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Maldini: «Valdano es bueno, pero Álvaro Benito es el mejor comentarista de fútbol que existe»

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Maldini

Todo empezó en la humildad. En el barrio de Zarzaquemada de Leganés. En la calle Alpujarra, donde Julio Maldonado (Madrid, 1967) vivía con sus padres. Él era jefe de zapatería en Galerías Preciados y ella, la madre, había trabajado en una fábrica de bombillas. Pero lo que no sabían ninguno de los dos es que su hijo iba a ser un visionario, capaz de llegar hasta donde no llegaban los demás. Y la culpa la tuvo el fútbol. Y hoy Julio Maldonado ya no es Julio Maldonado, sino que es Maldini: un tipo de 55 años, cuya influencia cruzó el charco hace mucho tiempo. «Cada día me recuerdo que soy un privilegiado», admite.

Vienes de la prehistoria del fútbol.

Yo vengo de la prehistoria más absoluta. Vengo de la época en la que no se podía ver un partido en España en directo de la Liga italiana. Hoy, a la gente joven le pido que se imaginen viviendo en una época en la que no existía internet y en la que solo había dos canales de televisión. Yo viví esa época. Yo empecé en esa época.

¿Y cómo lo hacías?

Me buscaba la vida para conseguir vídeos VHS que me permitían ver, incluso, los partidos con dos semanas de retraso.

Y ahí empezó todo.

Era una afición, pero yo veía que iba a convertirse en el pilar de mi profesión. Era un aprendizaje permanente. Se puede decir que inventé un género periodístico al seguir el fútbol más allá de España. Ahora hay gente muy buena, pero cuando yo empecé no había nadie que, por ejemplo, siguiese el fútbol en África.

Pero entonces aparece Maldini en nuestras vidas.

Te puedo contar que en el Mundial de Italia 90 en el partido inaugural en Milán, entre Argentina y Camerún, trabajaba en el Diario El Sol y había hecho un artículo de Omam-Biyik que metió el gol de la victoria, porque ya había visto a Camerún jugar. Podía ser la única persona en España que la había visto.

¿Y cómo jugaba Camerún?

Tenía mucho potencial. Pero, sobre todo, me acuerdo que cuando Omam-Biyik marcó de cabeza le impresionó mucho a Juan Mora, que era el director de deportes, porque yo ya lo había dicho. Pero lo había dicho porque tenía información que no tenía nadie.

Y la información es poder.

Incluso, te puedo contar que en esos años me reunía con el seleccionador español Vicente Miera y le hablaba de los rivales del Mundial, porque él no los conocía. Yo le dejaba los videos y él lo veía. Parece irreal, pero era verdad.

¿Y por qué no te hiciste entrenador?

Quería ser periodista, ya que no pude ser futbolista y entendí que la forma para dedicarme al fútbol era ser periodista. Recuerdo la primera vez que fui al fútbol a un Atlético Madrid-Valencia. Me invitó Juan Carlos Crespo, que ya trabajaba en El País. Me encantó el ambiente que vi después en la sala de prensa. Me dije a mí mismo: «yo tengo que vivir de esto como sea».

Pepe Domingo Castaño llegó hasta los 80 años en la profesión.

Siempre digo que no me voy a jubilar nunca. Sé que hay mucha gente a la que no le gusta su trabajo. Pero en mi caso me apasiona. Es mi gasolina vital. Muchas veces lo hablo con mi mujer y con mis hijas y se lo digo: «chicas, yo no me quiero jubilar nunca».

¿Y qué te dicen ellas?

Nada, porque saben que hago lo que me gusta. Que sí, que a veces físicamente te cansas, que hay semanas en las que duermes poco. Que hay veces, incluso, en las que necesitas descansar de ver fútbol una tarde entera. Entonces necesito ver una película, una serie, algo que me ayude a desconectar. Pero ni aun así.

¿Y cuál es la última serie que has visto?

Cadáveres, una serie de ciencia ficción en la que aparece el mismo cadáver en la misma zona de Londres en cuatro épocas distintas. La tengo a la mitad, pero está muy, muy bien.

Entonces no solo debemos hablar de fútbol.

Podemos hablar de cine, de series, de libros, claro.

¿Los que te imaginan como un hombre cuadriculado no tienen razón?

