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La auténtica división del VAR: decir lo que se piensa o lo que toca

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Poco antes de que el VAR llegara a nuestras vidas hace ya casi seis años —tiempo insuficiente, según seguimos viendo cada semana, para familiarizarnos con su protocolo—, Jaume Roures se pronunció en contra de la famosa herramienta, pues según él iba a acabar con la polémica, que en su opinión es «la salsa» del fútbol. Tópicos al margen, basta repasar la trayectoria empresarial del expresidente de Mediapro para comprobar que, por suerte para él, ha tenido intuiciones mejores.

Me atrevo a sospechar que el aficionado medio pensó algo parecido: que, con el VAR, los árbitros no cometerían errores. Aunque eso en realidad significara: «Con el VAR, los árbitros verán exactamente lo mismo que yo». Sí, hombre. Van a ver lo mismo que tú, que eres un ejemplo de imparcialidad.

En este amplio segmento de población incluimos, por supuesto, a la mayoría de tertulianos a los que vemos y escuchamos a diario, cuya relación con el periodismo en muchos casos se desconoce. Son más bien forofetes premium, como esos a los que les toca en un sorteo poder ver los partidos de baloncesto desde un sofá enorme colocado junto a una de las canastas, pero cambiando la cancha por un estudio de radio o televisión.

Tras partidos tan controvertidos como el Real Madrid-Almería del pasado domingo, incorporo a la ingesta de tertulias un pequeño pasatiempo para hacerla algo más llevadera: cuando el moderador pide opinión a un contertulio sobre las jugadas polémicas, trato de anticipar lo que va a decir cada uno.

Mi porcentaje de acierto, y el de cualquiera que conozca un poco al personal, ya lo quisiera para sí el mejor lanzador de tiros libres de la NBA. Según leo, ese es Stephen Curry de Golden State Warriors con un 92,4%. Una escopeta de feria a mi lado. «¿Está bien pitado el penalti por mano de Kaiky?» Y sabes que Siro López dirá que sí. «¿Hubo falta a Bellingham en el gol de Arribas?» Y estás seguro de que Gerard López dirá que no.

«¿Marcó Vinícius con el hombro o con el brazo?» Con el hombro, opinarán Tomás Roncero y José Luis Sánchez; con el brazo, defenderán David Bernabeu y un tal Jota Jordi. Y entre una tertulia y otra, Embiid estrella algún lanzamiento en el hierro pero tú no haces más que besar la red.

La batalla del relato se libra en los medios de toda la vida y ahora también en las redes sociales. En estas, los aficionados ofrecen una visión sesgada, siempre favorable a su equipo, sin medias tintas… pero son eso, aficionados.

De un periodista o asimilado debería esperarse un mayor aprecio por los hechos, por el contexto, por los matices… y sobre todo, por el pensamiento propio. Incluso cierto orgullo o eso que llaman vergüenza torera. Seguimos con los topicazos.

En la superficie, asistimos a una pelea interminable entre culés y madridistas. Pero los dos bandos no son esos.  La auténtica división, y no precisamente al cincuenta por ciento, se da entre quienes dicen lo que piensan y quienes dicen lo que toca. Ya saben, esos periodistas tan valientes, pero tan, tan valientes, que dicen exactamente lo que su público quiere escuchar.

Periodismo del bueno, sí, ese que confirma nuestros sesgos, como el VAR que soñaban muchos hace seis años. Lo más difícil del periodismo, me parece a mí, es intentar hablar para todos; y lo más fácil, hablar sólo para la mitad. Lo más fácil, lo más cutre y lo más rentable.

3 Comentarios

  1. La autentica división no es R. Madrid-Barcelona. La verdadera división es los 3 grandes frente al resto. Los atropellos arbitrales cometidos este fin de semana contra Almería y Granada (que jugaba contra el At. Madrid) no son algo puntual.

  2. Atropello: que el VAR rectifique tres decisiones erróneas del árbitro que perjudicaban al RMCF.

  3. Pingback: Seguir el fútbol es malo para la salud

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