Opinión

Modric se monta un homenaje y finiquita, de momento, la teoría de la conspiración

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Luka Modric (Foto: Cordon Press)
Luka Modric (Foto: Cordon Press)

En el día señalado para el regreso de una leyenda madridista como Sergio Ramos al Santiago Bernabéu, el homenaje se lo guisó y se lo comió Luka Modric con un gran gol en el 81’, precedido de un fantástico control, que se coló ajustado al palo. Ramos no terminó bien con Florentino Pérez y eso se paga: adiós a la nostalgia, al guiño, al cariño, el amor.

Una ovación cuando el speaker le nombró antes de que comenzara el partido y ciao, pescao. El tanto del croata le permite al Real Madrid seguir respirando con tranquilidad en lo alto de la tabla a ocho puntos del Barça y a nueve del Girona que este lunes recibe al Rayo.

En un partido ansioso, con una primera parte trabada, con polémica incluida por el gol anulado a Lucas Vázquez en el 10’ acompañado de los cánticos «corrupción en la Federación», en la segunda se lesionó el árbitro, se paró el juego y el ritmo con el que los blancos pretendían atosigar al Sevilla. Nyland y Lunin se lucieron mientras el reloj corría y el Madrid no encontraba el hueco ante un rival ordenadísimo defensivamente.

Hasta que en el 74’, Ancelotti dio entrada a Modric por Nacho y siete minutos después el casi cuarentón hizo su magia. Desde la media luna, con un control para ponerlo en modo repetición y un derechazo ajustadito al poste, Modric provocó el delirio de su gente.

Es bastante probable que el croata esté jugando su última temporada en el Madrid, pero merece la pena no perdérselo hasta el final porque es de esa clase de futbolistas que cualquiera recordará con facilidad décadas después y tiene la extraña cualidad de generar consenso: es difícil que te caiga mal y son varios los estadios, las aficiones, que le han ovacionado en los últimos años.

El partido venía empantanado por la decisión del Sevilla de denunciar ante el Comité de Competición al Real Madrid por el enésimo vídeo de su televisión oficial señalando al árbitro del partido, denuncia que LaLiga podría seguir. Según los expertos, entre los que no me hallo, la denuncia tiene poco recorrido, aunque éticamente ya era hora de que alguien se queje formalmente a ver si así a Florentino Pérez le empieza a dar algo de corte hacer el ridículo de esta manera.

En una temporada en la que el equipo ha sabido sobreponerse a contratiempos tan duros como la lesión de Courtois, la marcha de Benzemá y la caída uno detrás de otro de sus defensores, lo único que generan los vídeos de Real Madrid TV es un ruido innecesario, porque está por ver si a los árbitros les condiciona.

Las ridículas teorías de la conspiración se finiquitan con un zapatazo de Modric o con el 4-0 que el Barça endosó al Getafe el sábado. Las tímidas quejas previas de Xavi por la falta de descanso y las graves anteriores en las que afirmó que la competición estaba adulterada quedaron en evidencia ante, por fin, un buen partido de su equipo.

Sin trampa ni cartón. Presionar correctamente, con intensidad,  estar centrados, aprovechar las ocasiones, combinar con criterio, ser competitivos, normalmente suele tener premio. Enredarse con las críticas hacia la prensa, los árbitros y el tendido, además de provocar sonrojo, aburrimiento, es un ejercicio inútil.

Los pinchazos de Atlético y Athletic permiten al Barça además abandonar el estado de angustia antes de visitar San Mamés y con la vista puesta en el resto: Metropolitano, Bernabéu y Montilivi, e invita al optimismo para el partido de vuelta ante el Nápoles en la Champions. Más allá es un misterio, una moneda al aire, pero económicamente es importante clasificarse para cuartos en Europa.  Centrarse en lo suyo en lugar de ver fantasmas por todos lados no les iría mal. Y esto vale para todos, no solo para el Barça.

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