Luis Enrique no sentaba bien en las ruedas de prensa y sus listas eran controvertidas, pero la joven España que dirigía fue semifinalista en la Eurocopa por lo que a pocos les pareció mal cualquier cosa. Jugó mejor que la campeona Italia y perdió en penaltis, entonces «la Selección española era un equipo de autor cuyo líder está en el banquillo», según se leyó en tiempos de éxito. Luego, jugando a lo mismo, cayó prematuramente en el Mundial y ahora sus elecciones, métodos y planteamientos eran intolerables. Fueron eliminados en octavos y a Luis Enrique no lo salvó ni su canal de Twitch, donde había conseguido revertir su imagen a base de naturalidad, consejos sobre salud, lecciones de pensamiento estoico y otra suerte de atributos favorables que sin embargo no sobreviven a una temprana derrota contra Marruecos.
Rubiales designó a Luque y a De la Fuente en los lugares de Molina y Lucho, respectivamente. El cargo de Luque es el de director deportivo, con el objetivo de «que a la selección absoluta no le falte nada para conseguir los máximos objetivos». Preguntado en Marca, el ex futbolista fue a fondo con la opinión común: «Qatar no ha sido lo que esperábamos todos, por eso se ha producido el cambio. En ciertos momentos del Mundial echamos de menos un fútbol un poco más directo (…) Todos los equipos sabían cómo íbamos a jugar el 100% de los minutos: con el balón de un lado a otro, sin transiciones verticales… Hemos sido, y esto es una opinión personal, esclavos de nuestro pensamiento y nuestra manera de ver el fútbol, pero llevado al extremo (…) Con Luis de la Fuente no va a pasar eso».
La nueva España de De la Fuente
El seleccionador se estrenaba con dos partidos en cuatro días, contra Noruega y Escocia, ambos por la clasificación para el europeo de 2024. Son las tres favoritas del grupo. En sintonía con las palabras de Luque, De la Fuente dijo que pretende «mantener el juego de posesión y de asociación, que considero que se adapta muy bien a nuestro perfil de futbolistas. Pero también dotar de otros registros al equipo (…)».
De la Fuente habla de adecuar la propuesta de juego al corte del jugador disponible. Eso es el fútbol razonable. De un tiempo a esta parte, en España prima el jugador técnico. Interrogado sobre lo físico en El País, el seleccionador contestó que «tenemos a Merino, Saúl, Fabián… (…) podemos ser un equipo muy versátil, con un modelo reconocido en el mundo pero también con profundidad, rupturas, ataque por las bandas».
Para conseguir esta riqueza futbolística algo había que cambiar y De la Fuente empezó por dejar fuera de la convocatoria a quince mundialistas, la mayoría por decisión técnica. Azpilicueta, Soler o Koke quedaron al margen, mientras que Porro, Zubimendi o Fabián fueron llamados. Dice Rodri que «quizá es cierto que antes teníamos jugadores del mismo perfil y faltaban alternativas». Algunas novedades cumplen la variabilidad dela que habló el seleccionador, sin embargo, lo que de verdad difiere de su antecesor es la apuesta por la contundencia tanto en la retaguardia como en la delantera. Si bien para la zaga Nacho y David García suplen a Eric y Pau, de cara al ataque el riojano es consciente de que la virtud del gol es caprichosa y por eso busca delanteros entonados. Si Ansu apenas participa en el Barça ni Asensio lo hace en el Madrid, antes que ellos van futbolistas de equipos inferiores como Aspas y Joselu, máximos goleadores españoles. Morata marca cada vez que sale, por eso va. Con menos tantos en la temporada, Gerard Moreno adelanta a Borja Iglesias, pero su lesión la cubre el bético, otro de los artilleros de la Liga, no un Ferran secundario en el Barça. Vista la convocatoria de De la Fuente, no extraña que ante los medios dijera que, para él, «el falso nueve no existe». Y con esos mimbres fue la selección dirigida por De la Fuente a estrenarse en Málaga.
