Historia del fútbol español

El romance imposible entre Pepe Reina y el Barça

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Pepe Reina

Cada vez más cerca de la retirada, Pepe Reina está acreditado como uno de los porteros españoles de mejor trayectoria. Sobrepasa las dos décadas como profesional, ha sido titular en equipos punteros de tres grandes ligas y ganado títulos con la selección. Llegado ese momento, quizá la única espina que sienta Reina sea el triunfo que le fue negado en el Barça. La gloria barcelonista que en su caso no pertenece al terreno de la utopía.

Reina, sucesor de Zubizarreta

Hubo un tiempo donde los hechos hicieron pensar que Reina heredaría la 1 de Zubizarreta. Desde 1994, el Barça llevaba más de un lustro añorando a la leyenda vasca con la que levantó su primera Copa de Europa. Baía y Hesp fueron efímeros, Lopetegui y Dutruel, inexistentes. De la cantera promocionaron Busquets, Angoy y Arnau por fuerza de edad, sin nivel que permitiera albergar esperanzas de que marcasen época.

Arnau jugó con Van Gaal porque el veterano Hesp «lleva mucho tiempo en baja forma». Vivió una gran noche en Wembley, unas cuantas regulares y otra mala en el Bernabéu antes de volver al banquillo. El modelo de Arnau era Zubizarreta, pero su nivel distaba mucho y compartían un defecto para entonces imperdonable: «soy consciente de que uno de mis puntos débiles es mi juego con los pies».

Desde que Cruyff hablara de la idoneidad de los porteros a la moderna, el asunto se tendría en consideración en el Barça. El exitoso técnico firmó a Unzué, quiso hacer lo propio con Buyo y finalmente probó a Busquets por esa causa. Ninguno mejoró a Zubizarreta pero el concepto siguió vivo en el club, al ser palabra de Cruyff.

En el ecuador de los noventa, Castell era responsable de las porterías en un fútbol base azulgrana que aún se centraba en «trabajar sobre todo elasticidad y bloqueo», según recordó Valdés. Entonces Hoek llegó con Van Gaal a la primera plantilla para asegurarse de que el juego de pies ganase dimensión. Firmaron a Hesp, descartaron a Baía y el preparador de porteros se encargó personalmente de los jóvenes que entrenaban con el equipo, entre quienes se contaron Reina y Valdés.

Pepe Reina

«Reina y Valdés tenían que ver que en el Barça se necesita un portero que pueda construir desde atrás (…) porque era nuestra manera de jugar», expuso Hoek para EUMD. «En 1992, el cambio en la regla de la cesión benefició mucho a este tipo de guardameta [Van der Sar, Hesp o Reina, lo opuesto a Zubizarreta o Baía]», continuó el preparador. Se trataba de potenciar una «función más relacionada con cubrir los espacios que dejaba su equipo detrás de la defensa».

Paralelamente a que Arnau se estableciera en la élite con 23 años, se leía en los periódicos que en el filial estaba Reina. Por su parte, el portero madrileño tenía a Zubizarreta como ídolo pero aseguraba que «el español que más me gusta es Molina, por sus características». Se refería precisamente al juego adelantado del entonces jugador del Dépor.

Según contó Hoek, trabajó con Reina el dominio de la zurda para que su virtud fuese integral. Además de llevar genes de Miguel Reina, otro portero histórico del país, su talla rozaba el metro noventa. Estaba dotado de gran envergadura y personalidad. También paraba penaltis. Con lo fácil que es ilusionarse, ¿cómo no esperar del primer canterano preparado específicamente para la modernidad lo mejor de Zubizarreta, Busquets y Hesp, descartando los defectos de todos ellos?

