador

¿Sueles ir al cine?

Sí, a Donosti.

Iñaki Perurena para Jot Down 4

A las afueras de Leitza se ubica Peru-Harri, una suerte de museo que Iñaki Perurena ha levantado en honor a la piedra. Allí, en una verdísima montaña, autobuses de jubilados procedentes de toda España contemplan las esculturas realizadas por el propio Iñaki y su hijo Inaxio.

Decir que Peru-Harri es un museo no es muy exacto. ¿Cómo lo definirías tú?

Yo digo que es un sentimiento. Uno que me dio vueltas durante años hasta que, hace una década, me puse manos a la obra. Sin ser escultor y sin medios, con el tractor que tenemos en el caserío, Inaxio y yo empezamos a hacer una figura. Sin planos y sin saber lo que iba a salir.

Mi hijo llevaba el tractor y aprendió a soldar el hierro. Yo di la forma al hormigón y a la piedra. Primero hicimos una figura de un levantador de ocho metros. Luego una mano alzada hacia el cielo, una gran txapela (boina) en honor al padre… Peru-Harri es un escenario para contar una historia.

Tu historia.

Sí. Mi historia.

¿Y lo has pagado todo tú?

Todo.

¿Hay algún escultor que te guste especialmente?

Hay un hombre impresionante que, para mí, más que escultor era pensador. Jorge Oteiza. Fue el hombre que más arañó el alma vasca a pesar de no saber euskera.

¿Qué te atrae del pensamiento de Oteiza?

El desencanto. Estás dando vueltas a un tema durante toda tu vida y al final… solo hay vacío.

¿Te sientes identificado con ese desencanto?

Bueno…

¿Te ha desencantado la piedra?

No. La piedra no.

¿Las instituciones?

Te voy a decir una cosa. Lo que yo hago es levantar piedras. Es deporte rural vasco, así lo llaman. Pero, en Navarra, para no decir «vasco», se dice «autóctono», «tradicional», «rural»…

Es conocida tu postura política a favor de una Euskal Herria [la suma de las siete provincias donde se habla euskera: las tres de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés] con estatus de Estado independiente. ¿Crees que llegarás a verla?

Lo veo difícil. A mí me gustaría ir por el mundo con un solo título, sin ir en contra de nadie. A mí me gustaría ir por el mundo con un pasaporte vasco.

¿Crees que ese pasaporte vasco es más viable ahora que hace 40 años?

No lo sé. Yo pienso que las autonomías fueron un logro, pero… En Navarra existió un autogobierno, fue un reino independiente… Y cuando hablas de esto, siempre hay alguien que te dice: ya, pero eso fue en el medievo. Si empiezas a analizar los pasos que se han dado para llegar a la situación actual, te das cuenta de que aquí ha imperado la razón de la fuerza. Lo que pasa es que la identidad vasca se ha ido difuminando. En toda familia vasca hay ya gente de fuera.

¿Y crees que eso dificulta un posible proceso de independencia?

Pues igual sí. Fíjate las chispas que están saltando con Cataluña.

¿Consideras que lo que está pasando en Cataluña sirve como referencia para el País Vasco?

Como referencia, sí. Son unas gentes que están pidiendo su independencia. Y otras que no, claro. En este momento, para que Euskal Herria llegase a la independencia, habría que pasar por unas elecciones. En la parte de Euskal Herria que está en España, hay muchísima gente que vota al PSOE y al PP. Mucha gente que ha emigrado aquí. Y esa gente que ha venido de fuera puede sentirse identificada con lo vasco, y también puede que no. Así que, evidentemente, está muy difícil. En cualquier caso, a mí me gustaría.

¿Crees que, con el final de ETA, ese proceso de independencia es ahora más factible?

Ojo. ETA ha sido una consecuencia de fenómenos anteriores. Y lo digo sin dejar de ver lo que ha hecho ETA, por supuesto. Cualquier persona que lo estudie se dará cuenta de que ETA es una consecuencia de situaciones anteriores: la Guerra Civil, las Guerras Carlistas… Vas tirando hacia atrás y ves que el conflicto siempre ha estado ahí. ETA ha cometido actos vandálicos, muerte y sangre. Pero antes ya hubo mucha muerte y mucha sangre. Esa vieja herida sigue ahí.

Iñaki Perurena para Jot Down

 

4 Comentarios

  1. Juan ignacio Domínguez de vidaurreta

    Hola Iñaki.Desde siempre soy gran admirador tuyo.Soy de Tafalla Vivo en Segovia,llevo 38:años aquí.Soy NAVARRO hasta las trancas.Nos une lo mismo,je,je Tengo la L4yL5 un poco tocadas.He hecho muchas «»burradas»»con piedras de hasta 120kg.MI PESO son62kg.Coincido en todo contigo.Por otro lado,sin dejar de sentirme Navarro-Vasco,soy partidario de NO poner Puertas al Campo,es decir fronteras.Bastantes nos ponen.Fuerte abrazoy SALUD

  2. «Bonita» manera de resumir lo que fue ETA: Cometió actos vandálicos dice el picapedrero éste. No sólo levantaba piedras con las manos, también su cerebro es de piedra. ¡Aldeano!

  3. Menudo sinvergüenza el picapedrero este.
    Lo de dice de ETA es esperable como buen abertzale que es, pero ¿y lo que dice del dopaje?. Como enfatiza lo de que el médico era de Madrid 🤣🤣🤣🤣🤣
    Tienen tanto complejo con lo castellano que al final van a acabar convirtiendose en una República independiente, pero no vasca, sino islámica. Y sinceramente, es lo que se merecen …

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