La fallida España de Aspas
A su modo, el seleccionador habló de respetar el alma de cada jugador para tratar de aprovecharlo en plenitud. Entre los convocados se encontró Aspas, quien a sus 35 años ha mantenido al Celta a flote temporada tras temporada disponiendo de plena libertad e influencia ofensiva. No ha bajado de los 14 goles desde que volviera a casa y este curso se postula como seria alternativa a Lewandowski por el Pichichi. El gallego no contaba para Luis Enrique, pero De la Fuente le considera el mejor delantero español del momento. De ahí que directamente le otorgase su primer equipo.
En el estreno contra Noruega, la Selección española presentó un dibujo similar en forma (que no en atributos de los jugadores, madre de todos los corderos) al usado actualmente en el Celta. Fue un equipo pensado a la ofensiva y para que Aspas destacara. Tuvo «cierta libertad» para moverse, en palabras del técnico, y voluntad del resto para encontrarlo. Se esperaba que Aspas recibiera alejado de su par y verticalizase muchas jugadas, expresando así uno de los matices a los que De la Fuente hizo referencia.
Una vez comenzado el partido, desde su zonal ideal en la mediapunta derecha, Aspas se retrasaba hasta el centro del campo a fin de intervenir en el juego, donde se mantenía. Sin embargo, el equipo no lo encontró. Mirándose el ombligo, Solbakken había dicho en la previa que «nuestra ventaja puede estar en que ellos no están habituados a defensas zonales, que roten. Pueden meter balones en zonas que creen buenas, pero que sean ventajosas para nosotros». Más allá de ser lo noruego la panacea defensiva, España les facilitó la labor porque, además de carecer de futbolista de excepción, los elegidos no estuvieron dispuestos de manera que se favorecieran sus interacciones hasta conectar con el atacante.
La idea del entrenador era dar espacio a Aspas en tres cuartos de campo mediante un entorno estructurado. En este, Rodri y Olmo eran los compañeros cercanos, ubicados en el sector derecho de manera posicional. Más alejado, Gavi actuó de mediocampista izquierdo, pegado a la cal. Y Morata lo hizo como delantero centro para mantener la zaga a raya.
De los dos volantes usados, Rodri fue el pivote ancla. El del City se muestra seguro con balón e impecable en lo táctico, como dijo recientemente Guardiola, pero no es un mediocampista con capacidad para encontrar a los atacantes de manera continuada. Según Rodri, el seleccionador le pide que «filtre balones», pero hay que entender que no es fácil conseguir meterlos entre una manifestación. A menudo participaba en la salida de juego, dándola o aclarando el espacio para la subida de los centrales, pero se mantenía demasiado lejos de Aspas.
Faltaba un nexo entre ambos y tampoco Merino, muy ocupado de su sector, y Olmo estuvieron bien pensados para ello. En clara consigna táctica, Olmo esperaba abierto a banda cuando el equipo construía, cerrándose al subir uno de los laterales, con el fin principal de convertirse en un rematador más. Esta segunda función sí se adecua a sus características, de ahí que fuese el autor del 1-0, al aparecer en el área para rematar una asistencia de Balde desde la izquierda. Sin embargo, sobre todo en un equipo que pretende llegar mediante jugadas elaboradas, Olmo no es apto para mantenerse tan retrasado y abierto, máxime en su perfil desfavorable. Por un lado, carece de desborde, velocidad o potencia para la profundidad; por otro, su eficacia demostró relacionarse con parcelas de aceleración y desenlace del juego, en las cercanías del área rival. Manteniéndose a similar altura que Aspas en muchas fases del partido, relacionarse de manera progresiva fue de cualquier modo inviable.
Similares limitaciones tuvo Gavi sostenido en la izquierda. Su posicionamiento permitía a Merino ser ese volante de segunda línea con recorrido que gusta a De la Fuente, pero lo alejaba de zonas interiores que le permitiesen relacionarse con Aspas o asaltar el área con efectividad. Lo mejor resultó su conexión con Balde en el costado, puesto que se conocen bien, pero el nivel de esta no da como para contrarrestar las carencias del equipo.
