
Será la descompresión propia de los parones FIFA, pero semanas como esta otorgan cierto relax, permiten abordar temas más atemporales e incluso abren alguna inesperada ventana para la sensibilidad. Este lunes resultó especialmente bello el gesto de Superdeporte, diario autodenominado «la casa del deporte valenciano», que hizo un guiño a la historia y dedicó su portada a recordar el 11S, con esos tres enormes caracteres manchando —en el sentido tipográfico, quizá en algún otro también— gran parte de su portada. «Un día fatídico tras el que todo fue a peor», apostillaba. Se refería, obviamente, a los cuatro años transcurridos desde que el Valencia CF despidió a Marcelino el 11 de septiembre de 2019, apenas tres meses después de conquistar la Copa del Rey.
Esta es la #SUPERPortada 🗞🆕 de este lunes, 11 de septiembre con Farmasport Nutrition
'11-S' 🦇📉#𝐋𝐚𝐂𝐚𝐬𝐚𝐃𝐞𝐥𝐃𝐞𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞𝐕𝐚𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐧𝐨
📍 Clica en el enlace y hazte con tu versión digital
🔗 https://t.co/W6PTAmEU1N 🔗 pic.twitter.com/TK34dxGcqH
— Superdeporte (@superdeporte_es) September 10, 2023
Como apuntó en Twitter —o como se llame ahora— el Usuario Arroba, siempre al quite desde la máquina de café, ni siquiera estamos ante la portada más bizarra —en el sentido anglosajón— publicada un 11 de septiembre. Tal honor aún corresponde, y seguramente por muchos años, a otro deportivo local, el sevillano Estadio deportivo, que puso al sevillista Diego Capel al nivel de las grandes estrellas de la Liga: Leo Messi y Cristiano Ronaldo, nada menos. Como Javier Sotomayor en Salamanca allá por 1993, puso el listón a una altura inaccesible para el resto de los mortales. Una portada para la eternidad.
Buen intento, pero no es la portada más bizarra publicada un 11S. https://t.co/RQl8AVYXsR pic.twitter.com/G6J2f8Y8jO
— Usuario Arroba (@u_arroba) September 11, 2023
Estos días hemos vivido otro aniversario, más redondo que el del «Onche ese» aunque igualmente traumático. Se han cumplido 25 años de la vergonzosa derrota de la Selección española en Chipre (3-2), el partido que cerró la etapa de Javier Clemente seis años y un día después. Con esta percha, Movistar+ ha estrenado La España de Clemente, un reportaje en tres episodios con el sello de Informe+, heredero del mítico Informe Robinson y bajo el que Movistar+ ha decidido unificar su producción documental deportiva, incluidos otros formatos no tan míticos.
Es probable que, al verlo —más que recomendable—, el futbolero patrio se reconozca a sí mismo. Si tiene cierta edad, recordará las líneas principales de la historia, cómo las vivió y, lo fundamental, si en esa época escuchaba la Ser o la Cope. Yo, que en el Mundial de Estados Unidos 94 aún no había cumplido 17 años, escuchaba la Ser. Era lo que hacíamos casi todos los jóvenes. Cuesta asumirlo, pero en aquella época José Ramón de la Morena representaba la frescura frente al dictatorial José María García.
Sobre aquella guerra de trincheras se ha dicho y filmado mucho, sobre todo en los últimos años, pero quizá lo más esclarecedor lo escribió Enrique Ballester. Resulta meritorio porque lo último que pretende Ballester cuando escribe es esclarecer nada. He citado tantas veces la idea que temo haberla acabado deformando a mi gusto, pero creo que no: en su opinión de oyente aún más joven de El larguero, la Ser nos hizo odiar a una serie de personajes —Clemente y García a la cabeza, pero también Abraham Olano y el equipo ciclista de la ONCE— y venerar a otros —Valdano, los propios periodistas de la Ser, el Chava Jiménez y el equipo Banesto—. No había escala de grises, ni en el mensaje ni aún menos en la cabeza en desarrollo del joven receptor.

Vista en perspectiva, tres décadas después, aquella batalla de egos no puede resultar más ridícula. Dan ganas de enfadarse con los creadores de Reyes de la noche, la fallida serie —también en Movistar+— que desaprovecharon semejante filón para crear la madre de todas las sátiras. En el panorama actual, aquellas barrabasadas noventeras resultan impensables. No porque no haya barrabasadas, sino porque son de otra manera. La audiencia de la radio ha descendido y también su influencia. Existen nuevas formas de información y ocio y, sobre todo, no hay protagonistas por los que pelearse. Ningún presidente, entrenador o futbolista con dos dedos de frente, y seguramente también sin ellos, se pondría hoy en manos de un gurú del periodismo, sobre todo cuando puedes ir infiltrando soldaditos en distintos medios.
Estos días, vista la cobertura del «caso Luis Rubiales», he leído a varias personas lamentar que hoy en las radios no haya un García, o directamente que García no siga en activo. Probablemente olvidan sus encuentros y desencuentros con personajes Jesús Gil —en este caso, olvidan los encuentros— o cómo sostuvo durante años al «honrado y trabajador» Ángel María Villar, el mayor ejemplo de apoltronamiento que ha dado nuestro fútbol. El tiempo idealiza más de la cuenta. Sin ir más lejos, ojalá la Selección de Clemente hubiera demostrado alguna vez ser tan buena como aseguran sus miembros en el documental.