Los tres meses del mejor Reina

La temporada 2000/01 empezó con Serra Ferrer en el banquillo. La portería la ocupaban Dutruel y Arnau, a quien el nuevo técnico había recomendado una cesión al Valladolid. Este se lesionó en noviembre y Reina ocupó su lugar en las convocatorias. Por entonces el canterano era titular en el filial por delante de Valdés, con quien compartía edad juvenil y estilo de juego. «Ambos eran exageradamente trabajadores. Si Reina subió antes al primer equipo fue por las circunstancias, porque entonces Pepe atravesaba por un mejor momento», recordaría Castell.

Pepe Reina

En la jornada 13, Dutruel sufrió la misma suerte que Arnau y llegó el momento de Reina. Lo sustituyó y el partido contra el Celta se acabó por empatar. Al francés le habían hecho tres goles en media parte y a Reina no lo hicieron ninguno. Se estableció entonces como titular.

 

Era aquel un Barça errático, de mitad alta de la tabla. No perdió en las siguientes ocho jornadas y Reina fue señalado como una de las razones principales en la mejora del conjunto. En el anuario del club, eligieron una fotografía suya atajando el balón para acompañar la crónica titulada «El FC Barcelona remonta hasta el tercer puesto de la clasificación de Liga».

Ya para final de mes, se leyó en El País que «José Manuel Reina, de 18 años, ha sido la llave en la portería en los últimos 11 partidos de los 13 que el equipo azulgrana lleva invicto. En sólo mes y medio ha disipado las dudas que provocaba su juventud para convertirse, a ojos de la afición y del técnico, Llorenç Serra Ferrer, en un guardameta que ofrece garantías para ocupar el vació que dejó Zubizarreta».

Esas líneas fueron escritas en la previa del duro compromiso ante el Valencia, por la fecha 19. El Barça ganó también en Mestalla y dejó su portería a cero en una gran noche de Reina. El cronista Ramón Besa lo reseñó entre los destacados de la marcha del equipo: «No sólo no ha cometido errores pese a su juventud sino que ha transmitido tranquilidad y confianza. El Barça juega sin retrosivor. El hijo de Miguelito Reina tiene ciertos problemas con los balones cruzados, sobre todo por arriba, como la mayoría de porteros de hoy, pero parece sensato, cubre portería, saca rápido y utiliza tan bien los pies como las manos. Falta por conocer sus respuestas en situaciones de mayor compromiso, aunque en Mestalla estuvo impecable. Ha jugado 15 partidos -supera a Dutruel-, no llega a la media de gol por partido (0,8) y en los últimos cinco sólo ha encajado uno. Hasta ahora ha resuelto los partidos con una serena normalidad».

Como apuntó Besa, Reina mostraba nivel suficiente y clara proyección. Además, ofrecía un grado de consistencia impropio para su edad. No por casualidad, fue el portero más joven en hacerse titular del Barça desde la aparición del Divino Zamora a inicios de siglo. Las referencias alrededor de su persona parecían inmejorables.

Entonces entró febrero, llegó otra mala época y el Barça de Serra Ferrer no supo recomponerse por segunda vez. Cayó 4-0 ante el Racing y en el Camp Nou contra el Dépor. Aún en este inicio crítico, la victoria contra la Real previa al Clásico fue apuntada a Reina. Un entusiasta Robert Álvarez escribió en El País que «su trayectoria ha sido ascendente y ha cuajado excelentes actuaciones (…) También ha protagonizado acciones maravillosas, como la parada del pasado sábado en un lanzamiento a la escuadra de Aranzábal o un pase con la mano de 64 metros que dejó a Overmars listo para encarar al guardameta del Alavés en una acción en la que se le comparó con Schmeichel».

El rendimiento de Reina en ese trimestre le sirvió para renovar contrato hasta 2007, como parte de la primera plantilla. A finales de marzo se perfiló el acuerdo, poco antes de que la racha de empates se extendiera y llegaran numerosos goles a la portería que le tocaba defender. Cuando cesaron a Serra Ferrer, tras la derrota ante Osasuna de la jornada 31, el Barça había recibido once goles en los últimos tres partidos de Liga.