El resultado de todo ello fue que en España hubo mucha distancia entre compañeros y, con Noruega en bloque medio y estrecho, Aspas solo tocó el balón 18 veces. Se jugó mal, entonces no llegaron más ocasiones tras el tempranero gol. E iniciada la segunda mitad, ingresó Ceballos para mejorarlo todo.
Ceballos hace funcionar a España
Ceballos fue otro de los residuales para Luis Enrique y es de los preferidos de De la Fuente. Suplente en el Madrid, cada vez participa más y nunca desmerece a Modric, que no es poco decir. En su pasado en la inferiores, el seleccionador le dio la batuta del equipo y el sevillano lo recompensó con títulos. Para su debut en la absoluta dudó de él y Noruega casi empata el partido en dos ocasiones claras desbaratadas por Kepa y su zaga. Sobre todo sin Pedri (aunque también con él), prescindir de Ceballos no parece la mejor idea, puesto que hablamos del único jugador con capacidad para unir en la mitad de campo rival, así como el adecuado para asistir a los delanteros con clarividencia.
En forma de doble cambio, en el minuto 57 llegó el giro al planteamiento. Oyarzabal ingresó por Gavi y Ceballos por Aspas. «El sistema dependerá de los jugadores. No es lo mismo jugar con Pedri que con Merino o Fabián», avisaba el seleccionador. Con los cambios, España varió sutilmente el esquema hacia el 4-3-3. Si De la Fuente había fallado en su apreciación inicial, ahora ganó lógica desde los jugadores que integraron el nuevo XI.
Oyarzabal partió más adelantado que Gavi, así se pudo prescindir de un segundo delantero por dentro sin perder mordiente. Y Ceballos fue el corazón del juego. Con él, el equipo pasó a imaginarse de abajo arriba, no de arriba abajo. Aunque actuara como centrocampista, Aspas es delantero y cada hábitat tiene un código. En Ceballos, Rodri tuvo un cercano adelantado a quien entregársela y Merino (después Fabián) alguien de su sensibilidad para relacionarse. En Ceballos, España tuvo un futbolista asociativo y creativo, alguien que domina los tiempos, de mucho nivel. El de Utrera frecuentó todo el ancho del centro del campo, ofreciéndose y haciendo fluir. Tocó 48 balones en media hora y casi todos mejoraron la jugada.
Con el pronto ingreso de Yeremy en lugar de Olmo el equipo sumó capacidad individual desde la derecha, por lo que aún más sentido en relación al planteamiento. Las interacciones en un equipo con Ceballos y Yeremy supusieron peligro: una penetración de este al espacio y dos desbordes cerca del área con asistencia inmediata. Aunque Noruega, un combinado de nivel muy inferior, puedo empatar porque fútbol es fútbol.
Ya con Joselu, los centros de los extremos y de los ofensivo laterales encontraron rematador. Dos goles en cuatro minutos le convierten en un debutante de récord. Y una España cargada tanto de relaciones emocionales como de lógica grupal acabó por golear.
A España no le da para ser líder
En la segunda fecha esperaba Escocia, que ganó su estreno contra Chipre por el mismo resultado que los españoles. Como era de esperar, De la Fuente repitió la lógica de la alineación que acabó contra Noruega. Nominalmente, solo la línea de cuatro zagueros fue distinta, con Porro, David García, Martínez y Gayá. El nivel individual de la misma bajó respecto a la que se presume titular, algo que España quizá no se pueda permitir, pero en cualquier caso los perfiles fueron similares. En cuanto al resto, la principal diferencia estuvo en que Merino se ubicó como volante derecho y Ceballos vivió entre el enganche y el interior izquierdo.
El partido se puso pronto cuesta arriba para España. En el minuto 7, un resbalón de Porro en el lateral del área supuso el gol de McTominay. Pudo llegar el segundo diez minutos después, contragolpe bien ejecutado que se inició con una mala presión tras pérdida. Pero la Selección española se repuso.
