Opinión

Al menos Rubiales ya no defenderá la Supercopa en Arabia por el bien de las mujeres

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Supercopa 2023 en el estadio Rey Fahd (Foto: Cordon Press)
Supercopa 2023 en el estadio Rey Fahd (Foto: Cordon Press)

La vida a veces también es conformarse, resignarse, así que la RFEF al menos ahora no sacará pecho por organizar la Supercopa de España en Arabia Saudí. Menudo alivio, ¿eh? Real Madrid, Barça, Atlético de Madrid y Osasuna harán este lunes las maletas para viajar a Riad y no tendremos que escuchar a Luis Rubiales asegurar que lo hacen por el bien de las mujeres. Eso que nos ahorramos, mira, aunque haya sido a costa de Jennifer Hermoso y sus compañeras.

Mucho me temo, eso sí, que como cada año empezaremos a ver, leer y escuchar publirreportajes patrocinados sobre lo mucho que están avanzando los derechos allá, el esfuerzo que están realizando para modernizarse con imágenes y testimonios de mujeres a las que incluso dejan jugar al fútbol. Qué maravilla, ¿verdad? Antes de gritar hurra, sería recomendable echar un vistazo a la situación de Arabia Saudí que denuncia Amnistía Internacional. Al menos que lo sepamos y nos dé vergüenza.

¿Por ejemplo? Salma al-Shebab, una joven saudí, madre de dos hijos y estudiante de doctorado en Reino Unido, está en la cárcel desde el 2022. Su delito, durante una visita a su país, fue haber tuiteado a favor de los derechos de las mujeres. Tras 285 días en régimen de aislamiento la condenaron a seis años de cárcel, pero el «Tribunal Penal Especializado» aumentó posteriormente la pena a 34 años.

No es la única, otras activistas como Loujain al-Hathloul, Nassima al-Sada o Samar Badawi  han pasado por la prisión y fueron liberadas hace un año, pero siguen bajo estrictas restricciones como la prohibición de hablar en público, salir del país o usar las redes sociales.

Las mujeres, por mucho que ya puedan conducir (otro de los «avances» que tanto celebran algunos) siguen siendo ciudadanas de tercera. No pueden casarse ni divorciarse sin permiso de su padre o tutor legal, continúan existiendo matrimonios concertados y si deciden abandonar su casa por sufrir maltrato pueden ser denunciadas por desobediencia por su guardián, así que no resulta muy difícil adivinar que la mayoría no denuncia. Reivindicar sus derechos es delito, pero no la violencia de género, no hay juicios justos y en la cárcel son torturadas y agredidas sexualmente.

Arabia Saudí también es uno de los once países donde la homosexualidad puede llegar a castigarse con la pena de muerte y la situación de las personas migrantes es prácticamente de esclavitud. El pasado mes de agosto la ONG Human Rights Watch denunció en un informe que los guardias fronterizos saudíes habían asesinado «al menos a cientos de migrantes y solicitantes de asilo etíopes» que huían de la violencia y el hambre e intentaban entrar en el país.

El informe, titulado «Nos dispararon como si lloviera», se basa en los testimonios de 42 personas, 38 de las cuales intentaron cruzar la frontera entre marzo de 2022 y junio de 2023, y en el análisis, verificación y geolocalización de más de 350 vídeos y fotografías.

Para quien crea que el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán es una garantía de apertura, que eche un vistazo al documental «El disidente» que está disponible en la plataforma Filmin. La película, dirigida por Bryan Fogel -ganador del Oscar al mejor documental en 2017 por Ícaro- pone los pelos de punta y narra el asesinato y posterior descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul el 2 de octubre de 2018.

Bin Salman fue quien lo ordenó. En «El disidente» se retrata además el control absoluto que ejerce, igual que su poder. A base de pasta, porque dinero le sobra, está comprando voluntades y también intentando lavar su imagen y la de Arabia Saudí a través del deporte.

El «sportwashing» va a más. Celebridades del mundo del fútbol como Cristiano Ronaldo, Benzema o Neymar o del golf como Jon Rahm han sido los últimos, pero ni mucho menos los únicos. El deporte y los deportistas están en venta y Arabia Saudí los compra sin complejos, incluyendo grandes eventos del motor, tenis o el Mundial de fútbol del 2034. Así que no, Rubiales tampoco fue excepcional en esto, pero malditas sean las ganas de celebrarlo.

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