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Franco, MVP

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Joan Laporta en el palco del Camp Nou (Foto: Cordon Press)

Cuando Lorenzo Milá abandonó el informativo indie de La 2 para hacerse cargo del Telediario de La 1, hubo cierto runrún entre algunos columnistas, que se preguntaban si se atrevería a mantener su característico estilo casual, no ya en los contenidos sino en la indumentaria. Como él, Manu Carreño, que compaginó durante algún tiempo la presentación de Deportes Cuatro —o sea, los Manolos— con la de Noticias Cuatro, también sabía vestirse para la ocasión. Comenzaba la tarde con corbata hablando de los tipos de interés y de los datos del paro y se la quitaba al juntarse con Manolo Lama para poner a caldo a Mourinho. Muchos periodistas deportivos presumen de que, a diferencia de sus colegas de otras áreas, su oficio les dota de una versatilidad que les permite salir airosos de cualquier cobertura. Y algunos no sólo lo dicen, sino que además se lo creen.

En sus memorias Un tipo con suerte (Plaza y Janés), Siro López asegura que ese estigma del periodista deportivo como un profesional de segunda que encontraba un hueco por descarte, ya que no le querían en ninguna otra sección, fue superado gracias a José María García, que consiguió dignificar el oficio con salarios como los del resto de secciones. Seguramente algo ha cambiado, como apunta Siro, sí: ahora ya no relegan a deportes a los inútiles sino que muchos inútiles llegan ellos solos, por pura vocación. Lo que no creo es que esa percepción del público haya mejorado mucho desde los tiempos de Antena 3 Radio. No han pasado tantos años desde que una persona, al conocer que yo me dedicaba a los deportes, me compadeció como buenamente pudo: «Bueno, por lo menos trabajas de lo tuyo».

Al periodista deportivo hay que reconocerle que suele atreverse con todo. Otra cosa es que lo haga bien. La pasada semana, por ejemplo, asistimos a un inesperado crossover de deporte y política cuando a Joan Laporta le dio por hablar del «equipo del régimen» y al Real Madrid no se le ocurrió nada mejor que responderle con un vídeo tenebroso. El foco se alejó de la rueda de prensa del presidente del FC Barcelona, tal y como él pretendía, y fue a posarse en la dictadura. Todo el tiempo empleado en hablar del franquismo se le restó a explicar que Laporta intentó hacer pasar los informes de Enríquez hijo por los de Enríquez padre o a subrayar una de las peores excusas de la historia: que a Enríquez Negreira le triplicaron el sueldo anual debido a un pico de trabajo por la Copa Confederaciones. Sí, ese torneo irrelevante con sólo 16 partidos en el que goleamos a Nueva Zelanda y nos eliminó Estados Unidos. Pero, en lugar de fiscalizar al detalle las explicaciones de Laporta, el periodismo se lanzó de cabeza al franquismo. El mismo colectivo que en cinco años no ha sido capaz de explicar cómo funciona el VAR nos ilustró durante algunos días con sus vastos conocimientos en materia de regímenes totalitarios.

«Laporta se agarra a un topicazo que no está basado en hechos reales», explicaba Tomás Roncero en El larguero de la Cadena Ser. Sabía de lo que hablaba: «Yo mismo he hecho un artículo en el As, que me he tenido que tirar 40 minutos haciéndolo porque he encontrado tal retahíla de situaciones que lo último que diría es que el Real Madrid es el equipo del régimen». Lo escribiré ahora con letra, no se crean que es una errata y me he comido un cero: cuarenta, cuarenta minutazos de reloj, nada menos, le llevó a Roncero componer su pieza histórica, lujo que hoy día sólo pueden permitirse él y los reporteros de Spotlight. Para que luego digan que los medios son víctimas de la inmediatez y que el periodismo es la literatura hecha con prisas.

En El golazo de Gol, Manolo Lama planteó el debate en los habituales términos del programa: «Una sola pregunta: Franco y el régimen… ¿era madridista o culé?». Como quien pregunta si es mejor Courtois o Ter Stegen o si hay que fichar a Mbappé o a Haaland. Lo peor de todo es que cualquiera que no sepa mucho del tema y haya escuchado estos debates, planteados de forma tan frívola y pueril, podrá llegar a pensar que el franquismo era un mecenas y no una sanguijuela.

6 Comentarios

  1. y que le importa al periodista que la noticia sea negreira o sea franco, lo que importa es quien te da la audiencia y si franco da más pues franco es la noticia aunque no sea lo noticiable.

  2. Laporta se tuvo que estar descojonando cuando vio el video del Real Madrid, y la respuesta de los medios.

  3. Pingback: Working class heroes: las huelgas contra Franco - Jot Down Cultural Magazine

  4. En fin, ¿qué intenta transmitir? ¿Cuál es el mensaje de este artículo, crónica o lo que sea? ¿Otra columna más sobre lo muy mal que está el periodismo deportivo, a los que solo súper Miguel G. y Jot Down Sports puede salvar? No se me encasille, Don Miguel, en la crítica fácil y repetitiva a compañeros de profesión.

    Dos apuntes:
    – El tema Franco lo sacó Laporta hablando de «El equipo del régimen», y lo magnificó el Real Madrid a través de su cuenta oficial de Twitter con un vídeo lamentable (ha contado Ud los minutos de dicho vídeo?)

    – El periodismo deportivo lo dignifican tipos como Enric González (sus columnas recopiladas en «Historias del Calcio» son una maravilla) o Manuel Jabois. No los cuatro pelagatos a los que Ud menciona en cada artículo.

    • No obviemos que Laporta saca el tema para desviar la atención y le funciona. Los pobres medios están cansados del tema Barça-Negreira y por eso encontraron el filón. El Real Madrid solo responde con un vídeo lleno de verdades. Dato mata Relato.

  5. Don Miguel, enhorabuena por su trabajo y su criterio periodístico. Por supuesto, no sólo por este artículo. Da gusto leerle y escucharle. Podré estar más o menos de acuerdo con sus opiniones (aunque confieso que creo que coincido con usted en la mayoría de cuestiones relevantes), pero siempre me aporta datos y enfoques a tener en cuenta. Me pasa lo mismo con Don Antoni Daimiel. Admiro su trabajo, y les considero, «a día de hoy», de los mejores periodistas de este país. En términos generales, no sólo a nivel deportivo. Además, me divierto muchísimo con ustedes.
    Le mando un saludo afectuoso de un humilde compañero de profesión. Aún hay esperanza.

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