Ceballos comenzó a moverse a su antojo, ofreciéndose aquí y allá para famirializarse con el balón. Escalonándose según pedíala jugada, Merino y Rodri se sumaron a la generación y España consiguió meterse en la mitad rival. Faltó encontrar a Ceballos cuando este se mantenía entre las dos primeras líneas rivales, donde surge el vértigo de la jugada interior. No fue posible por falta de tacto ante el cierre en 5-4-1 de bloque bajo al que se aferró Escocia. Entonces recibieron tres centros laterales que buscaban la cabeza de Joselu. Si se tiene a una referencia de 1.91 y buena cabeza en el área, así como futbolistas exteriores de pie suficiente y carencia de talento creativo interior, hay que centrar. El tercer centro acabó en el larguero. También se dieron dos chuts lejanos, uno de ellos de Porro, que con Yeremy abierto en su banda y el equipo dominando en altura pudo incorporarse hasta crear peligro. España fue mejor pero, aprovechando el riesgo de la altura, Escocia estuvo cerca de aumentar la ventaja sobre la bocina con otro contragolpe a la espalda de David García. El 1-0 se mantuvo al descanso.
Sin espacio en que aparecer, Oyarzabal estuvo flojo y el equipo necesitaba desborde exterior, por ello ingresó Williams en la reanudación. Carvajal lo acompañó en la derecha porque el partido pedía centros y el del Madrid es buen centrador. Pero nuevamente por la esa banda llegó el gol escocés que supuso la sentencia. Carvajal no pudo cortar un contragolpe de Tierney y, llegando desde segunda línea, McTominay hizo su cuarto gol en dos partidos.
En adelante, el seleccionador español inició una serie de cambios para buscar soluciones. Sin embargo, el partido murió en el 2-0 porque España no tiene jugadores de nivel para mejorar el adecuado plan inicial y revertir una situación tan comprometida ante un buen equipo como Escocia, justo líder de grupo. Por su parte, De la Fuente esperará a Pedri como agua de mayo para que todas esas variantes que pretende introducir en el equipo sean tan adecuadas como las que no quería emplear Luis Enrique. Porque toda teoría es papel mojado si no se habla de grandes futbolistas.
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Luis Enrique era un ser insoportable para la prensa, pero eso, a los aficionados, si se gana, nos da igual. Su principal defecto fue la cabezonería con el sistema de juego y esa estupidez de jugar continuamente con el portero -un portero sin facilidad para recibir y pasar el balón, siempre al borde del infarto-. De ahí surge el empate contra Japón y se derrumba el equipo. Si todos te dicen que algo no va bien, te empecinas en mantener ese algo y la realidad te pega un bofetón, es que no eres inteligente. Eres muy valiente, le echas muchas narices y tal, pero no eres inteligente. Y adiós. Se lo comió su personaje.
Se va/echan a Luis Enrique y Rubiales ‘nos ilusiona’ con un fichaje que para él y su entorno será más cómodo y fácil de llevar que Lucho, pero si los resultados no acompañan… Es de perogrullo, pero este tipo de técnicos, a estos niveles, y en un equipo como España -que tiene un Mundial y tres Eurocopas- es difícil que funcionen. Un técnico sin experiencia en Primera ni en ruedas de prensa con periodistas con colmillo, al que se ve nervioso en cada comparecencia. Y todavía no le están atacando. El asunto Ramos no lo ha podido gestionar y explicar peor.
Y sobre el campo no hemos visto nada nuevo. Un poco más de juego directo, y qué. Se nos vende que es un gran conocedor de las categorías inferiores, pero sacar al lento Vallejo para jugar en Tokio la prórroga contra Brasil por la banda de Malcom -que lógicamente nos destrozó- costó una medalla de oro. No había que ser un súper conocedor de la cantera para saber que Vallejo la iba a pifiar…
El balance de Rubi es espectacular. Se fundió a Lopetegui en la semana previa del Mundial 2018, cargándose al equipo, se ha fundido a Luis Enrique (semifinalista europeo y subcampeón de la Liga de las Naciones, a pesar de lo de Japón y Marruecos) y coloca de técnico a un entrenador sin experiencia. Pues nada. Qué siga la fiesta.
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