No, no la tienen. Se equivocan. Hablo mucho de fútbol porque es mi profesión. Pero también me gusta el cine, las series. Mira, recuerdo cuando empecé a ver Juego de tronos y lo dejé. Pero en la pandemia, con tanto tiempo, me enganché y la vi entera de forma casi compulsiva. Es más, los viernes por la tarde intento obligarme a hacer cosas que no son de fútbol. Pero, eso sí, nunca desconectas del todo. Siempre vuelves al fútbol.

El fútbol es un traidor.

Muchas veces estoy viendo una serie, pero se están jugando partidos y quiero ver cómo van y miro el teléfono, etc. Pero es que desconectar no lo hago ni siquiera en vacaciones porque, volvemos a lo mismo, cuando trabajas en lo que te gusta hay una mezcla entre el ocio y el trabajo imparable.

Tu trabajo es ver fútbol.

Mi trabajo es ser periodista. Pero para ello tengo que ver mucho fútbol porque, en definitiva, mi trabajo es comunicar fútbol, analizarlo, hacer programas, vídeos. No es sentarme a ver un partido, sino explicarlo.

¿Y en el fútbol no está ya todo inventado?

Está en constante evolución. Igual que digo que no hay dos goles iguales, no hay dos partidos ni dos equipos iguales. El fútbol es una enseñanza permanente porque cada vez salen nuevos jugadores que no conoces. Su capacidad para sorprendente es infinita.

¿Necesita la concentración de un dentista para ver fútbol?

Sí, porque yo no veo el fútbol para ver quién mete los goles y quién gana. De hecho, quien gana es lo de menos.

¿De qué equipo eres?

No tengo ninguna simpatía por nadie. He sido de muchos equipos. Me gusta el Leganés porque soy de allí y me gustaría que ascendiese a Primera. Pero no he visto ningún partido. Porque no me da tiempo a ver la Segunda. Veo fútbol por trabajo. No me da tiempo a ver el fútbol que quiero ver. Pero lo que más disfruto son categorías inferiores de selecciones porque descubres jugadores nuevos.

Entonces la Inteligencia artificial no te dejará sin trabajo.

Creo que no. Al contrario. Puede hacer que mejore mi trabajo. Yo utilizo aplicaciones en los post partido porque te ayudan a comprender mejor el fútbol. Es más, gracias a ellas, puedes comprobar si tus sensaciones las corroboran los datos.

¿Quién fue tu ídolo?

Maradona.

¿Y llegaste a hablar con él?

Llegué a comentar el Mundial de Alemania 2006 con él.

¿Y cómo era?

Era un tipo superado por sí mismo. Recuerdo que le contratamos en Cuatro para los partidos de España, el inaugural, las semifinales y la final. Y le dijeron, «vas a comentar los partidos con un chaval que se llama Julio Maldonado» y un día quedamos a cenar en el Di María de Félix Boix. Y me senté a su lado, y recuerdo que empezamos a hablar de fútbol y Maradona se entusiasmó conmigo. Se dio cuenta a la primera de que yo estaba enamorado del fútbol.

Tampoco era tan difícil verlo.

Me acuerdo de que le decía a Claudia «el peladito, mira al peladito como habla de fútbol», porque a los calvos les llaman así en Argentina.

Era un volcán Maradona.

No. Con nosotros no. En los partidos no. Sí te puedo contar que se pasaba los partidos agarrándome de la rodilla como cuando uno está nervioso y se agarra lo que sea.

¿Y cómo te soltabas?

Bueno, bueno. Tampoco hay ningún concepto sexual en esto (risas). Era su forma de curar los nervios. Mira, a Carlos Martínez también le pasa. Me acuerdo de que en el Mundial 2010 en la semifinal cuando marcó el gol, Puyol me agarró de la muñeca y me hizo hasta daño. Él no se dio cuenta, pero yo sí.

En el fondo los comentaristas también sois futbolistas.

Yo soy muy tranquilo. Te puedo decir que comentando la final de Sudáfrica 2010 hay un momento en el que Holanda empareja el partido y lo digo sin problema, porque intento apartar la pasión. Siempre digo lo que veo. Si un equipo merece perder, aunque sea español, lo debo decir. Nunca he sido un forofo.

¿Quién es el mejor comentarista hoy en día?

Álvaro Benito.

¿Es mejor que tú?

Mejor que yo y que el resto. Álvaro Benito es buenísimo. El comentarista ideal es el que ha sido futbolista y es buen comunicador y Álvaro cumple con todo eso.

¿En qué te limita no haber sido futbolista?

