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Guardiola visto por triunfadores

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Paco González (Foto: @tjcope)

Hace algunos meses, en esta misma columna de los miércoles acuñamos con gran éxito –no menos de dos tuiteros repararon en ello– el verbo madridbarçizar. Hacíamos referencia a esa capa extra de gañanismo que algunos medios habían añadido para hacer digerible un evento poco atractivo por sí mismo: la final de la Copa del Mundo de fútbol 2022. El Francia-Argentina se vestía como un MbappéMessi y, por tanto, como un Real Madrid-FC Barcelona. Así sí.

El pasado fin de semana, nuestro guerracivilismo mediático no dejó pasar la ocasión de aderezar otro partido intrascendente: la final de la Liga de Campeones. Con Pep Guardiola al frente del Manchester City, los papeles estaban ya repartidos. De hecho, unas semanas atrás el diario Sport había avisado sobre el inminente triplete azulgrana: a la Liga del Barça había que sumarle el Mundial de Messi y la posible Champions de Guardiola, conquistada finalmente ante el Inter. Una victoria más que previsible, especialmente desde que Paco González decidió enfundarse la camiseta de los italianos para dirigir Tiempo de juego.

Rodrigo Hernández, héroe inesperado, como los cánones obligan a decir en estos casos, fue el protagonista al día siguiente en las portadas de As y Marca: «Don Rodrigo» y «La Champions de Rodrigo», titularon. Mundo Deportivo y Sport tenían ese espacio reservado a Guardiola: «Champions City» e «Histórico Pep». Los dos criterios son aceptables, claro. Quizá no lo es tanto que, si nos preguntan de antemano qué periódico va a sacar en portada a quién, el número de respuestas erróneas tienda a cero.

Todo lo contrario, al infinito, apunta un programa que comienza como El chiringuito. Josep Pedrerol sigue la fórmula de Cecil B. DeMille, director y productor que pedía a las películas empezar con un terremoto y, de ahí, ir hacia arriba. «Perder la final para Guardiola era un absoluto fracaso. Ganarla, le pese a quien le pese, es un éxito», dijo nada más saludar. Al primero al que le pesa, y mucho, es a él, que lleva una década tratando de convencernos de que el entrenador más exitoso de nuestro tiempo es un loser atómico.

«Es increíble que para declarar a Guardiola entrenador triunfante tengamos que esperar a que gane su tercera Champions», reivindicó su amigo Jorge Valdano en Movistar+. «Como con Messi, que si no ganaba el Mundial no era suficientemente transcendente. Estamos en unos niveles de exigencia… ¡Ojalá la exigencia que tenemos para los demás la tuviéramos con nosotros!». En quince años, Guardiola ha ganado, entre otros títulos, tres Champions y once ligas, en tres países distintos. Habría que ver cómo presumen de semejante palmarés los que sacan pecho por reunir una noche cualquiera a 250.000 telespectadores sin nada mejor que hacer.

Los títulos de Messi y de Guardiola, que tanto les han restregado durante la última década, obligan a resetear el inventario al improvisado frente nerazzurro que compareció en Mega tras la final. No faltó ninguno de los recursos habituales: lo del club estado, la pila de millones gastados —las cifras varían, según el opinólogo—… Tuvieron la mala suerte de que el gran goleador del equipo se secó en cuartos de final y no han podido recalcar que «no es el City de Guardiola, es el City de Haaland». Tomás Roncero se sacó de la manga una variante: «Quiero felicitar al City de Ederson». A falta de ayudas arbitrales, hay que reprochar al equipo inglés que acabara el partido en su área ante los envites finales del Inter y no alternando rabonas y lambrettas en campo rival. Al menos, el gol de Rodrigo les concedió un mínimo respiro para poder reprochar a Luis Enrique que lo alineara como central en Catar; lo que, a su vez, supone una reivindicación del madridista Nacho. El multiverso no debe de ser muy distinto a esto.

«Yo soy dos veces campeón del mundo», presumió Lobo Carrasco, aludiendo a los Mundiales de 2010 y 2022. «Pues yo me considero discípulo de Mourinho y disfruté del triplete que ganó en el Inter. Por lo tanto, yo sé lo que es ganar un triplete y ahí estamos empate», le replicó Edu Aguirre. La escena recordó a esos padres frustrados que tratan de proyectar sus vidas en las de sus hijos, pero sobre todo a los propios hijos, en conversación con sus compañeros del jardín de infancia.

Un comentario

  1. Los medios deportivos (todos, sin. la mas mínima excepción) tienen la fea costumbre de tratar a su audiencia como si fueran cortos de entendederas, como si fueran niños de 5 años a los que hay que dárselo todo explicado y decirles sólo lo que quieren oir. Y ojo, tal vez no sea problema de los medios, que simplemente se adaptan a las capacidades y necesidades especiales de su público, sino de quienes nos hemos acostumbrado a acercarnos a la información deportiva sin el menor atisbo de pensamiento crítico ni apertura de miras.

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