El entrenador elegido para sustituirlo fue Rexach, quien en 1995 recomendara el fichaje de Reina para la Masía. «No me dijiste que era tan bueno. Está fichado», le dijo entonces Rexach al padre de Reina, quien aprovechando la amistad que los unía le había solicitado una prueba. La elección de Rexach para el banquillo apuntaba a consagrar de Reina.

Rexach prescinde de Reina

Sin embargo, una de las decisiones inmediatas de Rexach fue prescindir de Reina. No lo convocó para la cita ante la Gramenet del 26 de abril por la Copa Catalunya y recuperó a Dutruel para lo que restaba de campaña. Con Reina en el banquillo, el Barça acabó por entrar en Champions gracias a Rivaldo.

Para el nuevo proyecto, siguió Rexach y Hoek se marchó con Van Gaal a la selección neerlandesa. Se escuchó que Reina saldría cedido, pero se mantuvo. Como parte del equipo profesional, le fue cambiado el dorsal. Que del 35 sólo pasara al 13 llevaba un claro mensaje: partiría como suplente. Y también se reforzaría su posición.

En el mercado estival de 2001, el Barça estuvo a punto de cerrar a Toldo, pero su precio lo impidió. También se ofreció Kahn, según noticia del diario Bild, pero Hitzfeld frenó el tanteo. Finalmente llegó Bonano sin coste. En la treintena, el de River había perdido el puesto ante el joven Costanzo.

Bonano era un arquero «sobrio», según él, de «gran posicionamiento», según un Hoek que más tarde lo dirigiría, y «buen uno contra uno», en palabras de Rexach. ¿Un portero a la clásica para el Barça del antiguo ayudante de Cruyff?

Bonano explicó que «en la pretemporada, tuve que adaptarme a jugar con una defensa adelantada». Aun así, fue elegido por delante de Reina. Pero su desempeño resultó mediocre. «Que se ponga Reina», tituló Besa un reportaje en enero de 2002. Dada la situación, Rexach se vio forzado a ponerlo, como le sucediera a Van Gaal con Arnau poco tiempo atrás.

Bonano falló con los pies en la derrota 2-0 ante el Espanyol y fue suplente la siguiente jornada. «La sorpresa del día la protagonizó Carles Rexach dejando en el banquillo a Roberto Bonano en favor de José Manuel Reina. El cambio en la portería del Barça no entraba en los planes de los aficionados que acudieron al Camp Nou», indicó AS.

Pepe Reina
Reina con la copa del mundo (Foto: Cordon Press)

Fue aquel también otro mal Barça y esta vez Reina no lo mejoró. Ya no se leyeron reseñas positivas sobre el heredero de Zubizarreta, sino que hubo acusaciones de lo contrario. Hasta que Bonano recuperó el puesto en la jornada 29. «No pedí explicaciones cuando me quitaron ni ahora que me tocó jugar (…) Pese a que me perjudique o no tenga que decirlo, me pareció injusto que en el partido contra el Málaga parte de la hinchada silbara a Reina».

Reina se marcha del Barça y aparece Valdés

Rexach abandonó la dirección del equipo a final de curso y volvió Van Gaal junto a Hoek. No mantuvieron a Reina, que marchó al Villarreal. «Quizá me venía un poco grande y, con 18 años, no se me dio la confianza necesaria. Los veteranos no sacaron las castañas del fuego y lo fácil es cargarse a los jóvenes», sentenció el portero poco tiempo después.

Descontento con Bonano y Enke, el sustituto de Reina, Van Gaal acabó por ascender a Valdés, ya titular en el B. Tras vaivenes similares a los de Reina, cuando Rijkaard confió verdaderamente en él, Víctor Valdés sí acabó por ser el nuevo Zubizarreta.

Un comentario

  1. Hombre, el «nuevo Zubizarreta»…Valdés resultó mil veces mejor portero en todo. Una auténtica pesadilla para los no barcelonistas jaja

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