Me limita el hecho de que hay aspectos que pasan dentro del campo que no puedo entender de la misma manera. Si no has vivido una situación es imposible ponerte en ella.

Pero tú dices que haces mucho deporte.

Sí, pero una cosa es hacer deporte y otra haber jugado un partido de élite con 80.000 personas en un campo de fútbol. Eso no se puede simular nunca.

¿Ni siquiera el marido de una atleta que corrió tres JJOO?

No, no, tampoco. Y mira que ella me cuenta y me ha contado. Pero una cosa es que te cuenten y otra haberlo vivido. Por lo tanto, lo que te decía, hay situaciones dentro de un partido que yo no puedo llegar a entender como las entiende Álvaro Benito. Y esto sí me gustaría dejarlo claro.

Soy todo oídos.

El hecho de haber sido un futbolista de élite no te garantiza ser un buen comentarista. De hecho, no hay tantos jugadores que sean buenos comentaristas. Es más, creo que hay demasiados. Pero el mejor comentarista posible es un buen comunicador que haya sido futbolista. Y esa mezcla es muy difícil de conseguir.

De ahí el mérito de Álvaro Benito.

Para mí, sí, para mí ya digo que es insuperable como comentarista, y mira que nosotros hemos tenido a Michael Robinson.

¿Ni siquiera Robinson estaba a su altura?

No sé, porque son tan buenos. A los dos les pondría matrícula de honor porque Michael entendía lo que pasaba en el campo y como jugador de élite, incluso, fue más que Álvaro que se lesionó muy pronto. Michael, sin embargo, fue campeón de Europa con el Liverpool y, sí, como comentarista están a la par.

Le creo.

Sí, porque yo he escuchado comentaristas de todo tipo en todas las televisiones del mundo y no encuentro gente a esa altura. Sí hay uno muy bueno, Diego Latorre que jugó en el Tenerife, en el Salamanca, en Boca, en River y a mí me parece la única persona comparable en idioma castellano. Es el único que puedo poner a la altura de Álvaro.

No hablaste de Valdano.

Valdano es muy bueno, sí. Ha sido jugador de superélite, y yo le pondría en la categoría de muy bueno, pero no a la altura de Álvaro. Y mira que se va a enfadar Jorge cuando lea esto. Pero yo doy mi opinión e insisto en que el mejor es Álvaro.

Y habla claro, sin apenas retórica.

A ver. Somos comunicadores. Es un error grave hablar como si hablases para un curso de entrenadores. Hay gente que no entiende ese lenguaje. Cuando comento un partido, sé que probablemente me escuchará Xavi Hernández, pero también me escuchará un señor de 65 años en un pueblo de Zamora que ve el fútbol porque le gusta. Y tengo que hablar para que me entienda ese señor, no solo para que me entienda Xavi.

Como debe ser.

Y entonces no puedo hablar de los conceptos abstractos de fútbol. El que lo hace así pienso que lo hace para que parezca que sabe más, y eso es un error muy grave.

Cuando te aficionaste al fútbol no se hablaba de bloque alto ni bloque bajo.

Hay que buscar un lenguaje que entienda todo el mundo. No solo los profesionales del fútbol. Los entrenadores de elite que te ven son pocos. Pero eso es algo que se ha extendido de forma peligrosa y que no es bueno para la comunicación.

¿Robinson se preparaba los partidos?

¿A qué llamamos preparar los partidos?

Es una buena pregunta.

Y es que en el caso de Michael tenía un bagaje tan grande….

¿Y en el tuyo?

Sinceramente, cuando son dos equipos muy conocidos no preparo nada. Los conozco tan bien… Solo miro altas y bajas. No necesito más, porque probablemente he visto este año el 80% de sus partidos. Pero si debo comentar un partido de Europa League de un equipo israelí entonces, sí, claro que debo prepararme.

¿Cuántos directores deportivos te llaman cada día?

Antes me llamaban mucho, pero ahora ya no.

¿De qué fichaje fuiste culpable?

De Makelele por el Celta. Pero también te digo que hay muchos que ni los sabré porque yo en aquella época mandaba videos a directores deportivos.

Entonces cualquiera sabe.

Sé que fui clave en el fichaje de Prosinecki por el Madrid. Eso lo he contado muchas veces. El Madrid quería fichar a Savicevic. Pero yo tenía un vídeo que me envió en VHS un amigo mío serbio que vivía en Londres. Me planté en el despacho con Julio César Iglesias para que viésemos como jugaba Prosinecki y fuimos a ver a Mendoza para enseñárselo.

¿Qué fue de Julio César Iglesias?

Pues vive cerca de mí, en el barrio del Pilar. Y ahí sigue trabajando, porque este es como yo, de los que no se jubila nunca.

No es uno de tus fuertes el de escribir.

He hecho crónicas y artículos. Pero no creo que sea lo que mejor se me da, es verdad.

Entonces no puede hacer una crónica al nivel de Segurola o Juanma Trueba.

No. A ese nivel no. Es imposible. Juanma Trueba y Segurola escriben infinitamente mejor que yo. Es importante reconocer las virtudes o limitaciones de cada uno. Yo leo una crónica de ellos o de Relaño en su momento y soy perfectamente consciente de que yo no podría escribir a ese nivel.

¿Eres una persona culta?

Lo intento. Trato de leer a menudo, hablo varios idiomas, pero no sé a qué llamas culto. Intento ver cosas ajenas al fútbol. Pero es verdad que el fútbol no me deja tanto tiempo.

Pero tu trabajo ahora es más fácil de lo que era cuando empezaste.

La tecnología facilita el trabajo, sí. Hace treinta años yo tenía que llamar a los estadios de la Liga italiana para que el speaker me dijera las alineaciones porque no había forma de encontrarlas en ningún sitio. Y te estoy hablando, por ejemplo, de un Juventus-Inter. Si había suerte y se ponía alguien, y el tío no era un chistoso, tenía la alineación. Pero hoy en internet la consigues al momento.

¿Y cómo empezó todo?

Relaño es un poco mi padre periodístico. Me llamó un día porque escribí una carta a José Ángel de la Casa. Y un día Relaño, pensando en que yo era una persona mayor, me llama y, a partir de ahí, me guía.

¿Y De la Casa no te contestó?

No, no me contestó. Luego, le he conocido mucho y se lo dije, ¿por qué nunca me contestaste? Pero le dio la carta a Relaño. Por eso digo que en la vida hay que tener cierta suerte. Relaño dice que no, pero si José Angel rompe esa carta y no se la da a Relaño yo no hubiese llegado a los medios. Relaño dice que sí, que yo hubiese acabado apareciendo. Pero yo no lo tengo tan claro.

¿Qué años tienes?

55.

Te conservas.

Intento ser un tipo sano. No tengo vicios más allá del futbol. No fumo. No bebo alcohol. Hago mucho deporte. Tengo mi entrenador personal en el gimnasio. Voy cuatro o cinco días a la semana, excepto si los viajes me lo impiden. Y hago entreno duro. Incluso, tengo un nutricionista que es el del Leganés al que hago menos caso, menos del que debería. Pero trato de cuidarme, comer sano.

Estás casado con una antigua atleta de élite.

Con Maite Zúñiga, sí. Siempre digo que yo tuve dos ídolos, dos referentes en mi vida. Uno era Maradona y la otra era Maite Zúñiga. Porque soy un apasionado del atletismo. Y, mira, con Maite me casé y es la madre de mis hijas. Y con Maradona hice un Mundial. Ya me puedo morir tranquilo. Yo admiraba a Maite mucho antes de conocerla.

¿Y cómo la conquistó?

Es una cosa de película, lo admito. La primera vez que hablé con ella fue después de los JJOO de Barcelona 92. Luego, ya no tuvimos contacto hasta el 98 y, sin embargo, mira ahora. Son las cosas de la vida.

Ahora el famoso es Maldini.

Pero no era tan conocido como ahora. Y en esto sí me gustaría hablar de la influencia en mi vida de las redes sociales porque hoy en día hacemos un periodismo global. Y te puedo decir que soy igual de conocido en España que en Sudamerica. Y eso lo sé porque lo he visto cuando he ido a Sudamérica y lo he visto con sus hinchas en el Mundial de Qatar. Y eso te lo da internet, mi canal de YouTube, que el 45% de la gente que lo consume es de Sudamerica.

¿Podrías vivir del canal de YouTube?

Sí, sí, sin duda. Y muy bien entre la publicidad que tengo contratada más la que te pone el propio YouTube. Pero no pienso hacerlo porque donde más disfruto es comentando los partidos en la televisión. Eso es insuperable. No hay nada que me produzca más satisfacción que comentar los grandes partidos de Champions en el estadio.

¿Quién es tu mejor amigo en la profesión?

Antoni Daimiel.

Que es de tu generación.

Es una gran persona y, además, muy preparada. Yo valoro mucho de las personas que han llegado a cotas altas en su profesión y que sigan siendo igual que cuando les conocí. Y Antoni Daimiel sigue siendo ese mismo chico de Valladolid al que conocí. Pero, vamos, con Paco González me pasa lo mismo.

Paco González.

Para mí, sí, para mí es la misma persona que yo conocí cuando iba a los entrenamientos del Atlético.

Y eso es lo más importante.

Sí, ya te digo que sí. Pero con jugadores también lo he vivido como con Roberto Carlos, que fue un monstruo del fútbol; Gustavo López, que llegó a ser internacional con Argentina y que ahora está con el Cholo…, yo valoro de la gente que sean buenas personas.

¿Y es fácil encontrar buenas personas en su mundo?

No lo sé. Pero deberíamos. El otro día lo hablaba con Álvaro Benito. Ganamos un dinero que nos permite no tener el más mínimo problema económico. El dinero pasa a un segundo plano. Hacemos lo que nos apasiona. Tenemos que ser buenas personas.

Ya lo creo.

Te voy a decir, y esto espero que no lo lean mis jefes, que si mañana me tocasen tres mil millones de euros en la Bonoloto, un dinero que me permitiese vivir para siempre, yo seguiría trabajando gratis, porque es lo que me gusta hacer. Bueno, les diría que me pagasen un poco por el «qué dirán».

Como ha hecho Cazorla en el Oviedo.

Sí, sí…, yo seguiría yendo a los partidos de Champions, seguiría haciendo algún programa, seguiría con mi canal de YouTube…, porque en la vida no hay nada más bonito que hacer lo que te gusta.

¿Y cómo se vive sin ningún aprieto económico?

Se vive bien, pero tampoco soy una persona que gaste mucho. Nunca tuve excesos. Tengo un coche normal. No me gusta comprar ropa de marca. Muchas veces llevo ropa de la televisión por dejadez. No tengo ni tiempo. Soy muy dejado para muchas cosas. Si me gusta una camisa, pregunto cuántos colores tienen y, si hay siete diferentes, me compro las siete.

Insiste en que no tiene tiempo.

Mi vida es como es, efectivamente. No me da tiempo a hacer todas las cosas que me gustarían.

Veo que tu cabeza funciona como una empresa.

Sin ninguna duda. Mi canal ha derivado en un medio de comunicación global. De hecho, tengo un chico contratado que está en Indonesia en el Mundial sub-17 y voy a contratar a dos o tres personas más.

Pero tiene que ser gente que sepa de fútbol.

Sí, sí, claro, porque yo quizá sea la parte más importante, pero el medio lo hacen ellos. A veces me ilusiona que me pregunten si yo soy el de mundo Maldini, porque significa que yo no tengo que estar permanentemente.

Si mañana te ofreciesen entrenar al Racing de Santander ¿dirías que no?

No podrían porque no tengo carnet. Pero si me ofreciesen ser director deportivo también diría que no. Y eso sí me lo han ofrecido. Pero es pasar a un mundo distinto que no me apetece. No es una cuestión de zona de confort. Es que lo que hago me gusta tanto. No tengo necesidad ninguna de cambiar.

Uno lo ve claro.

Intento ser una persona equilibrada, sí. Sé hasta donde puedo llegar. Tengo un autocontrol que es muy importante hoy en día en las redes sociales. Y soy consciente de lo privilegiado que soy. Eso no quiere decir que yo no tenga mis problemas. Todo el mundo lo tiene. Mi vida es normal.

¿Y cómo se puede perder la cabeza como le ocurrió a Guillermo Valadés, a ese compañero tuyo de la COPE que fingió un cáncer terminal por dinero?

No lo sé, pero imagino que tiene que ver con un desequilibrio mental. Cuando me lo contaron pensaba que me estaban gastando una broma porque llegar a ese nivel de desequilibrio como para ser capaz de hacer una cosa así con tus amigos… Nosotros le considerábamos amigo de verdad, capaces de hacer cualquier cosa por él. Es una de las mayores decepciones de mi vida.

¿No hay explicación?

Una cosa así solo se hace si eres un enfermo mental.

¿Y no se aventuraba nada?

Tampoco yo tenía tanto trato con él. Con el tema de la pandemia perdimos mucho contacto entre nosotros. No nos veíamos casi. Cada uno estaba en su casa. Algunas veces sí salí con él de juerga. También le enviaba whattsapp y él me enviaba, en fin….

¿Y ahora?

Nada. No tengo la más mínima idea ni quiero tenerla. Solo espero que le ayude su familia, que le intenten ayudar de alguna forma porque si no es imposible que acabe bien.

¿Cómo te enteraste de la muerte de Pepe Domingo Castaño?

Al día siguiente. Yo me acosté tranquilamente. Me desperté. Encendí el Ipad leyendo El Mundo. Me quedé helado. Inmediatamente envié un mensaje a Paco, a Hevia, a Juanma. En cuanto se pudo fui al tanatorio porque me dijeron que no fuese al hospital, que ya no estaba. Fue muy duro.

Pero a todo el mundo nos gustaría morir así sin dar la lata y sin sufrir.

Pero no estás preparado para una cosa así. Es una cosa que dices casi como alivio. Pero Pepe no estaba preparado para morir. Tenía la vitalidad que tengo yo. Era un fuera de serie. La única suerte es que su familia ha podido ver lo que le quería la gente y como se le va a recordar.

¿Cuándo entrevistarás a Messi?

Me gustaría, me gustaría. Me voy a Miami en enero a hacer entrevistas a Kempes, a Zamorano y Stoichkov y voy a intentarlo con Messi, con Busquets con Jordi Alba.

¿Tienes su número de teléfono?

No.

¿Y el de Cristiano?

No, tampoco.

Es difícil.

Bueno, te puedo decir que me han llamado jugadores de superélite (no al nivel de Messi o Cristiano, eso sí) para decirme que ayer es verdad que no jugaron bien, pero que me había pasado. En plan buen rollo, eso sí. Porque yo intento ser respetuoso. Tiene un mérito enorme ser jugador en la élite. Pero a la gente no les gusta que digas que han jugado mal.

Los jugadores entonces ven los partidos en diferido.

O lo que es peor: hay alguien que les dice, «este tío te puso a parir» y, en mi caso, no puede ser porque yo no pongo a parir a nadie. Para mí siempre hay un término medio.

¿No irá a unos JJOO?

El atletismo me encanta. Pero no voy a hacerlo, porque siempre queda detrás de Eurocopa o Mundial. Pero sí mi gustaría ir a un Mundial de atletismo y estuvimos a punto de ir al de Oregon. Pero, claro, te vas 12 días, y es tiempo que le quitas a tus vacaciones y en Cádiz en Roche donde tengo una casa se está tan bien…

Despertar junto al mar.

Eso es el paraíso. Pero, sobre todo, es que necesito descansar, las semanas de Champions es exagerado. Tengo mi presión en el día a día. Paso horas al teléfono, enviando whatsapp. Como dice mi mujer soy una persona hiperactiva. Antes de la una y media de la mañana, no me duermo nunca.

¿Qué pregunta me ha faltado por hacerle? ¿Qué pregunta se hubiese hecho a ti mismo?

¿Qué me hubiese gustado hacer si no hubiese sido periodista?

¿Y qué te hubiese gustado?

Me gustaba viajar y hubiese sido auxiliar de vuelo para estar siempre viajando y, cuando se lo digo a los auxiliares en los vuelos, se parten de risa y me dicen: «mejor lo que haces», porque la suya es una profesión que tiene mucho sacrificio. Pero, vaya, que me has preguntado casi todo. He disfrutado mucho. Te soy sincero.

6 Comentarios

  1. Gran entrevista. Más allá del personaje.

  2. Yo fui amigo y vecino de la infancia de Julio, y alguna vez nos vemos… siendo muy niños ya tenía una visión del fútbol que nosotros, sus amigos no entendíamos con tan solo 10 u once años… increíble, pero sabíamos que sería alguien importante en el mundo del fútbol

  3. El que decía que Modrić no valía para el RM. Un visionario.

  4. Ya le tenía por medio bobo, pero ahora me confirma también que es un ególatra insufrible. Y por supuesto, su mayor mérito en el periodismo, el furibundo antimadridismo que destila este personajillo.

  5. David García Gallego

    Maldini sí que es el mejor. Y más si admite que sólo se equivocó al llamar «enfermo mental», al compañero de la radio. Eso es insultarme a mi y mi diagnóstico mental que llevo con orgullo, que alternativa hay. Y juego a futbol sala todavía con compañeros desde el 1990.

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